sábado, 3 de noviembre de 2012

MADRID ARENA, ÚLTIMA ESTACIÓN


Los seguidores de esta ventana al mundo conocen la opinión de este vecino sobre el nativo de esta piel de toro, y su picaresca.
Ni que decir tiene que en ese arquetipo del pícaro, forma parte principal la excusa. Desde pequeños todos nosotros apuntamos maneras a las primeras de cambio. ¿Quién al recibir malas notas bien ganadas con nuestro no esfuerzo, ha contestado a sus padres con el consabido “es que a la profesora no le caigo bien?
En mi juventud, todavía en blanco y negro, esta primera excusa no surtía efecto, porque, como era una conversación entre picaros doctorados y pícaro aprendiz, los padres contestaban “Algo habrás hecho”, y tu cara entre sorpresa y autodefensa, dejaba translucir un “Me han calado.”
Hacia los veinte años, ahora me imagino que bastante antes, y cuando vas cambiando de novias, o te van cambiando por otros novios, ¿quién no ha dicho/le han dicho “La culpa es mía, no es tuya”?
Vaya todo esto por delante, para entender lo que estamos oyendo y vamos a seguir soportando estos días, entre noticia y noticia, sobre los luctuosos sucesos acaecidos la noche de Halloween en el “Madrid Arena”.
Las últimas noticias desde fuentes supuestamente policiales es que, en el recinto donde sucedieron los hechos, en un momento dado se habían reunido diez y ocho mil vidas, muy lejos del aforo permitido.
Ahora, supuestamente desde la organización, se han descolgado con que “ha tenido que haber falsificación de entradas y no nos hemos dado cuenta”.
Esa razón, por no llamarla excusa, es más blandengue que la excusa de la maestra que no nos tragaba, y se puede descartar con un argumento que ellos, la organización, siempre ha esgrimido: los tornos.
Si los tornos hubieran funcionado toda la noche, se hubieran dado cuenta en seguida de lo que ocurría, pero en su momento ya hubo supuestos testigos que dijeron, que en un momento dado, pararon los tornos para que no se contabilizara más presencia.
Ahora, cuando tres jóvenes han fallecido, en lugar de buscar las causas, entre otros por parte de los organizadores, para que esto no vuelva a ocurrir, tiene toda la apariencia de que se intenta levantar una nebulosa para ocultar ciertos hechos. Y tristemente será labor de los familiares de las víctimas, y de nosotros, la opinión pública, de que ésto no se olvide, porque todos tenemos hijos o sobrinos, y podían haber sido ellos los que esa noche salieran de casa con una sonrisa y un disfraz, para nunca más volver.
Toda vida es un viaje, y para ellas el MADRID ARENA, fue su última estación. ¡No las olvidaremos!

*FOTO: DE LA RED

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