domingo, 13 de mayo de 2018

SOBREVIVIENDO A UN FESTIVAL



He tardado en escribir este post por tener que volver de donde me ha enviado el shock sufrido tras la gala del Festival de Eurovisión.
Lo tenía que haber previsto pero, al parecer, a pesar de las muestras de todo que tenemos un día sí  y el otro también, este vecino del mundo no escarmienta.

Así de primeras, y mientras me limpio las últimas heridas con agua oxigenada, he de confesar que sigo creyendo en los Reyes Magos, por aquel punto de inocencia que siempre es bueno mantener, pero ya no creo nunca más en el Festival de Eurovisión.

Con muestras en todas partes de que nuestro mundo está corrupto, incluso en el mundillo de los Premios Nobel, me piden que me crea, después del thriller-pa-ná montado para recibir las votaciones del jurado de cada delegación que participa en el festival, que ese montón de votos que se añade a muchos de los países, y que tenemos que creer, con buena disposición por nuestra parte, que está legalmente contrastado que son de su padre y de su madre.

Desde que se quitó, hace ya muchos años, la orquesta en directo, el Festival ya tiene mucho de prefabricado, y está a dos décimas de ser un festival de videoclips. 

Viendo ya la puesta en escena del primero de los países en tomar parte, Ucraniacon el cantante-vampiro siendo sacado de una especie de ataúd y con unos escalones que se prenden fuego, no tuve más remedio de acordarme del recientemente fallecido Reyes Abades, al venirme la idea de que iba a presenciar un concurso de efectos especiales.

La cosa, el festival, tuvo sus cosas de hacérselo mirar:
Reino Unido sigue integrado en el Festival de Eurovisión, mientras quiere abandonar la Unión Europea.
Israel, que además, va y gana, cantando un himno contra el “Bulling” (maltrato) mientras tiene más más que sus menos con los palestinos.
La mayoría de los países, eso ya viene de siempre, se vota en vecindad, mientras que a España se le trata siempre como a un mal vecino, y no le dan ni un poco de perejil los que le rodean geográficamente.

Mi sufrida, La Nuri, se preguntaba, y tiene más razón que una santa, al ver el reparto de votaciones, dónde se encuentran todos esos españoles por el mundo que no nos votan. Y este vecino ya previendo lo que se venía encima con la voz más seria posible le contestaba: -Cari, si están desperdigados por ahí, no pueden tener un buen recuerdo de esta España que les obligó a irse.

Este vecino, mucho tienen que cambiar las cosas, para que vuelva a ver otro Festival de Eurovisión donde ya no es que se nos maltrata, sino que siendo uno de los países que más paga por un festival de televisiones, algún comentarista extranjero todavía se permite la boutade de poner en duda el amor de nuestra pareja cantora, y dice que si tenían un calentón, en lugar de subirse al escenario, lo suyo hubiera sido buscar la habitación de un motel y encerrarse en él. Como defensa propia he de confesar que lo primero que pensé  era que en España se deberían de separar más los hoteles de sus piscinas en la zona de Magaluf… Por aquello de “ojo por ojo”.

Y si todo esto fuera poco, aquí también hemos tenido que soportar “el fuego amigo” con periódicos digitales que describen lo de ayer como “Unos cantantes de mierda: Amaia y Alfred quedan los 23º en Eurovisión”. Y eso que Eduardo Inda, el director de ese diario, nacido en Pamplona, como Amaia, algo de simpatía por ella pudiera sentir...

Por cierto, y ya para terminar por hoy, he tomado la determinación que antes de meterme nuevamente en Twitter y leer diarios digitales por internet, me voy a poner un casco blindado y chaleco antibalas. Hay que informarse, pero seguro, más que nada para luego poder contarlo.

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sábado, 12 de mayo de 2018

DÍA DE DOS TEMPERATURAS



                                                   Ortuella, 12 de Mayo, 2018

Muy buenos días a todos,

(Hoy no sé por qué pero me ha apetecido escribir este blog a modo de carta.)

Aunque desde la ventana en Ortuella, Vizcaya, no da muchas ganas de salir a la calle, a pesar de que son las fiestas patronales, hoy, 12 de Mayo, no parece un día aconsejable para andar, cuando menos, despistado por aquello de que te manguen la cartera.

Día de dos temperaturas: lo que hierve en la política catalana, un trampantojo de crisis humanitaria disfrazado de presidenciable, y la Final del Festival de Eurovisión, aplacando el hartazgo mayoritario de todo.

Personalmente, este vecino del mundo, como en toda película que se precie, prefiere que ganen los “buenos”. Y en este caso serían Alfred y Amaia, que no tienen la culpa de nada, a pesar de que el novio haya regalado a su novia un libro de título, para muchos, desacertado. Pero, viendo el lado positivo, al menos los novios saben leer… La canción, “Tu canción”, una de esas que son tan pegadizas, aunque sabes también, que a partir del quinto pase puedes sufrir un ataque de pánico y mareos varios.

Pero puestos a morir, entre una canción romántica y un estado republicano por cojones, prefiero quedarme con una pareja que sabe de música más de lo que hoy les van a dejar demostrar en el escenario. Y, bien pensado, una oda a la juventud y a la esperanza.

Quizás lo de escribir hoy en formato de carta, venga por ese aroma a ayer que se respira cuando se recuerda al Festival de Eurovisión, y por ese mayo en el que estamos inmerso y que siempre recuerda a aquellas luchas estudiantiles en París de hace, precisamente, cincuenta años. Y que este vecino, desde sus doce años de entonces, recuerda las noticias desde el único Telediario que era posible, o imposible, en la televisión española de una vida en blanco y negro.

