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sábado, 9 de marzo de 2019

...QUE BUENAS SON, QUE NOS LLEVAN DE EXCURSIÓN



No vamos a dudar ahora de lo conveniente o no de manifestarse a favor de la mujer un 8 de Marzo, o en cualquier época del año, sino si es conveniente dejar solos a los políticos, políticas, en un momento de aire tan puro que, como visto ayer, pueden morir de sobredosis.

Ver a políticos, políticas, jugando a ser díscolos, díscolas,  y manifestarse por las calles en primera primerísima fila es peor que ver jugar a unos niños, niñas, a médicos, médicas, y pensar que eso es la Sanidad en España.

Aquellos lectores que siguen desde hace mucho a este vecino del mundo, saben que si algo no es es de derechas, pero lo de ayer de los partidos de izquierdas, porque los otros siguieron a su nivel, y al PSOE habrá que seguir, por ahora, incluyéndole en esa posición, fue de vergüenza ajena. Ocurre siempre, se les invita, o se auto-invitan, nunca se sabe, a un evento como el de ayer y acaban haciéndolo suyo

Esas ministras, y esa mujer del Presidente del Gobierno, porque en el fondo estaba ahí por eso, manifestándose con esa cara que eran la personificación de la alegría de vivir en primerísima fila de la “manifa”, un orgasmo de orgullo por llegar donde han llegado saliendo de un presunto patio de colegio obrero, (solo les faltó cantar eso de "Que buenas son las Hermanas Ursulinas, que buenas son que nos llevan de excursión").

Ayer la izquierda, parte de la izquierda, llegó al mismo punto de “tierra trágame” que aquel “Podemos” mucho más bisoño que el actual (aunque quizás, y es lo triste, volvería hacer lo mismo), que al enterarse de que podían hasta coger poder, si se juntaban con el PSOE, se descuelgan con aquella rueda de prensa, que era más la carta a unos reyes en los que no creen, exigiendo la vicepresidencia del gobierno, y unos cuantos ministerios, ya puestos a pedir, los más importantes.

En toda propuesta siempre se corre peligro en pasar “de las musas al teatro”, pero esos políticos, políticas, que una vez fueron chicos, chicas, universitari@s, deberían aprender a verse en cualquier momento desde la distancia, y comprobar que sus representados, a los que siempre mencionan cuando les conviene, más de una vez, y ayer fue uno de esos días,  se sintieron rojos, pero no rojo comunista, sino rojo abochornado, por comprobar que sus representantes lo único que saben es “jugar” con sus sentimientos, y en cuanto tocan algo de poder, se montan en él y vuelan, hasta que el globo estalla y el que se rompe la crisma es, como siempre, el votante, la votante, que ayer se fundía de violeta e ilusión.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 7 de junio de 2018

PEDRO SÁNCHEZ Y ESAS MARIPOSAS EN EL ESTOMAGO...



Llevamos unos días de continuos sobresaltos buenos, que son los mejores, y que te dan un gustillo muy parecido a esas mariposas que aparecen en el estómago cuando conoces a alguien que te hace sentir algo.

Pedro Sánchez nos ha causado a muchos, este vecino espera/desea que sean muchos, algo parecido a un lifting sentimental, y hemos pasado de no tener ganas ni de escribir, por lo de más de lo mismo, o nada que te haga sentir ese pellizco que necesitas para motivarte, a esperar al nuevo presidente con esperanza. Y lo único que ha hecho, y no es poco, el ya Presidente, Don Pedro Sánchez, es poner unos cuantos nombres encima de la mesa que nos han hecho pensar que a lo mejor es verdad que de las musas se puede pasar al teatro de la vida.

Y tal como estaban las cosas ver a un gobierno que se suponía iba a ser “interruptus” por las circunstancias, al menos con una sonrisa de esperanza, no es poco.

Este vecino del mundo ha de confesar que conoce poco de la mayoría de los nombres de los nuevos ministros, pero ya solo nombres como Margarita Robles, Meritxell Batet, siempre seguidoras fieles del ahora-presi, junto con otros como Fernando Grande-Marlaska, Pedro Duque, y de otra manera, a “seres libres” como Máxim Huerta, dan mucha esperanza a un proyecto que no ha dejado a nadie indiferente.

Aunque los malpensados, como éste que escribe, ya lo preveían, los palos han venido por la parte que se estima más débil, con un Máxim Huerta, como Ministro de Cultura y Deporte, que ha demostrado que  es un valiente, y que por lo menos lo va a intentar.

