miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA DEPRESIÓN Y SU PERFUME

Llevo dos días, desde que escribí mi último post que la única diferencia entre una pared y este vecino del mundo es que algunas veces en las paredes ponen carteles, aunque bien pensado seguramente que hace tiempo que llevaré alguno, pero eso es como los cuernos, que eres el último en enterarte.
Es de manual que si todo me da lo mismo, pueda estar pasando por una depresión, lo cual no sería de extrañar, puesto que si este país está sufriendo otra, es lógico que alguno de sus ciudadanos también sufra de lo mismo.
El problema es que en una depresión todo lo ves negro, aunque te estés mirando en un espejo y seas albino. En cambio a mí incluso me da lo mismo cómo me veo.
Que nadie piense que este post es continuación del anterior y estoy haciendo una especie de bufa del sentir de Ronaldo. En todo caso puede ser una especie de castigo divino por poner en solfa la tristeza de un jugador que aparentemente lo tiene todo, eso sin tener en cuenta la vergüenza, pues sobre eso habría mucho que matizar. Y lo del castigo divino tampoco me lo creo porque hace mucho tiempo que llegué a la conclusión de que no hay cielo, y si lo hay, como en la tierra, tampoco me tocará una parcelita, osea que como si no hubiera.
A vosotros no sé pero a este vecino del mundo de pequeño le repetían mucho eso de que ésto es pecado, y lo otro también. Que hay que portarse bien y no decir mentiras. Que los últimos serán los primeros.
No es que viniera a este mundo sin libro de instrucciones, sino, peor todavía, el libro de instrucciones había sufrido un sabotaje.
Para cuando te das cuenta de todo lo anterior, aquel compañero que tenías en la escuela y cuyos valores en esta vida eran más que cuestionables, como cuestionable era la cantidad de hervores que le faltaban, ya está forrado y casado con aquella chica por la que suspiraste, y con el agravante de que encima le es infiel con tu vecina, aquella que se parecía a Meg Ryan, antes de que se operaran las dos.
Para resumir, mi visión en estos momentos del mundo en general es como la de un váter inmenso, en el que no encuentro la cadena para tirar de ella y que desaparezca.
Ya perdonaréis por el perfume que os he dejado...

*FOTO: DE LA RED

No hay comentarios:

Publicar un comentario