martes, 28 de octubre de 2014

EL AVESTRUZ SEVILLANO

Estoy cabreado, sí, sin tapujos. Estoy muy cabreado, y no es por la cantidad de sinvergüenzas, cincuenta, apresados ayer en la Operación Púnica (hasta para poner nombres somos especiales) por presuntamente cobrar comisiones a diestro y siniestro, o en concreto a empresarios por adjudicarles obras.  Desgraciadamente, a esos desmanes ya nos estamos acostumbrando.
Más bien se ha colado de tapadillo la noticia de que en Sevilla el primer Juan Ignacio Zoido (PP) ha sacado adelante, solo con los votos de su partido, una nueva y excesivamente endurecida ordenanza municipal de limpieza pública que, según informa El correo de Andalucía, incluye novedades en las infracciones leves como la prohibición de la manipulación, extracción o rebusca de los residuos una vez “depositados en los contenedores”. Especificando, la ordenanza señala en el artículo 11.19 que "queda prohibido extraer o rebuscar residuos una vez depositados en los contenedores". Un incumplimiento de dicha norma puede ser sancionado con multas de 750 euros.
Naturalmente se dirá, porque seguro que saldrá a la palestra algún portavoz del citado ayuntamiento que es por razones de higiene, pero para este vecino del mundo es más que evidente que es para que en una ciudad tan bonita como Sevilla, los turistas no “se inquieten” con los pobres que buscan comida para hincarle el diente, y así estropeen las vistas de postal.
Jugando a adivino este vecino del mundo está convencido que tras las criticas, que seguro que está recibiendo el alcalde por ésto, se retractará o al menos intentara maquillar el tema, pero cuando el gato levanta la cola, ya sabes que en cualquier momento puede atacar...
El ayuntamiento sevillano, como otros muchos, no está preocupado por el nivel de pobreza de sus ciudadanos sino de que éste se vea. No se prohíbe ser pobre, porque ésto sería contradictorio con todas las medidas que este gobierno, el central, está tomando, bajando consecuentemente el nivel de vida de muchos de los españoles, sino que a los pobres se les vea.
Algún gracioso seguro que dirá, y por eso este vecino se adelanta, que quizás el edil sevillano solo ha seguido los presuntos íntimos deseos de su partido de no revolver en la basura, y de la metáfora, el Señor Zoido lo ha trasladado al día a día.
Es normal que la vista de indigentes, y no me gusta la palabra porque  “pobre” es más descriptivo y llano, incomode no solo a este ayuntamiento, sino al Gobierno de la nación en general, pero, como dicen los jóvenes de ahora, “hay lo que hay”.  
Ahora parece que el ayuntamiento sevillano se ha convertido en avestruz, y con esconder la cabeza bajo tierra, como se dice (aunque no es verdad) que hace este ave, no se arregla nada. Pero está claro que este consistorio, el sevillano y muchos otros, y por supuesto que el gobierno nacional, solo se preocupan por las apariencias, no por el fondo de los problemas. Y así nos va como nos va.

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lunes, 27 de octubre de 2014

DÁNDOLE LA VUELTA A LA TORTILLA

Algunas veces la simple visita a un supermercado  o lo que se ha dado en llamar ahora una gran superficie, puede dar para mucho, incluso para plantearse dudas existenciales.
¿Por qué si en la sección de panadería vas a comprar la típica y simple barra de pan, y es la última, tienes un alto riesgo de que esté rota? Hoy concretamente he cogido las dos últimas barras, y no es que estuvieran las barras medio rajadas, sino que estaban totalmente “amputadas”. Se hubiera necesitado dos equipos de médicos panaderos para intentar juntarlas en una operación que se me antoja demasiado arriesgada y cara como para ser llevada a cabo.
En este tipo de casos la gente, es decir, nosotros, porque la gente está compuesta por muchos nosotros que al final se convierten en ellos, suele aplicar el axioma, y con perdón, “maricón el último”, también conocido como “el que venga por detrás que arree”.
Además si preguntas a cualquiera seguro que tiene una razón especial por la que ese pan roto no le debe de tocar a él. La misma razón por la que hace muchos años, en una parada del metro londinense, recuerdo eso sí que era la “línea roja”,  la llamada “circle line” que pasa por el mismo centro de la capital británica, bajábamos muchísima gente de los vagones, y nadie vio a una mujer que a gritos pedía auxilio sangrando de manos y cara. Total, que este vecino la ayudó con los servicios de emergencia y policía, y llegó a su cita dos horas más tarde, con lo que se quedó solo, y sin el posible ligue con el que había quedado, ya que en esa época, finales de los setenta, no había teléfonos móviles.
Mucho tiempo después y hablando con un amigo sobre el citado suceso, me preguntó si había realmente valido la pena el perder un ligue en potencia por ayudar a alguien. Sin dudarlo le contesté que eso no se puede ni plantear ya que cada uno reacciona, como cree que debe, y dado que su razonamiento solo se basaba en resultados, digamos que, prácticos, le dije que también se podía ver el asunto, como que había tenido dos horas de clases de inglés puro, ya que aunque parezca mentira no por estar en Londres vas a poder practicar inglés con ingleses, digamos que, de pura cepa. 
Si quitas la cantidad de gente que está intentando aprender inglés, o los que ni lo intentan y están allí ganándose simplemente las habichuelas, o los espaguetis, o el cuscús, todo depende de dónde sean, es posible que la población londinense quedara en la mitad. Lo curioso del caso es que este razonamiento le pareció mucho más coherente que el mero hecho de ayudar por ayudar. Desde ese mismo día ese amigo pasó a ser simplemente conocido.
Volviendo al caso de hoy, al de los panes rotos, e intentando ver la parte positiva, al menos no he necesitado comprar una docena de huevos, y que fueran los últimos que quedaran, porque posiblemente solo me hubieran servido para hacer tortilla, eso sí, en cualquiera de sus dos variantes:  francesa o española. Para que luego digan que no eres tú siempre el último que tiene la decisión. 
Y bien pensado, quizás venga de aquí la expresión “darle la vuelta a la tortilla”. Para que luego digan.

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domingo, 26 de octubre de 2014

