Los seguidores de esta ventana al mundo conocen la
opinión de este vecino sobre el nativo de esta piel de toro, y su picaresca.
Ni que decir tiene que en ese arquetipo del pícaro, forma
parte principal la excusa. Desde pequeños todos nosotros apuntamos maneras a
las primeras de cambio. ¿Quién al recibir malas notas bien ganadas con nuestro
no esfuerzo, ha contestado a sus padres con el consabido “es que a la profesora
no le caigo bien?
En mi juventud, todavía en blanco y negro, esta primera
excusa no surtía efecto, porque, como era una conversación entre picaros
doctorados y pícaro aprendiz, los padres contestaban “Algo habrás hecho”, y tu
cara entre sorpresa y autodefensa, dejaba translucir un “Me han calado.”
Hacia los veinte años, ahora me imagino que bastante
antes, y cuando vas cambiando de novias, o te van cambiando por otros novios, ¿quién
no ha dicho/le han dicho “La culpa es mía, no es tuya”?
Vaya todo esto por delante, para entender lo que estamos
oyendo y vamos a seguir soportando estos días, entre noticia y noticia, sobre
los luctuosos sucesos acaecidos la noche de Halloween en el “Madrid Arena”.
Las últimas noticias desde fuentes supuestamente
policiales es que, en el recinto donde sucedieron los hechos, en un momento dado
se habían reunido diez y ocho mil vidas, muy lejos del aforo permitido.
Ahora, supuestamente desde la organización, se han
descolgado con que “ha tenido que haber falsificación de entradas y no nos hemos dado cuenta”.
Esa razón, por no llamarla excusa, es más blandengue que
la excusa de la maestra que no nos tragaba, y se puede descartar con un
argumento que ellos, la organización, siempre ha esgrimido: los tornos.
Si los tornos hubieran funcionado toda la noche, se
hubieran dado cuenta en seguida de lo que ocurría, pero en su momento ya hubo supuestos
testigos que dijeron, que en un momento dado, pararon los tornos para que no se
contabilizara más presencia.
Ahora, cuando tres jóvenes han fallecido, en lugar de
buscar las causas, entre otros por parte de los organizadores, para que esto no
vuelva a ocurrir, tiene toda la apariencia de que se intenta levantar una
nebulosa para ocultar ciertos hechos. Y tristemente será labor de los
familiares de las víctimas, y de nosotros, la opinión pública, de que ésto no
se olvide, porque todos tenemos hijos o sobrinos, y podían haber sido ellos los
que esa noche salieran de casa con una sonrisa y un disfraz, para nunca más
volver.
Toda vida es un viaje, y para ellas el MADRID ARENA, fue
su última estación. ¡No las olvidaremos!
*FOTO: DE LA RED