domingo, 17 de marzo de 2013

TIEMPO AL TIEMPO


Esta semana que hoy acaba, aunque para muchos países en realidad, hoy empieza, ha sido en cuanto a noticias, una auténtica semana blanca. En este caso no tiene que ver nada con la nieve, sino con el color que caracteriza al Papa, y que lo hace también al del Espíritu Santo en cuanto a su “versión” paloma. Y entre tanta blan-cura se nos ha colado de soslayo una noticia en apariencia pequeña, como un orzuelo en un ojo, y que luego cuando te auto-miras parece una montaña.
AENA ha desvelado que en siete de los aeropuertos españoles se va a cobrar un euro por el uso del carrito portaequipajes. Con esta medida, y son palabras textuales “espera ahorrar solo en el aeródromo madrileño 3,2 millones de euros anuales”.
Tras leer esta medida de la citada compañía a la que este vecino siempre se refiere como FAENA, porque esta denominación es más precisa con respecto a sus habilidades, le pone un gran “pero”.
Al poner una nueva medida que en realidad es una especie de impuesto disfrazado con cuatro ruedas, no se le puede llamar ahorrar, sino una nueva fuente, otra más, de financiación. Ahorrar siempre se entiende por recortar gastos, y sin embargo a partir de ahora habrá que añadir al gasto de siempre, el nuevo que suponga los aparatos que tendrán que ser instalados, y su mantenimiento.
Además, para todos aquellos viajeros procedentes de países donde no se utilice el euro, es una verdadera FAENA, porque todavía no han tenido tiempo de cambiar divisas.
Desde que se empezó a cobrar por el perejil, y por las bolsas de plástico en las grandes superficies, estos carritos eran de lo poco que quedaba gratis en este país. Ellos, los carritos, y el casarse por lo civil, a lo que precisamente esta semana también se le ha puesto “santo”, por lo de la semana blanca, remedio.
Además como todas las empresas tardan poco en copiarse unas a otras, este vecino está seguro que la fiebre de los carritos se trasladará como una enfermedad sin vacuna posible, a todo tipo de comercio muy rápidamente.
Después de cobrar por estas nimiedades, a este vecino del mundo solo se le ocurre otra vuelta de tuerca más: cobrar por apuntarse al paro. Tiempo al tiempo.

*FOTO: DE LA RED

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