lunes, 25 de febrero de 2013

LA MÁQUINA DE HACER PALABRAS


Esta mañana he tenido que llamar a un teléfono de la administración para coger cita y poder presentar unos papeles.
Ya tenía preparadas las preguntas justas que me interesaba hacer cuando la realidad me ha cambiado todos los planes.
Llamo y automáticamente me contesta una voz electrónica, y por arte de magia el que iba a preguntar, este vecino, es preguntado con voz tajante, y en cada proposición siempre se me daban tres supuestos, de los que ninguno coincidía con mi planteamiento.
Lo primero que te preguntan es todos tus datos, incluido el D.N.I., y luego tras unas cuantas interrogaciones más, te dan un día y una hora. ¡Casualidad! Con la cantidad de preguntas previas que te hacen, al que ha diseñado el citado cuestionario, no se le ha ocurrido plantearse el pequeño detalle de preguntarse si el día, y la hora que te dan para que vayas, te viene bien a ti.
La máquina tras darle la cita a este vecino, se ha despedido con un tono neutro que parecía decirle: -si te viene bien, pues vienes, y sino...ya sabemos tus datos, y luego ya hablaremos.
Con la cantidad de gente que está en el paro, y sin embargo cada día se ponen más máquinas que automáticamente hacen algo, y bajo la denominación “para facilitar el trabajo”, lo único que facilitan es que el jefe se ahorre cada mes una pasta gansa en nóminas de gente que se va a la calle.
Lo que podríamos denominar “el negocio de las voces”, empezó dando las gracias por el tabaco comprado en los bares, y ahora como ya no se puede fumar dentro de esos recintos, y consiguientemente se venderá menos tabaco en ellos, parece que las mismas voces están buscando trabajo en otros sitios, y abriendo nuevos mercados para ellos.
Lo que verdaderamente me humilla últimamente es esas llamadas telefónicas que recibes, que además tienen el arte de hacerlas cuando realmente estás en algo importante, generalmente en el servicio, y tras coger el teléfono compruebas que es de una empresa de telefonía diciendo que esperes que quieren hacerte alguna oferta.
Lástima que ninguna de esas llamadas tenga la opción para poder insultarlas. La Nuri, mi sufrida, para eso ya ha encontrado una solución, y lo que hace es gentilmente ponerles la radio para que al menos estén informados, y no descartamos la posibilidad de que el mismo locutor les pueda atender.
El día que se consigan máquinas que ellas mismas diseñen y construyan todo tipo de artilugios, solo serviremos como clientes en potencia. Con una sola pega, que como ya no trabajaremos, no tendremos ni un euro para gastar. Y quizás entonces el empresario se de cuenta de que “sus voces” en ese asunto, en el de comprar, no le podrán ayudar, y solo podrá recibir de ellas buenas palabras.


*FOTO: DE LA RED

2 comentarios:

  1. Antes hablábamos con la pared, luego con el perro y ahora con máquinas. ¿Acabaremos hablando solos o nos quedará escribir un blog?
    Ceci Lia

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  2. CECI LIA
    Hace tiempo que yo opté por la opción del blog y lo que uno se ahorra en medicamentos y psicólogos.

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