martes, 18 de septiembre de 2012

VIVIR SIN ESPERANZA

Que en España van las cosas mal, lo hemos reflejado aquí un día sí y el otro también. El problema ahora es que en una sociedad, la nuestra, en el fondo tan guiada por mujeres, con un gran peso específico, en muy poco tiempo nos estamos quedando huérfanos de ellas.
Sé que muchos de nuestros lectores, de primeras tendrán un rictus de extrañeza ante lo que este vecino del mundo acaba de exponer, pero si nos fijamos a nuestro alrededor, nosotros somos en realidad, de ritos toreros.  
Se deja para el “maestro” firmar una buena faena, pero donde todo lo demás lo tiene que hacer su cuadrilla, y nuestra cuadrilla normalmente es nuestra sufrida, que es tan inteligente, que nos deja creer que nosotros somos los que sacamos a flote nuestro “Titanic” particular que es nuestra familia. Nosotros lo único que hacemos es sacarnos la foto de rigor ante el timón, cuando en realidad la que tiene que leer e interpretar las cartas de navegación, y hablar y dialogar con todos los miembros de la tripulación es la susodicha, quien en el fondo es la que hace y deshace.
Partiendo de lo dicho, dos mujeres de la actualidad española, de diferentes ámbitos, acaban de desaparecer por diferentes circunstancias de la primera línea informativa.
La primera, la princesa del pueblo, y ahora de los bingos por internet, Belén Esteban, que de lo poco que se sabe es que está en tratamiento médico, y que se ignora cuándo volverá al candelero televisivo, pero que se presupone que tardará mucho tiempo, pues quizás, y dicho ésto con todo el cariño, presuntamente su principal enemigo es ella misma.
La segunda, y no por eso la última en el escalafón, nuestra revoltosa, como el personaje de la madrileña zarzuela, Doña Esperanza Aguirre, que como buena guionista e interprete de sus propios culebrones, acaba de interpretar el último, esperemos que por ahora, yo me lo guiso y yo me lo como,  condimentando su último cocidito madrileño, dejando a su segundo de abordo, Ignacio Gonzalez, al mando de la nave autonómica, aún sabiendo que en el epicentro del partido popular esta decisión sentará a “cuerno quemado”, y los garbanzos preparados seguro que romperán más de un diente.
De todas las maneras, teniendo en cuenta que estas dos personas, y sus correspondientes personajes que ambas acarrean, tienen tanto peso en este país, nos debe hacer pensar que mucha parte de lo que está pasando en esta península de zarzuela y corrida de toros, es de los que compran las entradas para el lamentable espectáculo, y esos, tristemente, somos nosotros.
Este vecino del mundo va a realizar un cursillo intensivo de sobrevivir a la pobreza, y ya tengo preparado para este fin de semana las películas: Ladrón de bicicletas, Las uvas de la ira, y La guerra de los botones (la antigua). Es probable, de esta manera, que cuando levante las persianas el próximo lunes, esta sociedad no me parezca tan comatosa y preocupante.

*FOTO: DE LA RED

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