Llámenme raro, pero todos los años, siempre en verano, tengo la sensación de que España, especialmente sus costas, se ha
convertido en una especie de gran parque temático, en la que los turistas, con
los británicos a la cabeza, vienen a explorar nuevos límites y a hacer lo que
no hacen en su isla, o siendo incluso malos, a hacer lo que les sale del Brexit.
Si ya fue vergonzoso hace unas semanas la manera que
tenían de celebrar los partidos de la selección inglesa durante el mundial de
fútbol, los británicos en Benidorm, ahora, entre lo sabido del caso del
indigente polaco que por cien euros se tatuó el nombre y la dirección de un
novio británico que estaba celebrando con sus colegas la despedida de soltero,
y ese joven británico de 25 años que intentando hacer sus necesidades desde la ventana
de su hotel, en Magaluf, ha caído al vacío, ya deberíamos de tener el cupo del
hartazgo cubierto.
Los que siguen a este vecino del mundo saben que más de
una vez se ha hecho eco de este tema (http://patxipe.blogspot.com/2014/08/magaluf-la-sodoma-moderna.html), y de detalles tan variopintos como entrar en locales de nuestras costas,
donde te invade la sensación de que sin darte cuenta te has salido de tu país,
ya que no hay nadie que te atienda en tu idioma, y los que están te miran como que el
extranjero eres tú.
Llevamos muchos días, especialmente por los usos
políticos, fijándonos en que la gran invasión viene por las costas africanas
con gente que intentando salvar su vida, bien salta las vallas
de la frontera desde Marruecos, o llegan a nuestras costas en un goteo
de migrantes a la deriva.
Sin embargo, hace mucho tiempo que estamos siendo
invadidos, y si no, solo haría falta fijarse, por ejemplo, en Mallorca y, digamos, su colonia alemana. Lo que
ocurre es que no le llamamos invasión porque se supone que vienen con dinero. Y
siempre se ha dicho que el dinero mueve montañas, e incluso este vecino diría
que fronteras.
Por lo dicho, no se debe de entender que este vecino del
mundo es anti-nada. Pero las cosas como son: Hay una fina línea que separa el
terreno de vacaciones y el terreno conquistado. Y se pongan como se pongan
muchos, hace mucho tiempo que España es terreno conquistado por los deseos del
turista extranjero.
¿A quién no le ha pasado nunca ir a algún sitio estando
ejerciendo como turista en nuestro propio país, y tener la sensación de que
somos platos de segunda?
Pues eso. Cervantes, hace muchos años, nos describió como quijotes y... ahí seguimos, fieles a nuestra tradición.
*FOTO: DE LA RED