jueves, 8 de enero de 2015

CONJUGANDO EL VERBO "NORMALIZAR"

Hoy al despertarme me ha ocurrido una cosa curiosa, era tan temprano (seis de la mañana), que no sabía si coger el ánimo de ayer, ya maltrecho, o el de hoy, todavía sin estrenar y con una sonrisa brillantemente nueva, si es que el ánimo puede sonreír. Por eso, ante la disyuntiva, he optado por levantarme a escribir, hoy, pero con un tema que se originó ayer, aunque con los horarios que se gastan nuestras televisiones, el programa en teoría era de ayer, pero se ha podido ver, o sufrir, hoy mismo.
Estaba ya a punto de irme a dormir, cuando por obra de un zapping televisivo, en el programa “Hable con ellas” estaban dando paso al “Coro de hombres gays de Madrid".
Este vecino del mundo, no va a decir eso de que "él no tiene problemas con los gays porque además tiene muchos amigos que lo son". Decir eso ya parece que es ponerse el vendaje antes que la herida, y aquí no debe de haber sospechas por ninguna partSolo quería comentar, y tras haberme documentado sobre los fines de la creación del citado coro, que uno no sabe bien como conjugar el verbo “normalizar”, porque desde el punto de vista de este vecino, lo ideal sería que cualquier persona pudiera intervenir en lo que le diera la gana, en este caso en cualquier coro, pero sinceramente creo que hacer “guetos” no es el camino, y a este vecino del mundo “eso” es lo que le parece.
Mientras hagamos bandera de una causa, la normalización nunca será tal, y en realidad no estoy buscando polémica porque soy el primero que no quisiera que se hicieran distingos ni por sexo, ni por tendencia sexual, ni por pensamiento, pero al crear, en este caso, un coro para gays, en cierta manera se está “prohibiendo” o coartando la libertad de los que no lo son. Lo mismo que ha podido pasar siempre, pero a la inversa. Con lo cual se obtiene otro error, que aunque sea al revés, sigue siendo error.
Si algún integrante de este coro, por ejemplo, tiene un amigo heterosexual que quiera pertenecer a él, el sistema sería fácil: “hacer la vista gorda”, pero está claro que eso tampoco es el camino. Y la historia también nos tiene que haber enseñado que “ignorar” no es la solución.
Durante el proceso de “documentación” he comprobado que el citado coro actuó también en el especial de “El intermedio” en Nochevieja, dirigido por el Señor Zapatero. Lo cual, sí pudiera ser una auténtica metáfora de la situación, y utilización política, que personalmente a este vecino del mundo, no le gustaría.
Además, y volviendo al programa de ayer, en “Hable con ellas”, me entra una duda: ¿Por qué se llevó a este coro al programa, por su calidad musical o por su condición?
"Eso”, también sería cuestión de analizar, porque “señalar”, o ponerse etiquetas,  tampoco es el camino.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 7 de enero de 2015

PARÍS, EL ALMA A MEDIA ASTA

Hay días en que uno se siente como un horno, está cogiendo temperatura,  y sin embargo, sabe por los galones que da la experiencia, que no lo tiene precisamente preparado para bollos. Es como si te dirían “mira para otro lado”, pero en el fondo sabes hacia dónde quieres y tienes que mirar, y que si no lo haces, es de cobardes.
En este momento diría que tengo el alma a media asta.
Lo de hoy en París, ese acto terrorista no se limita a las doce personas asesinadas, ni dar un palo en la boca a la libertad de prensa. Es algo así como presentar un póquer de ases en cualquier garito jugado por profesionales, cuando nadie se lo espera, porque además ya habías visto que el jugador de tu derecha, tenía un as, y era imposible que otro también lo tuviera.
Hay gente que menosprecia el humor, por parecer menos serio que decir las verdades del barquero con una entonación formal, pero el humor siempre da algo más, porque deja una puerta abierta a la sugerencia, que alguien hoy ha intentado cerrar.
Hoy más de uno que oiga críticas sobre lo ocurrido en las oficinas del semanario satírico francés, puede tacharlas de racistas y de sectarias. Pero todo eso siempre tiene doble dirección, especialmente los que se quejan de no recibir un tratamiento como ellos creen que se merecen, mientras deparan por su parte  otro tratamiento a todas luces dictatorial, se juzgue desde el prisma que se quiera.
En días como hoy es una vergüenza ser un ser “humano” por lo poco que se practica la humanidad, teniendo además en cuenta que decir “París”, siempre ha sido decir “amor”, y en unos instantes se ha mancillado un símbolo, más que un lugar, que en cierta forma es de todos.
Algunas veces suele costar terminar un artículo por aquello de intentar aportar “un algo más”, una especie de broche de oro. Sin embargo, esta vez las palabras han salido solas, ya que además son, y no hace falta decirlo, el título de un libro que causó furor en su época:
Bonjour tristesse”.

*FOTO: DE LA RED

martes, 6 de enero de 2015

LOS REYES MAGOS: EL FIN DE LA LEYENDA

Cada vez lo entiendo menos. En un país en el que aprovechamos cualquier momento para recordar que hay más futuro que la monarquía, y que eso de la sangre azul es, antes se decía una falacia, una leyenda urbana, una de las principales fiestas nuestras es la de los Reyes Magos de Oriente. El día 6 de Enero, en España, todos somos monárquicos practicantes de pura cepa.
Curioso también que mientras en cualquier fiesta aprovechamos la frase “ésto lo inventaron los grandes almacenes para vender más” en este día eso no se recuerda, y quién más quién menos se levanta cuando menos “escamado” con la esperanza de que piensen que hemos sido buenos, o que estamos buenos, por aquello del amor, y nos regalen unas cuantas cosas.
Un olor que este vecino del mundo tiene asociado todavía a esta festividad es el de la pólvora. No, no es que me regalaran pistolas, que también (las mías fueron pensando en Gary Cooper, y me quedaba como él “Solo ante el peligro” en la penumbra de ese pasillo al que todos hemos temido cuando se apagaba la luz), sino por el olor de las antorchas y salvas que se disparaban durante la cabalgata de la noche anterior.
El olor a pólvora me recuerda a esas noches largas de espera, con los nervios a flor de piel, y en las que, sudoroso, apenas dormía.
Siempre me pregunté el sistema que los Magos de Oriente tenían para otorgar los regalos, porque todo parecido con lo que yo pedía en la carta, siempre fue pura coincidencia. Es más, mis regalos nunca se anunciaron en la única televisión que entonces había.
En realidad, y ahora me doy más cuenta que nunca, no hay nada nuevo bajo el sol, y cuando éramos pequeños, en el caso de este vecino del mundo a finales de los cincuenta, todo funcionaba como ahora con este gobierno y con el Mercado Común Europeo, pedías unas cosas, pero ya durante todo el año eras condicionado con publicidad encubierta a que “los Reyes son los que en realidad saben lo que tú necesitas”. Y por eso cada 6 de Enero, a la noche de los sueños, seguía las mañanas de decepciones, pues junto con un pequeño juguete, sin marca, y que no habías visto en ninguna juguetería de las pocas que entonces había en un pueblo, te encontrabas con ropa, “porque ya te estás haciendo mayor”, y útiles para el colegio, “para que seas un hombre de provecho”.
En realidad, y todo visto desde ahora, esas dos últimas frases son primas hermanas de ese famoso “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”, con el que los Reyes Magos que ahora nos dirigen tanto en España como en Europa, anunciaban el carbón que durante años nos está viniendo como regalo por nuestro supuesto comportamiento.
La verdad, y aunque nunca lo dije, siempre pensé que eso de ser “un niño formal” no era rentable, porque yo tenía amigos malos hasta decir basta,  y sus regalos siempre fueron los que ellos pedían, y yo, que como mis padres decían, ni ellos ni los reyes podían tener queja de mi comportamiento, siempre recibí, desde mi punto de vista de entonces, “regalos aburridos”.
Por eso, a medida que vas cumpliendo años, muchos años, cada vez comparas más las vísperas de Reyes Magos con las noches de pasión, y piensas que quizás son mejores los prolegómenos que los resultados. Y, si nos referimos a la Iglesia, ésta te va diciendo que por mucho que sufras en esta vida, siempre tendrás tus regalos, tu recompensa, en la otra; este vecino recuerda entonces las mañanas del día 6 de Enero, y no puede menos que esbozar una ligera sonrisa mientras en su cabeza una vocecita con eco dice “Menos cuentos, caperucita…”. Y eso, que entonces aún no había visitado las dependencias vaticanas, y ver todos los regalos que se “amasan” allí, y que no dejan para el más allá.

*FOTO: FOTOGRAMA DE BEN-HUR. 


sábado, 3 de enero de 2015

UNA VIDA DE PELÍCULA

Al final ya no sabes quién copió a quién, pero ésto del cambio de año, viene a ser como la serie de las películas de Rocky que vas cambiando de película, pero la historia se convierte en histeria, y pasas del Rocky 1 al 6 con una creciente sensación de déjà vu y menos dinero en el bolsillo.
Y en lo que va de año, y como diría mi madre “y lo que te rondaré morena”, las mismas caras y las mismas situaciones. En la tele por ejemplo, muchos programas se puede resumir como “alguien dilapida a alguien”, o bien los tertulianos a un político, o los colaboradores entre ellos, o a un conocido no muy famoso, porque si es muy, muy famoso, y tiene algo de poder, el peloteo va in crescendo. En la política: todos contra Podemos, y Podemos repartiendo casta a todos.
Me he pasado un buen rato,  y no lo encuentro, juro que no lo encuentro, buscando la cadena para tirar de la bomba de este retrete universal.
Por aquello de buscar la paz interior, para luego colaborar en lo poco que se pueda en “la paz de todos” (esto último me ha quedado un poco “vaticano”), me propuse como comienzo de año, lo único que me he propuesto, porque nunca he conseguido llevar una proposición adelante más de dos o tres semanas, iniciarme en el TAI CHI, pero en plan autodidacta, mediante algunos vÍdeos, y a horas muy tempranas, para evitar el espectáculo lamentable a los sufridores familiares. 
Y ahí estoy, una especie de Karate Kid pero en versión casados contra casados, intentando hacer el salto de la grulla en una pequeña barca, pero más mareado y perdido que el original, y sin barca.
No sé si eso será normal pero tengo agujetas hasta en las pestañas. ¡Es curioso! Me duelen músculos que no sabía ni que tenía. Pero, en fin, todo sea por la paz universal.
A mi alrededor, y tras los festejos de fin y comienzo de año, noto muy poca gente, o verdaderamente se pasaron entre comilonas y bebidas varias, o “la cosa” está verdaderamente mal y se mantienen en barbecho,  y tiesos, muy tiesos, hasta que se saquen las siguientes fotos con motivo de los Reyes Magos.
Personalmente, e inicialmente no iba a pedir nada, deseo un poco de la  “chispa de la vida” y no me refiero a la bebida americana, sino a ganas de vivir, porque desde un punto de vista de amante del cine, me está ocurriendo con la vida, lo mismo que me ocurrió cuando vi “Tesis”, la película de Amenabar, muy interesante, y con mucho suspense, pero llegó un momento en que me daba lo mismo quién fuera el asesino, solo quería que terminara ya.
La vida, como es natural, no deseo que se termine, pero sí me gustaría que se convirtiera en un musical para que todos bailáramos, con la rapidez de un Tommy Steele cualquiera, y cantáramos juntos, y no lo que es, una película bélica, en la que cada uno hace la guerra por su cuenta.
Por favor, que paren este tanque que me  bajo.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 2 de enero de 2015

METIENDO LA PATA AL AÑO NUEVO

No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo pero siempre el cambio de año me supone una sensación de viaje, de traslado, cuando, por el contrario, no he movido los pies del suelo.
Sin embargo, este año y para variar, parece que más de uno en ese viaje de tránsito haya perdido, o haya hecho perder la cabeza a otro. Eso, sin contar con los que se han quedado a mitad de ese viaje, como diría mi tía Encarna, compuestos y sin novio, como les ha ocurrido a los andaluces, con ese comienzo accidentado en cuanto a la retransmisión por “su” televisión. 
Para información de aquellos lectores allende los mares, diremos que, por algún despiste, y cuando ya iban a comenzar las campanadas en la televisión autonómica de Andalucía, “alguien” metió dos anuncios y la consecuencia es que ese alguien, como un David Copperfield cualquiera, escamoteó nueve campanadas a los atónitos televidentes, que debieron de tener la sensación de que  se les gastaba una broma, con cámara oculta o no.
Raro en España, a las pocas horas alguien dimitió. No es un mal comienzo para nuestra sociedad, acostumbrada a otros procederes, aunque no dirá lo mismo la persona afectada.
Lo mejor de estos casos es ver cómo reaccionan las redes sociales, y alguno ya dijo que la razón de lo ocurrido era que los encargados estaban viendo a la competencia (concretamente el modelito de Cristina Pedroche, o mejor la ausencia de él entre transparencia y transparencia), y es que como muy católicos ellos, se les fue el santo al cielo.
Por otro lado, y continuamos con meteduras de pata, el Ministro de Economía, o de lo que queda de ella, Luis de Guindos, se ha lucido con sus primeras declaraciones del año diciendo que “se ha perdido el miedo a perder el trabajo”. Es de suponer que querría decir otra cosa, como que ya la situación es mejor y lo peor ha pasado. Pero, como el personal, entre el que este vecino del mundo se incluye, está acostumbrado a pensar mal, y desgraciadamente acertar, se ha imaginado que, tras varios años de continuo bombardeo en forma de crisis, uno ya se debe de acostumbrar al peligro, y saldrá de vez en cuando de su madriguera aunque caigan chuzos de punta.
Y ya para terminar a modo de resumen, utilizaremos un juego de palabras que viene muy bien al caso, en esta España el que todavía no se ha caído del guindo, lo están echando a patadas, eso sino se le han atragantado las uvas de la ira.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 31 de diciembre de 2014

BAJO EL INFLUJO DE BACO

Una cosa es que cada uno cuente la feria según le va, y otra que esta mañana sobre las ocho y media, me encuentre en el portal a Josetxo, el del quinto, con una sonrisa de lado a lado, y tras darle los buenos días le pregunto el por qué de esa sonrisa, y tras decirme que hacía un frío impresionante, me dice que por eso mismo, esta noche todas las bebidas estarán bien frías y entrarán mejor.
Al pobre Josetxo, no le hacen falta excusas precisamente para beber, porque aunque es de Donosti, desde que le conozco lleva impreso en la cara, con venas mercadas y coloretes,  el mapa de La Rioja.
Josetxo no es de los que se echó a la bebida por la pérdida de un amor, en todo caso lo perdió por ver doble, y elegir el que solo era un producto de Baco.
Y es que la vida está llena de decisiones, de momentos en el que tienes que elegir, y a partir de ese día la vida te lleva hacia un lado u otro.
Eso debieron de pensar los más de diez mil médicos, se ha sabido hoy, que en los últimos tiempos se nos han ido al extranjero, con preferencia al Reino Unido y Francia.
Pensando todavía en Josetxo, probablemente ese mismo tiempo gélido que enfría las bebidas, hace mucho tiempo que conquistó nuestra economía y nuestros sueños, y el que quiere tener alguna posibilidad de ver un futuro sin tantos nubarrones, coge las maletas y se va. Porque la elección es fácil: a cualquier sitio.
En esta noche, de bebidas frías y corazón caliente, ya no sirve hacerse propósitos para el nuevo año, en todo caso serían propósitos de enmienda a la totalidad, que ya todo se nos pega, porque a un gobierno que nos ha tomado el pelo, y al que a los nuevos emigrantes ahora llama jóvenes españoles con derecho a ejercer la movilidad exterior, en realidad le pasa como a Josetxo, el del quinto, que vive en una realidad paralela, o bajo el influjo de Baco.
Por eso, esta noche, tras las doce uvas, el brindis tiene que ser para nosotros mismos, y para coger más fuerza, pero nunca para olvidar. ¡Solo faltaba!
Y recordad, que incluso los peores tiempos sirven para muchas cosas, lo mismo que para enfriar botellas de buenos caldos, para mantenernos despiertos de las triquiñuelas del diablo, al que últimamente  le gusta mucho disfrazarse de traje azul y corbata roja. Y no es por apuntar, que también.
¡Feliz Año Nuevo! Y que por lo menos no nos tapen la boca; no, no para protestar, sino simplemente para poder respirar.
Un abrazo a todos.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 30 de diciembre de 2014

LOS MINUTOS DE LA BASURA

A medida que el año llega a su fin, parece que el tiempo, como en el baloncesto, es el de la basura; o como en la Lotería de Navidad, se van sacando las últimas bolas del bombo sabiendo que en realidad los premios principales hace tiempo que salieron.
Y quizás, además, estemos más tranquilos, porque en estos días de fiesta los políticos de turno no estén enredando. Al final, habrá que pagarles para que no hagan nada (aunque muchos seguro que “eso” ya lo pensamos normalmente), porque cada vez que se ponen en acción, la lían.
La Nuri, mi sufrida, y yo, como ya tenemos los hijos mayores, este año hemos optado por irnos a un cotillón, disfrazados. Mi disfraz es fácil, cómodo y además me puede traer ventajas…Voy a ir disfrazado del Pequeño Nicolás. Con una simple chaqueta azul, en mi caso, además, peluca morena, y camisa blanca, asunto resuelto.
Lo de las ventajas del disfraz iba porque seguramente todo el festín me salga gratis, eso, si me meto bien en el papel y actúo como presuntamente lo hace él. Incluso, es probable que gane dinero. El único inconveniente es que el personaje real siempre ha tenido a alguien “dentro”, y yo no conozco a nadie de la organización. Pero, con dos copas y alegría…todo se andará.
Con respecto a La Nuri, ella estaba empeñada en ir de “la mujer invisible”, es decir, no ir,  y yo todo el tiempo haciendo el paripé de hablar solo. Más barato sí era. Sin embargo, al final he conseguido que vaya, por supuesto, encarnando a La Pechotes. Ella, La Nuri, tenía dudas, como los actores, sobre cómo abordar al personaje en cuestión. Y, llegamos a la conclusión de que con poner cara de virgen inocente, con ojos de mujer sorprendida, era suficiente, porque el principal ingrediente que da nombre al personaje, la mayoría de las mujeres ya lo lleva de serie.
Por lo demás, las Navidades, como siempre, una continua decepción. Ni me ha tocado una mísera pedrea en la Lotería de Navidad, ni me he dado de bruces con ese famoso espíritu navideño, que al final debe de ser otra leyenda urbana, ni hay expectativas mejores de entrar en el nuevo año.
Lo que sí hemos aprendido con la crisis, y quizás de eso se valen los políticos para que la contestación en las calles no sea mayor, es que “hay otros que están mucho peor que nosotros”. Personalmente no los conozco, pero los hay, porque mientras este vecino está en el paro, hay otros que también lo están y encima enfermos, por lo que nos toca callarnos. Cosa que hacemos  muy bien, como lo hicimos con el rescate bancario, o como cuando nos dijeron lo de vivir por encima de nuestras posibilidades, un puñal que todavía lo tengo clavado.
Lo dicho, viviendo los últimos momentos de este año, los minutos de la basura. Esperemos que eso, además, no se contagie. ¡Sólo faltaría