EL CAMBIO HORARIO Y EL QUINTETO DEL DISPARATE

Me acabo de despertar, y me encuentro muy raro. He sobrevivido al cambio horario pero va a ser que con efectos secundarios. Al final no sé si me he acostado pronto o tarde, si he dormido mucho o poco, el caso es que no me encuentro nada bien. 
No sé si motivado por la intranquilidad del cambio, de tener que modificar las manecillas de unos cuantos relojes, o que como consecuencia de todo las horas de luz natural serán menores y a partir de las siete y media podrán salir, en teoría, los vampiros, no he dormido nada bien. Mejor dicho, dormir he dormido pero con unas cuantas consecuencias bastante inquietantes.
Esta noche, y ayudado del subconsciente, he estado, como si de un Charles Dickens a la donostiarra se tratara, viendo las próximas navidades, aunque en cierta forma tenían un poco el sabor de las del año pasado. 
Me explico, ya he visto el nuevo anuncio de la lotería de Navidad, y era muy parecido al de Raphael, Montserrat Caballé y compañía, dado el éxito, aunque fuera sin pretenderlo, de los que lo prepararon el año pasado. La novedad de este año es que “las figuras” que aparecen son los que verdaderamente nos han “dado” el año:
Jordi Pujol, que iba disfrazado de pastorcillo, con barretina, eso sí, y unos cuantos sacos marcados con el símbolo del dolar.
Ana Mato, con el terrorífico maquillaje de la Señora Caballé, en claro homenaje al anuncio anterior, pero vestida de enfermera, con confetis, eso si, que le perseguirán siempre. Ella en ningún momento mueve la boca para cantar, pero hay una voz masculina  en off que lo hace por ella.
El consejero de sanidad de Madrid, Javier Rodriguez (que aunque sigue diciendo que él no necesita ese tipo de cosas ya que tiene su futuro más que resuelto, parece que no le debió de hacer ascos a la propuesta y está también en el anuncio), mientras canta se va colocando con destreza un traje de protección contra enfermedades contagiosas.
La Pantoja, vestida con bata de cola, de rayas horizontales, en blanco y negro, y una gran bola negra con cadenas a juego (según información “recibida” en el sueño, como parece que con lo que le pagaban por el anuncio, no se le arreglaba su deuda con la justicia, ella había pedido su dinero en décimos de la lotería por aquello del lema de la campaña “pon tus sueños a jugar”).
El último fichaje, para cerrar el quinteto del disparate del 2014 era Rodrigo Rato.  Estaba en pijama, quizás debido a que en sus declaraciones al juez demostró que era bastante despistado al no darse cuenta de pequeños detalles durante su gestión, y no se había dado cuenta de que tenía que ir convenientemente vestido. Eso sí, agasajaba a los demás invitados con unas tarjetas negras, mientras ponía esa cara de orgullo que tanto le caracteriza
También recuerdo en el sueño, cómo olvidar, el discurso de Noche Buena por parte de nuestro nuevo rey a todas las televisiones. No me he quedado con nada de su contenido, ya lo siento,  pero lo que sí recuerdo, seguro que nunca lo olvidaré, es un pequeño detalle, que quizás es lo que ha eclipsado todo lo demás de la escena. Felipe VI al hablar a la cámara tenia su escritorio detrás, y en él se podía ver la foto familiar en un marco plateado, aparecían su esposa y sus dos hijas, pero al fijarme bien, en lugar de sus caras aparecía en todas el rostro del pequeño Nicolás.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 23 de octubre de 2014

UN MATRIMONIO NADA CONVENCIONAL (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Normalmente cuando ves algo interesante en el cine, y para referirte a ello puedes comenzar diciendo “He tenido la suerte de ver…”, lo que ocurre es que en este caso, tras visionar “Perdida”, dirigida por David Fincher, la palabra “suerte” quizás no sea la más afortunada. ¡Ojo! Con eso este vecino no quiere decir que la película es mala, muy al contrario, lo que ocurre es que es una película inquietante que no te deja de atosigar aunque aparezca la palabra “fin”, sino que ha pasado casi un día, y todavía este vecino tiene la sensación de que el mal le acecha.
En el  día en que se cumple el quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) tiene que informar que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido sin aparentemente dejar rastro. Quizás, más debido a la presión mediática que policial, la película no servirá de orgullo para las academias de policía, la imagen de marido abnegado y a la vez preocupado comienza a desaparecer con su aparente extraña conducta y que sus vecinos, especialmente, comiencen a preguntarse si la persona que vive junto a ellos puede ser un asesino.
Una historia que habla sobre las apariencias, y la importancia de éstas a través de los medios de comunicación.
En esta película, más que en otras, la adjudicación de los papeles es clave, con una Rosamund Pike que da al papel lo que requiere, sensualidad e inquietud, con creces.
Aunque más de uno no va a estar de acuerdo en lo que voy a decir a continuación, la intervención de Ben Affleck en el film es un gran acierto por parte del director, ya que digamos que trae la controversia de serie, de casa, y eso es necesario para la película, y este vecino considera que el Señor Affleck ha sido muy listo y valiente al aceptar este papel que en teoría le podía quitar más que dar, y sale muy bien del envite.
No es una película de grandes alardes técnicos, no hace falta, porque tras un desarrollo aparente dulcemente tranquilo, lo que ocurre, pero sobre todo la atmósfera, te va atrapando hasta no poder moverte durante los más de ciento cuarenta minutos que dura la película.
David Fincher esta vez no juega con decorados y situaciones oscuras como lo pudo hacer en “Seven” o “El club de la lucha”, sino que bajo una dirección, digamos que sobria, especialmente teniendo en cuenta que él proviene del mundo de la publicidad y no intenta invadirnos con miles de imágenes por segundo, deja que sea la misma historia la que te atrape y te deje sin aliento.
El personaje de la rubia enigmática puede que tenga un ligero aroma a Hitchcock con respecto a lo que te puede sugerir una cara bonita.
Este vecino también quiere advertir que no se trata de una historia convencional, sino que es una vuelta de tuerca, en el que más de uno, con su final, puede que se sienta decepcionado, pero precisamente en él está el gran hallazgo de la película. Te sentirás incomodo incluso al salir del cine, con una sensación de desasosiego, porque estamos acostumbrados a que nos lo den todo hecho, y este vecino no puede decir más para no estropear la trama. Realmente durante todo el "post" he tenido que escoger las palabras para intentar no dar pistas sobre el desarrollo de la trama.
Solo un pequeño detalle, la película prácticamente comienza y termina con una misma escena, pero la manera de ver lo que ocurre en ella por parte del espectador ya ha cambiado para siempre, y lo que antes te inquietaba ahora ha cambiado de sentido.
Una gran película, aunque quizás te puedas arrepentir de haberla visto.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 22 de octubre de 2014

