Lo
mismo que las personas atraviesan por diversas etapas, el año lectivo, por decirlo de alguna manera, también tiene sus diferentes épocas, y ahora ya están anunciando
la vuelta al cole para los menudos de la casa, que para los que están
todavía en edad de procrear, se lo piensen bien, pues te cuesta, como
diría Shakespeare, “one
egg”,
y Cervantes añadiría “y
la yema del otro”.
Nosotros,
sin embargo, tampoco nos libramos de los anuncios, y nos dedican los
famosos fascículos.
No nos escapamos nunca de ser, como se dice ahora, “target”,
u objetivo, de todo tipo de campaña publicitaria, quizás porque se
supone que tenemos dinero, y nos quieren aligerar de esa pesada carga
mediante sus sugerentes ofertas.
Hace
muchos años comenzaron con la Enciclopedia Salvat, y más tarde con
los libros de Félix Rodríguez de la Fuente. Eso, era comprensible,
pero desde hace años ya, parece que le han cogido el gusto, y
presentan de todo, hasta colecciones de abanicos, e instrumentos
musicales, ambos en miniatura naturalmente.
Como
hay que modernizarse con los tiempos que corren, cualquier día
de
estos comercializaran una colección de parados, en miniatura
también, naturalmente, con todo tipo de profesionales, algunos
incluso en el acto de rellenar los papeles para intentar irse a
Alemania, que dicho sea de paso, debe de estar super-poblada
ya, más que nada para fastidiar a la Merkel.
Quien
diga que no ha comprado nunca nada por
fasciculos coleccionables,
como siempre dice la publicidad, miente como un bellaco, porque qué
es normalmente la compra de un piso, sino la adquisición encubierta
de una casa por fascículos, solo que te dan la colección entera al
principio, y lo que coleccionas son las letras a pagar.
Se
echa de menos una colección de famosos de televisión, incluso
alguno de ellos merecería en sí una colección aparte, como por
ejemplo Belén Esteban, o el mismísimo Jorge Javier Vázquez, ambos
con elementos intercambiables de quita y pon, y la primera con
brazos, manos y dedos articulados, para poder hacer todo tipo de
cortes de manga, y peinetas incluidas. Más de uno compraría alguno
de los muñecos para hacer vudú, y quizás eso motive a que las
mismas empresas se resisten a lanzar al mercado este tipo de
colecciones, y prefieran promocionar sus libros, porque ahora, si
quieres ser un famoso con pedigrí, tienes que haber escrito un libro
como mínimo, aunque nunca hayas leído uno, lo cual en sí ya tiene
su gracia.
*FOTO: DE LA RED