Y
para cerrar una especie de tríptico de la moda y de la sociedad
actual, mis pasos, otra vez solos, me han llevado al lado de la
tienda Loreak Mendian, y en el escaparate había una joven poniendo
música, y tras ella una frase como campaña de la tienda, “No
estaba muerto, estaba de compras” (Foto 4). Está claro que la
frase es una variante de una famosa letra de canción en la que se
dice que “no estaba muerto, estaba de parranda”. Hasta aquí todo
bien, el problema es que si estudias un poco la frase te puede
sugerir lo contrario, que
si no estás de compras, estás muerto, y
vuelven otra vez a mi mente las jovencitas con el libro sobre la
moda, las pompas que se rompen en el aire, y el comercio en general
que se encarga de que sepas de que si no compras es que estás
muerto.
Estaba
yo que no estaba, cuando el tour realizado hoy por mis zapatos me ha
salvado de mis pensamientos, llevandome al Kursaal, y mientras
llegaba he oído un montón de voces femeninas en una especie de
gritos provenientes de parturientas asesoradas por matronas que
practican la presunta filosofía de una Anna Tarrés en versión
médica, para que los partos sean perfectos en su ejecución.
Hoy
el destino, quizás para resarcirme del día en que
no ví a
Richard Gere, ha querido que vea a un Edward McGregor como máximo
exponente de lo que puede ser cuidar a unos fans. Si hay alguien que
dice que no se ha fotografiado con él, tiene mérito, porque será
el único, y en el fondo lo habrá hecho queriendo para distinguirse
de los demás fans.
Antes
de montarme otra vez sobre mis zapatos para que me llevaran esta vez
hasta casa, y acordándome de la estrella a la que acaba de ver, he
mirado hacia el cielo, y he reparado en el mudo testigo que era hoy
una luna espectacular (Foto 6), aunque no llena del todo, y eso
llevado al mundo de la moda equivaldrá a ser imperfecto. Cualquier
día que vuelva a ver a Nacho Montes le pregunto su parecer. Será
interesante.
*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA