Cada cierto tiempo ocurre
que alguien le da al “stop” de la vida política de este país, y ya tenemos
creado “el estado de la nación” en el que unos cejudos señores, y señoras, se
paran a hablar como en una Gran Moviola si ha sido penalti, falta, o saque de
esquina, democrático, eso sí, todo muy democrático.
En una sociedad,
como en la que estamos, toda muy visual, acostumbrada a la televisión, y a
inspeccionar lo que nos ponen para observar en los primeros planos, todos estamos
muy consternados de que toda una Señora Vicepresidenta primera del Congreso de los
Diputados, Celia Villalobos, y presidiendo ella las sesiones, haya sido pillada jugando al Candy
Crush en
su tablet, que por cierto este vecino del mundo debe de ser la única persona que no ha
jugado a él, ni sabe de qué va, ni cómo se juega. Mientras la gran opinión le
ha puesto a caldo a la señora vicepresidenta, otra diputada del Partido Popular, Dolors Montserrat, le ha echado un cable diciendo: "La gente puede hacer lo que quiera
mientras esté escuchando".
Este vecino del mundo cree
que "lo de hacer dos cosas" también debiera estar regido por esa famosa ley de incompatibilidades,
y si estás desayunando no estas comiendo, y si estás a churras no estás a
merinas. Porque sencillamente queda muy feo, pensando además en esas gentes que
se lo están pasado muy mal cada día, con una vida convertida en un thriller, en
una película de suspense, si tendrán para comer hoy, si van a perder su casa
ante un banco sin sentimientos, porque los bancos no tienen corazón, ni los
banqueros tampoco. Solo tienen cifras en los ojos, y dinero, mucho dinero, en
su cuenta que es todo menos corriente.
Si observáis he comenzado
diciendo que nuestra sociedad es muy visual, y la mayoría nos hemos quedado con
la muleta del Candy Crush mientras nos robaban la cartera con propuestas
hilarantes de creación de empleo de tres millones de puestos. Puestos ya por
qué no treinta millones. A más de dos trabajos por persona, que es lo que nos
va a hacer falta con lo que pagan por cada trabajo.
Si la historia nos ha enseñado
a no creer a los políticos, y a sus
narices que deberían de medir más de un metro cada una, debido a sus continuas
mentiras, lo de este año con varias citas electorales que acabarán con la gran
mascletá, previsiblemente a comienzos del próximo año, de nuevos comicios electorales para elegir un
nuevo Presidente del Gobierno, ha hecho que todo esto se convierta en una gran vaselina
que nos quieren colar sí o sí.
Personalmente hace tiempo
que me he desconectado de todo, para salvar mi marcapasos de sentimientos, y he dejado mi cartera en un lugar bien
visible, porque es lo único que les interesa de cada uno de nosotros. Y al
final nos la van a robar, como siempre, con Candy Crush, con tres millones de
puestos de trabajo, o con una historia picantona entre ella y Mario Bros (brindo la idea). La sabiduría popular siempre lo ha dicho: el muerto al hoyo
y el vivo… en este caso de diputado, y vendiendo su producto. Mientras, sabe que
a final de mes tiene su champán francés, o su jamòn de Jabugo más que pagado.
Porque su vida no es un thriller, sino una historia de amor, con su partido, y
consigo mismo. Lo demás, no importa.
*FOTO: DE LA RED