Hace un tiempo para descalificar a una persona, se decía
que “no
había leído un libro en su vida”, sin embargo, desde hace unos años ya,
coincidiendo especialmente con la época de los concursantes de los diferentes “Grandes
Hermanos” que en España ha habido, no leer un libro se convirtió en un dato de
identidad que había que llevar con orgullo.
No obstante, lo de ayer ya es un hito diríamos que para
la humanidad, un antes y un después. El Señor Kiko Rivera, durante un concurso
en el programa de “El Hormiguero”, al que acudía para promocionar su última
canción, tenía que intentar tocar una melodía, entre varias propuestas,
eligiendo, además, entre varios instrumentos, y que el resultado fuera
reconocible. Tras intentarlo con una trompeta, y demostrar que no tenía ni idea
de que había que poner los labios de una determinada manera para que aquello
sonara, lo intentó con un violín, y visto lo visto lo raro es que supiera que “aquello”
era un violín.
Al ir a colocárselo en el hombro se lo colocó al revés,
es decir con el “mango” en el hombro y la llamada “barbada” en las manos.
Lo primero que este vecino del mundo pensó: “y
este señor ha conseguido tener un hijo”. Está claro que sin proponérselo,
como aquello del “burro tocando la flauta”, y nunca mejor dicho.
Lo triste del tema es que, Kiko Rivera se supone que se
está dedicando a la música, y este vecino está totalmente convencido de que
dentro de no muchos años habrá ganado más dinero que su madre, Isabel Pantoja, que
por lo menos ha recorrido toda España de cabo a rabo, y en múltiples ocasiones.
En el caso Kiko Rivera subyace el “si él puede cualquiera
lo puede hacer”, y se le mira desde una posición de bufón del reino, cuando a
la postre el que se ríe de todos es el Señor Kiko Rivera cuando a últimos de
mes ve las cifras facturadas.
De todas maneras, el peor enemigo que tiene el Señor Kiko
Rivera es él mismo, porque en cuanto en una entrevista se le da un poco de
confianza, y se siente “protegido”, suelta verdaderas perlas de la educación
machista que lleva encima, como lo dicho en el mismo programa de ayer, diciendo
que siempre es el hombre el que tiene que contactar con una chica, ya que si es
ella la que se acerca, eso él no lo ve con buenos ojos. Con lo cual, y sin
parpadear, se cargó eso que se ha dado en llamar “igualdad de derechos”.
Aunque en su caso
es comprensible, teniendo en cuenta que si con un violín hizo lo que hizo, con
algo intangible como son los derechos, no se podía esperar otra cosa.
*FOTO: DE LA RED