*FOTO: DE LA RED

lunes, 29 de diciembre de 2014

ESTA ES SU VIDA

Estos días la mayoría de medios de comunicación se transforman en una especie de catálogos de un Ikea multimedia, en el que vas cogiendo las principales noticias del año, y te montas las páginas del periódico mental como vas queriendo; una especie de noticias al buffet: Lo más comentado del año, los mejores goles, los grandes éxitos, las bodas, los entierros. Todo se computa.
¿Qué ocurriría si cada uno de nosotros al finalizar el año hiciéramos un cómputo general de “nuestras mejores jugadas”?
Podríamos hablar de nuestras principales necesidades, pensamientos, decepciones, momentos “tierra trágame”. Sería la vida desde nuestro punto de vista, como una canción, menos comercial, más personal.
Parece que los señores, y señoras, naturalmente, de Facebook, ya habían pensado en todo esto, y al acercarse el “finde”, de pronto tu página te habla abiertamente, y te ofrece, aunque más parece que te exige por la excepción que eso supone, hacerte un resumen en video de lo que has hecho durante el año que se va.
En la mente un recuerdo de un programa de televisión de hace muchísimos años, “Esta es su vida”, con su presentador, Federico Gallo, en el que sorprendía al invitado con un repaso de toda su vida, con diversos invitados: amigos y familiares.
La primera reacción de este vecino del mundo fue mirar alrededor, por si había alguna cámara para ese programa, o para alguno de bromascon cámara oculta. 
Personalmente, opino que no hay ningún usuario que sea tan importante que merezca esa aplicación, porque de serlo , seguro que las televisiones en sus noticias se harán eco.
Además, como este vecino, entre la experiencia de los años, y los años en sí que ya va cumpliendo, es desconfiado por naturaleza, este gesto de la red social sonó más a “para que te des cuenta de que has vivido por encima de tus posibilidades, te lo recuerdo…
Partiendo de la base de que exagerando se analizan mejor las cosas, imaginaros que por otra norma de Facebook, al cumplir una determinada edad, supongamos por ejemplo que 75 para los hombres, y 80 para las mujeres, la citada red social te “agasajara” con un resumen de toda tu vida en la red, acompañado con la canción “A mi manera” (“My way”). Sería como para cortarse las venas, pero no con un cuchillo sino con una sierra eléctrica, para no dejar al azar la salvación, y que hubiera dudas del destino.
En la importancia que cada uno le da a los hechos está, al margen de enfermedades mentales, el poder de recordar, porque todo lo forzado es inútil. Sin olvidar de que un programa informático no sabe de sentimientos ni de formas de presentar los eventos, ni está en él el dar importancia o hacer un resumen de diferentes hechos.
Una red social debe de ser una especie de cajón de sastre en el que se depositan los hechos que el interesado quiere, pero esa misma red en sí, no confundir,  no es el sastre, ni tu Gran Hermano que te debe elaborar un traje con tus recuerdos ni vivencias. Sinceramente, y con perdón, ese tipo de resumen interesado es más de suegras despechadas. Más de uno, y de una, seguro que está de acuerdo.

*DIBUJO: DE LA RED

sábado, 27 de diciembre de 2014

"EL CASO" DEL TRIBULETE

El asunto al que me voy a referir hoy, no lo tenía preparado en absoluto. Es de las pocas veces en que el tema llama a mí, y ya se sabe que, el que busca, encuentra.  No me pareció nada afortunada la situación que escuché, y por eso la voy a comentar, para comprobar si soy yo sólo, o es una opinión general.
Ayer, sobre las nueve de la mañana, estaba enfrascado en uno de los informativos de la radio, de la Cadena Ser (lo digo simplemente por aportar más exactitud a la noticia, no por ningún tipo de recriminación en absoluto a la cadena en cuestión), cuando el locutor, y se supone periodista, anunció que la madre que había abandonado a tres niños de corta edad, noticia con la que llevamos conviviendo unos cuantos días, ya había sido detenida por la policía. Y añadió la siguiente información, que al menos este vecino del mundo desconocía:
"Los niños en el momento de ser encontrados por la policía, presentaban el siguiente estado: El pequeño de apenas unas semanas estaba llorando sin parar, el de año y pocos meses se estaba pegando cabezazos contra la pared, y el mayor, de tres años, estaba con la vista perdida, y no atendía a las preguntas que se le hacían."

Personalmente, me extrañó mucho esta descripción, en un país en el que desde hace años ya no se pueden ver las caras de los menores en las imágenes de los medios de comunicación. Y además, sinceramente creo que es una información que solo debe de interesar a la policía, y en todo caso, a las autoridades y servicios sociales que se hagan cargo de las tres criaturas. Y que conste claramente que este vecino no es partidario, en absoluto, de la censura, pero sí de un poco de lógica a la hora de relatar algo.
Fue una especie de vuelta al pasado y a aquellas informaciones dadas por "El caso" que cubrieron toda una época de la España negra.
Se debería de diferenciar muy bien entre información general y lo que atañe al ámbito privado, porque entre otras cosas, aunque la mayoría de nosotros no conozcamos a los niños, en este caso habrá personas allegadas que oirían ese relato, porque no deja de ser eso, "un relato", y es un sufrimiento que se añade a los familiares o conocidos de los sujetos de la noticia.
De todas maneras, tampoco es de extrañar que eso ocurra en un país en el que cuando hay un fallecimiento de alguna persona muy conocida, el periodista encargado de "cubrir" la noticia pone la "alcachofa" casi dentro de la boca (más para molestar que para captar las palabras) de alguno de los familiares, conocido también, y le hace la pregunta capital del periodismo actual: ¿Cómo se siente?
Todavía estoy esperando a que algún entrevistado responda, olé por él, lo que la mayoría estamos pensando: 
-Cómo se sentiría usted, si fuera a usted (recalcando los "usted") al que le ocurriera ésto?-
Pero, lógicamente, el reportero de turno juega con ventaja, sabiendo que nadie le va a contestar así, porque en ese caso, el "tribulete", cumpliría su objetivo que es crear una nueva noticia, una trifulca, de una noticia anterior, y eso, en ciertos sectores, vende, y mucho.

*DIBUJO: DE LA RED

jueves, 25 de diciembre de 2014

REFLEXIONES A UNA NOCHEBUENA

Quizás hoy también, en el día de Navidad, habiendo sobrevivido a la Nochebuena, me van a tachar de no ser políticamente correcto, o incluso de ser algo así como un asesino moral, si eso existe, pero qué queréis que os diga, la Navidad es simplemente un estado de ánimo, en el que por mimetismo todos nos “decoramos” igual. Días de valores humanos, de ver a todos, de vernos a nosotros mismos, más buenos.
¡Señores! Que somos los mismos que nos negamos a ver el resto del año, los problemas que hay un poco más abajo, en África, con el ébola y otro tipo de enfermedades que llevan más años radicadas en esas tierras, y muy poca gente pestañea.
¡Señores! Que somos los mismos que mientras en Navidad ayudamos a la vecina anciana a llevar la compra, el resto del año despotricamos de ella por ser una cotilla, por mirar siempre desde la mirilla de su puerta. Cuando lo que ocurre, en realidad, es que está más sola que la una, y tiene que torear al tiempo como verdaderamente puede. Y por eso se pasa hablando con la cajera de la tienda más tiempo del deseable, porque en realidad para ella no es una tienda sino un club social.
Este vecino del mundo, y si todavía muchos no se han enterado, está de acuerdo con esos valores navideños, pero que no tengan fecha de caducidad como un paquete de tabaco.
Muchas veces nos basamos en que no queremos comportarnos así, ayudando al prójimo, teniendo una sonrisa para todos, incluso para ese desconocido que se acerca, por aquello de que “al bueno le pueden confundir con tonto”.
Y, quizás, los verdaderos actos valientes hay que hacerlos en la intimidad, y frente al espejo, hablando seriamente con uno mismo, y mirándose a los ojos decirse no que uno va a ser más bueno, porque eso se es o no se es, pero sí más sincero y calmado con el de enfrente, y pensar que no solo tienes tú problemas.
Algún día, quizás, conviene empezar plantearse que las verdaderas llamadas no son las del día de Nochebuena por la tarde, deseando paz y amor a todo el mundo, sino las que recibes un día cualquiera, sin ser nada especial, interesándose por ti, y en la otra dirección, naturalmente, de ti hacia la gente que te importa. Más de uno descubrirá que está más olvidado que lo que pensaba, y que no hay nada más triste que morirse en vida, porque en ese caso no te mueres físicamente, sino que te has muerto para la atención y el sentimiento de los demás.
A mí personalmente esta cena de Nochebuena me ha servido para colocarme en el mapa vital, como si de la pantalla de un “smartphone” fuera, viendo moverme hacia dónde voy, y si merece la pena seguir hacia delante o conviene recular, por aquello de que una retirada a tiempo puede ser una victoria. Aunque en este caso no se trate de victorias y derrotas, sino de vivir la única vida que tenemos de la mejor manera posible y acorde con tus sentimientos, que en el fondo son los que verdaderamente deben de hablar.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿ES NAVIDAD? BUSCO A MÉRIMÈE

