A lo mejor estoy confundido, pero tal como se han puesto
las cosas, ya no hace falta una censura pura y dura encarnada en algún
departamento del estado, llena de hombres serios vestidos de gris, como en tiempos de Franco, que una semana sí
y otra también, escrutaba cada línea de, por ejemplo, “La Codorníz”, para
secuestrarles la edición, y gratificarles con la multa de turno.
Ahora, entre que te pueden tachar de populista o
machista, ya no puedes soltar nada por tu boquita. Y es que la cosa va por
barrios. Lo que dice el contrario, si hablamos de política, siempre es “populista”.
Sólo ellos, los de su partido, o de su
manera de ver la vida, han tenido la suerte que da el destino, de tener razón.
Hemos llegado a tal extremo, que en cualquier
conversación de políticos, por ejemplo en la tele, el primero que dice al otro “populista”,
parece que ya ha ganado.
Y en cuanto al feminismo, partiendo ya para evitar
insultos posteriores, de que todos los hombres son feos, ya no existen, por
ejemplo, mujeres regulares, porque si dices de alguna, que tiene, por ejemplo,
ojeras, te dirán como mínimo que es por cuidar de tus hijos, porque tú, que
también las tienes, te las has forjado por estar todo el día en el bar, o por
no parar de ver películas “porno”. ¡Sin vergüenza!
Además, las contestaciones de las mujeres se considerarán
siempre originales, provocadoras y feministas, mientras que las de los hombres, por
el mero hecho de serlo, olerán desde lejos a “eau de machisme”.
Viendo, especialmente, algún canal de televisión, como
por ejemplo, la Cadena Alegre, en programas dedicados a la gente guapa, ya se
da por supuesto que las bellas participantes, todas, al ser jóvenes se les
presupone de ideas modernas y combativas, pero a la primera de cambio te
sueltan eso de que les “ponen” los hombres un poco, por no retratarse del todo,
“canallas”, y a este vecino del mundo, llamenle mal pensado, lo primero que le
viene a su mente-demente es esa rápida imagen de “Viridiana”, del gran Buñuel,
en la que tras la noche nupcial, se ve el vestido de novia
en el suelo, con las botas del protagonista (interpretado por el nunca
olvidado, Fernando Rey) encima.
Hoy,,sé que me van a venir críticas por muchos lados,
pero a uno ya los años le han ido despojando de todo (del trabajo, de la
mayoría de los sueños, de gran parte de la ilusión), y recordando esa célebre
frase de “quien calla otorga”, lo que ya no está dispuesto a perder es su
opinión.
¡Por ahí no paso!
Además en momentos así, y ya para terminar, conviene
recordar esa frase de “..ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.
Por cierto, juro en este caso que “paja” no tenía ninguna connotación sexual. Y
es que con eso de la autocensura, en muchos casos, y ya perdonaréis, conviene
cogérsela con papel de fumar…
*FOTO: RED