En la magia solo vemos lo que el mago quiere que veamos, y algunas veces en la vida pasa lo mismo, no vemos la realidad sino algo muy diferente, y la mayoría de las veces por problemas de enfoque.
Un claro ejemplo lo tenemos con lo ocurrido este fin de semana durante la gala de la elección de Miss España. La guipuzcoana Lidia de Sousa quedó entre las cinco primeras, pero no se está hablando de ella por este motivo ni por su belleza, sino por la respuesta que dió a la pregunta de con qué personaje histórico le gustaría cenar. Lidia muy nerviosa, pues la gala ya iba muy adelantada, tras unos segundos que se hacían horas, y en una reacción graciosa con el presentador del evento, comentó que a ella le gustaría cenar con la persona que organiza los desfiles de Victoria's Secret. Lo que en su momento solo fue una salida graciosa, mirando al presentador, y éste comentando que a él también le gustaría, se ha convertido en un cadalso en el que cada uno queremos colgarle no por torpe, sino que cada uno internamente tiene sus motivos.
En realidad este vecino no le ve mayor problema. Era un concurso de belleza, no unas oposiciones a notario. Las preguntas se suelen hacer para que ellas se suelten y ver sus reacciones, no para obtener una licenciatura.
Lidia, en la respuesta, quizás sin darse cuenta, mencionó sus sueños. Tiene bien claro su objetivo: la moda, y habló de ella. Si hubiera mencionado a Coco Chanel, o a Balenciaga, la respuesta hubiera valido porque en cierta manera al ya no estar entre nosotros, son históricos, y sin embargo hubiera disparado hacia el mismo lado.
Las jóvenes que se presentan a este concurso, en realidad representan por lo general a una gran parte de las jóvenes de su edad, no a todas, y enfocando bien nuestra cámara de opinión, de lo que hablamos en este caso no es de belleza, sino de sistema educativo.
Quizás tras esta escena, divertida o triste depende de nuestra cámara, de nuestro objetivo, y que sin duda veremos durante mucho tiempo en todos los canales televisivos, lo que queda retratado es todo un sistema educativo, y no queda muy bien parado. Ella, Lidia, es solo una joven más, que como una cabritilla de cuento, se está enfrentando por primera vez a la vida, y no hay que olvidar que hay muchos lobos hambrientos, que bien pudiéramos ser nosotros mismos, y ella solo paga el plato de una vajilla que no es la suya.
*FOTO: LIDIA DE SOUSA; DE LA RED