Cada vez que llega Nochebuena mi cuerpo se decora, como un árbol de navidad cualquiera, de recuerdos de la infancia, cuando cada nueva fiesta se cubría de misterio e ignorancia. Días de celebraciones en una casa llena de gente, que aunque son jóvenes, en realidad son viejos para mí, para un niño de siete u ocho años.
Grandes cenas de platos humildes alumbradas por una simple bombilla, todavía la fluorescente debía ser o un lujo o una utopía. Y entre plato y plato, jolgorio de altas voces y conversaciones para adultos.
Todavía estaba la sombra, alargada, siempre alargada, de una guerra de la que nadie hablaba. Solo se mencionaba, como recordatorio, la época del hambre y del estraperlo.
Hoy la Nochebuena se sigue celebrando en familia, el que tiene, y al que llaman. Nochevieja es quizás, para algunos, más de amigos. Ya se sabe eso de que la familia se tiene, y los amigos se eligen, o te eligen.
Dentro de muy pocas horas, las calles de los pueblos en Euskadi estarán llenas de Olentzeros en busca de su público menudo. Solo es uno, pero estará en todas partes por aquello de sus franquicias, porque también tiene mucho que ver la economía en esto.
Lo mejor de las Navidades es ese símbolo de esperanza y de posible cambio que significan. Cambio, quizás, en nuestra manera de vivir y en el que los hados, esperemos, nos sean propicios, y se acuerden de nosotros para bien. Porque en el fondo no podemos dejar de ser egoístas, y pedir, y pedir, aunque solo sea esperanza.
Ahora además, estamos atravesando una época, que esperamos no sea LA ÉPOCA, así, en mayúsculas, de siempre jamás, en la que está mal visto quejarse, porque sabes que hay gente que está mucho peor que tú.
Ésto, la crisis, es como un accidente de coche, que si quieres ayudar quizás tienes que comenzar por los que menos se quejan, porque no tienen fuerzas ni para quejarse de lo mal que se encuentran.
Desde esta atalaya del vecino del mundo solo quiero desearos paz y amor, nada material porque eso hay que cotizar y al final siempre está Montoro con la guadaña, dispuesto a recortar. Lo inmaterial, los sentimientos, al final siempre es lo mejor. La calidez de un abrazo sentido, de unas pocas palabras de complicidad, eso en realidad es lo que importa. La complicidad y el entendimiento en un mundo frío e impersonal.
Mientras cenamos esta noche, os deseo que una fuerte nevada de paz y amor os cubra con su manto hasta las próximas navidades, sirviendo de salvoconducto en todo tipo de desventuras.Quizás no me entendáis, lo importante es la empatía, ya se sabe, pero a mí me gusta desear las navidades siempre a mi manera, “my way” como dice la célebre canción, y por eso os deseo FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO MÉRIMÉE, que para muchos solo será un escritor francés, y para otros el absurdo de una frase, tan absurda como la utopía, y la esperanza. Porque, quizás, lo importante no es la forma, sino el fondo.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 23 de diciembre de 2014

EL CUENTO DEL BIEN INFORMADO

Tenía el extraño hábito de estar bien informado. Lo leía absolutamente todo. Antes de cruzar un puente, por ejemplo, era capaz de leer todo tipo de letreros y señales al respecto, reflexionando después, y deglutiendo cada orden o sugerencia.
De joven incluso, le había pasado durante algún escarceo amoroso, abrir una caja de preservativos y leerse el prospecto de cabo a rabo (en este caso no va con segundas), con tanta intensidad que al ir a colocárselo según todo tipo de recomendaciones, la joven en cuestión se lo había pensado mejor, o simplemente se lo había pensado, y ya no estaba.
Él no le daba importancia a esas cosas, porque estaba convencido de que la persona que le quisiera, lo iba a hacer por lo que era, y simplemente a él le gustaba algo tan simple, aunque para muchos complejo, como es estar bien informado.
Se informaba de todo, de la luz, de la sombra, de la oscuridad, de la vida, de la muerte, del ruido, del silencio.
Leía tanto que se olvidó, como decía aquella vieja canción, de vivir; mucha teoría y nada de práctica, porque la práctica no se enseña en los libros.
Una noche, una voz en sueños, o al menos eso pensó él al despertarse, le dijo que si seguía así iba a ser uno de los más listos del cementerio. ¿Y qué hizo? Aquello había sido una especie de advertencia que en realidad debería de ser considerada como un punto y aparte en su vida.
Tras devorar varios libros sobre el futuro y el destino, un buen día tomó una determinación. Consiguió, a eso le ayudó mucho internet, las listas de todos los que estaban enterrados en el cementerio al que, más que ir, le llevarían cuando llegara lo inevitable. Se informó de cada una de las vidas de los que ya la habían perdido, y tras años de esquemas y comparativas, llegó a la conclusión de que no había nadie tan informado como él.
Ya podía contestar a aquella supuesta voz que una noche, ya lejana, creyó oír mientras dormía. No sería uno de los más listos del cementerio, sino el más listo. Sería el primero en algo. Otra cosa era vivir su propia vida y tomar las decisiones correctas. Pero, para aquello, vivir la vida, ni había un libro de instrucciones, ni tenía la confianza necesaria  con nadie para dejarse aconsejar. Y, por cierto ¿quién hubiera podido hacerlo, aconsejarle, si él siempre había sido el más informado?
Un buen día, muchos años después, cayó en la cuenta de que junto con la lectura había practicado sin darse cuenta, el juego de la soledad, y quizás ya fuera tarde para rectificar, y vivir su propia vida y no la de los demás. Pero también había leído mucho sobre “segundas oportunidades” y la famosa frase española de que  “a la oportunidad la pintan calva”. Y allí estaba él, pensando ante el espejo, bien calvo. 
Él era su propia oportunidad y su libro por escribir.
Tras la ventana de la sala, oyó las voces de unos niños cantando un villancico. Ni se había dado cuenta de que era Navidad. Y por un momento se acordó de aquel libro de Dickens en el que el protagonista  había visto su propio entierro, y no le gustó la perspectiva, aunque ya sabía seguro, que hubiera sido el más listo del cementerio.
Y abrió la puerta de su casa, y como si hubiera alguien enfrente suyo solo dijo ”hola”; hablaba con la vida a la que había ignorado hasta entonces.
Tras él, y siempre mirando al frente, cerró la puerta, como si terminara una gran etapa en su vida, con determinación, con fuerza, como no queriendo arrepentirse; mientras, dentro, se desprendieron de las estanterías unos cuantos libros que ya nunca más ordenaría.

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lunes, 22 de diciembre de 2014

JOE COCKER, LA VOZ DE LO INCORRECTO

Me acabo de enterar. Joe Cocker ha muerto, y una parte de nuestras vidas con él. Esa vida que no es políticamente correcta, de tugurios a medio cerrar, de luces dudosas que intentan sobrevivir entre un puré de humo, y de bebidas de “algo” con alcohol.
Hay artistas que cantan con la garganta, y otros que lo hacen con sus entrañas.
Joe Cocker, el cantante de Sheffield,  es, porque durante mucho tiempo me costará hablar de él en pasado, uno de los pocos que cantan con el hígado. Nunca ha necesitado canciones compuestas por o para él, porque ha sabido coger canciones de otros y hacerlas suyas.
Directamente me viene a la memoria de mi corazón ese  With A Little Help From My Friends, de “The Beatles” y transmutar las finas voces de los de Liverpool en esa voz rasgada de negro emblanquecido, esperando que en cualquier momento se rompa para siempre, pero sobreviviendo a los agudos.
Una voz llena de contradicciones, voz de negro en envoltorio blanco, voz de tinte trágico con imágenes, en la memoria, de lencería fina, y trajes impolutos de soldados enamorados.
El considerado séptimo arte le debe grandes momentos también, como los temas principales de “Oficial y caballero”  y “Nueve semanas y media”.
No se ha conformado nunca con coquetear solo con nuestros oídos, y hubo tiempos que también lo hizo con  las drogas y el alcohol. Leyenda viva del Festival de Woodstock, hoy nos ha dejado, pero como en sus conciertos, seguro que simplemente es un descanso para volver a envolvernos con esa voz de más de cuarenta grados.
Sé que como en “Nueve semanas y media” me podría dejar el sombrero puesto, pero es un símbolo de respeto el quitárselo, y en el caso del cantante que acaba de fallecer, merece  ser incinerado para no poder ponérselo nunca; porque ya nada será lo mismo.
Al contrario de en su canción “Unchain my heart”, mi corazón siempre estará encadenado a su recuerdo, a esas manos siempre tocando un piano imaginario.
Ahora los tragos solo serán de marca, y las historias de amor limpias y anodinas.
Joe Cocker ha muerto, descanse en paz, y los cubatas estarán a media asta.


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domingo, 21 de diciembre de 2014

SANTO TOMÁS, RECUERDOS CON TXISTORRA

Hoy ya técnicamente comienzan las Navidades, tanto en Donosti, como en el resto de Euskadi, con la celebración de Santo Tomás.
Ahora que importamos tantas tradiciones de los Estados Unidos, como si no tuviéramos las nuestras, mientras ellos prácticamente se sumergen en el ambiente navideño el Día de Acción de Gracias, que siempre es el último jueves de Noviembre, nosotros nos metemos de pleno en la Navidad el día de Santo Tomás, el 21 de Diciembre. 
En realidad, si quisiéramos darle un cierto paralelismo con la fiesta americana, sería Nuestro Día de Acción y Engracias. “Acción” porque no hay un acto más duro que meterse junto con centenares, miles, de personas entre calles y plazas a la vez, mientras te pones morado de txistorra y sidra. Y lo de “Engracias” por lo que huele a pueblo ese nombre, y lo que tiene de pueblo y herencia cultural esta fiesta.
Mientras los americanos lo primero que hacen, ante el primer atisbo de que se acerca la Navidad, es encerrarse con los suyos y “ponerse moraos” con el primer pavo que pasa; nosotros, primero salimos a la calle con la cuadrilla a celebrarlo, porque la familia siempre está ahí esperando.
Día también de salir con los niños y ver las exposiciones consecuencia de los diferentes concursos que hay: de espantapájaros, de txistorra, de miel, de artesanía, de productos del campo…
Y es que el vasco es muy competitivo. Practica el deporte, la pelota, por ejemplo, pero siempre tiene que haber un aliciente, no el jugar por jugar, un por qué, una competición, un ganador. Y en los eventos sociales es lo mismo. Quizás, todo provenga de ese talante tan vasco de ¿Qué no me atrevo has dicho? ¿Qué no hay…eso? Pues te apuesto lo que quieras.
Para este vecino del mundo, este día tiene también un algo treméndamente entrañable, sobre todo recuerdos del ayer, y un aroma muy especial a amor, recuerdos de sus comienzos, hace ya bastantes años. Y el amor podrá durar, o no, pero los recuerdos, al menos, los hacen eternos.
Hoy, a apenas unas pocas horas de la gran fiesta, las calles están ansiosas de ser ocupadas cumpliendo una tradición, una tradición de muchos años, y no como las tradiciones de ahora que solo con repetir algo una vez, ya es bautizado como tal.
Quizás, en esta época, por mucho que el gobierno de Rajoy se empeñe en decir que la crisis ya termina, gastaremos menos en todo, incluso habrá, cada vez más, gente que lleva el bocadillo de txistorra de casa, pero la alegría y el sentimiento ni cotizan en bolsa, ni pagan impuestos, y de eso tenemos bastante. ¿Qué te apuestas?

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viernes, 19 de diciembre de 2014