No conozco al presidenciable catalán Quim Torra, como casi nadie, pero ya venir precedido de frases del calibre de “Cataluña vive en una crisis humanitaria” es como contemplar un futuro a lo Mary Poppins, temiendo que cada vez que hable El President tengamos que cuidar la porcelana, porque la estructura de nuestros hogares va a temblar.

De todas maneras, una lluvia como la de hoy, en portugués, en catalán, o en castellano, que no agüe, y nunca mejor dicho, nuestras ganas de vivir.

Saludos siempre, y que nunca se nos congele nuestra sonrisa.

viernes, 11 de mayo de 2018

CUANDO LAS APARIENCIAS ENGAÑAN...



¡Nunca me había ocurrido!

Alguna vez, tras varios días de silencio, algún@ de mis lector@s me había contactado para mostrarme su preocupación por mi silencio. Hoy, sin embargo, la situación me ha superado.

Tras seis días sin ningún artículo en mi blog, hoy se ha puesto en contacto conmigo, por decirlo de alguna manera, “el robot” que lleva el control en Facebook, diciéndome que se me echa de menos.
Y la verdad, que algo no corpóreo te eche de menos, te puede hacer sentir, cuando menos, una especie de “yuyu” más cercano al más allá, que al más acá. E inmediatamente me ha hecho recordar la noticia que se ha dado estos días en los medios, de ese robot de Google, robot de voz por decirlo de alguna manera, que ha pasado la prueba, con su inteligencia artificial, llamando a una peluquería y cogiendo vez para un día y hora determinado. En ningún momento se notaba que era “sólo” una voz; por lo que hay momentos en los que se demuestra que las apariencias sí engañan.

El problema verdaderamente vendrá, al menos para mí, el día que se descubra, como bloguero o blogger que me considero, que ya hay bloggers que son robots. Aunque bien pensado, algo de eso debe de haber ya, en esa clase de blogger que se ofrece a todo tipo de empresas, y bajo la condición de “disfrutar gratis de sus productos” ya tiene su buena opinión comprometida.

El gorroneo, como se dice en mi pueblo, ha existido siempre, y existirá. Solo cambia la capa de maquillaje externo, o en otras palabras, el cómo se venda una opinión.

Y si no, lo tenemos más que fácil en el ejemplo ahora mismo. Mañana es la Final del Festival de Eurovisión, y estos días se está comprobando que para ser algo en esto del mundillo de la opinión, profesional u amateur,  el que no corre vuela, y el que ya no está en Lisboa, o Portugal como mínimo, con cara de entendido en Eurovisión, no venderá nada de nada. Y al que le ha pagado de alguna manera RTVE, su estancia u entrada al Festival, no va a tener los santos pelendengues, ya se me entiende, de poner a parir a la mano que le da de comer, o de sestear.

En A TROCHE Y MOCHE no tenemos ese problema. En su momento, con la crisis, tocamos fondo, y aprendimos a vivir con lo mínimo. Y todo lo que no sea totalmente necesario ya nos pone nerviosos, más que nada, con la cara del Señor Montoro al fondo.

Además, y ya para terminar, el poder dar tu opinión libremente, pero procurando no faltar a nadie, que para eso existe la ironía, te da una felicidad/tranquilidad, que es mejor no comentar. Más que nada, para que el gobierno de turno no se ponga las pilas e intente sacar tajada de ello.

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sábado, 5 de mayo de 2018

...Y LA TELEVISIÓN SE PUSO BIGOTE



Hoy es uno de esos días que dices “No sé por qué me he levantado”.
Porque nada más despertarme, 8:35 horas, y poner el programa de Pepa Fernández, Hoy no es un día cualquiera, en Radio Nacional, nos ha golpeado con la noticia de que Don José María Iñigo acababa de fallecerMe he quedado sin habla, pero lleno de recuerdos. 

Iñigo de 75 años, ha sido, y se dice fácil, todo en nuestra televisión cuando era una y grande. Su bigote, casi bigotón, trajo aires de modernidad a una televisión que con él comenzó a vigilar lo que se llevaba en el extranjero.

Si tenemos que dar tres nombres que han significado mucho, modernización incluida de nuestra tele, sin duda uno de ellos sería Iñigo, fichando lo mejor para sus programas. Los otros dos, y no precisamente en orden de importancia, y para este vecino del mundo serían, Don Valerio Lazarov y Don Chicho Ibañez Serrador.

Aunque Don José María, Iñigo para siempre, es de todos nosotros, él, y especialmente en las distancias cortas, siempre ha ejercido, y lo era, de bilbano.

En un programa de Euskal telebista supimos por su boca, que él nació y vivió hasta su juventud en el bilbainísimo Teatro Arriaga. Creo recordar que su padre era, por decirlo de alguna manera: “eléctrico-técnico de luces”. Y que su  interés por el inglés, lenguaje, le hizo ir abriéndose miras, para primero hacer sus pinitos en alguna emisora bilbaína, hablando de música, y así poco a poco tras un tiempo en Londres, se afincó en Madrid, convirtiéndose en uno de los críticos más serios de la música de los sesenta, antes de dar el paso a la televisión como presentador de programas inolvidables como Directísimo, Esta noche … fiesta, Fantástico.

Sus programas de aquella época eran de corte similar a los americanos, y que atrapaban al televidente, actuaciones musicales con lo último de lo último, entrevistas a personajes famosos alternando con ciudadanos desconocidos pero llenos de anécdotas o cosas curiosas que contar.

