jueves, 22 de agosto de 2013

FIEBRE VERANIEGA (Y III)

Hoy vamos a cerrar esta ventana abierta hace ya tres semanas, con lo que nunca se dice, ni se contempla, en los “sesudos” estudios sobre el veraneante medio.
La mayoría de los turistas extranjeros que vienen a España, no es, ni por la belleza de sus pueblos, que la tienen, ni por la cordialidad de sus gentes, que también. La gente elige España, especialmente en la actualidad, porque otros países que podían ofrecer “artículos” parecidos, como son Túnez y Marruecos, son menos seguros y problemáticos, y los precios son más baratos que en los países de origen del visitante en cuestión. Lo mismo ocurría en su momento, y ahora otra vez, con el rodaje de películas extranjeras, como la que va a rodar sobre Moisés, en breves semanas, Ridley Scott en tierras de Almería. Los precios son más baratos, y la calidad de los técnicos muy buena, y lo demás son zarandajas y excusas para no decir la verdad.
La colonia británica que se pasea por nuestras costas, cerveza va y cerveza viene, es totalmente alérgica a cualquier tipo de ejercicio, a excepción del de levantamiento de vidrio sobre barra fija proveniente del día anterior, antes de la tempranísima y aterradora hora de las once de la mañana.
Está comprobado además, por aquello del todavía quijotismo hispano, que los peores sitios de un restaurante, junto a las corrientes del aire acondicionado, y posibles efluvios provenientes de los aseos, los camareros se los quieren “endiñar” al turista nativo, por el simple pensamiento de que si no vienes hoy, vendrás mañana, pues no tienes la “capacidad crematística” para trasladarte fronteras afuera.
Las disparatadas ganas que entran al turista medio, especialmente a la hora de la cena, de hacerlo fuera del recinto donde reside esos días, bien sea en apartamento alquilado o en hotel, aunque todavía haga mucho calor y la humedad reinante bata records un día sí, y el otro también. Es frecuente, al menos en Torrevieja, y pueblos aledaños, el guardar cola en las terrazas, incluso de más de un cuarto de hora, para cenar, y no estamos hablando de restaurantes de rancio abolengo, sino en cualquier chiringuito del tres al cuarto.
Y ya para terminar, recordar también la fiebre de comprar, comprar todo e irracionalmente, que nos entra estos días, y que incluso se traslada a la misma playa, en la que aparece el equivalente del top manta hispano, o retazos del mercadillo de toda la vida, vendiendo batas, biquinis, camisas, pantalones cortos..., todos de marcas extrañas, si las tienen.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 21 de agosto de 2013

PREYSLER, UN LUJO A SU ALCANCE

Ya sabemos que está todo inventado con aquel antiquísimo “no hay nada nuevo bajo el sol”, pero sí nuevas vueltas de tuerca a lo ya inventado.
La sociedad actual es la sociedad de la franquicia, en la que alguien en su momento tuvo una idea brillante, por decirlo de alguna manera, y luego esos derechos se los va concediendo, previo pago naturalmente, a otros para su comercialización en una zona determinada. Sin embargo, quizás, muy poca gente se haya dado cuenta de que lo mismo, o muy parecido al menos, ocurre actualmente con las denominadas sagas familiares, de famosos o similares, en cuyo máximo exponente se mantiene a la cabeza, y durante muchísimos años, un apellido que antes nos hubiera sonado solo a rock del bueno, y ahora tiene unas importantes connotaciones a papel cuché: Preysler.
Doña Isabel, supo fajarse de una posición de mujer en casa y con la pata quebrada, aunque la jaula fuera de oro, a buscar su propia libertad quizás al abrigo siempre de unos hombres a priori con un fuerte nombre y presunta gran cuenta corriente, aunque nadie deba olvidar al amor, pero eso desde fuera nunca se ve solo se presume.
La señora Preysler, Isabel para su círculo, nunca para nosotros, ha sabido rentabilizar su imagen, primero a golpe de exclusivas, navidad y días importantes para su familia, y luego desgranando su innato glamour por productos que necesitaban en un momento dado ser asociados a un mundo de alto estatus, aunque en realidad solo fuera “piedra o similares” y “chocolate”. Es la reina en saber vender lo que no existe, porque el glamour no existe, solo se presupone, como el ya mencionado amor, y lo vende muy bien.
Y desde hace unos años ya, existen las franquicias “Preysler”, en forma de sus hijas, porque lo de los hijos es un mundo aparte. Las tres son universos diferentes, aunque Maria Isabel (más conocida por Chábeli), haya desaparecido de las primeras páginas del corazón tras su segundo matrimonio, y consiguiente maternidad.
Tamara, quizás sea la que levante más disparidad de opiniones, especialmente si se tiene en cuenta que, como nos han vendido, tras estudiar en los mejores colegios, el resultado ha sido, todo ello presuntamente, de un pijotismo elevado a la enésima potencia, y con unas respuestas que siempre le han dado sensación a este vecino, de que han sido hechas desde Canarias, por el desfase que siempre existe entre las preguntas y sus respuestas, esa hora que su rostro parece que tarda en procesar las preguntas que le hacen. Eso sí, es la más sincera de la familia, y quizás por eso sus respuestas pueden dejar a la gente pasmada. El glamour que desprende es un glamour naif, como una colonia, o un vino de sus bodegas, para la mañana, refrescante y que nunca empacha.
Y ya para terminar, Ana, la benjamina de la familia. Se presupone, de casta paterna le viene al galgo, la más inteligente, y en apariencia es fría, y analiza sus movimientos, añadiendo además la experiencia de los que le rodean, al milímetro. Quizás sea la más guapa de las tres, aunque su belleza sea tan fría como su falta de empatía con quien la mira.
Esta franquicia, la Preysler, quizás es la que más futuro tiene, en este tipo de negocio, porque ha sabido diversificar su producto y adaptarlo a los cambios que el mercado siempre requiere, toques de izquierda con imagen de derecha de toda la vida, y con una gran habilidad, siempre que se paran para posar, siempre, siempre, hay una marca detrás, y eso siempre dice mucho, especialmente para la empresa en cuestión.
Para todos aquellos que quieran invertir, siempre un valor seguro.

