Este vecino del mundo tenía
pensado hablar sólo de Gran Hermano 16, el día después de cada gala de expulsión,
que normalmente son los jueves. Pero como se suele decir como variante al dicho
tradicional: El hombre propone, Dios dispone, y el Diablo lo descompone. Y
antes de que venga mañana el diablo, que puede adoptar muy diversas formas,
como una gran campaña en todos los balcones de la casa Telecinco, en forma de
gran mayoría de colaboradores a favor de que Suso se puede salvar, este vecino
quiere dejar bien claras unas cuantas cosas antes de que ese concursante se pueda salvar mañana.
En primer lugar, este vecino
ignora si el mismo nombre, “Suso”, es diminutivo de algo, nombre que
familiarmente le dan al concursante, o simplemente su nombre real, sea lo que
fuere, al concursante le viene como anillo al dedo.
El Suso (algunas veces, y
según la zona puede adoptar diversos nombres como chucho, susú, xuixo o xuxo) es
el nombre que se le dá a un pastel con crema por dentro. Y Suso, el
concursante, en realidad es eso, algo que se vende por su
apariencia más bien golosa. Gustará a hombres y mujeres, especialmente al género femenino que
se siente atraído por un hombre canalla, al que muy secretamente quiere redimir,
pero que no se da cuenta que él no quiere ser redimido.
Suso, el concursante, no deja de mirarse en todos los espejos de la
casa, porque está enamorado de sí mismo, y solo busca a las mujeres para hacer
una muesca más en su culata y para reafirmarse con cada conquista (donde pone el
ojo, pone la bala, y todo lo que pueda, menos el corazón) de que él es el
mejor, el más guapo, el…todo, y solo se merece reposar en el Olímpo de sí
mismo.
En el caso de la madre de Suso,
y no me gusta hablar de las personas que no concursan, pero ella está tomando
parte muy activa en el intento de su salvación, debería de diferenciar el
salvar la cara a su hijo, callándose por ejemplo lo que cree que hace mal, con
intentar vendernos la moto de que lo que hace mal lo hace porque es joven. Para su madre: ¡Solo tiene 22 años! En cambio, según su testimonio también, la mayoría de la
culpa de su comportamiento la tiene Sofía, que tiene 19 años, pero que en ella
no aplica el que es joven.
Además, y siguiendo con la teoría de su madre, todo lo que hace es
para que el público se ría y lo pase bien. Hoy ha dicho en uno de los programas
que va apareciendo, que si a su hijo le expulsan el jueves, el programa deberá
de contratar a un payaso porque los demás son muy aburridos.
Habría que explicarle a Merche,
la madre de Suso, y se lo podría contar además, como gran estudioso en Gran Hermano precisamente, Quique, el médico, aunque su hijo le llame
despectívamente "el bibliotecario", que una de las páginas más bonitas de Gran Hermano, fue en su novena
edición la protagonizada por Judith Iglesias, a la postre ganadora, y primera reserva en ganar el concurso, quien nos deleitó con sus grandes
conversaciones con Andalla, sobre muy diversos temas.
Ya para terminar con el capítulo de la mater amatísima, me gustaría preguntarle, y sin ánimo de hacer sangre, si a su hijo en casa le han hablado, y lo digo en plural, alguna vez de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, de la solidaridad, y de la conveniencia de cultivar, junto con el cuerpo, también el intelecto. Porque no toda la educación hay que darla en la escuela... Y su respuesta además podría aclarar muchas cosas.
Siempre se dice que los
futbolistas, con lo que ganan y con los millones de seguidores que tienen,
deberían de dar ejemplo de buen comportamiento. Sin embargo, no nos preocupa que estos famosos, aunque lo sean por tres meses, den mal
ejemplo. Es más, en más de un caso son una especie de mando a distancia de los
deseos ocultos del que mira. Yo no lo puedo hacer porque todo mi entorno me
conoce pero que lo haga él y en cierta manera cumple mis sueños.
Que siga Suso, ese pastelito
de crema envenenada, significa pura y duramente el culto al cuerpo, a las
apariencias, al machito, al nada por dentro, todo por fuera, reírse de los “bibliotecarios”,
de la gente que tiene una formación.
Suso, y ya lo ha dicho,
promete más de lo mismo, falta de compromiso con los demás, y más “tetas veo, tetas quiero”.
Ahora parece que se ha fijado en
Niedziela, y si le dejan dentro de la casa hasta el final del concurso, corre
peligro de terminar la ronda de todas las mujeres de la casa, y
comenzar una segunda.
¡Abrid los ojos!, A Suso no
le han marginado sus compañeros. Se ha quedado solo porque ha querido, y porque
le resulta lo más fácil. En el fondo, es un cobarde. Hace una putada queriendo, a cualquier concursante, tergiversando
los hechos porque le da la gana, además lo ha reconocido, y en lugar de dar la
cara, se refugia en sus cuarteles de invierno. Come solo, porque es más fácil para
él no ver los ojos de los demás.
Este vecino del mundo tiene entendido
que por contrato los concursantes tienen que cumplir muchos requisitos, entre
ellos: comer junto con los demás, y este pastelito de relleno, Suso, en este
caso muy amargo y pesado, se va a comer solo, sin que la organización, al menos
no me consta dato en contrario, le recrimine su actitud.
Antes de votar para que siga
en la casa (como al parecer muchos están haciendo), y vosotros, desde fuera como un Pilatos cualquiera, os limpiéis las
manos ante cualquier desaguisado que pudiera cometer, haceros una pregunta: ¿Si
vosotros estuvierais en el concurso, o tuvierais una hija, o una hermana dentro, desearíais que
Suso, el pastelito, el orgullo de sí mismo, estuviera cerca, o incluso
más que cerca? La respuesta creo que más que clara, es nítida.
El resto, la misma cadena y
su mariachi (los colaboradores) que digan lo que quieran, porque Telecinco está pensando en llenar todo sus huecos con publicidad, que la vea el mayor
número posible de espectadores, y el
mariachi, en que su empresa gane bien, para poder pedir incluso más dinero.
Nosotros, todos los demás,
no somos más que tontos útiles; pero este vecino sentía la necesidad en conciencia, de advertir y aclarar ciertas cosas, antes que el mal esté hecho.
*FOTO: DE LA RED