Si nos piden un recuerdo de la televisión en blanco y negro, para la mayoría, siempre nos acordaremos de aquel Uri Geller, el mentalista, y siempre alguien cercano nos dirá que vio alguna cucharía doblarse o reloj averiado que empezaba a funcionar.

Iñigo es un ejemplo claro del renovarse o morir. Ha hecho de todo: crítico de música, presentador de televisión, crítico gastronómico, revistas de viajes. Colaboró en alguna película musical como “Un, dos, tres, al escondite inglés”, en 1969, y treinta años después en “Muertos de risa”, de Álex de la Iglesia. Y como nunca le importó arriesgarse, en 1975 encabezó el reparto de la película, de las que se llevaban entonces, “Terapia al desnudo”, de Pedro Lazaga, junto a Carmen Sevilla y la por entonces conocida María Salerno.

Ha estado hasta, muchos años después evidentemente, en la isla de los Supervivientes presentando in situ el programa. Por cierto, y muy pocos sabrán: Trabajó en el circo, en un número con elefantes, y de ahí que tuvo que sacar el carnet de domador, cosa que comentaba de vez en cuando en los programas en los que colaboraba, que todavía lo conservaba.

Iñigo, en cierta forma, al ser, a su manera, un fenómeno de la naturaleza, debería de haber sido declarado: Bien de Interés Cultural, aunque quizás en su modalidad de “andante”. Hay que tener en cuenta que ha sido "un muy conocido" durante más de cincuenta años; sin poder pasar desapercibido, ni dar un paso sin que nadie le dijera nada, por lo que se le podía perdonar esa poquita mala leche que de vez en cuando mostraba.

Es una pena que nos abandone, así de improviso, sin tiempo a prepararnos para su pérdida, porque si no tontos, desde ahora vamos a ser un poco menos sabios.

Descanse en paz Don José María Iñigo. Te queremos, y mucho.

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viernes, 4 de mayo de 2018

¿EL HUMOR COMO ANTÍDOTO?



Acabo de sentir una experiencia singular. Me ha llamado por el telefonillo del portal la cartera de Correos para decirme que tenía un paquete para nosotros, y que por favor bajara a recogerlo. 

Llevaba despierto una media hora y la pinta era muy parecida a la de José Sacristán, creo recordar, en “Solos en la madrugada” cuando el personaje de Emma Cohen le dice: “No sé si acostarme contigo o cantarte una saeta".

Al vestirme, en menos de un minuto, he creído sentir lo mismo que una estrella famosa de los musicales cada vez que tiene que hacer un cambio rápido de vestuario. Y aún me ha dado tiempo para pensar mientras bajaba en el ascensor, la suerte que tengo de no vivir en el Empire State un día de esos en que no funcionan los ascensores.

Pensareis que tengo humor, y ahora voy a usar una expresión que se está generalizando, y que odio porque creo que es traída del inglés (y a "esos" ni agua, que ya se encargan ellos de servirse de todo lo que quieren), y además no es cierta, de buena mañana. ¡Y no lo tengas!, porque vas a estar traumatizado todo el día.

La verdad es que mis diez primeros minutos de hoy, "cara al público", por decirlo de alguna manera, hubieran podido estar firmados por un Rafael Azcona en buena forma.

Ya aprovechando que había tenido que bajar a la calle, he comprado el pan, que apenas voy a utilizar por estar en régimen perpetuo. Y hablando con el que lo expide, porque en la mayoría de los sitios ya no son panaderos, panaderos, me ha dado un truco para poder comer poco, el aconsejante perdió en su momento 25 kilos, que no los ha vuelto a recuperar.

Media hora antes de cada comida, bebe un vaso de agua templada”.

Según el casi panadero, se te quita el hambre. Al oír el truco, no me digáis por qué, lo he asociado al chiste del paciente al que le acaban de decir que le queda poco tiempo de vida y le pregunta a su doctor si deja de fumar. Y el galeno tras pensárselo un poco le dice tajante: Sí, porque así se le va a hacer más largo.

Por cierto, y ya para terminar, si mis diez primeros minutos han sido así, hoy el día promete.

Al final tendré que agradecer a los políticos de turno, el ser como soy como estrategia para vivir, no sé si más, pero menos amargado…

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martes, 1 de mayo de 2018

LA VIDA EN MONÓLOGOS (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)



Llevo un tiempo, puede que sea la edad, en que me apetece revisitar películas más que hacer experimentos con gaseosa y celuloide nuevo, aunque también lo haga. Y hoy he tenido una grata sorpresa al ver de nuevo una película que en su momento, al tener muchas ganas de verla, con un Tom Hanks en la cresta de la ola tras su gran éxito “Big”, en gran parte me defraudó.

Bautizada en España como “Lo que cuenta es el final” su título en inglés “Punchline” da más idea del asunto de la película. Ya que bajo esa palabra,  se encuentra la parte final de un chiste, momento  en el que ya estallas de risa. Con un guion y dirección de David Seltzer la historia te engancha de principio a fin, aunque terminarás con un cierto desasosiego e incomodidad.

Todavía no había entrado en España ese furor que ahora muchos tenemos por los monologuistas. Lo más parecido que habíamos tenido era el recordado filósofo pegado a un casco y a un teléfono, llamado Don Miguel Gila. Y la historia del film, con un Tom Hanks y Sally Field, ambos en estado de gracia, es una oda a esos que día a día se baten el cobre del humor en garitos de mala muerte, con la única esperanza de que un día puedan ser descubiertos, y con ello abrir el grifo del dinero a espuertas.