*FOTO: DE LA RED


martes, 20 de agosto de 2013

UN AMERICANO EN DONOSTI

Siempre se ha dicho que la cara es el espejo del alma, lo que ocurre es que muchos intentan trucar ese espejo, más que nada para crear confusión sobre cuándo fue realizado, es decir, para aparentar ser bastante más joven de lo que se es.
Cada uno puede hacer con su cuerpo, o con su vida, lo que quiera, o más bien lo que pueda, eso está más claro que la cuenta bancaria de un parado de larga duración, sin embargo, la persona que le observa también podrá sacar sus propias conclusiones.
Nunca he hablado en estas líneas de mi vecino donostiarra José Martinez, más conocido entre nosotros por “El americano”, y consecuentemente habiendo americanizado su nombre a un más que distinguido Josh Mc Tinez.
Su nueva identidad, no se la otorgamos en su día, ni por su cuenta corriente, ni por sus frecuentes viajes, sino por su manera, muy personal, de entender la moda, y como ésta va reñida sin ningún tipo de excepción, con la del resto del vecindario, y este vecino del mundo añadiría aún más radicalmente, con todo aquel que tenga un poco de criterio sobre el vestir o la manera de prepararse, se le bautizo como “El americano” por suponerse a aquellas tierras como el lugar donde todo puede ocurrir, e incluso vestirse, y que más de una vez se han visto imágenes, especialmente en las películas, de presentadores de informativos con chaqueta verde, camisa roja, y una impagable corbata rosa.
Como se diría antiguamente, el guardarropa de Mr. Mc Tinez, siendo benevolentes, es de una amplísima paleta de colores, donde se combinan colores fríos y calientes, sin ningún tipo de norma, solo la apetencia del momento.
Más de una de mis lectoras, especialmente ellas, se preguntarán lo que opina su mujer del tema. Ella no opina, al menos en público, ni tampoco es “sospechosa” de ser la inspiradora de sus elecciones, ya que su manera de vestir es la antítesis de la de su marido, siempre tan “correcta” y clásica, y sin intentar sacar partido a su percha que la tiene, pese a que los dos ya están entraditos en los cincuenta.
Las malas lenguas murmuran que la americana, no la prenda, sino la mujer del americano, está loquita por sus huesos, y en realidad le induce a vestir así, para evitar malas tentaciones de las demás mujeres, “pécoras” les llamaría ella. Personalmente este vecino nunca ha pensado que esta teoría tenga ningún viso de ser cierta.
De todas maneras, lo que más chirría del “look” del, sin embargo, querido Josh, es su pelo negro como el carbón, a todas luces fruto del tinte. Este vecino siempre ha pensado que la naturaleza es sabia, y que hay que dejarle a ella, en múltiples ocasiones, manejar nuestros destinos, y que no hay nada más elegante que unas buenas canas en las sienes.
Nunca ha podido estar este vecino más de acuerdo con un eslogan publicitario, que “el de la arruga es bella” de la compañía de Adolfo Dominguez. Además, alguien dijo alguna vez, que las arrugas son medallas que nos pone el tiempo, y sin embargo Josh pasa su tiempo en intentar quitarselas, sus medallas y sus arrugas.
Cada vez que en un día de fuerte sol, le veo ese pelo, que más de un aficionado taurino, denominaría como “negro zaino”, me acuerdo de la película, estéticamente perfecta, “Muerte en Venecia”, de Visconti, cuando al protagonista, gran sufridor por otra parte, del paso de los años, se le empieza a correr el tinte del pelo por la cara, y lo desgarrador del momento.
Afortunadamente, ni Donosti es Venecia, ni Josh sufre por el amor de ningún jovencito, como en la citada película. Además, qué será de nuestras vidas, cuando no deseemos que llegue el nuevo día para ser, como siempre, sorprendidos por nuestro marcador de tendencias particular.

*FOTO: FOTOGRAMA DE "MUERTE EN VENECIA"


lunes, 19 de agosto de 2013

CON EL ALBA EN LOS TALONES

Siempre hay que tener una ilusión para poder vivir, una especie de Norte al que mirar, un mañana por descubrir.
Si miramos bien dentro de nosotros descubriremos unos cuantos nortes, que a lo largo de nuestra vida han ido apareciendo como las setas en el campo. Sin embargo, este vecino del mundo cree que entre esas ilusiones hay dos tipos, las que quieres cumplir, y otras que están a modo de zanahoria delante del burro, desgraciadamente nosotros, para que tiremos como podamos con nuestra vida, sabiendo, muy en el fondo de nuestro corazón que al final no conseguiremos ese fin, porque entre otras cosas no hacemos, ni haremos nada por conseguirlo.
Llevaba un tiempo con la ilusión de ver amanecer mirando al mar, porque especialmente de joven ya ha habido más de una amanecida, aunque sinceramente en ese momento, el mar no estaba, precisamente, en mi mente, sino los últimos coleteos de alguna juerga juvenil, y ayer, ya planeé todo para levantarme esta mañana a las cinco, e ir paseando por todo el camino de la costa que lleva desde el lugar donde estoy estos días, Torrevieja, hasta su puerto, y paseando por su malecón, que rondará por el kilometro de largo, llegar hasta un faro, que es el último elemento construido antes de abrazar el mar.
En primer lugar, este vecino quiere afirmar que sí, el mundo sigue existiendo por la noche. Lo curioso del caso es que ayer a las doce de la noche había una luna esplendida, rayando en llena, y cinco horas y media después no ha aparecido por ninguna parte.
Empleados del ayuntamiento acariciando la arena de la playa, y alguna que otra pareja en sus últimos escarceos amorosos, han sido mi única compañía hasta llegar a la denominada playa del cura. Exactamente eran las seis y cinco minutos, todavía noche cerrada, y ya estaban colocando las primeras sombrillas,  en realidad delimitando “la nada” de la playa. A mi mente ha venido, con mucho cariño, es la verdad, la palabra “yayoflauta”, porque solo una persona curtida en mil batallas puede hacer eso.
Mi pregunta es, como cada vez que veo a un abuelo/a cuidando de su nieto, hasta qué punto son libres de decidir esa acción, o son “empleados” por el resto de la familia como ulterior beneficio, mediante el denominado chantaje emocional.
Dejando atrás preguntas que nunca serán contestadas, he llegado al denominado formalmente como el Paseo del Dique de Levante, y he
comenzado a andar sobre su suelo de madera. Es una moderna construcción, mezcla de hierro, madera y piedra, dando una sensación de modernidad y prisas en su construcción. Llevaba unos diez minutos adentrándome en el citado paseo cuando a mi izquierda ya han comenzado los primeros reflejos del esperado amanecer a cobrar luz. Aunque por un momento he pensado que no iba a llegar al final de mi objetivo, conquistando el faro como último reducto, he llegado cuando todavía la claridad se adentraba a mi espalda.
Ha sido un verdadero espectáculo, de esos que no gustan al gobierno, porque es gratuito y sin I.V.A, pero que dan frescor al alma y limpian la retina de posibles imágenes desagradables acumuladas con anterioridad.
Es curioso lo rápido que ha pasado el tiempo hasta llegar al faro, mientras tenía el alba en mis talones, y lo que me ha costado volver. Tras contemplar una vez más el monumento a la Bella Lola, la de la inmortal habanera, que sigue día y noche esperando a su amado, la vuelta ha sido como un caminar sin ningún objetivo determinado, quizás como en la vida misma, en la que siempre es mejor caminar entre ilusiones por cumplir.

