sábado, 29 de septiembre de 2012

UNA FOTO PORNO EN NUEVA YORK

A modo de resumen de esta semana que nos va dejando, hay una imagen, captada en una foto impagable, que a mí personalmente me va a acompañar durante mucho tiempo, y no es otra que esa en la que nuestro Presidente del Gobierno, el Señor Mariano Rajoy, va paseando por las calles neoyorquinas con todo su séquito mientras se fuma un puro.
Analizando la foto y buscándole una punta irónica, quizás el mismo presi, pues desde esta imagen este vecino del mundo le ha perdido el supuesto respeto que habría que tenerle, está haciendo una especie de homenaje, a todos los españolitos que en este lado del Atlántico estamos en una situación apurada, y sobre todo en el día después a la gran manifestación en Madrid, donde la policía, dando muestras de nuevos aires modernos casí inventa el reparto de hostias exprés si se llega a montar en el AVE, que precisamente sale de Atocha, a donde entró como si fuera a perder ese último tren. 
Si no estuviéramos hablando de lo que estamos, hubiera sido gracioso empezar el reparto en Madrid y acabarlo en Sevilla por ejemplo. Eso sería minimizar los costes al máximo.
Volviendo a la imagen de Nueva York otra vez, si la situación hubiera tenido que ser proporcional a la economía española real, ese puro no tenía que haber sido tal, sino un cigarro hecho a mano, y con las colillas recogidas del suelo.
Siempre se ha dicho que una vez que un político entra en calidad de inquilino en la Moncloa sufre un proceso mental que lo aleja de la realidad, y éste es un claro ejemplo, al que además debemos de añadir la circunstancia de haber estado unos instantes con el Presidente de los Estados Unidos. Eso ya tiene que dar una sensación de estar por encima del bien y del mal, vamos que a partir de ahora su única intermediaria en la tierra tiene que ser la Señora Anne Germain.
De todas maneras, la dichosa foto del “presi” fumándose un puro creo que es netamente pornográfica pues va en contra de nuestro pudor en general, dejando al margen el cierto parecido fálico de un puro, y deja al descubierto el hecho de que ninguno de los allí presentes fuera lo suficientemente abierto de luces como para darse cuenta de que aquello sobraba y sería perjudicial para su misma imagen.

 *FOTO: DE LA RED

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