Antes de nada, y para evitar a los más
despistados pérdidas de su tiempo, diré que en este post no se intenta hacer un
estudio, y mucho menos a fondo, de lo ocurrido ayer en las elecciones 10N, sino abrir las tripas de este vecino del mundo, una especie de maestro de
ceremonias que rige esta página.
Ayer pude comprobar que es verdad eso de que
en el ojo del huracán no te enteras de nada porque reina la calma chicha.
Los que me seguís ya sabéis que ayer, 10 de Noviembre, día de las elecciones,
otra más, me tocaba estar en una mesa electoral, en Donosti concretamente, y
hasta las diez y media de la noche no salimos del aula en el que estaba nuestra mesa en
cuestión.
No diré que durante el recuento de papeletas
no nos llegaban noticias, porque ahora en la época de los móviles, decir eso
sería mentir vilmente. Además los interventores a la sazón, me apetecía usar
ese término, eran unos enrollados, y algo íbamos sabiendo. Pero nada más salir, y ya en el parque más cercano, puse la radio
de mi teléfono móvil, y tuve la sensación de haber sido víctima de un
secuestro, y que por primera vez me quitaba la venda que había rodeado mis ojos.
Y no sé por qué, pero la primera frase que vino a mi mente, fue la del
microrrelato de
1959, del escritor guatemalteco, Augusto Monterroso, y que debe
de ser el relato más corto en español:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba
allí - y yo añadí instintivamente, y por
eso quizás este vecino del mundo nunca pueda escribir microrrelatos-, y esta
vez no mucho más cerca, sino con nosotros.
Iba a decir que lo de Vox, los cincuenta y dos escaños, es inexplicable, pero tristemente en los últimos días se olía en el
ambiente. No sé si será el mismo caso que lo ocurrido con la llegada de Trump
en Estados Unidos, pero quizás en España, y a mí no me lo quita nadie de la
cabeza, una razón más por lo que la telebasura triunfa en nuestra televisión, y con el “Sálvame de todos los
colores y sabores” como buque insignia de la parrilla televisiva. No es que nos
guste la mierda, sino que además disfrutamos con revolverla.
Los jóvenes que votan a Vox, en las imágenes de
celebración se veían a muchos, y que no son de familias ricas y poderosas, les
aclararé que la vida no es un videojuego, y que cuando las cosas nos van mal, y
las cosas no podían ir peor, se le puede dar al reset y todo vuelve al punto de
partida.
Aquí el punto de partida ya desapareció hace tiempo, y muchos se
encargaron además de que no se pueda volver a encontrar para que nadie pueda
evitar lo que cada vez está más cerca: una posible revuelta entre nosotros
mismos, y que nos podía llevar a un panorama muy abierto, y en la mayoría de
los casos con vistas a algo desolador.,,
Ciudadanos ha recibido lo que se iba
vaticinando por su falta, quizás, de perfil decisorio. Le ha gustado, desde el
principio bailar “la yenka”, que tenía como punto álgido ese movimiento hacia
todos lados para quedarse en el mismo sitio. Y al final la gente ya se ha
cansado de su baile. Al parecer, sin embargo, a más de uno le sigue apeteciendo bailar con la derecha, y muchos, se darán cuenta con el tiempo, que se han pasado
de frenada y han llegado a algo que ya es “vox pópuli”.
Y lo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, cada
vez lo está comprando menos gente, porque sólo es para los incondicionales de
los éxitos de Pimpinela. Hace tiempo que ya no pueden espabilar solos, aunque estén en compañía.
Observad que no he mencionado para nada al PP
de Pablo Casado, que no pincha ni corta, pero que se va aprovechando de los
errores de los demás, para recuperar su territorio, y esta vez más a la derecha,
por si acaso.
Y el hedor está a punto de coger forma. Ya se
adivinan sus fauces…
*FOTO: DE LA RED