UNA FOTO, UNA HISTORIA

¿Cuánto tiempo hace que no habéis vuelto a abrir un álbum de fotos? Y no me refiero a un archivo digital con fotos, miles de fotos, tomadas con el móvil o cualquier artilugio digital.
Abrir un álbum de esos de hojas gordas y negras separadas por el célebre e incomprendido papel cebolla que sirve de escaparate a los retazos de toda una vida, es en cierto modo someter a la vida a una especie de moviola en la que vuelven a pasar instantes de una vida ahora congelada.
Antes una foto no se sacaba todos los días. Era algo especial en un día especial. Ahora la mayoría de los niños tienen más fotos que una estrella de esas de Hollywood de los años cuarenta. Sin embargo, antes para sacarse una foto de toda la familia, en mi caso al menos, se hacía los domingos por la mañana, en un día y hora prefijado, en el estudio del fotógrafo de turno, y por supuesto que vestidos con las mejores galas y repeinados para la ocasión.
Es una sensación extraña el revivir retazos de una vida que aparentemente piensas que no hace falta hacerlo porque crees que lo tienes todo en tu cerebro, pero ver una foto de hace muchos años es algo más, es sacar la vida de contexto y verla desde otro ángulo, desde la cuarta pared que se diría en teatro. Es verte con los ojos que te veían los demás, porque tú nunca te ves como eres, sino como crees que eres, y ya se sabe que del dicho al hecho, pues eso, que hay un trecho.
Sonrisas sinceras en su momento, ahora simplemente congeladas. Escenas de una fiesta que ahora ya no recuerdas el por qué, un brazo entorno al hombro de un amigo que ya no está, él no está, la foto sí, maldita foto.
Creemos tener asentado en nuestro interior el paso del tiempo, pero una simple foto puede trastocarlo todo, incluso hacerte recordar, así, a la cara, sin anestesia, cómo eran en realidad las cosas, y no lo que has querido recordar.
Los recuerdos, nuestros recuerdos, siempre se pasan por el tamiz de nuestros sentimientos, lo que los jóvenes definirían como un “Photoshop” virtual, olvidando las arrugas y defectos de una vida, como todas, llena de luz y de sombras, descartando éstas, y ensalzando y modelando las luces, intentando, eso sí, que no nos cieguen.
Esta foto, la que traigo hoy, es de Febrero de 1979. ¡Casi nada! Un Londres en versión original del que poco a poco cada vez ibas entendiendo más, y dándote cuenta de que en todos los sitios cuecen habas, aunque parezcan más interesantes porque te lo cuentan en un idioma que no es el tuyo. Un Londres en el que para las cuatro de la tarde ya era de noche, y no podías distinguir si el frío de la soledad era más cruel que el otro, el atmosférico. Un Londres en el que no ejercías de "guiri" sino de emigrante disfrazado de estudiante de inglés.
De cabecera, un libro que me sirvió de guía: "Londres para turistas pobres". 
El mismo autor, Joaquín Merino, desgraciadamente ya desaparecido, también escribió otro libro titulado: "Londres para turistas ricos", pero si tienes dinero... ¿para qué necesitas un libro que te aconseje qué hacer? Lo descubres entre billete y billete. ¡Vamos! Es lo que este vecino haría si tuviera la oportunidad.
Una vida en la que te forjabas amigos, como siempre, para toda la vida, de los que desgraciadamente ya no sabes nada. Quedan unas fotos y recuerdos. Si tengo que ponerlos en una balanza, deseo que pesen más los recuerdos, aunque estén editados y oculten en cierta manera la verdad, porque es con los que tengo que convivir. Lo otro, las fotos, por mucho que griten la verdad, atrapadas en un libro, nadie nunca las escuchará, aunque las vean durante décimas de segundo.

FOTO: F.E.PEREZ RUIZ-POVEDA


martes, 21 de octubre de 2014

NIETOS DE CARPANTA

Descartada la idea de cortarme las venas por el bochorno acaecido una vez más en torno a la Real Sociedad y su manera de perder un partido en cuatro minutos, esta vez contra el Getafe, y además con la extraña sospecha de que sufrimos más por ello los seguidores que los propios jugadores, sopeso la idea de echarme a la bebida. Pero si algo bueno tiene una crisis, y estoy tan inmerso en ella que ni se me ve ni se me espera, es que uno no tiene dinero ni para agarrarse cogorzas.
Lo que nunca he comprendido es esa total contradicción que nos estrecha los bolsillos del ciudadano medio hasta límites insospechados, intentando además que trabajemos más por menos, con la aspiración de la patronal y del gobierno a que sigamos consumiendo, y más si es posible.
A mi personalmente que me expliquen el truco, porque tan mal va la cosa que prácticamente es imposible ahora utilizar esa expresión tan española como era “atar los perros con longaniza”. Porque perro se puede tener, pero más bien famélico y explorador, para buscarse la comida en algún otro sitio, pero lo que se dice longaniza, longaniza, más de uno seguro que cree que como mucho eso ya es una leyenda urbana.
Eso sí, este vecino del mundo sigue teniendo buen humor y predisposición a ello incluso como para reírse de sí mismo. Y por eso como lo que no mata, engorda, en este caso es al revés, y es aprovechar la susodicha crisis para intentar cuidarse el chasis con gimnasia puesta por uno, ya que el ayuno últimamente viene de serie
No sé si en muchos sitios ocurrirá como en la zona donde este vecino vive, en Amara, en Donosti, de todas las tiendas que antaño, eran muchas, vendían televisiones, ahora solo recuerdo que quedan dos, lo de más tienes que ir a las famosas grandes superficies, eso sí están abundando las tiendas de chinos que venden pequeños altavoces, cascos y  complementos tanto para los equipos de música, televisión, o móvil, pero eso sí, de marcas desconocidas, al menos para el común de los mortales, y eso es muy indicativo de cómo se encuentra el bolsillo del ciudadano medio. 
Además, seamos serios, hasta esos que han utilizado las tarjetas “black”, se les ve la patita y junto a grandes comilonas y ropa interior de encaje, hay detalles como el pagar el parking, o la compra en el “super”.que en el fondo denotan que son pobres de espíritu.  Y luego quieren que compremos más cantidad de más cosas.
En las próximas navidades, este vecino desde ahora mismo ya advierte, que tanto el Olentzero como Santa Claus y los mismos Reyes Magos, ya pueden andar con mucho cuidado porque a lo mejor les secuestran para pedir rescate de tan mal que está la famosa cosa, porque ya de nada sirve para amedrentarnos que nos digan eso de que si no nos portamos bien nos van a traer carbón, porque al menos eso se puede vender, y en el peor de los casos da calor, y no me refiero en la lumbre, porque quien más quien menos no tiene una cocina antigua para usarlo, pero sí para arrojarlo a modo de protesta lo más cerca posible del político de turno.
Por cierto, y ya para terminar, eso de que el hambre agudiza el ingenio, debe de ser verdad,  porque tengo un amigo, Rodri, que ese está más “canino” que este vecino, y comer, tiene ocasión de comer poco, y el tiempo que le queda, que es mucho, le ha dado por pensar, y lo hace profundamente. Lo último es que ayer me dijo que “Dios no existe”, y me lo dijo con rotundidad, y con el siguiente razonamiento:
-Todos éstos – me decía con voz baja, como quien cuenta un secreto, por los últimos implicados en las tarjetas “black”- siempre manejan buena información, más que tú y que yo, y si no les importa hacer todo tipo de chanchullos, y condenarse, según la iglesia católica, para toda la eternidad, es porque saben que el cielo y el infierno son un camelo.
Razonamiento simple, puede ser, pero que te deja con más de una mosca detrás de la oreja… Por cierto, es una pena que las moscas no tengan unos buenos muslos, como pollos, que se puedan comer. 
Lo que es la vida. Pasar de tener un poster en casa de Meg Ryan en "Cuando Harry encontró a Sally", a otro de Carpanta comiendo un muslo. ¡Cuestión de prioridades!