Es uno de los trabajos más arriesgados de un Tom Hanks cuyo personaje en realidad no se dedica a contar chistes, sino que sus monólogos analizan bajo el prisma de un cierto humor todo lo que rodea a su vida, y la posible comicidad siempre está a menos de un centímetro de la locura.

Quizás el cambio de opinión, de mi opinión, tenga mucho que ver con los treinta años que ya han pasado sobre mí desde que la visioné, y mi sensación es que un reloj del tamaño del mayor camión bulldozer construido pasara sobre mí tumbado sobre un suelo de barro húmedo.

Visto desde el ahora considero una de las mejores películas tanto de la filmografía de Hanks, como de una Sally Fields que lucha por sobrevivir en un matrimonio que la oprime hasta intentar asfixiarla y sus ganas de hacer humor.

Me conformaría con que este post pueda servir para que más de uno descubra una película que ante todo explora la cara oculta del show business, y donde el humor y la tragedia son dos caras del mismo todo: la vida.

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lunes, 30 de abril de 2018

GANARSE LOS "HOT-DOGS"



Leo en El País digital que los jugadores vascos de cesta punta, que en Estados Unidos se conoce como "practicar el jai alai”, y siempre han tenido la zona de Miami como su principal bastión, están teniendo muchos problemas para conseguir visados, debido a la más que restrictiva política de Trump.

Y mi mente se traslada a mediados de los setenta cuando, en Elgóibar, pueblo en el que nació este vecino del mundo, muy cerca de Markina, de donde han salido la mayoría de jugadores de cesta punta, y a su frontón se le llama “Universidad de la cesta punta”, un chico del pueblo, Martín, estaba aprendiendo el oficio de carnicero, antes de intentar la aventura americana.

Y el momento llegó, y al parecer, visto lo visto, parece ser que le fue bien, quizás no deportivamente pero sí a nivel de ganarse las habichuelas, o tratándose de Estados Unidos, mejor “ganarse los hot-dogs”, porque por el pueblo solo volvió el primer año, vistiendo unas coloridas camisas entalladas americanas para visitar a su novia… Años después se supo que se había casado con la hija de un millonario que tenía cadenas de supermercados.

Los más viejos, con perdón, de los lectores de este blog, todavía recordarán aquella serie mítica, Miami Vice. Cada semana al comienzo del capítulo, y mientras aparecían los títulos de crédito, se veía en imágenes una especie de resumen de lo que podías encontrar en Miami, y aparecía el frontón Jai-Alai y sus apostantes, ya que más que deporte era una manera de apostar rápida.

Ahora, parece ser, se quiere despertar un deporte que desde los ochenta se dejó languidecer, porque solo se contemplaba, para los empresarios americanos, como manera de apostar, mediante una especie de liguillas de partidos rápidos. Y al parecer, los hoteles que siguen conservando aquellas licencias de jai-alai, las quieren mantener, porque permiten, a su sombra, seguir con otro tipo de apuestas.

Y como es muy difícil conseguir, por los problemas de visados ya citados, que auténticos jugadores vascos sigan llenando los pocos lugares que quedan para jugar, se está intentando reconvertir a antiguos jugadores estadounidenses de béisbol, e incluso de rugby, para practicar este deporte.

Aquellos que estamos habituados, aunque sea por simple proximidad geográfica, al look del típico jugador de cesta punta, la imagen que este vecino del mundo se ha encontrado husmeando un poco en el problema, y que acompaña a este post, ha sido como para que se le congelara el hocico por toda la eternidad; e inmediatamente se ha acordado de ese célebre dicho que viste a Cristo con dos pistolas…

Cada vez van quedando menos recuerdos que no sean pisados por una imparable realidad. Y, sinceramente, prefiero no saber qué fue de Martín, porque me temo lo peor.

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domingo, 29 de abril de 2018

UN MUNDO LLAMADO "ABBA"



Entre manada y manada, los que acapararon la atención otra vez ayer, después de 35 años, fueron los ABBA.

Para resumirlo, vuelven, pero como siempre han sido ellos: de una manera diferente. Han grabado dos canciones nuevas; sólo, diríamos muchos, pero el grupo sueco que siempre ha sido cuando menos diferente, seguro que con eso, sólo, serán capaces de hacer maravillas.

Mediante un mensaje en Instagram, vienen del ayer más lejano pero colgados de las nuevas tecnologías, como siempre hicieron. 

Prácticamente fueron los primeros en realizar videoclips, y evitarse de esa manera muchos viajes, ya que al parecer no eran tan dados a viajar por viajar. Los cuatro miembros de ABBA han anunciado que se han reunido en un estudio y han grabado dos nuevas canciones.

En los 35 años pasados desde su “parada”, entonces presentada como tal, en diciembre de 1982, el cuarteto rechazó, al parecer, ofertas estratosféricas (¿mil millones de dólares?) para hacer otra gira. 

Han aprobado para la primavera del 2019 un espectáculo de “realidad virtual”, se presupone que con hologramas; tecnología que se utilizará para presentar “I Still Have Faith in You”, uno de sus nuevos temas, en un especial de televisión previsto para finales del presente año.

En el caso personal de este vecino del mundo, hablar de ABBA es abrir una puerta al pasado. Forma parte de su banda sonora. En las radios londinenses fue donde conocí uno de sus mayores éxitos: Chiquitita, a primeros de 1979.

