No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo pero siempre el
cambio de año me supone una sensación de viaje, de traslado, cuando, por el
contrario, no he movido los pies del suelo.
Sin embargo, este año y para variar, parece que más de uno en ese viaje de tránsito haya perdido, o haya hecho perder la cabeza a otro. Eso, sin contar con los que se han quedado a mitad de ese viaje, como diría mi tía Encarna, compuestos y sin novio, como les ha ocurrido a los andaluces, con ese comienzo accidentado en cuanto a la retransmisión por “su” televisión.
Sin embargo, este año y para variar, parece que más de uno en ese viaje de tránsito haya perdido, o haya hecho perder la cabeza a otro. Eso, sin contar con los que se han quedado a mitad de ese viaje, como diría mi tía Encarna, compuestos y sin novio, como les ha ocurrido a los andaluces, con ese comienzo accidentado en cuanto a la retransmisión por “su” televisión.
Para información de aquellos lectores allende los mares, diremos que, por algún despiste, y cuando ya iban a comenzar las campanadas en
la televisión autonómica de Andalucía, “alguien” metió dos anuncios y la
consecuencia es que ese alguien, como un David Copperfield cualquiera,
escamoteó nueve campanadas a los atónitos televidentes, que debieron de tener
la sensación de que se les gastaba una
broma, con cámara oculta o no.
Raro en España, a las pocas horas alguien dimitió. No es
un mal comienzo para nuestra sociedad, acostumbrada a otros procederes, aunque
no dirá lo mismo la persona afectada.
Lo mejor de estos casos es ver cómo reaccionan las
redes sociales, y alguno ya dijo que la razón de lo ocurrido era que los
encargados estaban viendo a la competencia (concretamente el modelito de
Cristina Pedroche, o mejor la ausencia de él entre transparencia y
transparencia), y es que como muy católicos ellos, se les fue el santo al cielo.
Por otro lado, y continuamos con meteduras de pata, el Ministro de Economía, o de lo que queda
de ella, Luis de Guindos, se
ha lucido con sus primeras declaraciones del año diciendo que “se ha perdido el
miedo a perder el trabajo”. Es de suponer que querría decir otra cosa, como que
ya la situación es mejor y lo peor ha pasado. Pero, como el personal, entre el
que este vecino del mundo se incluye, está acostumbrado a pensar mal, y
desgraciadamente acertar, se ha imaginado que, tras varios años de continuo
bombardeo en forma de crisis, uno ya se debe de acostumbrar al peligro, y saldrá
de vez en cuando de su madriguera aunque caigan chuzos de punta.
Y ya para terminar a modo de resumen, utilizaremos un
juego de palabras que viene muy bien al caso, en esta España el que todavía no
se ha caído del guindo, lo están echando a patadas, eso sino se le han
atragantado las uvas de la ira.
*FOTO: DE LA RED