*FOTO: DE LA RED

lunes, 20 de octubre de 2014

FRANCISCO NICOLÁS, MAGO Y ESCAPISTA SOCIAL

En apenas mes y medio todos los medios de comunicación harán resúmenes del año que ya se escurre por las alcantarillas del recuerdo, y sin duda una figura de este año va a ser Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que desde sus veinte años y emulando al personaje de Di Caprio en “Atrápame si puedes”, de Steven Spielberg, ha falsificado todo tipo de papeles para hacerse pasar por alguien “cercano” al Partido Popular y se ha colado en todo tipo de eventos políticos y saraos, siendo, por decirlo de alguna manera la cúspide de todo ello el poder saludar entre los invitados, en la ceremonia de proclamación, al mismísimo Felipe VI.
Al margen de papeles que quizás ha podido falsificar para dar más verosimilitud a sus mentiras, este señor ha demostrado cómo funciona el país: ser cercano, presuntamente, a alguien influyente y decir que si se le da algo de pasta puede ayudar a cambiar voluntades e incluso planes y planos de cualquier índole, es pasaporte de triunfo en una España que está perforada hasta el tuétano por el sarcoma de la corrupción.
Además no importa su “chasis”,  su apariencia de joven niñato que todavía no ha podido terminar una carrera (de hecho, en la realidad, debe de estar en primer año en la Facultad de Derecho) no ha levantado ninguna sospecha, porque en España desgraciadamente hace mucho tiempo que dejaron de tener valor los estudios, y se dio paso al poder de los contactos.
A este vecino, y si no fuera por los 20.000 euros que presuntamente ha estafado para hablar bien de alguien a alguien, Francisco Nicolás, es un tipo, y no le duelen prendas en decirlo, que le cae bien, porque en realidad es un ladrón de guante blanco, cuyas armas son la labia y algún documento trucado, más para aparentar en los medios de comunicación que para aumentar su cuenta corriente.
Si le hubiera dado por querer entrar en el mundo del espectáculo, sería de gran valor en el ámbito de la magia y el escapismo, por hacernos creer en mundos imposibles y escaparse de cualquier presunto control.
Hay que ver lo puñetera que es la vida, que pone a cada uno en su sitio; la misma Señora Aguirre preocupada en un sinvivir por los demonios de Podemos, puede sentir ahora la biga en su propio ojo con una persona que en realidad ha hecho mucho daño a la credibilidad de su partido, otro más, ya que muchas de sus apariciones públicas eran como joven promesa de su partido, y si ya sus promesas electorales se las llevó el viento de la realidad, ahora esta promesa de carne y hueso resulta ser un impostor que solo con decir que era ayudante, o adjunto, de tal o cual persona, tenía vía libre para cualquier comportamiento.
En el fondo no hay nada nuevo, porque con el caso de Luis Roldán hubo más de lo mismo ya  que al descubrirse sus desmanes, se descubrió también que de los estudios y formación que decía, nada de nada. Y es que cuando no se fijan y constatan buenas bases, luego pasa lo que pasa.
Y en un país en el que la construcción nos ha llevado a tan altas cotas, ahora resulta que andamos mal de bases, e incluso de moral, pero eso primero lo intuíamos y ahora lo sabemos y lo reafirmamos cada día. 
Los héroes y anti-héroes americanos llevan capa, e incluso se visten al revés con los calzones por fuera, en España van vestidos de traje normal, y sus armas son las oratoria y la jeta, aunque de vez en cuando se enfrenten a la "criptonita" de la realidad, y al final hasta el refranero popular les excusa con aquel: “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón”.

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viernes, 17 de octubre de 2014

LA PRENSA DE "FAMOSOSPORBIBERÓN"

En el tema de hoy hay que andar con un poco de cuidado porque si dices que estás disgustado con los periodistas, así en general, enseguida te tachan de facha o de totalitario. Por eso este vecino tiene que especificar que no le gusta nada ese tipo de periodismo, no digamos que amarillista, pero sí del corazón con acné, de jóvenes que simplemente son famosos por ser hijos de famosos, y que ya por el mero hecho de cumplir dieciocho años la prensa se les pone en el cogote.
Ayer se hablaba en varias cadenas televisivas de que la nieta de Rocío Jurado, hija por lo tanto de la en su momento muy controvertida pareja Rocío Carrasco y Antonio David Flores, cumplía dieciocho años y que ya había abierto su cuenta de twitter al público en general. Ya la "dimensión" de la noticia da un poco de grima.
Lo triste de ésto es que este vecino visualizó una especie de fumata en la que todos los periodistas del orbe estaban atentos si era blanca o negra, si mandaba o no mandaba tweets al resto de creyentes de este mundo.
Sinceramente a este vecino le parece más bien triste que incluso periodistas muy solventes, y que se supone que son “pata negra” del periodismo del corazón, hoy siempre estoy hablando "solo" de la prensa del corazón, con más de dos décadas de pasar noches en vela currándose la noticia, estén atentos a las andanzas, magreos y desventuras de jovencitos que lo único que pueden aportar es su babero. no de alta alcurnia, sino de poseedores de algún disco de oro, ya con bastante polvo, o que su ascendiente en su momento tuviera, por ejemplo, varias cornadas en el cuerpo.
Ahora se hacen tertulias televisivas sobre jóvenes de dieciocho años, a los que por el mero hecho de ser mayores ante la ley, y ya pueda salir su cara sin pixelar en la pequeña pantalla, se puede debatir sobre sus todavía inciertos pasos en la vida, desgranándola minuto a minuto como si fuera una partida de ajedrez del más alto nivel.
Y la manera de actuar de los eruditos periodistas, o tertulianos advenidos, es la siguiente: Aventuran lo que creen que va a ser el proceder del “famosoporbiberón” a partir de ese momento, y si aciertan, dirán que era previsible, y si no aciertan,  que algo está maquinando, y que seguro habrá alguna exclusiva, sobre sus tempranos intercambios de flujos. Y que, claro, era de esperar por los antecedentes familiares…
Este vecino se ha criado desde muy pequeño, y por motivos que no vienen al caso, familiarizado con el contenido de las llamadas ahora revistas del corazón, y que antes eran la denominada prensa de papel couché.
Amigos, en una revista, tal como “Lecturas”, ¡Hola!, o similar de los años sesenta, una semana sí y la otra también, estaba “habitada” por personajes como Alain Delon, Jean-Paul Belmondo, grandes rompecorazones de la época, actrices como Romy Schneider, Françoise Dorléac, y tras su prematura muerte su hermana Catherine Deneuve, princesas y similares como Soraya, Grace de Mónaco, nuestra Fabiola (después de Bélgica). Tras visionar, más que leer, la revista, “soñabas” con la bahía de Mónaco, o con las nieves de Gstaad.
Ahora, el horizonte es tan gris como un paisaje tras una guerra nuclear, y como mucho queda una bahía de Mónaco con naftalina, y los hijos y nietos de los entonces famosos y que “sobreviven” de mantener el “negocio heredado” como sus, la mayoría, falta de estudios les hace verlo.
Y en España, pues eso, que la prensa vive de los musculitos con poco cerebro y mucha testosterona, y jóvenes con pocos estudios pero grandes implantes mamarios. Mostrando sus miserias por una televisión que se alimenta hasta de la vida de los mismos otrora periodistas de corazón de relumbrón, y de los vicios reales, o de leyenda,  de hijos de famosos que hace justo dieciocho años que perdieron su cordón umbilical, y que de luchar con alcachofas electrónicas puestas en su boca un día sí y el otro también, hacen su presente y quién sabe si su futuro.

Por favor, que me devuelvan aquellas revistas de los sesenta y que dejen a los todavía niños en paz.

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jueves, 16 de octubre de 2014

¡CÓMO HA CAMBIADO EL CUENTO!