FINAL DE GRAN HERMANO 15: PINCELADAS

Hoy es el día después. O dicho de otra manera, ayer fue la final de Gran Hermano 15, y este vecino del mundo es un seguidor, que intenta no convertirse en hincha empedernido para no perder el norte (más que nada porque uno es del Norte precisamente, aunque no chicarrón, y no quiere perderse a sí mismo).
Durante los tres meses que ha durado el concurso este vecino se ha negado a hacer comentarios desde esta atalaya, pero hoy, quizás como los cobardes (a toro pasado), o como los sabios (aunque solo sea por edad que uno ya reúne unas cuantas décadas, prodigiosas o no) quiere dar unas cuantas pinceladas, por supuesto que las más importantes desde su punto de vista. En ningún caso, y que quede diáfano, quiere hacer un resumen de esta edición.
Está claro que ya desde hace años, la misma cadena no intenta vendernos este programa como un experimento sociológico, lo que hizo durante varias temporadas, sino como un concurso. Por eso, desde este punto de vista,  y tomando el citado concurso como una gran partida de pocker, el mejor concursante, aunque no llegó a la final es Fran. El malagueño, el de más edad, 47 años, y quizás el más resabiado, lógicamente, de la vida, se tomó el concurso como lo que es, y ganaba la partida de calle. Al entrar había dejado los principios en un perchero, y fue a jugar directamente; engañando a todos.
Como este año se entraba, la mayoría de concursantes, en pareja, Fran tenía un lastre, que era su pareja de concurso, Luis, un joven novillero (aunque durante todo el concurso se han empeñado en llamarle "torero"), de 23 años, malagueño, y rondeño también, del que Fran es su apoderado. De talante completamente diferente, Luis se ha comportado durante los tres meses como todo un caballero.
El problema de jugar en serio, es que los espectadores somos muy puñeteros y queremos que jueguen pero siendo honestos y las dos cosas no se puede. Por eso el futuro de Fran desde el principio fue negro, y más teniendo en cuenta que los jugadores no están totalmente aislados, porque durante la despedida del expulsado semanal se pueden colar palabras importantes que den pistas a los que quedan en la casa. Y es lo que ocurrió. 
Una vez desvelada la estrategia de Fran, solo fue cuestión de semanas que el malagueño fuera expulsado.
De las tres concursantes que han llegado a la final, por primera vez tres mujeres finalistas, Yoli y Susana, de 21 y 20 años respectivamente, son primas, de Albacete, y entraron juntas. Jugaban con ventaja y en parte eso fue su perdición, porque ya sus familias quisieron decantar los votos hacia la segunda, pensando que tenía más posibilidades. Y como este vecino ha dicho desde el principio, la puñetería del público, que se supone no quiere estrategias preestablecidas o al menos, que no se note mucho, y poder autoengañarse, fue una de las claves para que los espectadores que no tenían concursante favorito en la final dieran su apoyo a Paula; cumplió 20 años durante el concurso, de Barcelona, aunque se le ha conocido como la hawaiana, por haber pasado los tres últimos años de su vida allí.
Paula además de ganadora, ha sido una de las más controvertidas, por tener un carácter tan especial, que durante gran parte del concurso se le ha tachado de crear un personaje a medio camino entre infantil y al borde mismo del histerismo.
Algunas veces si no aciertas a encontrar el camino del éxito, otros, sin quererlo, te ayudan a hacerlo, y ésto fue lo que en realidad ha ocurrido. Los malos, y dicho con cariño, de esta edición, la pareja formada por Omar, que nada más comenzar el concurso se lió con ella, y Lucía que entró bien comenzado el concurso (y que había sido pareja de Omar hasta dos días antes de entrar en el programa), dispuesta a recuperar a su chico, han sido de gran ayuda, sin quererlo ellos, obviamente, para que Paula gane el concurso, al hacernos sentir, quizás sin ser conscientes de ello, que era una variación del cuento de la Cenicienta, y ella siempre gana.
Este vecino del mundo no puede dejar de lado lo ocurrido entre una de las finalistas, Yolanda, y Jonathan, valenciano de 25 años, que también entró con su primo. Teniendo en cuenta que Mercedes Milá, presentadora del programa, y parte muy importante de este concurso, es una feminista a ultranza, lo cual es una opción muy respetable, y siempre está viendo “pelillos” de machismo en muchas actuaciones de concursantes de todas las ediciones, ha sido incapaz de increparle a Yolanda esa caza al macho, encarnado en Jonathan, que ha practicado desde el primer día, y que la Milá contribuyó ayer mismo, durante la final, no dejando tranquilo al valenciano, cuando era obvio que está más que harto de lo lapa que es su compañera, pero que no podía decirlo intentando ser políticamente correcto.
Personalmente este vecino tiene serias dudas de que el programa deba continuar en otras ediciones, otra cosa es que lo haga, porque ya los concursantes no son honestos con sus actuaciones, y juegan diciendo que tienen gente fuera esperándoles, y luego la verdad puede ser muy diferente. Y eso ya no se puede votar, ni premiar ni castigar por un espectador que ya ha quedado fuera de juego.
Resumiendo: de los muchos cuentos que nos han contado en esta edición, y que lo hemos comprado por 300.000 euros, ganó la Cenicienta.¡Viva la Cenicienta!

*FOTO: DE LA RED


jueves, 18 de diciembre de 2014

NO SIEMPRE ES CUESTIÓN DE BOLAS

A este vecino del mundo siempre le han encantado las navidades, aunque considera que para él al menos siempre han sido un poco descafeinadas. Ni ha nevado nunca, en el lugar en el que me he encontrado, hasta quedar casi incomunicados, ni los vecinos salen por la noche con una sonrisa en la boca, abrazados unos con otros y tocando una zambomba, si es Nochebuena, y con gorrito y serpentinas en el pelo si es Nochevieja.
Nunca he tenido unas navidades de manual, y ya desde que me enteré de que los Reyes Magos en realidad no tenían sangre azul, ya me entendéis, la cosa fue a peor.
Pero quizás el punto culminante de desprestigio para las Navidades, y anticipo que ya sé que es una tontería pero a la larga me afectó, tanto como puede afectar la gota malaya, es cuando me contaron el chiste del árbol de navidad y el cura. Me imagino que ya muchos lo sabréis.
¿En qué se parece un árbol de Navidad a un cura? Pues tan sencillo como que los dos tienen las bolas para decorar. Aunque visto lo visto con todo lo que tiene montado la Iglesia últimamente, mejor no menearlo. Me refiero al tema, y no a las bolas, claro.
Y quizás esa cierta desazón con respecto a las navidades venga a que la mayoría de las veces, y como todas las fiestas en general, son simplemente de atrezo, de bolas vacías, sin testosterona en los abrazos. Fiestas en las que lo importante siempre es la forma y no el fondo. Como diría mi madre, vestirse “de tiros largos” y sentimientos cortos.
Y eso, sin hablar del ritual de los propósitos para el nuevo año. 
Tengo un amigo que como siempre le pasa, no cumple ninguno, ya ha optado por ni plantearse unos nuevos para el año que ya está tomando la última curva, y mediante el ordenador, escribió hace ya un tiempo, en una hoja de folio, los propósitos de siempre y la plastificó; más que nada para que no se le humedezcan los propósitos con el cava que sin duda correrá esos días.
Nunca le he comentado nada a Ramón, mi amigo, pero al recordar la hoja plastificada, me imagino a los sentimientos plastificados también. Una especie de preservativo sentimental para que no se mezclen tus sentimientos con los de otros, y la citada comunión de sinergias no se extienda más de lo estrictamente necesario. Porque una cosa es la fiesta, que puede durar unos días, y otra que te plantees cambiar toda la vida por un exceso de fervor navideño.
Y es que tristemente al final de las navidades, y fijaros bien, cuando guardamos en un cajón todo el atrezo navideño, seguramente enganchado en el espumillón plateado, también se quedan guardados esos buenos propósitos que debían primar en ese nuevo año.
Ya para terminar por hoy, este año, y llámenme loco, he optado por un árbol bastante pequeño, un poquito de espumillón, y nada de bolas, mentiras, que me traigan malos recuerdos. En la esquina de cada una de las pocas ramas que tiene el pequeño árbol, una llave, cada una de un color diferente, y escrita en ella un deseo. Tras la última campanada televisiva cogeré tres de las llaves al azar, como si fueran deseos al genio de la lámpara, e intentaré durante todo el año abrirlos a los demás y que se cumplan.