Con ropajes casi más cantarines que sus voces, pero muy cercanos, por ejemplo, a nuestros “Diablos”, son la fotografía de una época. Además, hay que recordar que entonces estábamos atravesando en España aquella época conocida y reconocida ahora como “landismo”. Y en la que, imaginemos la siguiente frase con aquella voz cantarina del López Vázquez: “una sueca, es una sueca”. Y en Abba había dos, una morena y una rubia, como en nuestra zarzuela. A este vecino, ahora que no nos oye nadie lo confiesa, le “en-cantaba” la morena.  Siempre recordará unas imágenes de un concierto en que Agnetha Fältskog, la morena, se agachaba vistiendo  uno de esos monos ceñidos mientras masajeaba de arriba abajo una de las piernas de su guitarrista, que lógicamente, hacía ímprobos esfuerzos en concentrarse en su trabajo.

Al leer la idea que han tenido de hacer un show sin su presencia, sólo con hologramas, me he acordado inmediatamente de una entrevista que concedió para Televisión Española Xabier Cugat, a mediados de los setenta, cuando el buen hombre, ya había elegido Barcelona para instalar sus cuarteles de invierno. 

Alababa, como no podía ser de otra manera, la manera de ser del americano, y decía que aquello era el país de las oportunidades. De hecho, de alguna manera se comprometió a que él, con una buena campaña publicitaria, podía vender hasta cajas vacías. Me lo creí entonces, y me lo sigo creyendo, ahora incluso con más motivos.

De las bandas tributo, que siempre le han parecido a este vecino del mundo un quiero y no puedo, bajamos ahora un escalón, y ya ofrecemos “hologramas”, naturalmente, y me imagino, a precios de angulas.

Quizás haga un esfuerzo personal para asistir a uno de esos shows, siempre que, y lógicamente, se me permita pagar con hologramas de billetes de cien euros. Sería lo justo.

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sábado, 28 de abril de 2018

LA SOMBRA DE UNA MANADA



Los que conocen la manera de proceder de este vecino del mundo, estarían seguros de que si hablaba sobre la sentencia a "la manada", como es el caso hoy, dejaría pasar unas veinticuatro horas (en realidad han sido más), como franja de seguridad para no hablar con la boca y la mente calientes.

Por eso tras cumplir con creces ese requisito que muchas veces, dependiendo del tema, me auto-impongo, no como censura sino para recuperar las bridas de mi mente, que en algún momento pudiera correr peligro de desbocarse, paso a comentar algunos puntos sobre el asunto.

Tras haber pasado  por un juicio de separación, hace ya muchos años, aprendí, que una cosa es tener razón, aunque todas las partes de un problema se intentarán siempre adjudicar la razón, y otra que los jueces te la otorguen.

Más de uno dirá, además, en contra de este vecino, que no tiene ni idea de Derecho, y es verdad. Pero en la mayoría de los casos se pueden emplear los famosos "dos dedos de frente", para por lo menos analizar los hechos; y bien pareciera, por cierto, que estudiar cada articulo de la ley te pueda alejar de ser justos, al menos de lo que piensa el pueblo, que a la postre es para quien se legisla.

Desde el principio se pudo presuponer que el caso de una joven atacada en la primera noche de los Sanfermines del 2016 por una "manada", como así se definían ellos mismos, de jóvenes, cinco, iba a acaparar la atención de todo el mundo. Y a medida que fue pasando el tiempo ha confluido también ese movimiento feminista  que alcanzó su culmen el 8 de marzo.

Ya muchos están diciendo que, quizás el problema no esté en la plasmación del espíritu de la ley, sino el saber pasar, por parte de los jueces, de las musas al teatro de la vida; de la plasmación de un ideario a la realidad del día a día.

Convendría pensar en que casi todo en esta vida seguramente, por dejar una vía de duda, el Derecho y las leyes, son machistas, por haber sido pergeñadas, sino de nuestra Historia, por el Hombre, animal siempre vencedor en una lucha de sexos que nunca se ha dejado plantear. Y aunque el ideario de las leyes parezca aséptico, en realidad puede ser que no lo sea, especialmente por el condicionante de las lentes de quien lo estudia.

Tras toda una historia, e histeria, escrita por machos, no se van a tirar piedras contra su tejado, y siempre, al menos todavía, está esa duda de que la mujer, por el mero hecho de serlo siempre se está insinuando, o diciendo lo contrario de lo que quiere decir.

Ahora resulta que unos jueces sólo ven abuso, en dónde la mayoría no tenemos ninguna duda de que es violación, y en donde nadie, sin excepción, quisiera haber estado en la piel de esa joven de 18 años.

Dirán que lo que este vecino va a decir ahora mismo es puro populismo, pero seguro que a todos nos ha venido la misma pregunta, que se haya confesado o no es otro problema, al leer la sentencia: 

¿Si la joven hubiera sido familiar, muy, muy cercano de alguno de los tres jueces, hubiera cambiado la mirada de lo ocurrido?

Este vecino del mundo no tiene ninguna duda: -Sí

Por últimos acontecimientos que están ocurriendo, por ejemplo, el problema de las pensiones, o incluso el famoso 8 de Marzo ya citado anteriormente, el pueblo está aprendiendo aquello de “el que no llora, no mama”. Y parece que muchas instituciones se van a tener que poner las pilas, porque quizás las nuevas tecnologías están haciendo que las altas instancias de este país, cada vez vean menos distancia de alturas entre unas clases y otras. Y no será lo mismo mirar desde arriba, que frente a frente al legislado. Iba a decir en lugar de “legislado”, “para quién se legisla”. Pero me han entrado muchas dudas al respecto…

Ya han pasado muchos años, y aunque hace no mucho tiempo se hizo un remake que pasó más bien desapercibido, las nuevas generaciones convendría que vieran un famosísimo film en su momento, de Sam Peckinpah, en 1971, con Dustin Hoffman, Susan George y David Warner como cabeza de cartel.