Con esa especie de veranillo que tenemos aquí por el Norte, que parece que el sol se ha escapado de donde estaba escondido y quiere hacerse notar, y como  el cuerpo ya no está para muchos cambios, este vecino se encuentra bastante pachucho. Y ya se sabe en estos días en que todo el mundo está atento si le sube un poco la temperatura, para que le pongan en cuarentena, este vecino se encuentra bastante remiso en decir su estado a los pocos que le rodean, no sea que le pongan bajo cuarenta candados.
Quizás por ese estado de medio bien y medio mal, medio estoy aquí, medio estoy en vaya usted a saber dónde, he pensado que si habría que modernizar el cuanto de Aladino y la lámpara maravillosa, ahora Aladino no se encontraría con un objeto de apariencia tan retro (con genio incorporado, que además ahora seguro que tendría problemas con los papeles o por la ausencia de ellos) a la que pedirle tres deseos (que siempre me ha parecido un poco corto el número de peticiones, pero ya se sabe que los cuentos tampoco responden a ninguna lógica) sino con una tarjeta “black”, con la que poder pagar todo tipo de vicios.
De todas maneras, aquí, en España,  creo que ha habido una mezcla de cuentos, y se ha comenzado con “Aladino y la lámpara maravillosa” y se ha terminado con “Alí Babá y los cuarenta ladrones (mínimo)”.
Y yo me pregunto, teniendo en cuenta como es España donde no olvidemos nació la “picaresca”, ¿cómo se tienen que sentir las cuatro personas que teniendo poder de usar  las tarjetas “black” nunca lo hicieron? ¿Se sentirán orgullosos de no haberlo hecho, o en realidad pensarán que son los más tontos del lugar?
¿Y sus mujeres? ¿Sus esposas estarán también orgullosas “de lo que tienen en casa”?, o dirán aquello de “me lo temía, es un calzonazos porque me podía haber comprado, como sus amigotes de tarjeta, ese abrigo de visón que sabe que me gusta…y no lo ha hecho”.
Por otra parte, y antes de terminar que no se me olvide mañana que tengo que ingresar la ayuda para la Pantoja, para intentar lograr que no vaya “a la sombra”.
En este caso también, lo que ha cambiado el cuento. Antes, y empezando por las escuelas, se daba un dinero para el Domund (que todavía se sigue dando, y más que se debería de dar) y ahora los fans se juntan para intentar salvar a la cantante de turno…
No es la primera vez, porque los que tenemos ya una edad nos acordamos de aquella Lola, La Flores de España, la Faraona, totalmente afligida y acuciada por Hacienda pidiendo una peseta a todos los españoles. 
Sin embargo, ocurre que entre una peseta y un euro hay mucha  diferencia, y entre persona y persona también. 
No es lo mismo una Lola, siempre con la verdad por delante, de lo natural y sincera que era, capaz de parar una actuación en directo por televisión para buscar por el escenario el pendiente, “que es de los buenos, oiga”, a Doña Isabel Pantoja, encantada de haberse conocido, y que aunque sea pasional con su arte, por la vida va de tan fría y calculadora como un tahúr del Misisipi.
Y, ya se sabe, que en cuestión de cuentos, los hay que terminan bien y otros que terminan mal, para que se aprenda de la moraleja. Mientras, este vecino, y sin echarle cuento a la vida, que sería lo propio, se encuentra peor que Kiko Rivera en una biblioteca….Hoy tengo mal día.

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miércoles, 15 de octubre de 2014

LA GUARDERÍA EUROPEA

Leo en los periódicos de hoy que en España se contabilizaron 1.665 horas de trabajo en 2013, frente a las 1.388 de Alemania y las 1.489 de Francia según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (O.C.D.E.)
A la cabeza me viene la frase “Cría fama y échate a dormir”. La fama de vagos que tenemos a nivel mundial, de que siempre estamos de “SIESTA” o de “FIESTA” y ahora resulta que eso no va a ser tan verdad como la pintan, o que si es verdad hay otros que también se pueden retratar….Y no miro a nadie, ni a los vecinos que se protegen de nosotros detrás de los Pirineos, ni a los que han ido invadiendo Mallorca y otras partes del litoral español  silenciosamente a golpe de euro.
Y es que en realidad Europa es como el patio de una guardería, que mientras unos llaman, como decíamos los de mi generación, a la Seño para decirle que el de al lado se ha cagado, él también tiene la mierda en casa e intenta ocultarla.
Toda Europa “muerta de miedo” por el ébola en España, y muy, muy de soslayo nos enteremos que a los alemanes también se les ha muerto una persona en su país infectada por el mismo virus. Sí, ese no se había infectado en su mismo país, sino en Liberia, pero desgraciadamente en España y Estados Unidos todo comenzó así….
Con eso no quiero decir de que este vecino no sea partidario de traer a nuestros enfermos a España, sino que no hay que mirar las vergüenzas ajenas mientras uno se rasga las vestiduras desde la acera de al lado, porque “arrieros somos y en el camino nos encontraremos”-
Lo que ocurre es que la vida está llena de clichés y mientras los vascos nos pasamos todo el día levantando piedras, los catalanes lo hacen contando dinero, y todos en Londres van con bombín y paraguas. Y mientras parece que en la guardería europea el único que parece que pone orden es el amigo alemán, y aunque nos han contado que trabaja por todos, ahora resulta, según la OCDE, que no es para tanto.
A todo ésto se une a que este domingo este vecino estaba escuchando el programa radiofónica de la queridísima Pepa Fernandez en Radio Nacional de España “Hoy no es una día cualquiera”, y conectaron con un “escuchante” español, canario para más señas,  que está trabajando en Berlín, y dijo que allí también hay trabajos de jornada completa con sueldos de cuatrocientos euros, y que también explotan a la gente, a los extranjeros, en condiciones muy por debajo de lo que sería digamos que “decoroso”.
Y yo me acordé en ese momento, aunque ya lo he comentado aquí en otra ocasión, de aquella vez que estando en Playa del Inglés, en Gran Canaria, en una cola de autobús, con mi madre y con mi hija, pequeña, y estando los primeros en la cola, nos quedamos sin entrar porque hordas de alemanes, eran todos alemanes, altos y rubios,  "no  nos veían". Nos quedamos fuera de la "guagua", concretamente para ir a Palmitos Park, tanto a la ida como a la vuelta.
Por eso que es mejor no sentirse frustrado, con lo que piensen desde el resto de Europa de nosotros, ni darle tanta importancia, porque todo el mundo antepone sus prioridades a las de los demás. Y si nosotros no nos queremos…, mal andamos. 
Y mientras, Mas y sus amigos, con ganas de enfrentarse a Europa, pero ellos solos, así de valientes, como Gary Cooper en “Solo ante el peligro”. Que vayan, que se los comen en dos días. Hay que tener mucho cuidado con lo que se desea porque se puede cumplir.

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lunes, 13 de octubre de 2014

"PAREJA", ¿UN TIPO DE DISCRIMINACIÓN?