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miércoles, 17 de diciembre de 2014

EL GATILLAZO DE LAS MUSAS

Últimamente parece que se está poniendo de moda en nuestro país el miedo escénico. Primero fue Pastora Soler, en dos ocasiones, y hace unos días Joaquín Sabina, ambos en plenos conciertos.
Seguro que habrá más de uno que pensara que eso es lo que ahora se denomina como “postureo”. Este vecino del mundo sin embargo piensa que es algo muy serio, y que como no encuentres la manera de revertirlo te puede cambiar la vida, porque incluso corres el riesgo de tener que dejar lo que se supone más te gusta.
Este vecino del mundo entiende muy bien lo que les ocurre (y con ello no pretende ponerse, ni a su altura, ni medallas que no le corresponden) porque en cierta manera a un blogger le puede ocurrir lo mismo, solo que a él nadie le va a ver caído encima de su teclado, ni sentado en cuclillas en la esquina de una habitación, al más puro estilo Norman Bates. Lo máximo que ocurrirá es que su post no saldrá y luego, dependiendo de cada uno, será libre de confesarlo, o disfrazarse con esa frase de que “las musas no han aparecido”.
La vida poco a poco nos va llevando por caminos que quizás ni los habíamos preparado ni asimilado, y un buen día te das cuenta de dónde estás y la responsabilidad de tu trabajo, o de tu afición, y ahí pueden entrar esos ahora famosos miedos.
El Señor Sabina, al bajarse del escenario ese día en Madrid, y pedir perdón, se refirió a lo ocurrido como que le había dado un Pastora Soler, y hubo gente que se lo tomó como que había hablado mal de ella. ¡Es curioso! Porque hace bastantes años, el mismo Sabina cuando tuvo otro problema de salud, se refirió a ello como que “le había dado un marichalazo”, y nadie se quejó (de la familia real no trascendió ninguna queja tampoco). Muy al contrario, la gente hizo los chistes pertinentes, e incluso impertinentes. Porque, seamos sinceros, si algo nos caracteriza a los nacidos en esta piel de toro es reírnos de todo, y si es nuestro vecino mejor que mejor.
En realidad ese miedo escénico, y por supuesto que se admiten todo tipo de opiniones, no es otra cosa que un “gatillazo mental”.
Lo mismo que te puede ocurrir en la cama en las lides amatorias (esa noche que ves el lecho tan grande, y tú, ese es el problema, tan pequeño), te ocurre también delante, aunque no sea físicamente, de tu público, quizás por esa comunión que se crea entre artista y público. De repente eres consciente de lo que tienes enfrente, y se empieza a remover esa base, que a lo mejor no sabes ni que te estaba soportando, y te entra el miedo a caerte. Quizás si los mismos pájaros pudieran analizar el poder que tienen con sus alas, su mismo vuelo más de una vez se pudiera complicar.
El problema de todo ésto es que como no le encuentres una pronta solución, puedes sufrir el efecto bola de nieve, y hacerse cada vez más grande.
Por lo leído hoy en las redes sociales, parece que ayer el Señor Sabina salió triunfante de su segundo concierto en Madrid, aunque más de una vez, a partir de ahora, al ir a comenzar otro concierto, mirando al backstage se pregunte dónde se encuentra el siguiente gatillazo.

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martes, 16 de diciembre de 2014

SIMULACIÓN DE CARTA DIFERIDA


                                                               
                                            Donosti, 16 de Diciembre, 2014

Doña Dolores de Cospedal,

Me atrevo a dirigirme a usted porque he leído unas declaraciones suyas diciendo que la corrupción es patrimonio de todos. Y como en ese “todos” se me menciona personalmente, tengo ganas de dirigirle unas palabras.
En primer lugar he de decirle que si eso fuera verdad, que fuera “patrimonio”, cosa que lo dudo, sería de lo poco que nos han dejado con tanto recorte.
Personalmente he estado mirando entre mis papeles, de lo poco que me va quedando, y yo no tengo nada de corrupción a mi nombre, aunque quizás la primera norma para ser un buen corrupto consista en eso, en no tener nada a su nombre.
Es curioso que con relación a los presuntos fallos que se achacan a su partido, como la corrupción, la única defensa que tengan es decir que “todos lo hacen”, o que “lo han heredado de los anteriores”.
Seguro que usted no me comprenderá, quizás por eso se dedica a la política, porque hay una especie de pantalla de incomprensión, que separa al político del votante, pero al enterarme de sus declaraciones me he acordado de esos niños que cuando llevan un suspenso a casa dicen que es porque al profe no le cae bien, y que además a la mayoría de sus compañeros les ha pasado lo mismo.
Sinceramente, cuando era niño, y mediante las imágenes de la única televisión que había en España, estaba convencido que para ser ministro había que ser muy inteligente. Era el ejemplo vivo de lo que siempre me repetían mis padres: “ser un hombre (o una mujer) de provecho”. Y, quizás, tristemente ese famoso mensaje se ha debido de ir deteriorando con el boca a boca, y ahora ha quedado como “hombre (o mujer) aprovechado”. ¡Vamos! Que quizás se ha cambiado el concepto de “inteligente” por “listo”. Y ahora la política, en un gran porcentaje es pasto de los listos de turno. 
El problema es que para que haya listos tiene que haber tontos. Y los tontos está claro que somos los de siempre: aquellos que han pagado las equivocaciones de los bancos, de los políticos, hasta, como dice la canción, de los malos tiempos para la lírica.
Y ahora me viene usted, porque en ese “patrimonio de todos”, también se dirige a mí, diciendo que todos somos corruptos…
Señora Cospedal, debería tener usted más respeto al coeficiente intelectual del pueblo, y no ir provocando. Porque en cierta manera considero que lo que ha hecho usted con esas declaraciones es un “escrache” a mi honor, y al de la mayoría. Y eso con la nueva ley que se han sacado de la manga (esa misma manga que para algunas cosas la tienen tan ancha), pudiera estar penada. Pero, claro, como ahora eso lo sancionarán los políticos de turno, y no la justicia, en eso una vez más me lleva, nos lleva, ventaja, y no tiene nada que temer.
Y ya para terminar, solo añadir que he preferido decirle todo lo anterior simulando una carta, y en diferido. No me cabe ninguna duda de que usted lo habrá entendido, porque siempre ha demostrado que es muy lista.
Sinceramente,

Un vecino del mundo.