miércoles, 13 de marzo de 2013

EL PAPA COMO EL TABACO


Se supone que la publicidad en la actualidad está bastante bien regulada como para que ofrezca una imagen no tan diferenciada de lo que es en realidad.
Sin embargo, ayer, tenía encendida la televisión como si fuera un amigo invisible, es decir, el microondas de imágenes me servía de banda sonora mientras estaba haciendo otra cosa, y al pasar estaba Doña Concha, la Velasco de toda la vida, ofreciendo Tornasec, que más que para pérdidas leves, parecía luz blanca para cocinas de primera.
Algunos anuncios ofrecen imágenes tan bellas que te hacen sentir frustrado si por azares de la vida, o simplemente por tu morfología, no puedes usar el citado producto.
Volviendo al anuncio mencionado, el encargado del “toma-shop” de las imágenes en cuestión, ha conseguido un blanco luz-tunel-del-más-allá que debería ser contratado por el Vaticano para que cuando salga la fumata blanca, sea blanca de verdad, y no de un gris canoso como suele ser normalmente.
Estos días de intento de consenso cardenalicio, se tienen que mover muchos millones tanto en dinero gastado por los turistas y creyentes venidos para ser testigos en directo, como en retransmisiones televisivas de los representantes del Todopoderoso, y en este caso no me refiero a Berlusconi, que en realidad, si le quitas todo el atrezzo que lleva encima, e incluso seguro que debajo, será más antiguo que Dios, que es al que me estaba refiriendo.
Con todo lo que se debe recaudar entre unas cosas y otras, este acontecimiento debería ser una especie de Olimpiadas de la fe en las que se invirtiera en buenos efectos especiales para que la primera salida del Papa al balcón ante los feligreses, fuera una especie de Encuentros en la tercera fase con todo tipo de luces y música con fanfarrias a lo John Williams.
Este vecino del mundo, convertido en una especie de “mosca cojonera”, desearía que el Papa elegido fuera americano. Las imágenes de estos días de los cardenales de la tierra de Obama, vestidos de sotana y con visera son impagables.
Si siempre ha tenido buen tino la Iglesia para los negocios, se supone que asesorados por “el-que-todo-lo-sabe”, con un Papa americano, en un dos por tres, nos daríamos cuenta de que los mismos cardenales llevarían ropa Mike en su versión deportivo-eclesiástica, con lo que además de no costar la ropa un euro a la Iglesia, encima ingresarían millones por todo tipo de franquicias. Y de eso, a cantar los himnos religiosos, autenticas estrellas de la música, hay un paso. Lo dicho, este vecino del mundo sueña con un Papa, que sea como el tabaco, cien por cien americano. No íbamos a creer más, pero sería un auténtico espectáculo, aunque más de una vez lamentable.

*FOTO: DE LA RED

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