*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

sábado, 17 de agosto de 2013

ALGO MÁS QUE PAYASOS

No sé si os pasa a vosotros también, pero cuando veo un rostro de alguien y estoy convencido de que le conozco de algo, mi mente inmediatamente juega a situarlo en algún lugar, en alguna circunstancia. Y, además, lo que veo es un alejamiento de ese rostro para intentar recordarlo en un ambiente, en un momento. En el argot cinematográfico pasaríamos de un primerísimo primer plano a una panorámica, con lo cual ya tendríamos más datos para recordar a esa persona, y en el momento que la conocí, y cómo.
Con el verano, la sensación déjà-vu es total, especialmente cuando has pasado los doce últimos agostos en el mismo lugar: Torrevieja.
Se puede decir, y nunca mejor dicho, que no hay nada nuevo bajo el sol. Tampoco es eso lo que este vecino del mundo busca, sino estar tranquilo en un lugar ya conocido, y cada vez más conocido, por gente de todo el mundo.
Últimamente, con tanto ruso al rededor, tengo la sensación de que en cualquier momento me voy a topar con el Doctor Zhivago mismo, con el rostro de un Omar Sharif inmenso.
¡Es curioso!, porque mientras al pueblo llano hace tiempo que se le puso mirando a Cuenca, con perdón por Cuenca que no tiene la culpa de nada, el gobierno se ha puesto por motu proprio, mirando a Gibraltar. Lo del pueblo, desgraciadamente, se entiende, porque ha llegado un momento en que entre impuestos anteriores, nuevos impuestos, aumento del I.V.A., choriceo administrativo tanto en directo como en diferido, la única opción que nos queda es mirar, y mirar a Cuenca hace tiempo que tiene connotaciones sexuales no consentidas sino impuest-as.
Sin embargo, lo de mirar a Gibraltar es periódico y tardío, amén de que no deja de ser un intento de cortina de humo para cambiar de tema, y lo triste es que ni quieren hacer nada, ni van a cambiar nada, en un grano que hace mucho tiempo que nos salió a todos los españoles, y por enquistarse, cada vez es más grande, y ya pronto tendrá hasta un puerto deportivo.
Este vecino nunca ha entendido como los británicos, que no quieren abandonar su espíritu isleño, y que trasladarse al continente es ir a Europa, porque ellos son continente aparte, con moneda propia, sin embargo, luego, tienen tanto apego a la geografía del sur de España, e intentan “mover” a las instituciones europeas por una supuestas irregularidades del gobierno español, cuando ellos, los ingleses, y los británicos en general, se han pasado siempre por el forro de sus caprichos las leyes internacionales, moldeándolas a su antojo.
Con las actuaciones de Gran Bretaña también tenía sensación de déjà-vu, hasta que un día me acordé de que lo mismo había visto hace muchos años en el circo.
Una vez viendo la actuación de un trío de payasos, uno de ellos atizaba unos tortazos impresionantes al otro, mientras el payaso listo de rostro blanco estaba despistado, y además, el mismo payaso que atizaba, luego empezaba a llorar estruéndosamente, mientras se acariciaba el moflete en el que supuestamente había recibido el monumental tortazo. El supuesto agresor, mientras tanto, se miraba las manos con ojos desorbitados, y cara de no comprender nada. Lo mismo que está ocurriendo ahora, y seguirá ocurriendo en el siglo que viene, a no ser que Gibraltar ya ocupe toda la península ibérica.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 16 de agosto de 2013

