¡Nunca me había pasado! Llevo muchísimos años, digamos,
conmigo mismo, y he estado desde en situaciones que pueden ir en un rango de curiosas a desgraciadas; e incluso, el tiempo no perdona, cada
vez me conozco mejor; pero lo ocurrido hace unos días, y no voy a decir el día
exacto para no dar pistas a amigos y conocidos, no sea que dejen de hablarme,
fue... mi primera vez.
Antes de nada, y por aquello de que el que avisa no es
traidor, a aquellos que prefieran evitar situaciones escatológicas, es
mejor que se apeen ahora, y nos veremos la próxima vez, si lo estiman oportuno,
aunque sinceramente, así de primeras, no voy a recrearme abiertamente en el tema…
Como decía, hace unos días, unos diez, para darme una
especie de "coartada a la amistad”, tuve que utilizar el servicio, el cuarto de baño de un amigo, porque
tenía necesidad de “hacer aguas mayores”. ¡Vamos! Las aguas de las mismísimas Cataratas del Niágara se hubieran quedado cortas ...
El caso es que nunca me había ocurrido. La composición
del panorama a contemplar mientras uno estaba sentado en el trono era “venerarse a uno mismo, en toda su grandeza”. Al ser, como ya comentado, en casa de una amistad,
se puede decir que estrictamente aquello se convirtió en ser víctima del famoso
“fuego amigo”.
Al verme, no sé qué pensareis vosotros, en una situación
tan ridícula, aquello se convirtió en una especie de partida de póquer en la
que, mirando al adversario, no quería dar muestras de si tenía, digamos, trío
de ases, escalera de color, o incluso repóquer. Aunque, seamos sinceros, y es
que como la naturaleza llama, al final todo se decantó … por "la escalera de color", especialmente el color rojo azafrán que adquirió mi rostro… en el desenlace. Quizás, y jugando
un poco con los colores y el lugar, en el argot taurino, aquel momento sin duda ha sido … de
grana y trono.
Y es que uno se
supone que ya debe de estar de vuelta, al menos, de casi todo, pero hay “cosas”
que uno prefiere, y aquí es en su estricto sentido, no contemplar.
Por ejemplo, el sexo existe, gracias a Dios, a cualquier otra deidad, al
destino, o a lo que fuere, porque de lo contrario aparte de que la vida en su
más estricto sentido sería estéril, también sería muy aburrida. Sin embargo,
aunque uno se imagina, y se puede incluso llegar a regodear en su imaginación, practicándolo, este vecino del mundo al menos, no se imagina a sus padres, especialmente a su madre “haciéndolo”,
ni … a sus hijas…, aunque vigile, por si acaso, y mucho,
a los amigos de ellas, que dicho sea de paso, siempre serán, y con perdón, unos cabrones.
Y no entremos ahora en el tema del “machismo” que hoy, sinceramente, estamos en
otra cosa.
Resumiendo, que este vecino del mundo ya sabe a qué
cuarto de baño no tiene que entrar más, al menos en momentos …”complicados”.
Aunque el vulgo, ese tan sabio (normalmente lo emplea en otro
sentido, pero cada uno lo aplica como quiere o puede), siempre ha dicho que en
caso de necesidad, y perdón otra vez, cualquier agujero es trinchera. Y lo
mío el otro día demostró ser “la guerra de los mundos”, o como se empleaba ya hace años,
motivado por un célebre anuncio (aunque hoy cambiaremos alguna letra, para
evitar quizás alguna demanda, que por otro lado, uno no quiera ni remotamente
insultar y menos a un producto), ese momento se convirtió, en un momento … “Nescaqué”.
*FOTO: DE LA RED