Cuando tenemos tremendas dudas de que la justicia reparta, eso, justicia, podemos tender a tomar la justicia por nosotros mismos. Y eso seguro que tampoco es bueno.

Gran parte de la sociedad ha estado dormida durante mucho tiempo y los que tienen el mando han mirado más, al menos eso parece, por los que tienen el poder del dinero, que por los que tienen el voto. Pareciera que los grandes dormidos están despertando y muchas cosas pueden cambiar…

Sin duda la solución está en nosotros, en nuestra actitud, en las ganas que pongamos por remediarlo.

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miércoles, 25 de abril de 2018

CRISTINA OLAY, DOS EN UNO



Lo nuestro se parece más a la época de Curro Jiménez que a la Edad de las nuevas tecnologías. 

A medida que se van conociendo más presuntas andanzas de la todavía Presidenta de la Comunidad de Madridnunca hubiera pensado que iba a decir esto, pero si yo fuera Cristina Cifuentes desaparecería de la faz de la tierra ahora mismo, tras la revelación de que en el 2011, y existe vídeo, fue descubierta in fraganti en un Eroski de Vallecas en posesión de dos botes de crema anti-edad Olay.

El asunto se zanjó, como parece que normalmente terminan estos casos, “la presunta” paga los 40 euros que constaba lo que se supone estaba haciendo desaparecer, y … a otra cosa, mariposa.

Intentando pintar toda esta historia con un poco de ironía, conviene no olvidar que entonces la Señora Cifuentes ya era la segunda de Madrid.
Cuando este vecino del mundo decía hace unas líneas, que si fuera Cristina Cifuentes desaparecería ahora mismo, es porque algunos sufrimos de “vergüenza ajena”, y lo de Cifuentes me produce un sonrojo frío, ese que hace  poner en el mapa mundial a una comunidad autónoma porque se demuestra fehacientemente de que su política más importante es una choriza, por ahora seguiremos diciendo, por si acaso, una “presunta choriza” de manual.

Parece ser que ahora ciertos medios quieren teñir todos estos sucesos bajo la pintura de una enfermedad llamada “cleptomanía”. No nos engañemos, si hubiera sido eso, más de una vez hubieran desaparecido hasta los micrófonos en las, por ejemplo, ruedas de prensa, y no es el caso. Lo de Cristina es más un "porque yo lo valgo" al estar unos cuantos escalones, eso debe de pensar ella, por encima del resto.

Ya se están haciendo, así somos los españoles, chistes al respecto, y se está diciendo que …”Tranquilidad, tras el caso del “master”, ahora Cristina Cifuentes renunciará también a las cremas  y … pelillos a la mar”.

Llegará un día, aunque el resto de los mortales no nos enteremos, en que la Señora Cristina Cifuentes, en la intimidad, en esa misma en la que el Señor Aznar hablaba catalán, se reconocerá, aunque sea así misma, que lo suyo siempre ha sido una huida hacia adelante, una especie de “Buscando a Jack” pero en versión, al final se ha probado, anti-edad.

Estoy deseando que pasen unas cuantas horas, para saber con qué contraatacan los afines a Doña Cristina. Al final nos enteraremos de cualquier maldad, como que hace muchos años un irreconocible Pablo Iglesias fue pasado por cualquier comisaría  por intento de robo al encontrársele puesto un liguero de la última colección del “Secreto de Victoria”. O  que tras su penúltimo viaje a Venezuela, Pablo Echenique intentaba meter escondido en su carrito mil chandals de Maduro para sus clubs de fans.

Quizás, en las próximas horas, y por tomárnoslo a broma, vamos a hacer muchas risas. Pero no lo olvidemos, nos estaremos riendo de nosotros mismos, como al parecer constantemente lo están haciendo más de uno de nuestros políticos mientras meten su mano en cualquier sitio que todavía tenga algo de valor.

Y me pregunto, así, de frente y mirando al tendido, como un torero preparándose para su próxima porta gayola:-¿Hoy también el Señor Herrera, Don Carlos, pensará de Cristina Cifuentes que le falta un hervor?
O a lo mejor, en el peor de los casos, y viendo el cariz que está tomando el tema, somos nosotros que notamos a los que nos faltan muchas cosas que se han ido perdiendo por los caminos de los políticos de turno.

Como hubiera dicho nuestro querido y añorado Forges: País, S.A.

*FOTO: DE LA RED

**Dos horas después de este post, Cristina Cifuentes ha dimitido, para según ella, la izquierda encabezada por el PSOE no consiga el poder en la Autonomía de Madrid, y suba, por supuesto, los impuestos.

Después los de su partido dirán que los demás son populistas...

martes, 24 de abril de 2018

EL DÍA EN EL QUE EL SEÑOR HERRERA, DON CARLOS, SE HIZO UN FROILÁN...




Los medios de comunicación han pasado varios días recordándonos de que por Sant Jordi se regala una rosa y un libro, y en esta España nuestra, en la que hay que andar con mil ojos, se les olvidó advertirnos de que ni la rosa podía ser amarilla, porque olería demasiado a independentismo catalán, ni el libro debía de ser de título indecoroso.