UNA COARTADA DE CUATRO PATAS

Nunca ha entendido este vecino del mundo el por qué la compañía de ciertos animales, de los perros concrétamente, facilita la relación de las personas.
Personalmente soy, aunque muchas personas no se lo crean al conocerme, un gran tímido, y siempre me ha costado, no relacionarme con la gente, pero sí ese primer contacto. Recuerdo aquellos días de la juventud, en la que forzado por los amigos, ya que si no me quedaba más solo que la una, ir a una discoteca de aquellas en las que media hora sonaba música al suelto, como la llamábamos nosotros, y otra media, música al “agarrao”. Para el primer tipo de música porque todos practicábamos la modalidad “haga usted lo que pueda”, no había ningún problema, porque con mover un poco el cuerpo y la cabeza al ritmo, y poner cara de estar transportado por la melodia, ya valía. Sin embargo, el problema venía al pedir baile y que te dijeran que sí. Tenía preparadas dos frases: ¿Cómo te llamas?, y el famoso ¿Estudias o trabajas? A partir de ese momento, la pista se agrandaba y yo, al encogerme, me quedaba prácticamente colgando de la joven en cuestión. La música, para mi paralizada mente, bajaba de volumen y me parecía oirla distorsionada y con eco. Un verdadero sufrimiento.
Ahora, en cambio, un perro, cuanto más delicado y juguetón, facilita mucho el trato, y este vecino no se está refiriendo a la cuestión de “ligoteo”, porque hace años que dejó de estar en el mercado. Se supone que a un poseedor de perro, le adornan características como: amante de los animales, cariñoso, delicado, e incluso, pudiéramos añadir, “desinteresado”.
Vaya por delante que este vecino siempre se refiere a perros pequeños, no a esos animales que por su tamaño y apariencia, parece que son ellos los que sacan a pasear a sus amos.
Habrá muchos de mis lectores que apoyarán la tesis de que eso es una utilización fraudulenta de un ser. Y este vecino está totalmente de acuerdo en esa teoría, pero quién aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no ha utilizado todo tipo de artimañas.
En esta vida moderna, que no por serlo tiene que ser ni mejor ni peor que las anteriores, proliferan las denominadas “fundaciones”. Quien más o quien menos de los famosos (futbolistas, tenistas, cantantes de ópera...) tienen su fundación, y este tipo de organizaciones siempre son beneficiosas y altruistas, pero al fundador siempre le producen una serie de desgrabaciones que también le benefician, a parte de que su imagen sale fortalecida.
A este vecino del mundo, las finanzas hace tiempo que le dejaron de preocupar, y no es que esté forrado, sino que al no tener una importante cantidad de dinero, no tienes por qué preocuparte en realidad, y sin embargo siempre viene bien, aunque uno no conozca ni el Pisuerga, ni Valladolid, que sea bien considerado, si solo es cuestión de tener una mascota, ya que, y lo confieso sin ningún tipo de sonrojo, la hubiera tenido de todas las maneras, ya que nunca le he tenido que preguntar si estudia o trabaja.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 15 de agosto de 2013

LA GENERACIÓN "NO ME CONSTA"

Lo mismo que los famosos son observados y copiados, al nivel que se pueda económicamente hablando, por sus fans, el españolito de a pie va cogiendo maneras y vocabulario de los lideres políticos.
Se supone que una persona a medida que va medrando en su compromiso político y ganando puestos en su partido, se va comprometiendo con los demás colegas, y sus votantes. Sin embargo, en España se está dando el caso, y cada vez más, que cuanto más “alto” están en su partido menos se enteran de la realidad que les circunda, y por si donde dije digo, digo diego, no hay que hacer declaraciones ni tajantes ni excluyentes, y qué hay menos excluyente que “el no me consta”.
Imaginemos un niño de unos tres años, ojito derecho de su madre y de su padre, al ser preguntado cariñosamente entre arrumacos y caricias: ¿Quienes te quieren más en el mundo? Con su lengua de trapo conteste muy afectadamente: No me consta. Una de dos, o lo tiran y hacen otro nuevo, o entran en el Nirvana exclusivo para padres de políticos, y ya comprueban sin género de dudas, a qué altas cotas de frialdad, maniqueísmo y cara dura llegará su hijo, si todo va bien para él, y bastante mal para “su” país.
Este vecino del mundo, y como se dice vulgar y rápidamente, está más cabreado que una mona.
Toda persona tiene que ser responsable de sus actos, y si en el momento de elegir, eliges la zona oscura, luego, si te pillan, hay que echarle los arrestos suficientes, y hacerse responsable también. Incluso en los malos momentos se puede dar ejemplo, y los ir-responables del PP, haciendo uso de su vocabulario, no constan a este vecino del mundo que sean valientes para reconocer sus errores, sino que no recuerdan, ignoran, y se convierten en auténticos suecos para desmarcarse de los problemas.
Lo que hizo ayer la Señora Cospedal, dejando a su jefe a los pies de los caballos, y no va a ser este vecino del mundo quien hable bien de nuestro todavía Presidente, es de auténtica pobreza de espíritu, “chivándose” de la conducta de los demás, dejando entrever que fueron Rajoy y Arenas quienes pactaron el finiquito de Bárcenas. Es curioso, esta señora recuerda lo que hicieron los demás, y no recuerda su conducta.
Lo que más rabia da a este vecino del mundo es que se diga esa frase de que “los españoles tenemos lo que nos merecemos”, porque no creo, sinceramente lo digo, que nadie se merezca el levantarse cada mañana y comprobar que no ha sido una pesadilla, sino que tenemos una panda, sobre todo de cobardes, que ahora mismo están más ocupados en borrar sus huellas que en ayudar a este país.
Este vecino no entiende nada de política, pero tiene varios master en la vida y unas cuantas medallas por heridas de guerra en la lucha de la vida, y está totalmente convencido de que este gobierno está herido de muerte. Lo malo del caso, los movimientos que intentará hacer hasta que finalmente muera, y todo eso lo seguiremos pagando en especies y en dignidad. 

*FOTO: DE LA RED 


miércoles, 14 de agosto de 2013

FIEBRE VERANIEGA (II)

Siguiendo con nuestros comentarios sobre las costumbres y antojos que nos entran en verano, a modo de fiebre incontrolable que hay que pasar sí o sí, hoy nos vamos a ceñir a la playa, que es todo un mundo en sí.
En primer lugar, en esta época del año, vacaciones, y en Agosto, llegar a la orilla ya es una odisea, y una pletórica demostración de equilibrio y coordinación de las extremidades para no pisar o caerse encima de alguien, con la previsible posibilidad de demanda por agresión sexual debido a las posturas que adoptan la mayoría de los bañistas para ser poseídos por el llamado astro rey.
El otro día soñé, y puede ser premonitorio, que me perdía dentro de la playa, y que ni podía llegar a la orilla para bañarme, ni salir de ella. Lo inquietante fue que encontré personas que ya habían nacido allí, toda su vida era un verano. Pero lo peor fue, sin embargo, encontrar esqueletos en posición de arrastrarse por la arena intentando encontrar la salida.
De todas las maneras, la gente en general que va a la playa, está claramente empeñada en dificultar la llegada de los demás al agua, sin mencionar a los locos invasores con sillas y sombrillas de las ocho de la mañana, no dejando resquicio por el que colarse, incluso las caras que te ponen cuando vas a pasar, son intimidatorias. Alguno ya me tiene dicho que no pase por su lado, y con toda la seriedad del mundo le pedí los documentos de propiedad del terreno. No me dijo nada, pero como en uno de los antiguos tebeos, me lo imaginé preguntándose por mi familia, y es que no podía “acordarse de mi madre” por no habérsela presentado con anterioridad.
En realidad, aunque de un año a otro, la fotografía de una misma playa pudiera no variar, al pensar eso estamos cometiendo un gran error, porque el mundo de la moda hace muchísimos años que también llegó a las costas.
Este año por ejemplo está causando furor entre las jóvenes y no tan jóvenes, un bikini que como piensa este vecino del mundo puede ser un claro homenaje al modelito de la cantante Salomé durante su actuación en Eurovisión 1969, resultando ser a posteriori una de los cuatro ganadores de aquella edición, o a nuestra recordada Sara Montiel por su papel de india en Yuma. La “originalidad” del citado modelito estriba en una serie de flecos que cuelgan por toda la superficie del top, y que hace las delicias del observador al notar como se mueven al unísono, con cada leve movimiento de la propietaria.
Mención especial merecen entre los “habitantes” de la playa, los deportistas sobrevenidos, que son aquellos que en todo el año no realizan ningún deporte, y en el lugar donde hay más gente, y es más incómodo para todos, les entra una irreprimible necesidad de jugar con un balón o con una pelota, y consiguientemente de molestar a todo ser viviente. Ésto sería el equivalente a aquellos que les entra ganas de practicar el sexo solo en los probadores de los grandes almacenes, rápido y en condiciones incómodas.
Estos deportistas solamente veraniegos, como pierden la pelota, o el balón, cada dos por tres, dando el incansable coñazo para que se lo recojas, y se lo mandes, este vecino del mundo hace mucho tiempo que tomó la decisión de no hacer ningún movimiento demás, y cuando le increpan por su desidia, tiene clara su respuesta: -Aquí, los que habéis venido a hacer deporte, sois vosotros.
Por otra parte, y mirando la playa desde fuera, resulta muy gracioso contemplar a aquellos que parece que se presentan voluntarios a ser quemados por el sol, y aparentando dar un paso hacia adelante, como todo voluntario que se precie, se alejan un poco de los demás, todo lo que la muchedumbre permite, y se ponen de pie enfrentándose en un duelo a muerte con el astro rey.
El mundo que rodea a la playa es como las buenas películas, cada vez que se vuelve a ver, se degustan nuevas actitudes e intenciones, que en visionados anteriores habían pasado desapercibidas.

*FOTOS: DE LA RED

martes, 13 de agosto de 2013

TRILOGÍA INACABADA

Algunas veces no soy yo quien elige el tema para escribir, sino que éste me elige a mi. Eso ha ocurrido esta mañana, cuando recién levantado mis retinas en modo “autofocus” estaban intentando amoldarse al entorno. Con un acto reflejo he conectado la radio, y en ese mismo momento comenzaba la canción “Andante, andante”, en su versión en inglés, de Abba.
Ha sido como recibir una inyección de adrenalina. Miles de imágenes han inundado esas retinas del alma, incluso escenas que creía olvidadas de un Londres de finales de 1978, hasta el comienzo de las Navidades de 1981.
Mis primeros días, comienzos de Diciembre, había nevado en Londres, y para las cuatro de la tarde, prácticamente, ya se hacía de noche. Pensaba que sabía inglés, y sin embargo no entendía ni “papa” de ese inglés sin profesor que hablaba lentamente y con gestos, mirándote, para que observaras el movimiento de sus labios.
El único español que importaba al “inglesito medio” era Severiano Ballesteros, y para ellos era prácticamente su hijo. Si llega ser un peñón, por ejemplo, ya se lo hubieran quedado también. Y como yo no era “Sevy”, y estaban hartos de gente sin sangre británica en sus venas, las pocas palabras que te cruzaban, sin pagar por recibir clase de su “clase”, eran pocas, y si las palabras tuvieran rostro, que lo tienen, serían mal encaradas.
No quiero, sin embargo, que con estos pensamientos se malinterprete una cierta hostilidad hacia La pérfida Albión. Muy al contrario, pero como dijo una vez Gonzalo Torrente Ballester, todos tenemos nuestros gozos y sombras, y gozar, también, gocé mucho en Londres, y eso que era, en mi caso, un Londres para cortos de bolsillo, e inmensos en ilusión.
Hacía mi vida, prácticamente, entre Holland Park y Notting Hill Gate, antes que se hiciera mundialmente famoso por una historia que realmente pudo pasar, pues era fácil poder encontrarse con caras conocidas del celuloide, como Terence Stamp, Edward Fox y Bob Hoskins.
Sin embargo, siempre recordaré la mirada triste de un David Hemmings, buscando el ser reconocido por aquel con quien se cruzaba a la salida de Holland Park, que en ese caso era este vecino del mundo, cuando todavía no había elegido ser vecino del mundo, aunque ya lo era.
Acostumbrado a verle joven y pletórico en la pantalla, me pareció, al cruzarme con él, muy mayor, y es que el original rubio de su pelo había sido ocultado por un blanco implacable. ¡Lo que hace la indolencia de la juventud! Calculando, muchos años después, solo tenía, si ya los había cumplido, cuarenta años. Y es que el Señor Hemmings, tuvo la suerte, o la desgracia, de triunfar muy joven, y así tuvo por delante mucho tiempo también, para ser olvidado.
Nunca más he vuelto a Londres, aquel Londres, en el que no importaba las pintas que llevabas, sino las que bebías de cerveza, rubia, roja o negra. Quizás, esos mismos colores, sirvan para resumir una vida. El rubio para los momentos inocentes y juveniles. El rojo para la de plenitud, y el negro, para lo que irremediablemente siempre viene, aunque no se le llame.
Nunca he querido volver a mi añorado Londres, por no cambiar mi película, pero más pronto que tarde habrá que añadir un nuevo capítulo. Ya que las buenas historias, se venden, por lo menos, en trilogía.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de agosto de 2013

LA PESTE DEL VERANO

Llevo varios días que no vivo en mí. Tengo miedo de abrir las puertas de casa, e incluso de salir a la calle por miedo a encontrarme o con Alaska y el grano que le ha salido, su marido Mario Vaquerizo, o a los inefables “Auryn”. Programa que pongas en televisión, especialmente en la “cadena alegre” , programa en el que aparece Mario o los jóvenes cantantes disfrazados de estrellas mediáticas.
Ayer, concretamente, me quedé encerrado en el ascensor, en Torrevieja, y el pánico que pasé no era por estar dentro de la cabina, sino por el miedo de tocar al timbre del rescate y que me vengan a salvar el Señor Vaquerizo, o los Auryn, nacidos de una agobiante campaña de marketing.
Este vecino del mundo no tiene nada contra Olvido Gara, más conocida como Alaska, sino muy al contrario, ya que ella es de las luchadoras de toda la vida, y que ha sufrido muchas vacas flacas incluso en buenas épocas, ya que por aquello de los gustos del mercado, durante mucho tiempo se olvidaron de ella. Sin embargo, la opinión de este vecino, que nunca tendrá y lo sabe, el don de la verdad verdadera, es peor, porque considera que nos está vendiendo la moto de un friqui indocumentado y cándido. 
Esa fachada, sin embargo, es incompatible con otros cargos que ha tenido y tiene como representante o agente de prensa de Dover, Merche, Elsa Pataki y Leonor Watling. Nadie en su “sano juicio” pondría su carrera en manos de una persona aparentemente atolondrada. Sin embargo, es tan inteligente que ha convencido a todos los fans de su grupo, Nancys Rubias, de que es “normal” actuar haciendo playback en todas sus actuaciones, eso sin olvidar el hecho de que ha tenido el arte de convertir su vida, y la de su mujer, en un reality televisado.
Este vecino del mundo siempre ha pensado que hay que ir con la verdad por delante por eso no le gusta nada lo que representa Mario Vaquerizo, ni el montaje que se ha realizado en torno a ese grupo de cinco jóvenes cantantes llamado “Auryn”, que por otra parte cantan bastante bien, donde solo se intenta mostrar el candor de un grupo soñador, mientras que como en un show de magia se intenta ocultar el truco, y éste es la toda poderasa productora Warner, que hacen que aparezcan en televisión a todas horas, y que esa aparente candidez ya mencionada, en realidad esté milimetrada, y que, lo triste del asunto, es que no seamos nosotros quienes elijamos escuchar su música, sino que unos señores, en este caso con acento americano, han decidido qué música tenemos que escuchar y cuándo.
En realidad, en la mayoría de los casos a este vecino del mundo le gusta pensar que es él quien toma la iniciativa de sus gustos, aunque la mayoría de las veces, desgraciadamente, no sea así, principalmente por la publicidad, pero es que ahora, ya es una peste, esperemos que solo veraniega.
Hoy, me voy a ver un museo, y estoy tranquilo, porque seguro que no estarán allí, bueno, eso creo.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 11 de agosto de 2013

LABEL DE EXQUISITEZ

La semana que termina ha tenido como uno de los “platos” fuertes, y nunca mejor dicho, en cuestión de noticias, y además de “futurible” comida, a una hamburguesa sintética obtenida por científicos holandeses. Lo único que rechina especialmente, por ahora, el precio que ha costado, la friolera de 250.000 Euros.
Este vecino se pregunta, puestos a cocinar carne cara y sin escrúpulos, ¿por qué no obtenerla mezclando empresarios y políticos? Así se juntaría la bravura de una educación exquisita y rancio abolengo con arrojo y arrestos para llevarse por delante a todo el que se interponga entre ellos y su objetivo en forma de dólar americano, y el saber hacer y el “look” correcto y tremendamente tradicional de un político curtido en las mejores dehesas de los mentideros patrios.
Más de uno se rasgará las vestiduras ante el menor atisbo de una presunta antropofagia, cuando estamos cansados de ver como nos deboramos los unos a los otros sin apenas un leve pestañeo, en todo tipo de trabajos.
Incluso ahora el gobierno quiere fomentar el “chivateo”, con tal de enterarse de la mala obtención del derecho al “desempleo”. Más carne destrozada, y candidata a ser modelada en hamburguesa. Sin olvidarnos de los empresarios que quieren bajar los sueldos un veinte por ciento, y convertir los contratos fijos en temporales.
Cuando eres joven, y vas probando diferentes comidas, a la vista de nuevos sabores, uno siempre pregunta la composición del plato que está degustando, hasta que un buen día se da cuenta de que no siempre el sabor va acorde con sus planteamientos, digamos aquí también, “morales”. Y a partir de ese día, no decide “no-comer”, sino que se decanta por “no-preguntar”.
Este vecino siempre se acordará del día en que comió “criadillas”, y lo mismo ocurrió con los sesos rebozados. La primera y última vez, y todo por preguntar su origen. Y sin embargo, por aquello de “lo que se come, se cria”, qué bien hubiera venido más de ambos.
Por lo tanto este vecino propugna una hamburguesa hecha de la mejor carne, de “reses” criadas en los mejores pastos y con “label de exquisitez en grado sumo”. Además, es totalmente ecológica, porque desaparecerán los deseos de construir, mediante el “pelotazo”, en paraísos de la naturaleza, y no solo no costará la cuantiosa suma gastada por los científicos holandeses, sino que evitaremos el tráfico de “chorizo” con sus sustancias nocivas para la vida del españolito medio
Se está acrecentando, desgraciadamente, una cultura del "no saber" del mirar hacia otro lado, antes de tomar decisiones que pueden llegar a ser dolorosas. Y conviene recordar aquello de quien calla otorga.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 10 de agosto de 2013

CELEBRACIÓN


Diez de Agosto del 2013. Ya han pasado tres años desde que adopté el papel de vecino del mundo, y decidí abrir esta ventana en la que verter mis opiniones, sentimientos, preguntas sin esperar respuestas y contestaciones a preguntas no realizadas.
Nunca he intentado ser políticamente correcto, ni tampoco insultar, ni faltar a nadie, porque no está en el ADN de este vecino ese tipo de comportamientos. Otra cosa es que haya personas que no comulguen con las ideas expuestas, pero eso es totalmente comprensible, en tanto en cuanto a este vecino le ocurre lo mismo con lo que ve y con lo que oye desde su ventana. Además, la metáfora de la ventana permite una cierta distancia de los temas tratados, y a la vez quitar hierro para adobarlos de irónia, e intentar en muchos momentos que aflore una sonrisa, incluso en temas no propicios a ello.
Esta mañana me he levantado muy temprano para cocinar una humilde tarta conmemorativa compuesta de ilusión, ganas, buenas intenciones, y todo ello regado con un poco de mala leche en su justa cantidad, no sea que se me corte la tarta, y se rompa la conexión entre los lectores y este vecino hoy disfrazado de cocinero. Y para finalizar y darle un colorido especial, marca de la casa, un poco de polvo de ironía, difícil de encontrar, y quizás más difícil de comprender, ya lo que se relata no es siempre liso, sino con muchas aristas, ni siempre es lo que parece.
Hay que tener muy en cuenta que este blog por nacer un diez de agosto, pueda tener en menor o mayor medida, algunos rasgos característicos del signo de Leo, como son la osadía y la persistencia. Osadía para abrir una ventana al mundo, sin temor a encontrarse con tormentas que rompan en la cara y puedan agitar el interior, que parecía dormido, de este vecino del mundo confesando sus pensamientos y opiniones. Y la persistencia para no ser devorado en este océano de blogs en el que cada día nacen miles de ellos, aunque son menos los que sobrevivan al inasequible paso del tiempo.
Pase lo que pase siempre serán parte fundamental de este lugar de opinión, el deseo de servir como lazo de unión con vosotros, que al fin y al cabo sois el principio y el final de esta historia, y la ilusión, para que cada día sea el comienzo de algo.
Para finalizar, y que ya podamos saborear la tarta creada con tal fin, este vecino quiere agradecer a todas esas personas que poco a poco me han ido cogiendo un poco de cariño, y han querido entrar por esa ventana que siempre permanecerá abierta.
Como diría un gracioso, parece que fue ayer, y sin embargo ya han pasado 24 horas, en este caso disfrazadas de tres años de conocimiento mutuo, en el que siempre hay que mantener un halo de misterio, para que la curiosidad de cada uno, ese gran motor de la vida, siga haciéndonos levantar cada mañana, y preguntarnos con qué pie se habrá levantado el vecino hoy. Gracias por todo y para todos.

*FOTO: DE LA RED
**Dedicado hoy a Luis Fernando en su cumpleaños.


jueves, 8 de agosto de 2013

CARTA A ANA

                                                                     Torrevieja, 09 de Agosto, 2013

Querida Ana:
Ya perdonarás mi osadía por mandarte la presente, pero teniendo en cuenta que eres la tía honoris causa de la mayoría de los jóvenes españoles, entre los veinte y los treinta años, como supuesto cuñado tuyo, honoris causa también, me he atrevido a dirigirte unas breves líneas.
Por la televisión me he enterado de que ya ha llegado el verano con tus fotografías que inauguran la temporada de baños.
Me imagino que por aquello de los recortes, en tus fotos veraniegas de este año, no hay mar, y puestos a no haber, no hay ni verdadera playa. De lo que no hay duda, es de que el verano eres tú, porque la primavera hace muchos años que abandonaste, y el otoño, y mucho menos el invierno, no existen para personas como tú.
Te conocimos hace muchos años, más de los que quisieras reconocer. Provienes de una familia de “posibles”, y has consolidado ese estatus siendo la mujer de los posibles perpetuos. “Voy a rodar una posible película, posiblemente a finales del mes que viene, posiblemente con alguna estrella de relieve.”
En el Hollywood que tanto admiras, serías el equivalente del personaje de Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”, con más caspa, menos locura y más cara dura.
Cada vez que concedes una entrevista, porque los demás famosos, “dan entrevistas”, y tú, sin embargo, las concedes, tengo la sensación de que siempre te “quedas”, o vacilas, con todos, y para cuando el resto de los mortales hemos llegado, tú, Ana para los cuñados, y Anita para todos tus sobrinos, has vuelto cinco veces, y pese a tu miopía, ves mucho más de lo que aparentas, especialmente en todo tipo de negocios que el resto de los mortales ni podemos oler.
A otras famosas, el tiempo les trata bien, pero en tu caso, tú tratas al tiempo como quieres, y eso es, naturalmente a tu favor. Y mientras muchos cuñados, antes eramos más jóvenes que tú, ahora admiramos con envidia maligna, esa capacidad que tienes de jugar con el tiempo, e intentar descubrir cómo es posible que cualquier día se dé el caso de que hasta tus sobrinos sean mayores que tú.
Siempre se te recordará como aquella persona que explicaba en páginas y más páginas, tus intervenciones en películas americanas rodadas en España, y que a la hora de su estreno, tus papeles no pasaban, como mucho, de simples cameos. Y es que entre “cameo” y “camelo” hay una delgada linea roja, la misma que entre contar no-verdades y creérselo uno mismo.
De todas maneras, Ana para los cuñados, y Anita para todos tus sobrinos, siempre te querremos, porque todos hemos tenido una tía excéntrica que nos alegraba el día con su mundo y sus historias, fueran, o no, verdad.
Con mucho cariño y admiración,
Este vecino del mundo.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 7 de agosto de 2013