Ayer durante el partido de fútbol Luxemburgo – España, el encargado de retransmitirlo por la televisión dijo lo siguiente: -Me comentan que otra vez está en el palco Shakira, compañera…, bueno, pareja de Piqué.
Vaya por delante que con ésto no quiero ni criticar ni hablar mal, ni bien, del comentarista de turno, sino que es un fiel reflejo del día a día, y que, además, ocurrió así.
En apenas una o dos generaciones, y estoy hablando de España concretamente,  hemos pasado, como en la película de Kubrick, de la prehistoria, con los monos rompiendo huesos para atemorizar al de al lado, a las más altas cotas de modernidad, y en teoría comprensión, de vivir la vida como se quiere, y no como nos decían que se debía de vivir. 
Parece que el espacio se nos hace pequeño y, sin embargo, quizás, nuestro "yo interior" (esa voz que nos habla cada vez que apagamos la luz en la cama), va más lento que la legalidad, y somos nosotros mismos quienes ponemos cortapisas, y discriminamos, en nuestra manera de hablar del día a día.
Fijémonos bien cuántas veces tenemos que oír, cuando alguien se ha metido en un jardín, o laberinto lingüístico, sin marcha atrás, eso de: -No he querido decir eso…Porque yo tengo muchos amigos homosexuales...- Y pones cara mezcla de “ynopasanada” y”olélovalientequesoy”, con lo cual lo empeoras.
En el caso  con el que he comenzado este “post”, ¿quiénes somos nosotros para discriminar con nuestro lenguaje, a unas personas que han decidido vivir “su vida”, porque es la suya, de una manera determinada?
En el fondo, y el locutor se dio cuenta, y nos dimos cuenta todos, de que estamos dando mil vueltas lingüísticas intentando obviar que no están casados, cuando eso solo debería ser un asunto de ellos.
Hace ya muchos años que este vecino tomó la decisión de que en lugar de referirse  a “compañero/a”, “pareja”, que también, hacerlo con “mujer” y “marido”.
Técnicamente con la primera palabra no hay problema porque en nuestra lengua, “mujer” también puede ser un sinónimo de “esposa”. El problema, si lo hay, que este vecino no ve ninguno, viene con “marido” porque para serlo tienes que “actualizar papeles”, pasando por el juzgado, y luego si quieres o no, por la vicaría. Pero prefiero utilizarlo, a dar pistas sobre la vida íntima de dos personas.
Así, además, el que sea tiquismiquis que hable corrigiendo ese pequeño detalle, y de paso retratándose.
Somos los más modernos del mundo y sin embargo en nuestro día a día, y sin darnos cuenta, que es lo peor, vamos sacando nuestra patita de presunta moralidad y apuntando una y mil veces quién tiene papeles, o está técnicamente homologado matrimonialmente hablando, y quién no. Un verdadero asco.

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viernes, 10 de octubre de 2014

UN TRUCO PARA SABER SI ESTÁS VIVO, O LA FILOSOFÍA DE SALLY BOWLES


No hace falta decir que en esta sociedad actual en la que precisamente ahora se puede hablar con gente de todas partes del mundo en décimas de segundo, lo que falta precisamente es comunicación.
Todo el mundo mueve el culo por lo suyo, y nada más que por lo suyo. Vas caminando por la acera de una gran ciudad y si en ese momento hay doscientas personas delante y al lado tuyo, en realidad hay doscientas islas. Nadie tiende puentes. Por eso es necesario que cada uno actúe muchas veces como su propio psicólogo de cabecera. De hecho, una de las razones para crear este blog, y siempre que viene al caso, no me duelen prendas en reconocerlo, es que me sirviera de terapia para hablar conmigo mismo, soy poco accesible, lo reconozco, y si de paso podía servir de ayuda, o solo de triste y melancólico “pasatiempo”, pues eso…que menos da una piedra.
Recuerdo que con unos dieciséis años, y con los problemas de comunicación correspondientes, ya que, con esa edad, no eres ni niño ni adulto, me refugiaba en el cine, una de mis grandes pasiones. Un día vi la película “Cabaret”, un musical espléndido por cierto, y en ella Sally Bowles, encarnado por una dura y frágil Liza Minelli, en un momento dado cuenta su, digamos, “truco de cabecera” para soltar todas sus tensiones, y es el aprovechar el paso de los ruidosos trenes por la noche para ponerse al lado y gritar con todas sus fuerzas.
Siempre he pensado que los buenos “trucos”, “consejos”…son para copiarlos, y nunca he gritado al paso de un tren, pero ¿quién no lo ha hecho en grandes aglomeraciones, como un partido de fútbol, por ejemplo, para soltar todo lo que llevas dentro, aunque lo pague, y es una pena, la madre del árbitro?
Desde que vi la película “El sexto sentido”, y en este punto quizás me voy a convertir en cierta manera en un “spoiler”, o estropear el final de la citada película, tengo la sensación de que, llegado el caso, puede ser difícil distinguir entre si simplemente estás muerto o  la gente de alrededor no te hace ni puñetero caso.
Por eso, aprovechando la filosofía de Sally Bowles, y utilizando las posibilidades que tengo a mi alcance, esos días, especialmente lluviosos, o desagradables, en los que no te saludas ni a ti mismo, salgo a la calle y muy cerca hay una entidad bancaria. Intento entrar en ella, y... automáticamente la puerta se abre. ¡Ya está! Aunque nadie me lo quiera reconocer…¡Sigo vivo! Que no es poca cosa, en estos días inciertos. Y ya me puedo ir para casa, o para donde estime conveniente.
Espero que todo esto, lo hayáis leído bajito, porque para una cosa, y tan importante, que la banca te ofrece gratis, como que se abran las puertas de sus establecimientos, es mejor que no se enteren que pueden tener también una utilidad, digamos que existencial.  No sea que nos quieran cobrar también por eso, y seguro que bien caro.

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jueves, 9 de octubre de 2014

