Lo bueno que han traído los nuevos medios de
comunicación, redes sociales incluidas, es que se ha democratizado la voz
popular, y quien más y quien menos puede dar su opinión sobre aquello que le preocupa o disgusta directamente, en
tendido todo ello, que ya es otro cantar, desde el prisma de la buena educación
y formas.
Dicho ésto, ahora, el que quiera va a oír mi opinión
desde la orilla del día después del cara a cara que ayer noche mantuvieron
Pedro Sánchez, líder del PSOE, y Mariano Rajoy, todavía Presidente del
Gobierno, y candidato del Partido Popular.
El “acto” en sí tuvo un sabor rancio, no a añejo, que
puede incluso sonar a abolengo, a tradición, sino, como se dice ahora,
a “viejuno”. En realidad sonaba y mucho,
a noche poselectoral en que cada uno leía las cifras como le daba la gana. Durante
un tiempo se oyó los mismos discursos de siempre por parte de los dos.
Se mantuvieron las formas que en realidad favorecían al
Señor Rajoy hasta que el Señor Sánchez quiso. Y aquí se vio la herencia de los
otros dos partidos, los nuevos, que ya han dejado en el poso de las formas.
Personalmente este vecino del mundo cree que si Pedro
Sánchez le leyó la cartilla muy duramente a un Mariano Rajoy fingiendo, eso
quiero creer, extrañeza, fue por no querer perder ese viento a nuevo, a
renovación, que los que vienen por detrás parecen traer.
He empleado la palabra “fingir” porque si a estas alturas
de la película, el Señor Rajoy ignora que el pueblo está muy enfadado con los
casos de corrupción vengan de donde vengan, en realidad, entonces, está
confirmando que vive en su burbuja particular. Él mismo tenía que estar seguro que la "B" de Bárcenas, en un momento dado debía de salir a colación.
Una de las frases más empleadas en el día después es que
el Señor Sánchez se pasó de frenada a la hora de increpar personalmente al Señor
Rajoy por la corrupción, e incluso todo este batiburrillo de opiniones que se han formado a favor y en contra puede oler a cortina de humo para ocultar lo que no se habló, como el programa electoral de ambos.
Personalmente este vecino del mundo cree que el líder socialista se quedó corto al pararse ante el despliegue amanerado de darse por ofendido el candidato del PP, mostrando un sentimiento que en sus cuatro años al mando de este país no ha dejado ver con sus incomparecencias, sus frías apariciones vía plasma, y sus reiteradas negativas a explicarse ante tomas de decisiones que en nada tenían que ver con lo prometido en su campaña electoral.
Personalmente este vecino del mundo cree que el líder socialista se quedó corto al pararse ante el despliegue amanerado de darse por ofendido el candidato del PP, mostrando un sentimiento que en sus cuatro años al mando de este país no ha dejado ver con sus incomparecencias, sus frías apariciones vía plasma, y sus reiteradas negativas a explicarse ante tomas de decisiones que en nada tenían que ver con lo prometido en su campaña electoral.
Al parecer nada más terminar el cara a cara, el partido
popular se encargó de difundir que el candidato socialista se había
radicalizado, influenciado por los nuevos partidos, especialmente por las
maneras de un Pablo Iglesias que en muchas partes del cara a cara de ayer su recuerdo fue más que
evidente.
Si ese muy ligero giro de tuerca del discurso del
candidato socialista es “radicalizarse” este vecino del mundo cree que
evidentemente vamos por el buen camino, y que hasta ahora los dos partidos con
alternancia en el poder podían haber jugado al poli malo y el poli bueno. Y todo
lo que sea “juegos”, siempre son una manera de fuegos de artificio en el que
siempre, siempre, correrán los gastos de los platos rotos, por parte del
ciudadano, que ya estaba tan desmoralizado que no esperaba nada bueno.
Muchos, al terminar el programa, tuvimos la sensación de
que este tipo de actos, y más con los mismos partidos, habían acabado para
siempre. Otro tema es el de “el moderador”, Don Manuel Campo Vidal, que sin dudar de su extensa experiencia, en
algunos momentos parecía superado por los acontecimientos, pero que visto desde
el día después, dejó hacer, convencido de que eso era lo mejor para los
espectadores, que en realidad no eran tales, pues desde el mismo comienzo se
nos concienció de que lo que “iba a ocurrir en realidad era una búsqueda de
personal adecuado para ser el nuevo Presidente del Gobierno".
Visto lo visto, este vecino no se va a quedar con ninguno
de los dos. Uno parece no poder, y el otro ni poder ni querer. ¡Así están las cosas!
Mucho me temo, pero ayer el realizador apuntó con las cámaras,
a opinión de muchos, hacia el lugar equivocado, porque "eso"ya, ese cara a cara, carecía de
interés.
*FOTO: DE LA RED