Si viéramos al nuevo gobierno como un coche, la labor quizás del Señor Huerta pudiera ser el de esa pequeña pieza, pero tan importante, que une al coche con el asfalto, especialmente en tiempos de tormenta. Y es que las amistades de Máxim, son de todo menos desligadas del momento más reciente.

Por cierto, y ya para terminar, lo bueno que puede tener formar un gobierno de tal  aparente seriedad y firmeza es que todo aquel que, especialmente, en el Senado pueda ponerle todo tipo de trabas, tendrá que retratarse, y ya luego el sufridor votante tendrá la última palabra en los próximos comicios.

*FOTO: DE  LA RED



martes, 5 de septiembre de 2017

LA BODA QUE SE CONVIRTIÓ EN MERIENDA


Hoy he leído por algún lado, que se cumplen quince años de aquella gran boda de Alejandro Agag y Ana Aznar, la hijísima. Una boda de cuento, que luego se demostró, que con mucha gente dentro que vivía precisamente de eso, del cuento, y naturalmente sufragados por todos nosotros.

Me pueden decir que esa fecha conviene recordarla, para no olvidar lo que luego ocurrió, o mejor dicho, al parecer ya estaba ocurriendo, sólo que el olor a putrefacción no fue detectado hasta mucho tiempo después. Pero lo mismo, que una relación tóxica conviene terminarla, e incluso enterrarla, por sus residuos, estos “recuerdos” deberían de ser enterrados, o mejor dicho “ahogados”, como dice aquella canción infantil, “en el fondo del mar, matarile-rile-ron”.

Y quizás la boda de Agag y Aznar , después de todo, como metáfora en su concepto es redonda. Una boda de esas que dicen en mi pueblo de “tiros largos”, para negocios que luego se han ido demostrando que tenían el tiro trucado, que eran de todo menos limpios. La inocencia de lo blanco de una novia en contraposición con todo el barro del mundo en muchos de los negocios que los invitados representaban. O dicho de otra manera, muchos de los presentes llevaban un buen marrón puesto, por mucho que fueran disfrazados de “marca”.

Un presidente entonces, Don José María Aznar, que casa a su hija intentando de alguna manera entroncar ese acto con nuestra historia, usando a El Escorial como túnel del tiempo; y el mismo tiempo ha ido demostrando, que aquello en lugar de una boda, fue una merienda de negros, intentando soslayar, en esta expresión, toda connotación racista, aunque en realidad, con aquella representación de Pasarela Cibeles (que nadie olvidará, y que además de eso se trataba), ellos mismos iban demostrando que lo suyo era una casta a la que no podía acceder cualquiera.

El tiempo nos hace sabios, amén de viejos, e incluso a modo de moraleja nos enseña que aunque las vergüenzas se vistan de largo, vergüenzas se quedan.

Lo dicho, momentos como el de la citada boda, que lo único que tuvo de popular era la ideología de la mayoría de los invitados, es mejor evitarlos en nuestros recuerdos; más que nada, como en el caso de este vecino del mundo, para intentar que sus tensiones, alta y baja, no se junten en una conexión fatal.


¿Lo mejor de aquella boda? La obra de teatro que representaron más tarde los de “Animalario”, siendo galardonados, además, con muchos premios, demostrando que incluso de la corrupción también se puede hacer arte. No confundir, con el arte que muchos tuvieron para adornar su corrupción.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 30 de diciembre de 2016

AQUELLA NOCHE QUE NO TE DEJARÁN OLVIDAR...


Es como si los últimos días del año, desde el punto de vista de “relaciones públicas” se nos amontonara el trabajo. ¡Es agotador! Porque la mayoría de las veces, a no ser que la otra persona sea muy íntima, y hayas quedado para la mismísima Nochevieja, para el resto de amigos y conocidos varios, cuando faltan tres o cuatro días, ya te vas despidiendo de ellos de manera cuidadosa, con abrazos y besos incluidos, por aquello de si no les vuelves a ver en lo que queda de año, eso sí, bajo la apariencia de que es para siempre jamás. Y se han dado casos, sobre todo si ella es guapa, tirando a rompedora, que uno tiende a intentar volver a verla, para despedirse efusivamente otra vez, y volver a abrazarla y, naturalmente, besarla, por si se hace verdad aquello de que “el roce hace el cariño”.

Este vecino del mundo está convencido de que en estas últimas madrugadas, las calles de nuestras ciudades están llenas de gente buscándose unos a otros, con el secreto deseo de orgías llenas de abrazos, besos y… lo que surja.