Quieras o no, especialmente si te haces famoso de nuevo cuño, en algún momento vas a pisar el callo del nivel de cuidar la moral de alguno que por sus años de trabajo ya se cree, o le han hecho creérselo, el rey del mambo. Y parece que Alfred, uno de nuestros nuevos famosísimos a raíz de Operación Triunfo 2017, cometió ayer el grave error, para alguno de nuestros intelectos, de regalar a Amaia, su pareja, otra famosa de nuevo cuño, incluso más famosa que él, un libro titulado “España de mierda”, 

Es una novela de Albert Plá, naturalmente de argumento inventado y no es novedad editorial, porque se lanzó en el 2015, pero eso ya da lo mismo, porque el título lo nubla todo.

Uno de los que se han sentido violados en el callo de su moral, parece ser, es Don Carlos Herrera que ha puesto su grito en el cielo, y claro, como el tal Alfred, que dicho sea de paso, no me importaría en absoluto que fuera mi hijo, si algo no tiene es pinta de macarra, y no se le puede tachar de tal, el ínclito periodista, le ha despachado con un “le falta un hervor”.

Hay palabras, Don Carlos, que se vuelven boomerang, y si no te apartas, al menor descuido, se pueden aparcar en la cara de quien previamente las había lanzado. 

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Todos tenemos un pasado, incluso reciente, y un futuro, especialmente el de nuestros hijos, que siguen siendo nuestros hijos por mucho que hagan el paripé de que para triunfar se quiten el primer apellido paterno. Cuando hay compañeros de profesión, que ya se encargan ellos, un día sí y el otro también, de recordar que esa modelo es hija de tal y cual, por ejemplo en el programa “Corazón”, lo de cambiarse el apellido, convendrán conmigo que al final, no deja de ser un brindis al sol. O incluso acompañar al padre famoso durante su visita al programa de Bertín; en mi pueblo se decía “ir de cestita”, aunque ahora claramente es aprovechar el tirón del padre para labrarse un futuro. 

¡Ojo! Todo lo anterior a este vecino le parece incluso razonable, o al menos comprensible; pero si nos ponemos las gafas de sospechar, o de poner en solfa, lo hacemos con todo, y con todos.

Aún recuerdo esas mañanas de los “fósforos radiofónicos” cuando Don Carlos Herrera iba por su cuenta y riesgo. Ahora, ya desde hace mucho, parece ser, olé por él, tiene su cuenta saneada, y el riesgo, el mínimo, porque sabe a quién  apuntar, aunque esta vez, creo que ha hecho un Froilán, y durante un tiempo su credibilidad cojeará.

Todos hemos sido jóvenes, y la inocencia se nos debía presuponer. Quizás el problema viene de los ojos que observan en este caso a Alfred, Carlos, y que seguro que ya han visto de todo, y que han imaginado un comportamiento, sin conocer realmente, en este caso, ni a la persona ni al personaje.

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domingo, 22 de abril de 2018

UNA POLÉMICA PARA UNA FINAL



Los seguidores de este vecino del mundo ya conocen mis costumbres y entre ellas son pocas las veces en que he dedicado un post a hablar de un evento deportivo, pero la final de la Copa del Rey celebrada ayer en el Wanda Metropolitano en Madrid entre el Sevilla F.C. y el Fútbol Club Barcelona ha traído, al margen de si te gusta o no el vencedor, Barça, una polémica no sé si gorda o no, pero este servidor diría que cuando menos aclaratoria de nuestra manera de pensar.

Quienes vieron la retransmisión, seguro que se dieron cuenta al instante, y de lo contrario sería más que preocupante, que a la hora de poner las plantillas infográficas  donde se indican jugadores y entrenador de cada equipo se hizo en inglés.

Hace unos días escuchando, creo recordar por la radio, una entrevista a Pablo Carbonell, que en ese momento estaba hablando desde su faceta de escritor, comentó, y no puedo estar más de acuerdo, que ha habido muchos momentos de la Humanidad, por decirlo de alguna manera, como la Edad de piedra, y ahora estamos en la Edad del papel, y aclaró, en la Edad de cogérsela con papel de fumar

Y desde luego que sí, porque en un evento en que todos estábamos pendientes de cada detalle, como bebés preparados para quejarse a su mamá con el dedo presto a apuntar lo que no nos gustara llorando amargamente, y todos atentos al volumen de pitidos hacia el himno, hacia el Rey, hacia las banderas españolas, catalanas, a todo. Y alguien, en ese mismo momento, tuvo los bemoles, se presupone, para decidir que nada de utilizar dos plantillas para la retransmisión, una para España y países latinos, y la otra  para los demás países. Que por lo menos vamos a ahorrar en algo, y decidió que,por supuesto, quitábamos el castellano de la parrilla.

En realidad es un acto reflejo de la sociedad que nos rodea. Porque vas a cualquier tienda, grandes cadenas especialmente, que no hace falta que estén en grandes capitales, y ya se pone casi todo en inglés, porque además parece que eso da más caché.

Alguien, en las redes sociales, puso el dedo en la llaga: ¿Qué hubiera pasado si en lugar de en inglés, la plantilla es sólo en catalán?
Pues sin duda que ya tenemos el follón montado.

No se puede pedir otra cosa en un país, el nuestro, en el que no pasa nada si encuentras pubs, bares, o lo que sea, especialmente en lugares veraniegos, en el que al acercarte a la barra no hay nadie que hable castellano. En otros países, y no voy a decir nombres aunque alguno está practicando el “Brexit”, ésto no se permitiría.

Deberíamos, en primer lugar, querer, porque quizás ahí esté la madre del cordero, más a la lengua española. Porque entre otras cosas, y siendo irónico, es uno de los idiomas que más te permite variar en todo tipo de juramento liberador, y no solo entre el “fuck” y el “bloody”.

