Hay veces en que situaciones de la vida que te toca presenciar pueden ser en sí
mismas un verdadero editorial para cualquier periódico o informativo que se
precie.
La fotografía adjunta está tomada hace tres o cuatro días
en una playa del Levante. En el fondo es el sueño de las políticas de este
gobierno, que cada uno se busque la vida como pueda, con ese autoempleo, que
bajo el nombre de “nuevos emprendedores” en realidad engloba a todo tipo de
francotiradores que eso sí, a final de mes, o cuando sea, se confiesen con
Hacienda, y pasen por caja.
Ha llegado un momento, de hecho hace ya mucho tiempo, en
que como no se puede arreglar el fondo, se maquillan las formas.
Conectas la
radio, y son numerosos los programas sobre los famosos "startups",
jóvenes y no tan jóvenes, y rebotados de otros trabajos que han tenido una idea, y luchan por
ella, con esa empresa a la que se denomina "emergente", mientras multiempleados economistas, en el mismo programa comentan la
idea, el porcentaje que pronostican de éxito. Y este vecino se preguntan quién
en realidad está consolidando su trabajo, y su respuesta siempre es,
naturalmente, el economista multitarea que hoy está comentando en una emisora de
radio, y mañana en un canal de televisión.
Y es que los habitantes de este gran cortijo llamado
España siempre hemos sido mucho de comentar. En realidad, y no exagero, todos
llevamos dentro un ministro en potencia. Porque para los demás tenemos mil y un
ideas críticas. Es más, creo que los cargos oficiales de la administración
capan las ideas de todo tipo, y salvo alguna honrosa excepción, que la
habrá, la mayoría están para agarrarse a la mesa, y dejarse llevar.
Quizás, de este último punto venga esa idea de que la
vida es un devenir, pero en lugar de tener una barca como objeto de la metáfora para agarrarse e intentar sobrevivir, lo será una
mesa de despacho y encima, porque en los momentos culminantes no hace falta ni
silla, el funcionario correspondiente.
Claro está que cuando este vecino se refiere a ellos, a los funcionarios, no
está hablando del funcionario currito, y que se me entienda, sino de ese que se
cree jefe de su “isla”, y en realidad tiene otros jefes por encima, secretario
del subsecretario del jefe de negociado de “nosequé”, y que gasta litros de colonia, de marca, eso sí, para evitar ese olor a quemado que sabe que lleva durante todo el día, junto a ese lumbago que se le acrecienta cada vez que tiene que reverenciar al que tiene por encima.
*FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA