Antes de nada he de decir
que desde la gala final, este vecino del mundo se ha estado pensando, y
rumiando, si escribir sobre el desenlace final de Gran Hermano Vip 2015. Y como
ante todo es la salud, y si no lo comenta, pudiera acarrearle grandes
problemas, cuando menos de agriarse su carácter en el futuro, pasa a comentar,
no exhaustivamente, sino en grandes pinceladas su opinión sobre todo lo
ocurrido.
En primer lugar, y visto lo visto,
todo el concurso ha quedado en realidad como un anuncio de autobombo de la
cadena, intentando ensalzar a un más a su producto-estrella-inversión, y en
ese punto, la cadena, aunque no lo van a reconocer, no ha conseguido el
objetivo marcado. Su princesa del pueblo, como si fuera una nueva versión de un
vehículo estándar y que ha dado muchas satisfacciones a “la casa”, ha quedado
más dañado y entre interrogaciones de lo que en principio se hubieran
planteado.
Belén Esteban es un producto
que gana cuando es “auspiciado” por el resto de compañeros, quienes le marcan
el camino a recorrer, una especie de GPS para colaboradora (único caso conocido
que siendo “colaboradora” el programa es suyo, al menos es lo que ella misma,
La Esteban, no se cansa de repetir). Al quedarse sola, sin, en teoría,
protección y guía, ante la duda daba leña a todo el que se movía. Y si se
tienen que “guardar” imágenes, como ha ocurrido por de pronto en el caso de
Ángela Portero, pues se guardan. Atrás han quedado momentos
como el de Argi en Gran Hemano 14 que por un comentario desafortunado, debido, en este caso sí, a su juventud, fue expulsada una concursante con un alto
porcentaje para haber ganado.
Como en otras ocasiones este
vecino del mundo ya ha hablado del tema, incluso con una carta abierta al Señor
Vasile (http://patxipe.blogspot.com.es/2015/02/carta-abierta-al-senor-vasile-desde-la.html) y enviada por twitter a él mismo, tomando decisiones que al final no ha
cumplido en su totalidad, ya que ha visto la gala final, lo confiesa,
esta vez va a obviar comentarios y pensamientos ya hechos anteriormente.
Vaya por delante que los
guionistas, encargados de pergeñar la última gala, y gerifaltes varios, se han
debido de pasar más tiempo en preparar el campo de batalla final propicio para
la Esteban que en la documentación en sí, porque, además, demasiada documentación, o videos, no
convenían.
Por de pronto no quisieron
que cada una de las finalistas llegara al estudio por separado, porque así,
juntando a los fans de las dos últimas concursantes (La Esteban, por supuesto, y una casi desconocida Aguasantas Vilches), y mezclando las entrevistas, conseguían disipar los
posibles gritos, abucheos y disparidades varias en contra de una princesa con
la corona cuando menos removida por los embates del concurso en sí, y de una
audiencia que ya no mira y calla, sino que cuando menos se plantea muchas
cosas.
Incluso el reparto de los
cochazos usados para la llegada, ayuda a La Esteban, aunque ella por decisión propia lo eligió. En la
primera toma de los coches, desde lejos, ya se suponía en que “carroza”
viajaba la princesa, aunque no hubiéramos sabido en dónde iba quién, ya que el
rojo/rosa/violeta siempre resulta más atractivo que un llano, limpio y vacío
blanco. Así se terminaba un ciclo, que comenzó con la llegada al principio del
concurso, de La Esteban, por una parte, y Olvido Hormigos por otra. Y no
olvidemos que su nombramiento como capitanas de dos equipos, fue hecho a dedo,
para además aumentar todavía más la rivalidad de ambas, algo así como echar
gasolina a un fuego ya de por sí importante, y evitar por otra parte subidas de
chepa, e insumisiones varias, por parte del resto de concursantes.
La manera de hablar de Jordi
Gonzalez a Belén Esteban visto por alguien que ni conoce a la Esteban ni ha
visto nunca esa cadena, hubiera hecho creer que la princesa era extranjera, no
conocía bien la lengua, o tenía cinco o seis años. Le habló como cuando
intentas hacerte entender con un extranjero. Fue algo mitad chocante y
denigrante. Y entre medias iba sembrando datos importantes a remarcar, entre ellos que no debía haber
ninguna duda de pucherazo o tongo en la primera votación en la que ella se
salvó, y que dio origen a la carta abierta de este vecino al Señor Vasile.
Para el Señor Jordi
Gonzalez, y por supuesto versión del programa, lo que ocurrió durante el
concurso fue que el televidente hacía lo contrario de lo que La Esteban quería,
mandando fuera de la casa, uno por uno, a sus más allegados, y cuando le tocaba a ella, y que pidió (forzada
por el panorama que se intuía aun estando dentro del concurso) que le mandaran
de la casa; en ese momento el público cambió la intención de su voto, para
fastidiarla. Y puestos a suponer, podemos pensar también que entonces ha ganado
para que se fastidie. ¡Un auténtico sin sentido!
Señor González, a nosotros
no hace falta que nos hable como si fuéramos extranjeros, porque aunque no lo
crea las cazamos al vuelo. La primera votación en la que la Esteban se salvó
fue un pucherazo de manual, no hay pruebas, claro, de eso se trataba, y después
el programa quedó, y ustedes lo saben, totalmente descafeinado.
Y durante la gala final, en un ámbito en el que la
Esteban conoce y disfruta, sus respuestas se presuponían: -Primero tengo que ver los vídeos, y si tengo que disculparme, lo haré (nunca)... No lo habré hecho bien, pero los demás tampoco... Yo no noté que me hicieron la
pelota. Y si es así, el problema es suyo.
Y para acabar una
confesión-declaración-representación terminó como se terminan todas las
confesiones, expiando las culpas. En este caso pagando las posibles culpas con una
donación, que por otra parte ella ya se había encargado de airear durante el
concurso, y además desgrava y “demuestra” que para esta aventura no le movía el
móvil económico. Como para echar una vez más la bomba de nuestro inodoro
repleto de indignación.
Y al final, como se suele
decir, el muerto (todos los dimes y
diretes, presunto bulling a Olvido, insultos, menciones a su flamante y
principesco, debe de ser, coño, ahora me cabreo, ahora lloro) al hoyo, y el vivo (y en este apartado hay muchos,
especialmente los que con la princesa ganan mucho, mucho dinero) al bollo. Para
la historia del programa, y que da además un resumen de la grandeza del
concurso, ese famoso ya: Tengo el coño de aquí a Logroño.
Esperemos que en este cúmulo
de sinsentidos, al final a La Esteban no le nombren logroñesa, o lucroniense,
adoptiva; aunque de “lucro” al menos seguro que algo hay.
*FOTO: DE LA RED