Alguien
dijo alguna vez que si buscas una mano que te ayude, la encontrarás
al final de tu brazo, y es que quién mejor que uno mismo para velar
por sus propios intereses.
A la
mayoría nos ha pasado de jóvenes, confesarle a nuestro mejor amigo
que estábamos muertitos por los huesos, y de todo lo demás,
naturalmente, de una amiga común, y lo único que conseguíamos es
que al cabo de unos días, eramos los últimos en enterarnos de que
se habían enrollado. Te quedabas sin tu Dulcinea, y sin tu presunto
mejor amigo. Y es que en realidad somos como una masa informe, como
la masa del pan, y la vida nos va moldeando.
Quizás
como consecuencia de aquella mala experiencia, y de perder a tu
amigo, ya con el tiempo no tienes amigos de confesiones, a no ser que
las citadas confesiones sean a las cuatro de la madrugada, y al día
siguiente ni tu amigo ni tú os acordéis de nada.
Luego, mucho más
adelante, para aconsejarte a ti mismo, utilizas el espejo, donde te
recriminas todo tipo de cosas, y de vez en cuando intentas subirte la
autoestima, en una especie de versión casera de la madrastra de
Blancanieves y aquello de dime lo guapo que soy.Sin embargo, uno de los grandes inventos, y nunca bien valorado, que sirve para relajar tensiones, es la televisión. La gente en general está muy equivocada porque la televisión interactiva no es un invento de ahora, sino de hace muchos años, incluso de cuando era en blanco y negro. En los telediarios por ejemplo, la cantidad de cosas que le decimos al presentador de turno, cuando nos da una mala noticia, o en la retransmisión de ese partido de fútbol, en el que quieres aclarar a voz en grito, la opinión que tienes del arbitro, y de su madre, con relación a ese penalti que no ha pitado a favor de nuestro equipo del alma. Y en los concursos..., cuando sabemos la respuesta antes que el concursante, y la decimos varias veces y cada vez más alto. En realidad, no lo hacemos para que nos oigan los otros implicados, sino para reafirmarnos de que por una vez sabemos algo.
Y es que, el gran secreto de esta vida es no tomarse la vida demasiado en serio, desde el momento en que sabemos que es una aventura que sin duda no va a acabar bien, y aunque somos los protagonistas, en esta historia el protagonista muere, y eso en el mejor de los casos; pero teniendo en cuenta lo que nos pagan por interpretarla, nos quedamos sin opción a reclamar.
*FOTO: DE LA RED