Seguro que, como en todo, al
final habrá confinados de primera y de segunda. Ya se está viendo, confinados que
trabajan en la tele y que, en teoría, vuelven a casa, a la suya, pero va cambiando
la amante del momento. Como para mear y no echar ni gota.
Bastantes problemas
se pueden tener con una relación oficial como para que en tiempos de
coronavirus nos la juguemos, además en varios sentidos, en vertical y en horizontal.
Que por cierto, visto lo visto
este fin de semana en el Canal Alegre, del Deluxe, ahora parece que si quieres
encontrar trabajo, y tienes un novio con posibles, influencias, de derechas de
toda la vida, te vas a tener que poner mirando a Murcia, que puede ser como el
nuevo El Dorado, o “El timo de la estampita 3.0.” vaya usted a saber.
He de confesar, que este fin
de semana opté por no llorar por cifras oficiales que te matan el alma, y me
recluí en un mundo guionizado, como el mundo real, que se estaba escribiendo en
cada momento, pero bajo la etiqueta “Sálvame Deluxe”. Y me reí como lo que debo
de ser, un loco. Por "figuras" que se creen listos y que tienen la salvación ganada
porque allí, en el más allá, ya creen conocer a alguien, que como siempre, intentara hacerles un
apaño.
Partiendo de la premisa de que
el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, qué bien te lo puedes
pasar. Y además, ya concienciado, no pasas ni vergüenza ajena, porque sabes que
los sujetos activos en unos momentos, y pasivos en otros, tampoco conocen la vergüenza, ni quieren saber de ella.
De todas maneras, en una
sociedad que se supone que ha cambiado tanto, y ya se habla más en femenino que
en masculino, al final, en cuestión de cuernos, se sigue el manual. Las mujeres
se despellejan entre ellas, aunque
empiecen su discurso con “es la última vez que hablo del tema, y además no tengo
nada en contra de ella”, y el presunto macho, ni está ni se le espera.
*FOTO: DE LA RED