 Y eso, antes de terminar cualquier año, incluso éste, con lo mal, en general, que se ha comportado, porque el día después y sucesivos, sin fecha de caducidad, incluso hasta casi el fin del próximo, si optas por salir a la calle tras la opípara, se supone, cena y te tomas unos cuantos tragos hasta alcanzar el grado de trompa, borrachera, merluza, o cualquiera de los estados que indican que estás empapado en alcohol, tú no habrás visto a nadie, pero llegarás a la conclusión, al cabo del tiempo, de que no solo los allegados te vieron en un estado lamentable del que solo se salvaba tu amplísima sonrisa y tus ojos que parecían mirar a la lejanía. Pero, visto lo visto, tus ojos no debían de detectar nada, porque al parecer, y por la mucha gente que te vio esa noche, debiste de poner el cartel de “no hay billetes” en el teatro más grande de tu ciudad, aunque tu actuación, por lo que se desprende, debió de ser lamentable. Y te reafirmas, íntimamente, en lo mucho que a la gente le gusta el morbo, incluso a ti, pero que desgraciadamente esa vez, como si te hubieran sacado cuernos, has sido el último en enterarse…

Ya para terminar por hoy, por si no nos vemos, o no os puedo ver, hasta el año que viene…

¡Muchas felicidades, y Feliz Año Nuevo!
 
*FOTO: DE LA RED
*TEXTO EN FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

 

lunes, 10 de octubre de 2016

ESOS RINOCERONTES QUE ME RODEAN...



Hace muchos años, cuando solo había un canal de televisión, con muchas cosas malas, pero con cosas buenas también, como aquel siempre recordado “Estudio 1”, vi precisamente aquella obra, dicen que cumbre en el llamado “Teatro del absurdo”, “El rinoceronte” de Ionesco, con un colosal José Bódalo.


Según el argumento, resumiéndolo al máximo,  hay una especie de plaga en el mundo en el que poco a poco todas las personas se van convirtiendo en rinocerontes. 


Han debido de pasar tranquilamente más de cuarenta y cinco años, y aunque era niño, nunca he olvidado aquel tan dramático momento. Y como el significado de la obra es de los que se calificarían como “abiertos” a muchas teorías, hay momentos en los que tengo la sensación de que nos estamos convirtiendo en verdaderos rinocerontes, por ejemplo, no destruyendo nuestro idioma, el castellano, pero sí maltratándolo una y otra vez.


Ocurre que últimamente que se predica "igualdad", la única igualdad verdaderamente alcanzada es la manera de hablar. Un día descubres una palabra, o un dicho, y a los pocos días te das cuenta que hasta lo dicen por televisión o en tu programa de radio favorito.


De un tiempo a esta parte, por ejemplo, ya es común esa expresión que cuando pides una opinión a alguien, en lugar de contestar directamente, te dicen eso de “...no, lo siguiente”. 


Preguntas: ¿Te gusta eso?  Y te contestan: No, no me gusta, lo siguienteNo dices nada pero piensas, dentro de tu lógica: Si es algo más que gustar, sería, por ejemplo, que le chifla. Hasta que te das cuenta que gran parte del día, esa persona en cuestión utiliza el mismo cliché. Ya es un rinoceronte completamente perdido, y sin remisión. Y tú ya tienes miedo de que te haya contagiado ese virus, porque te vas pesando “Ese no es tonto, sino lo siguiente”.


Gracias a Dios ya pasaron las elecciones del 25 de Septiembre, y con ellas ese empacho de “SORPASSO”. Y este vecino del mundo siempre se preguntaba por qué no utilizaban el verbo “ADELANTAR”. Muy probablemente porque de esa manera pretendían ser “los primeros de la clase”. Y seguro que algo de eso había.


Mención aparte merecen esos anglicismos que ya nos han invadido hasta lo más íntimo. Hoy mismo, en un negocio donostiarra, he visto que en su publicidad, era una pastelería, anunciaban pasteles “home made”. Y he llegado a la conclusión de que la diferencia entre “casero” y “home made” seguro que indefectiblemente está en el precio, mucho más caro.


Y ya lo último, y que me ha motivado a escribir este post es esa manía en la que últimamente, los periodistas deportivos especialmente, pero que hoy ya lo he oído en otro tipo de ámbito, cada vez que entablan una comparativa dicen que algo es “muy favorito”.  Que este vecino del mundo sepa, favorito solo puede ser uno, por eso precisamente lo es, por lo que “muy” sobra.


He tomado una determinación; ya no voy a salir a la calle nunca más, porque la calle ya está llena de rinocerontes. Y, por supuesto, he quitado los espejos de casa… Más que nada, por si veo uno… 

*FOTO: DE LA RED