Hoy todos los que intenten
resumir lo ocurrido ayer, dirán eso tan
socorrido de “el día después”, y en realidad es así. Lo que ocurre es que
este vecino del mundo tiene la sensación de estar viviendo “El
día de Reyes” de aquellos principios de los sesenta, cuando uno, como
se solía decir, porque ahora es una expresión que se oye poco (y puede querer
decir mucho del panorama actual), ya tenía, o creía tener, uso de razón.
A aquel niño siempre le pasaba lo mismo que, tras una noche de nervios, sudores y no
poder dormir, de lo pedido a lo recibido no es que hubiera un gran trecho, sino
que no tenía nada que ver. Es como si en un momento dado uno de los “ayudantes
de los ayudantes del último Rey Mago”, y con urgencia, porque ya se iban sus
compañeros, hubiera decidido cubrir el expediente, dejando lo que en ese
momento tuviera entre manos en el lugar en que estaba, en mi casa, Y además, el
noventa por ciento, siempre eran cosas para el cole o para vestir, y en ese
momento quién estaba pensando en el cole ni en la ropa de los domingos…
Teniendo en cuenta las
expectativas/deseos/sueños que muchos teníamos, no ha quedado mucho,
por ahora, depende como quede el mar tras el tsunami de las votaciones, y la
posible organización entre unos cuantos, de deseos de izquierdas pero de mirarse
el ombligo. Eso sí, ha quedado más que claro que España es/era de derechas, o
mejor dicho de virgencita que me quede como estoy, porque a lo mejor si aspiro a algo
más me hacen la del “tocomocho”, y en ese caso además, uno no podría ni
quejarse, por la vergüenza de ser un panoli.
Ayer, en cambio, lo que vi y
sentí, en un mediodía donostiarra, en la zona de Amara, a la hora de ir a
votar, fue un gran ambiente en cuanto a gente, y mucha sonrisa y cara de
complicidad. Por un momento, solo por un momento, creí estar en el Santuario de Lourdes por la gran cantidad de gente mayor, ayudada, y en silla de ruedas, pero con cara de tozudez y de "yo lo consigo, por los míos".
Lo que nunca le había pasado a este vecino del mundo, tuve que
hacer una cola, para mi urna, no menor de veinte minutos. pregunté, incluso, por si me había confundido y era la cola para la nueva entrega de "La guerra de las galaxias", pero afortunada o desgraciadamente era la fila que correspondía. Y tanto los que iban delante
de mí, como los de atrás, dijeron muchas, muchas, veces eso de “a ver si esta
vez podemos”. Hubiera sido mucha casualidad que solo hubieran sido ellos los que iban a votar morado, y al
final de la noche quedó más que claro, que en el País Vasco, por las noticias
que han dado, sino arrasó, para que nadie se pueda dar por ofendido, sí fue la
primera fuerza.
Ahora, ya solo queda pasar
de las frases hechas de los políticos, o mejor dicho, y como un cocinero diría,
hay que pasar de las recetas perfectas en un libro impolutamente bien edito, al
fragor de las comandas y olor a fritanga, a intentar sacar adelante la cocina de este país, que
al menos según opinión de este vecino, y de mucha gente que conoce, solo se han dedicado a cocinar para unos pocos, eso sí, cocina exquisita y muy publicitada.
¿Y para el resto? Pues eso, que se busque la vida como pueda, pero eso sí, le
vamos a dar un buen nombre: “cocina de autor”.
Aunque ayer a la noche, hace
apenas unas pocas horas, había flashes por todas partes, y sonrisas “profident”,
en realidad es a partir de ahora cuando muchos se tendrán que retratar, porque
aunque el Partido Popular ha sido el más votado, su descalabro ha sido más que evidente, y no cuenta con una mayoría, por
lo que dependerá de otros (y con Ciudadanos sólo las cuentas no salen), o al menos de
abstenciones de otros, para poder gobernar. O incluso se pudiera crear,
lo que se está llamando una gran coalición, PP-PSOE, que si ésto ocurriera, y
en opinión muy particular de este vecino del mundo, pudiera ser, en un futuro, la
debacle socialista.
Y quizás, más que los
socialistas, alguno que otro también tenga que pasar por el fotógrafo,
como un P.N.V. que si mostrara su apoyo al P.P., aunque sea solo absteniéndose,
en realidad haría oídos sordos a ese “PUEBLO”, que siempre tiene en su boca (otra
cosa es a la hora de defenderlo, postureos aparte), y que ayer dejó clara su
postura de izquierdas.
Con eso del eterno “bipartidismo”
ha habido minorías, y gente de mi generación me entenderá, que bailaban, y
bailan, constantemente “La Yenka”, por aquello de “izquierda,
izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos, tres” de su
pegadizo estribillo.
Este vecino no es ni
politólogo, ni futurólogo, solo es un sufridor de la crisis que se reconvirtió en
blogger/bloguero, pero le huele a una despedida del Señor Rajoy, bajo el
maquillaje que se quiera, para poder llegar a entendimientos varios con algún que otro partido. Lo que sí echa de menos es aquel ya
famoso “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Quizás,
porque ni Rajoy lo siente, ni tiene la honradez (palabra complicada para los
políticos) de reconocerlo.
Ahora, mucho me temo, y como en la niñez de aquel comienzo de los sesenta, todo queda en la decisión del último Rey Mago y lo que le quede en su bagaje, entre otras cosas de honradez y vergüenza, pero, esta vez, no para nosotros, sino para él.
*ILUSTRACIÓN: DE LA RED