CASO "ÉBOLA EN ESPAÑA", CONTINUAMOS

Estoy en una auténtica encrucijada. No sé si encerrarme en mi casa un tiempo razonable, dos o tres meses, hasta que ésto del ébola se resuelva, esperemos que bien, o, por otro lado, salir a la calle hecho un Rambo Vecino, y repartir un poco de justicia entre todos que como no saben resolver el entuerto que nos ha hecho aparecer en los informativos de todo el mundo, responsabilizan ahora a los más débiles.
En estas últimas horas ha habido unas cuantas manifestaciones que debieran enrojecer a todo aquel que tiene dos dedos de frente, y todas ellas apuntando como principal “culpable” de lo ocurrido a Teresa Romero, la auxiliar de clínica afectada de ébola.
Está claro que ha tenido que haber un error grave, y se supone que al desprenderse del traje de defensa tras estar atendiendo al segundo misionero, pero este vecino del mundo tiene una duda:  Por todos los relatos oídos da la impresión de que Teresa al quitarse el traje estaba sola, y sin embargo, en los protocolos, al menos en Estados Unidos, se dice que las personas deben de ir de dos en dos, porque aparte de observar el proceder del compañero, en determinados momentos se deben de ayudar. Y es más, debería de haber una (tercera) persona supervisándolo todo.
Por todas las declaraciones oídas, los “jefazos” al menos delante de las “alcachofas” de los periodistas dan por sentado que se han cumplido todos los protocolos. Eso es lo más fácil de decir, cuando entre los técnicos, sanitarios y doctores, ayer mismo, se estaba diciendo que había bastante confusión porque no sabían ni a qué atenerse, y que además necesitaban gente que les adiestrara, todavía, en el uso de los trajes, porque eso requiere un cierto entrenamiento por parte de personas que estén acostumbradas a ello, y no por gente que ha oído/le han dicho cómo se coloca un traje, y ellos hacen el “paripé”, y otros se juegan la vida.
Como este vecino conoce el percal patrio, desde el minuto uno en que se pensó en repatriar al primer misionero en peligro inminente de muerte por el ébola, le parecía demasiado arriesgar, porque se palpaba en el ambiente que en realidad lo que importaba a las autoridades políticas era el reafirmarse ante el mundo que “España está aquí, y es importante, porque forma parte puntera de la modernidad”. 
Y aquí estamos ahora, matando al mensajero, en este caso a Teresa Romero, a su perro “Excalibur”, ya lo hemos hecho, y tardaron en cogerlo, porque tampoco se habían dado cuenta de que los encargados en esa tarea, no tenían trajes especiales para ello. Huele a continua improvisación y más improvisación. 
Lo de Teresa Romero, la auxiliar contaminada,  les pone, al Gobierno y a las autoridades involucradas, en una situación incómoda, ya que mediante el teléfono, y aunque está aislada, se comunica con la prensa. Y ayer nos enteremos de que nadie le dijo que tenía ébola. Se tuvo que enterar leyendo las noticias de “El País” por su móvil.
Todos deberíamos de saber que una persona aislada y muy débil, por la enfermedad, puede declarar ahora que “descubrió América” y por eso no le debemos de creer. Lo mismo que ella está en cuarentena, sus palabras hay que ponerlas también, porque además está estresada y recibiendo presiones hasta de su ángel de la guarda, que espero también se haya puesto su correspondiente traje sin ningún fallo de protocolo.
Lo último ha sido las declaraciones de Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que lleva desde ayer desviando la atención hacia Teresa Romero de su contagio, y este jueves continúa aferrado a esta causa, mientras niega cualquier fallo derivado de la gestiones y de  las decisiones políticas. El miércoles la llamó poco menos que mentirosa y hoy ha dudado de su capacidad para poder aprender, al cometer un error al quitarse el traje de protección.
Señores, se ha dicho por activa y por pasiva, que lo poco o mucho que la gente aprendió para su manera de proceder, lo hizo en una reunión de menos de cuarenta y cinco minutos. En ese tiempo no se puede entrenar mucho, que digamos, de uno en uno.
Además en las declaraciones de esta mañana a la Cadena Ser el citado Javier Rodriguez destaca que él llegó a la política desde la Sanidad y que es médico, y por lo tanto, tiene la vida resuelta y que si se tiene que ir se va. Solo le ha faltado decir eso de “aquí paz y después gloria”. El tono era que lo hacía por amor al arte, pero eso no lo puede decir porque cobra, y se supone que muy bien por cierto.
Tengo una duda, por esas casualidades de la vida conozco a varias personas que son médicos también, y su vida es de todo menos segura y afianzada, y tras muchísimos años de estudios es más lo que han dado que lo que han recibido a cambio. ¿Deberían de meterse en política para que irónicamente sus cuentas se “sanearan” también?
Todos estos sucesos de estos días están produciendo más indignados que los que en su momento acamparon aquel recordado 15 de Mayo en la Puerta del Sol.
Ya para terminar, solo una pregunta que lanzo al aire. ¿A vosotros no os ocurre como a mí que cada vez que veis a Ana Mato leéis un cartelito en su cara que pone “no estoy”?
Quizás sería un buen comienzo para que todo fuera mejor, el cambiar esa cara, y cuerpo también, claro, por otro, y a poder ser que dé más sensación de que sabe de qué está hablando, si es posible. Y eso ya sería labor del Señor Rajoy, que ni está ni se le espera, como siempre.

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miércoles, 8 de octubre de 2014

MERCADONA, O LOS DAÑOS COLATERALES

Ojeando las noticias del día, y en un discreto segundo plano, he comprobado que Mercadona, gran cadena de supermercados, por fin entra en Euskadi, la única zona del estado en el que todavía no se había extendido.
Como decía ayer, en el artículo relacionado con el ébola, este vecino es un malpensado, y no puede hacer nada por evitarlo, porque le viene de serie. Por eso al enterarme de la noticia he estado indagando un poco sobre el tema, y en muy poquitos años van a inaugurar unos veinticinco centros. Lo que ocurre con el tema es que como siempre, este vecino no ha encontrado que se vaya a construir uno en Donosti, la zona más cercana es Irún, hacia el 2016/17.
Uno sabe que estos establecimientos tampoco van a ser el rejuvenecimiento para nuestros bolsillos, pero siempre que hay competencia, al menos, es mejor para ellos.
Este vecino tiene no sé si llamarle una teoría, quizás sea demasiado pretencioso, pero sí al menos una opinión al respecto.
En el caso concreto de Mercadona, no nos vamos a engañar, es un rival directo de algo muy nuestro, desde el punto de vista del vasco, como es Eroski, pero lo mismo que Eroski puso su “pica en Flandes” o en este caso en el País Valenciá hace muchos años, me parece que la respuesta de Mercadona se ha hecho esperar, y personalmente no me creo que haya sido por motivos políticos, por ETA concretamente, como se ha dejado entrever hoy en alguna emisora de radio.
No hay más que ver que en las cadenas de tiendas a nivel nacional, aquí no se “deja” abrir los días de fiesta. Nos pueden contar mil milongas sobre el comercio “amigo”, sobre el comercio “del de toda la vida”, pero al final la pela es la pela, y si al vecino de a pie le puede salir un poco más barato, pues mejor digo yo. Porque entre otras cosas no me gusta que decidan por mí, y lo están haciendo desde hace muchos, muchos, años.
No se puede tener de todo, me dirá más de uno, y eso me retrotrae a hace bastantes años en mi vida, unos quince o dieciséis. Un compañero de trabajo al quedarme sin vacaciones de Semana Santa  me dijo (y ni se me ha olvidado, ni se me olvidará nunca)  “no se puede tener de todo en esta vida”, ni que decir tiene que me tuve que quedar trabajando, porque se iba él. En mi opinión, lo mismo ocurre aquí, deciden por nosotros pero no porque sea bueno para nosotros, sino para los de siempre, los poderosos, tengan o no txapela.
En Donosti durante muchos años, no hablo de ahora, sino de hace años, han gobernado personas que tenían intereses fuera del ayuntamiento, alguno en algún hotel y diferentes comercios, que ahora me viene a la memoria, y se gobernaba apoyando lo nuestro, que en realidad era lo de “ellos”.
Este vecino, durante diferentes épocas de su vida, ha trabajado de cara al público, turistas concretamente, en Donosti. Y un día sí y el otro también me preguntaban por la ubicación de “El Corte Inglés”, y al decirles que en esta ciudad no había, no hay todavía, como se suele decir vulgarmente, “se quedaban alucinados”. Y en más de un caso, porque venían varias personas a la vez a preguntar, había alguien que en voz baja, y con cara de haber descubierto America, decía: -Es que “El Corte Inglés” solo hay en ciudades importantes.
A eso se le llama “daños colaterales”, o como hubiera dicho mi recordado compañero de trabajo: -No se puede tener de todo en esta vida-. Pero a mí personalmente, me jode, y esta vez, no pido perdón.
Y como siempre me gusta terminar con una sonrisa, aunque sea amarga, diré que de algo tiene que servir vivir en una de las ciudades más caras de España: El día que vaya, si voy, a Las Vegas, seguro que no me parece tan caro. Algo es algo.

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martes, 7 de octubre de 2014

UN TIBURÓN LLAMADO ÉBOLA

No, hoy no voy a hablar de algo tan sencillo y español como la tortilla, porque no voy a hablar de “hacer una tortilla”, sino de “dar la vuelta a la tortilla”, que es otro concepto.
Y es que en pocas semanas hemos pasado de ser el Orgullo de Occidente, en lo que a protocolos sobre el ébola y a la repatriación de afectados se refiere, a ser la comidilla del mundo mundial, y a pisotearnos nosotros mismos la famosa marca España.
Para ahora, y lo digo para aquellos de mis lectores de ultramar, ya todo el mundo sabe que ha aparecido el primer caso de contagio de Ébola en España y en Europa, una auxiliar que atendió al misionero fallecido García Viejo, en el hospital Carlos III de Madrid.
Ayer la ministra de Sanidad, Ana Mato, compareció ante los medios de comunicación en una rueda de prensa después de confirmarse el citado caso. Mato explicó que "se ha puesto en marcha el protocolo de actuación" y que se está "trabajando para identificar la fuente de contacto". Asimismo hizo hincapié en que "se van a poner los medios necesarios para afrontar esta situación".
Lo que ocurre con la Señora Ana Mato es que nunca da seguridad de nada, porque, al menos delante del público, cámaras,o lo que sea que se le ponga enfrente, no demuestra capacidad de liderazgo, sino de que “pasaba por allí y me he encontrado con el problema”.
Una persona, la citada Señora Mato, salpicada en el caso Gürtel, y que, en su momento, no sabe dar explicaciones de que de dónde ha salido el dinero que pagó cuatro fiestas (tres de cumpleaños y una comunión) de ensueño y, como se diría en mi pueblo, a tutiplén, y se ampara bajo la figura de su exmarido, la verdad, no es en principio la más idónea para manejar una situación tan urgente.
De todas maneras, lo mismo que antes hablaba de algo tan español como la “tortilla”, también hay que hablar aquí de otro rasgo tan característico en nuestra idiosincrasia, como la “improvisación”.
De pronto, cuando van a repatriar al primer caso de ébola, hacen ver, el gobierno y las autoridades implicadas, como que entendemos de todo, y sin embargo,  todavía no se había decido a qué hospital llevarlo. 
Era una buena manera de hacer publicidad de lo nuestro y de nuestro standing “de salud pública”, por otra parte tan castigado en esta legislatura.
Se hablaba de protocolo de seguridad, cuando “seguridad” no hay ni una contra el ébola, y es  protocolo de prevención o de actuación. En Estados Unidos el citado protocolo es un “mamotreto” de más de cien páginas, mientras que en España a las personas que iban a estar en contacto con el paciente se les da una especie de cursillo de cuarenta y cinco minutos.
Uno no es un técnico en la materia, ni lo pretende, sino un mero observador, pero a simple vista se ven unas cuantas cosas chocantes. Por ejemplo, no es normal que la auxiliar, ahora infectada, al día siguiente de morir el paciente se fuera de vacaciones, cuando en el mismo protocolo se dice que las personas en contacto deben de estar una serie de días, unos veinte,  tomándose la temperatura  dos veces al día y siendo observadas.
Tampoco es de recibo que ella misma, cuando declara síntomas de dolores de cabeza, primer signo de la posible enfermedad, se tarde seis días en tomar una acción, ya que el pasado día 30, ella misma había alertado al servicio de riesgos laborales del hospital de que tenía fiebre, y es ella, otra vez, la que decide ir al hospital de Alcorcón (suroeste de Madrid) cuando sintió fiebre. Ahora hay treinta  personas que se encuentran bajo vigilancia, las implicadas en el caso del segundo paciente repatriado con ébola.
También se ha sabido, porque al final todo se sabe, que con respecto al traje, ese que nos parece de astronautas, que se utiliza en estos casos, debe de haber cuatro tipos diferentes, siendo el cuarto el más seguro, y el que aquí se utilizó es el segundo, obviamente de menor seguridad.
Ahora nos están intentando inculcar por todos los medios, de que está todo controlado y se está intentando dar sensación de seguridad.
Sin embargo a este vecino, sus allegados siempre le han tachado de malpensado, y qué queréis que os diga...Todo ésto me recuerda a la película “Tiburón”, de un todavía desconocido Steven Spielberg, en el que todo el interés del alcalde del pueblo, Amity Island, es que no se sepa de la existencia del tiburón blanco, porque peligraba el turismo del pueblo y principal sustento de su economía. ¿Parecido? Sí, ¿Pura coincidencia? No. 

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lunes, 6 de octubre de 2014

UN PUNTO CANALLA

Eso de hablar sobre el machismo suele ser un tema recurrente, especialmente cuando desde el lado del periodista de turno no hay otra cosa mejor que llevarse al diente de la noticia. Y en ese momento aparecen, siempre, los dos extremos, más que separados de mundos totalmente opuestos.
Mientras, sin embargo, en el día a día, te desayunas, o mejor dicho, comes o meriendas, especialmente por la hora televisiva, con programas en el que jóvenes estudiantes de mujer florero adoran cuerpos masculinos, hijos de gimnasio y pensando mal, de sustancias que muy recomendables no deben de ser y este vecino del mundo cree que tampoco deben de ser muy buenas para su cerebro . A ellos, dan la sensación, de que lo único que buscan en ellas es la reafirmación a través de sus bocas de que están divinos de la muerte.
Últimamente se ha puesto muy de moda, entre ellas, y en programas televisivos, a cualquier hora, especialmente nocturnos, decir que les gustan los hombres con un punto canalla. Entiéndase como tal a aquellos que les miran por encima del hombro, no porque tengan la altura de John Wayne, que también tenía su punto y más, especialmente en los personajes dirigidos por otro John, Ford, sino porque pueden ser tan cariñosos como el pulpo Paul, al elegir la bola del equipo ganador. Y porque se hacen los duros a la hora de estar con ellas, dicho de otra manera, se acercan cuando el punto de la tercera copa exacerba la necesidad de tener una mano femenina cercana.
Y es que machismo en nuestro país hay, y mucho, pero muchas veces disfrazado de modernidad feminista. Cuántas veces hemos visto que cuando un hombre juega con dos mujeres a la vez, éstas en lugar de olvidarse, ambas de él, por  “capullo”, sin ir más lejos estos días en “Gran Hermano”, en la figura del figura de Omar,  batiendo todo tipo de cifras de audiencia, y por no saber valorar ni respetar a una mujer, como única, se tiran los trastos a la cabeza, y se ponen verdes entre ellas, mientras él se va de rositas, o muy probablemente hacia una tercera.
Muchas veces es la semántica la que nos escamotea realidades, y detrás de un canalla ( según la definición de la R.A.E., vulgarmente “persona despreciable y de malos procederes”) se esconden actitudes machistas, la mayoría de las veces escondidas detrás de una tableta de chocolate con olor a sudor.
Ya se sabe que el chocolate en sí mismo tiene sus defensores y detractores. Y sea como fuere, si te gusta el chocolate, y no puedes evitar su consumo, es mejor siempre en cantidades muy pequeñas, … como al canalla. 

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