Todos vigilando al de al lado para que no se convierta en nacionalista separador, y desde fuera nos están conquistando con sus palabras y costumbres, sin ser conscientes de que estamos siendo abducidos. 

El conquistador hace mucho tiempo que está aquí, y no viene con espadas ni cañones, sino con costumbres y sueños que en un principio no nos decían nada, y ahora en Black Fridays, o en Halloweens, seguro que nos cuestan mucho dinero. Y eso, como mínimo tiene más de Quijote, de Cervantes, que de Shakespeare.

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miércoles, 18 de abril de 2018

SERRAT Y EL JARDÍN DE NUESTROS RECUERDOS...



Ayer viendo “El Hormiguero” porque sabía que iba a estar protagonizado por Joan Manuel Serrat, comprendí, una vez más, que los años pasan y las emociones también. Queda el recuerdo, y la comparación con el “ahora” que nunca resiste. Y siempre llega el momento de ¡Quién nos ha visto y quién nos ve! 

Como es obvio, este vecino del mundo ha remozado el dicho original con el fin de no poner el foco en Joan Manuel. Y digo Joan Manuel, porque me imagino que le pasará a la mayoría, Serrat es algo más que conocido para todos, es de nuestra familia. Porque va ligado a nuestra sangre, a nuestro crecer, a hacernos hombres, y mujeres (Ya sabéis que odio  el tener que recordar los diferentes sexos al escribir, por ser reiterativa la acotación, pero si no lo hago me imagino a mucha gente de uñas, y tampoco es plan).

Sinceramente, ayer a nuestro Joan Manuel sólo le faltó decir aquel recordado “He venido a vender mi libro”. Y entonces, no sabes si esa actitud demasiado conciliadora para un Joan antaño más claro, aunque ayer también lo fue en algún momento, tenía más que ver con sus finanzas, que con no intentar agitar más la actualidad.

Ayer, llámenme raro, que algo de eso puede haber, fue uno de esos momentos que me reiteran en preferir, si me lo preguntaran y hubiera posibilidad de ello, no querer la eternidad. Porque en esos momentos me convertiría en un coleccionador de posibilidades. Sí, porque en la vida siempre se te presentan posibilidades, ese tren que puedes coger, o no. Y los consiguientes pensamientos rumiados de si hice bien o no.

Normalmente se recuerda lo que se quiere. Y si con los recuerdos se sufre, porque son eso, recuerdos que ya no volverán, y lo negativo es mejor, al menos en mi caso, olvidarlo, no quisiera estar eternamente sufriendo, porque eso ya sería una especie de infierno en la tierra.

Ayer, porque ya los años no perdonan y al menos, si no más sabio, te hacen más juicioso, impregné mis tristes sentimientos del momento con el recuerdo, otro recuerdo, de que las canciones, letra y música, o letra o música, que de todo hay en la discografía de Serrat, son una manera de conseguir la eternidad  para su manera de ver y relatar la vida. Y eso ya no cambiará, ni se volverá, como ocurrió ayer incluso recordando las acusaciones de ser un facha, ni más conciliador, ni más diplomático.

Muchas veces me acuerdo del ejemplo que dio Greta Garbo viviendo sus últimas décadas en la sombra para que sólo se recordara al ídolo, o en su caso a la diosa, y no su decrepitud. Pero ahora parece, especialmente en “El Hormiguero”, que se lleva más ir a pasar el cepillo, ese de la Iglesia, se sea o no creyente, hasta el último momento, y eso conlleva, como mínimo, ciertos chascos o sentirse defraudado desde el lado de sus seguidores. Y eso también, al menos a las figuras de este país, les debería importar un poco.

Y es que ayer, después de ver a Serrat en “El Hormiguero”, sentí que alguien había entrado en el jardín de mis recuerdos y había pisado por aquellas zonas en las que nadie más debería entrar.

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lunes, 16 de abril de 2018

RETRATO EN NEGRO



En la época en la que ha surgido la “posverdad” a la verdad le han puesto los cuernos disfrazados de trenzas y peinados al revés.

Los niños ya no juegan al columpio intentando llegar a la luna, directamente  tripulan naves espaciales más allá de Orión y del blade runner de turno en su video juego pirateado.

En los días en los que continuamente al hablar en público se diferencian los sexos, a todos les espera la misma indiferencia.

Ahora que se ha inventado el master de línea blanca, no se puede pedir sueños inmaculados a almas torpedeadas mil veces con publicidad negra. La felicidad se dice que está sobrevalorada  para impedir que busquemos el Edén soñado. Ya no hay un solo muro, sino muchos y de diseño, por supuesto a pagar por el más pobre.

Sin un despertar que comience por reconocernos a nosotros mismos frente a nuestro espejo con un pensamiento libre y propio, no podremos distinguir a los "replicantes" disfrazados de Moisés en el viaje a su “nuestra-tierra-prometida”, y que está al otro lado de ese telón de nubes negras populistas que les rodea y que nunca han querido convertirse.

Respirar verdad cada vez es más difícil en un mundo en el que las niñas ya no desean ser princesas, sino a tener millones de seguidores en su Instagram, mientras en sus fotos siempre se perfilan con morritos amorosos ofrecidos a la nada. Y los niños, siempre más perdidos que ellas, quieren los televisores más grandes para verse un día triunfando en el equipo de fútbol que les llevaría al estrellato.  

Hay días en los que te despiertas buscando la luz, y otros, tristemente la mayoría, en los que ya te levantas con tus zapatos de bailar la música que los de siempre han decidido que se lleva, con los pasos de baile marcados de antemano.

Hay días que son noche y su banda sonora es la soledad. 

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