En
primer lugar quiero decir, que hoy no voy a hablar como vecino del
mundo, sino como un parado más, y que puede que lo que diga no sea
políticamente correcto, aunque eso no me preocupa mucho porque el
vecino del mundo tampoco suele serlo.
Estoy
“jarto”, eso, con jota de jodido, de que cada vez que se habla
del paro, que desgraciadamente cada vez se habla más, se relacione
indefectiblemente el paro, con el primer trabajo, y con la gente
joven que no se puede alejar de la tutela paterna.
Eso
es una realidad, no vamos a obviarlo, pero también es una realidad
que cada vez hay más gente en la calle de los cincuenta para arriba,
con hipoteca, hijos, que o estudian o también están en el paro, y
de esa franja de edad no habla nadie.
Se
acaba de reconocer que en Euzkadi está creciendo estrepitosamente el
número de empresas en E.R.E. Cada vez que ocurre ésto, porque este
vecino lo ha vivido en primera persona, se desplega una especie de
ritual entre la empresa y los sindicatos, y al final es un tira y afloja, como cuando vas al mercado, y quieres comprar algo en el
puesto de los que vienen a vender directamente del caserío. Hay un
regateo, y si la empresa quiere mandar a sesenta a la calle, al final
se manda a treinta. Gran triunfo para los sindicatos que han salvado
a treinta familias, pero, ¿y las otras treinta personas y sus
respectivas familias?
Conviene
decir, además, llegados a este punto, de que normalmente los
trabajadores cesados, o a punto de serlo, no son los que llevan menos
tiempo en la empresa, sino justamente lo contrario porque les cuestan
más.
En
mi caso, mandaron a la calla a gente de cincuenta años para arriba.
De
un día para otro, se te ha cambiado el diseño que habías hecho
para tu vida, y en realidad no se trata de continuar con otro
trabajo, sino de empezar de nuevo. Pasas de ser trabajador, a estar
en el paro, y por todo lo que dicen los políticos de turno, pasas a
ser un parado más y consiguientemente sospechoso “de no hacer
nada”.
Es
triste, pero gracioso al mismo tiempo, que el agredido, en este caso
el despedido, es el sospechoso, y las empresas
se van de rositas.
En
mi caso, y en el de mis compañeros, nos fuimos cobrando la tercera
parte de lo que legalmente teníamos que haber cobrado
Estoy
diciendo todo ésto para que los lectores en general, se vayan
concienciando de la magnitud del problema.
En
mi opinión, nos tenemos que ir olvidando de cobrar la jubilación,
al menos el cien por cien, porque los pasos que los diferentes
gobiernos están tomando, con respecto a los años trabajados y edad
para jubilarse, es para que solo cobremos un porcentaje del paro.
Es
una lástima que los parados no hubiéramos nacido bancos, porque en
ese caso, y tras salirnos mal los negocios, el gobierno, con nuestro
dinero, claro, nos hubiera pagado gentilmente para proseguir con los
negocios, y sin ser sospechosos de nada.
…¡
Y es que estoy jarto!
*FOTO: DE LA RED