¿Habrá sentido orgullo y satisfacción?
Esa es la pregunta que ha venido a la mente de este
vecino del mundo, al ver el gesto del ahora rey, Felipe VI, al llevarse la mano
al corazón desde el balcón en el Palacio Real en agradecimiento a la gente que
ha ido para ver la ceremonia.
Por fin hemos colocado en el trabajo, se ha felicitado
también este vecino, a nuestro sobrino Felipe después de tantos años de espera, aunque sea por enchufe.
Nos ha costado mucho, pero ha merecido la pena. Sabemos que ahora para los
jóvenes es muy difícil encontrar trabajo, pero un poco más y nuestro sobrino,
porque es como si le hubiéramos visto nacer, pasa de las dificultades de todo
joven en encontrar su primer trabajo a los problemas de una persona mayor y en
paro. Porque durante mucho tiempo este vecino estaba convencido de que a Felipe
le iba a pasar lo mismo que a su pariente lejano, el Príncipe Carlos, que de
aspirante puede pasar a jubilado.
¿Habrá sentido orgullo y satisfacción?
Este vecino siempre ha sido de la opinión de que a donde
fueres haz lo que vieres, y si no, para eso no vayas. Y sin embargo ha habido
algunos representantes políticos que primero han “amenazado” con no ir, y luego
han ido, pero como los niños cuando están enfadados, se han encargado en todo
momento de demostrar que no están de acuerdo. Y si los demás aplaudían, ellos
no, porque eso siempre merece la atención de la gente, y algún comentario. Y
otros, que han ido a la recepción previa invitación. Hasta aquí todo correcto.
Lo único que ocurre es que esa invitación siempre va acompañada de alguna
instrucción de cómo se debe de ir vestido, y este vecino es de la opinión de
que “siempre
es de buen nacido, ser agradecido”. Y ha habido alguno/alguna que se ha
pasado las recomendaciones a la torera, como por ejemplo el Señor Bisbal, que a
lo mejor no ha creído propio de su cuidada imagen descuidada el llevar corbata,
y no le ha dado la real, con perdón, gana llevarla. Y eso, que en realidad es
lo que quieren, se merece otra foto, siempre otra foto.
Por cierto, tanto en los colegios, como en este tipo de
eventos se deberían de prohibir los teléfonos móviles. Y es que no es propio de
un lugar serio el sacarse un “selfie”, o auto-foto, para así demostrar quién la
tiene más grande. ¡Tranquilos! Este vecino se refería claro está a la pantalla
del móvil. Con su comportamiento ha quedado demostrado que entre la clase
política y los niños no hay mucha diferencia, y es que como niños estaban
muchos políticos en su primera proclamación, y por eso su único interés era
sacarse auto-fotos, ahora sí y luego también.
Es de destacar también que, aunque el ahora rey Felipe VI ha cuidado todo
detalle de que no aparecieran símbolos religiosos durante su proclamación, sin
embargo ha quedado patente de que Dios existe, o al menos su representante en
la tierra. Y es que el Señor Rajoy estaba en todas partes, un auténtico remedo
de Mr. Bean, que no quiere molestar pero chupa cámara todo el rato. En algún
momento este vecino ha llegado a convencerse de que había varios Marianos y un
solo Rajoy. Lo dicho, un auténtico despropósito con aroma religioso.
Como cinéfilo, que al menos así se considera, este vecino
se fija en los detalles, y lo más bonito ha sido el gesto del nuevo rey dando
las gracias con su mano en el corazón a los ahora súbditos, y las caricias de
Doña Letizia al rostro de su marido mientras iban sentados en el coche.
¿Habrá sentido orgullo y satisfacción? Como en las
películas, el primer plano de su cara lo decía todo.
*FOTO: DE LA RED