LA FLAUTA DEL DESTINO Y DOÑA ANGELA, LA AMARGADA

¡Cómo cambian las directrices! Cuando eramos pequeños, finales de los cincuenta/principios de los sesenta, estábamos cansados de oír en casa, y en el colegio (Clérigos de San Viatór), que lo importante era participar. Recuerdo que este vecino del mundo, al principio, cuando perdía, se mosqueaba bastante, pero poco a poco digamos que se fue apaciguando, ya que como solo gana uno (verdad de perogruyo), los demás, mecidos por la misma doctrina, nos reconfortábamos los unos a los otros.
No hace falta recordar, con esta filosofía, cómo nos iba en todo tipo de competiciones. Como solían decir los “finos”, y ahora está en desuso, no nos comíamos un colín. Ahora, en cambio, cada competición es un campo de batalla donde no se hacen rehenes. No hace falta mencionar tampoco, el comportamiento de muchos padres, durante los juegos escolares, con comportamientos verdaderamente bochornosos, y con los mismos chavales, que si durante un partido de fútbol, meten un gol, copian a los futbolistas profesionales en sus gestos de celebración.
El mismo caso ocurre con los idiomas. Quizás, guiados por los usos y costumbres, en los que ir muy lejos, era moverse a dos o tres provincias de distancia, de estudiar un idioma, el elegido tenía que ser el francés, paradigma de las buenas maneras, y también de la hipocresía con una sonrisa congelada. Y ya, forzando el sistema, y a punto de volvernos locos, se podía elegir incluso otro idioma: el inglés.
La diferencia entre el antes, y el ahora, es que antes se estudiaba por curiosidad, por cultura general, y “por si acaso”, por si sonaba la flauta del destino por casualidad.
Ahora, sin embargo, los estudiantes que ya se habían “aclimatado” en esos dos idiomas, tienen que elegir forzádamente estudiar alemán como pasaporte al éxodo. 
Curiosamente, el país cuya filosofía económica para con los demás, tanto daño nos está haciendo al españolito medio, es mayormente elegido para sobrevivir. Pero, siempre se ha dicho que la naturaleza es sabía, y quizás esas mismas personas que ahora van regañadientes al país de Doña Ángela, La Amargada, con el tiempo hagan colapsar ese sistema desde dentro, en una especie de morir de éxito.
De todas maneras, hay que aclarar, que aprender un idioma nunca asegurará un trato igualitario en el país que te acoja, y tan solo llegues a ser un mal soportable.

*FOTO: DE LA RED


martes, 6 de agosto de 2013

FIEBRE VERANIEGA (I)

Como si en una opinión de fin de siglo, pero no del XX, sino del XIX, diríamos que el verano, y concretamente vacaciones, es una época en la que se relajan las costumbres, y hacemos cosas, tenemos conductas, que no son de recibo el resto del año.
Mientras estamos todo el año intentando vestirnos, al menos para pasar desapercibidos, y en el mejor de los casos para marcar tendencias, el único objetivo que buscamos en vacaciones es, como se diría en mi pueblo, no dar ni clavo, y en nuestra vestimenta eso se reduce a ponernos la menor cantidad de ropa posible, y en la que el gusto, en la poca ropa que queda, hace mucho que se fue, si es que alguna vez estuvo.
A los hombres nos da por ponernos viseras y sombreros que nunca entendieron de reglas de moda, y que el único requisito para ponernoslo es que es barato, o que nos lo compramos en un baratillo, y por eso pensamos también que es barato.
Mención aparte merece aquel listo, porque ellas normalmente no caen en ésto, para el que ir cómodo, significa ponerse ropa varias tallas más grande, para que no roce al andar, en la cantidad de paseos previstos, y que al final se van anulando por escusas varias, aunque realmente sabemos que lo único que ocurre, es que no le apetece moverse. Y además, aprovecha para recopilar sobre su cuerpo, todo tipo de prendas que le han regalado como promoción en los lugares en que acostumbra a entrar el resto del año, y que normalmente, no son museos, como no sea el de la vid, y se traducen en camisetas, chandal, calentadores, cintas para la frente, con los nombres de su bebida favorita. Es una pena que esos bares de lucecitas, que normalmente están a las afueras de los pueblos, no se decidan todavía a promocionarse con camisetas, o similares, con el logotipo de su empresa, porque entonces ya tendríamos sobre el cuerpo del atolondrado, y en el fondo inocente hasta decir basta, la radiografía de sus vicios y pecados, que serán paseados durante todo el verano para escarnio propio, sin además darse cuenta de ello. Cuanta razón tiene ese dicho de que en el pecado está la penitencia.
Pero la fiebre veraniega también se extiende a nuestro nido de esos días.
Si se alquila un piso durante una o dos semanas, enseguida se vuelve un lugar donde todo gira en bañarse y en ponerse moreno, aprovechando los rayos del sol las veinticuatro horas del día.
Hay comunidades de vecinos, en lugares de veraneo, que se transforman, con respecto al resto del año, como el día y la noche, y los balcones y terrazas se convierten en verdaderos museos al mal gusto, y en el que “estar cómodos” se traduce en todo tipo de artilugios, presuntamente veraniegos, reunidos en unos cinco metros cuadrados, y que si tienes un niño pequeño, y está llorando, tardas unos diez minutos en encontrarlo detrás de un salvavidas varias tallas más grande que el niño en cuestión, para que le sirva, cuando menos, los próximos tres años.
También es de comentar la fiebre romántico-trascendental que nos entra en las noches de verano, y que queremos organizar cenas a la luz de la vela en los cinco metros cuadrados de terraza que tenemos, para poder observar las estrellas, y lo único que conseguimos es ver al vecino de enfrente, durante una ceremonia similar. Y para que no se diga que este vecino solo critica a los demás, confesaré que este deseo de cena con velas en terraza solitaria, se creó en mi mente, como consecuencia de mi amor por el cine, y tras ver aquella espléndida película que fue “La chica del adiós”
Como se me han quedado muchas cosas en el tintero, amenazo con volver, ya que el verano recalca, quizás más que las otras estaciones, nuestros defectos y virtudes, aunque más de una vez, estas últimas solo queden en una leyenda urbana.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA