Hemos asistido a una gala,
la decimotercera, diseñada, en teoría para mantener la tensión y el interés,
con dos expulsiones, la segunda no esperada por los habitantes de la casa. Creo,
sin embargo, que la mayoría nos hemos aburrido como ostras, suponiendo que las
ostras se puedan aburrir.
La primera expulsión de la
noche, entre Marta, Aritz y Ricky, a poco que se explorara en internet se
podía ver el percal, y de acuerdo a lo que se presuponía, se fue el argentino-canario.
Su paso por el plató, y si
hubiera sido cuestión de un guionista se le podía acusar de hacer “un
copiar y pegar”, porque fue un comportamiento-entrevista calcada a la
de Suso, con balones fuera y reparto de culpas a terceros. ¿La diferencia? Muy fácil; estuvo en los decibelios. Ricky dejó más
que claro que en las comunicaciones entre isla e isla, dentro de Canarias, él
las debe de hacer sin teléfono.
Mercedes Milá, que como presentadora
del concurso, y en opinión de este vecino del mundo, está viviendo sus horas
más bajas, le tuvo que llamar la atención por lo que chillaba al hablar. Es
curioso que este año prácticamente solo se llame la atención por el volumen del
discurso, y no por el discurso en sí. Y es que a estas alturas de la película
ya nos parece normal todo. Porque en esta edición se ha inventado la excusa perfecta,
la edad del concursante, que como está en una gran mayoría, alrededor de los 22
años, con esa edad se les perdona todo por "niños".
Es una pena que fuera del
concurso, todos nos hayamos tenido que tragar muchas broncas por
comportamientos indebidos, incluso a edades menores o mayores.
Muchas veces, la mayoría, es
importante el marco y las bases que se crean para un concurso, y hemos llegado
a tal deterioro de todo, que ya no nos extraña nada, ni que se enteren de todo
lo de fuera, ni que a estas alturas del programa se puedan hacer mil repescas,
porque ya da lo mismo, y la credibilidad del programa es nula. Y aquí se puede adjuntar de esa caja que daba el visado para llegar a la final, y que a la postre a Han no le ha servido para nada, otro despropósito más del programa que se deteriora/lo deterioran, por momentos. Y que conste que a este vecino del mundo, desde el segundo cero, le pareció una muy mala idea, porque podía ser el pasaporte para meter a dedo a cualquiera en la final.
Recibieron la visita de
Jorge Javier, y en realidad solo era para hacerse publicidad del espectáculo
que tiene. Les regaló los folletos de la obra y les invitó a verla cuando
salgan.
Más tarde, al terminar el
programa en directo, y viéndolo ya por el veinticuatro horas, este vecino del
mundo se enteró de que Aritz y Jorge Javier ya se conocían, dicho por el mismísimo Aritz, porque el vasco ha
estudiado en la academia de la que el presentador es socio. Sinceramente, y
como no hay nada que ocultar, el presentador lo debería de haber dicho durante
el encuentro, eso en el supuesto de que se hubiera dado cuenta de que conocía a
Aritz.
Y cuando los concursantes,
los que quedan, más tranquilos estaban, se oyó la voz, por segunda vez en la
noche, de Mercedes Milá, anunciando que se iba otro concursante. Esta vez, y en
contra de la mayoría de los pronósticos, fue Vera. Hay que recordar que ahora
las llamadas de los espectadores no eran para expulsar, sino para salvar.
Sinceramente, este vecino del mundo no consideraba al de Barcelona como "expulsable", antes se hubiera decantado por Carlos o por Niedziela.
Vera mereció, porque había
mimbres para ello, una mejor entrevista, pero encontré a una Milá
cansada, o hastiada. Tampoco tiene que ser de extrañar con el ambiente que se
tiene que respirar en el estudio. Ya que, a fin de cuentas, se trata de ganar
un tesoro, y con respecto a tesoros, y su reparto, no hay bromas que valgan. O
al menos eso parece, porque los escrúpulos nunca aparecen en pantalla. Debieron
de ser exterminados hace años…
A remarcar que con la
expulsión de Vera, Niedziela quedó muy tocada. A lo mejor ahora se da cuenta de
que echa de menos al de Barcelona más de lo que ella pensaba.
En esta edición, a estas
alturas del juego se nota más que nunca, y luego me explicaré, porque de
primeras puede sonar mal, que lo que queda son los restos del naufragio.
Siempre, en todas las
ediciones, se suelen hacer dos o tres grupos naturales, y uno de ellos es el que suele ir
doblegando a los demás. Pero este año se han ido repartiendo puntos y víctimas
en cualquier bando, y lo que ya queda son concursantes que provienen de
diferentes bandos, y que a estas alturas del concurso no les queda más que
llevarse bien por aquello de que “por lo que nos queda en el convento…”.
Ni que decir tiene que si
hablamos de bandos, el formado por Marta, Sofía y Niedziela es el que más está
durando. Y es que la pena, lloros, juventud y belleza vende mucho. En especial, si todo ésto se tiñe con un poco de feminismo barato. Y este vecino dice “barato”,
porque es pura pose, ya que si indagamos, por ejemplo, en el tipo de “hombre” u
“hombre tipo” que ellas han dicho que les gusta, está más cercano al hombre de
cromañón, eso sí depilado y bajo la denominación de “canalla”, que al
detallista, educado y mostrando sentimientos, y que muchas veces ellas mismas
han tildado de “pagafantas”. Ha quedado más que claro que para ellas entre Vera
y Suso, siempre ganaría Suso. No hay más que decir.
Entre los chicos quedan
Aritz y Han que siempre han ido juntos, aunque Han vive en un mundo que es solo
suyo, y aunque pueda estar piel con piel con el vasco, tras ese amaneramiento y
parecer ser “el rey de la fiesta” veo a una persona muy, muy fría y
calculadora.
Como un islote a la deriva, queda un Carlos, que muy en contra de lo que dicen muchos, este vecino del
mundo cree que no ha sido nada pasivo en el concurso, y que al igual que Aritz
nunca ha mirado alrededor para ver dónde y cómo estaba para meterse en
cualquier charco si le parecía justo. Este detalle, esta posición, ha hecho que
Carlos y Aritz se respeten y compartan momentos, porque se reconocen valores muy
parecidos. ¿La diferencia entre los dos? Muy clara. Carlos es más egoísta, más
de clase social, más de con los pies en la tierra. Aritz podría ir a luchar
contra dragones si viera una razón, especialmente si ésta estuviera en su corazón. Y
nunca contaría cuántos están a su lado. Siempre que se ha metido en un charco
nunca ha mirado si estaba en inferioridad de condiciones.
Hace tiempo que el programa
está en un coma empeorado en cada programa por las recetas de los doctores de
la productora y del mismísimo Telecinco. En su mano, como siempre está, que gane
un verdadero merecedor del título, o alguien, y esta vez claramente hablo en
femenino, que dé el perfil de la cadena y que luego pueda ser paseada por el
resto de la parrilla de programas y eventos varios.
Y ya para terminar, a
destacar la importancia que este año se está dando a los ex-concursantes.
Antes, otros años, en otras ediciones, concursante expulsado era prácticamente
olvidado. Este año, a personajes, porque ya no son concursantes, y solo han
quedado como tales, Suso, Raquel, Amanda, se les sigue dando, y si no se la
toman, cancha en el programa. Y eso no es bueno para la normalidad del
concurso, pero la misma productora les sigue requiriendo incluso para seguir
calentando a los concursantes en activo.
Aviso, cualquier día nos
encontramos con algún spin-off (o programa nacido a raíz de otro) de ex-concursantes.
Lo dicho, ya solo queda los
restos del naufragio, y está en nosotros salvar a lo más valioso, bien sea de
sentimientos, o para alegrar la vista. Más claro este vecino no lo puede decir.
Al resto, no lo salvado, se lo llevará la próxima ola, el próximo programa, el
olvido.
*FOTO: DE LA RED