lunes, 21 de septiembre de 2020

UN VERANO VIVIDO PELIGROSAMENTE...

Entre histerismos pandémicos, bien ganados por otra parte por aquellos que siguen pensando que la noche nos hace a todos pardos, y esos otros que están convencidos de que ellos nunca se van a contagiar, se nos están yendo los últimos ramalazos de aquel verano que vivimos peligrosamente. Y que también nos ha hecho revisitar con envidia toda nuestra vida anterior.

Personalmente nunca hubiera creído echar de menos esos abrazos de los que siempre me he creído más bien remiso. Y también nos lo han puesto muy difícil para ese acercamiento personal que parece reforzar cualquier frase de carácter íntimo..

Ya solo nos quedan, y bien pensado no es poco, el juego de miradas entre mascarilla y mascarilla.

Todos estos casos que se van conociendo de negocios, que al presunto amparo de la noche convierten cualquier garito en sala de perdición vírica, cada vez me recuerda más, concretamente y para los más mayores, a aquella serie, Los intocables, ambientada durante la famosa “Ley seca”.

Siempre se ha dicho que tenemos derecho al pataleo para reivindicar ese famoso "qué hay de lo mío", pero cuando hay peligro mortal, y es obvio que lo hay, lo mejor es arrimar el hombro e intentar colaborar, aunque fuera por propio egoísmo, e intentar salvar nuestra piel y la de los nuestros.

Otra cosa ya es que nuestros políticos se han estado tocando, lo que se han estado tocando estos meses, entre ola y ola. Por mucho que nuestro querido presidente, Don Pedro Sánchez, siempre hable también, especialmente este sábado pasado en “La sexta noche”, e incluso se guste tanto, ya no cuela. Y eso que siempre nos intenta inyectar todo tipo de psicotrópicos a través de ese verbo tan florido con que la naturaleza le ha dotado.

Pero, ¡ojo!, que no se equivoquen los lectores, esto ya no va, desde hace mucho tiempo además, ni de izquierdas ni de derechas, sino de tener un poco de vergüenza, y arrimar el hombro entre todos para salir adelante.

Cada vez que recuerdo esa frase dicha esta semana pasada, por la Presidenta de la Comunidad de Madrid, de que esto tiene mucho que ver con la manera de vivir de los migrantes, me avergüenzo de que otro ser humano haya podido decir esto, e incluso más de uno apoyarlo.

Al final, y bien pensado, es la misma pandemia la que está sacando una fotografía de nosotros, retratándonos en lo bueno y en lo malo, y la verdad es que, visto lo visto, no estamos quedando nada bien, ni en las fotos, ni en la vida diaria. Más de uno debería usar mascarillas del tamaño de sábanas para taparse entero…

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jueves, 17 de septiembre de 2020

DÍAZ AYUSO Y SU PROPIO JARDÍN

 


Algunas veces cuando estás en el jardín de encontrar un tema para desarrollar en el blog, hay veces que "tu yo" sale casualmente a tu encuentro de manera más bien inopinada. 

Hoy, hace unos momentos, cuando estaba intentando, de manera más bien teatral, poner los ojos en blanco, en mi caso ya solo me hace falta uno, porque el otro, y como mis seguidores ya lo saben, desde hace un año aproximadamente, me viene ya de serie, he sentido una especie de flash, en el que se juntaban dos conceptos, más bien dos imágenes, y la mezcla me ha resultado sino interesante, al menos inquietante.

Por un lado, la que siempre está de moda, o bien porque hace subir el precio del pan hablando de lo que sea, tiene un amplio registro, ha podido mover conciencias e incluso sentimientos que ella, sin ningún miramiento, y es muy posible que sin darse cuenta, ha terminado de aplastar, y no es otra que Isabel Natividad Díaz Ayuso, ya de nacimiento digna de un gran culebrón, el suyo. Y por el otro, ese personaje, más que infantil, naíf, y que claramente, decir su nombre ya es en sí mismo, un estado de ánimo, e incluso un síndrome: Calimero.

Nunca se ha sabido si Isabel Díaz Ayuso nació con gente que protestaba por ella, o si en su primera guardería, al ver varios niños llorando, ella ya se puso delante de ellos para sentir el poder, por decirlo de alguna manera, de tener gente en su contra.

Y es que este vecino hace mucho tiempo que llegó a la conclusión de que a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, recibir críticas, y cuantas más mejor, le tiene que poner, y mucho. Porque además, ni intenta moverse, ni, en cierta manera, enmendar los errores, para que quede patente que la sufridora es solo ella.

Este vecino está totalmente convencido, que el final de una aventura perfecta para ella sería el de “La vida de Brian” con el mismo Brian en la cruz, rodeado de un “coro” de ladrones, mientras silban ese impagable “Always Look On The Bright Side Of Life”.

Si no fuera por lo trágico que puede ser todo, sería incluso una escena brillante para ella, aunque de “su” Madrid solo quedara el recuerdo...


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miércoles, 16 de septiembre de 2020

¿PERSONAS, O PERCEBES?

Viendo la tele esta mañana, concretamente en La sexta, pero pudiera ser cualquier medio o cadena de televisión, estaban dando cifras, cada vez más altas, de personas con el Covid-19, que están siendo ingresadas en cuidados intensivos en cualquiera de nuestros hospitales.

No sabes, por la frialdad de los contertulios en comentar las cifras, rozando el hieratismo, si están hablando de personas o de percebes. Quisiera que, al menos puestos ya, fueran de los segundos, porque además en cualquier momento de esa cuenta, alguien pudiera hasta ascender a los cielos, como si de la carrera espacial  se tratara.

Cuándo se darán cuenta, los de los medios informativos, que toda información repetida machaconamente puede pasar de ser de ayuda a convertirse en cada una de las gotas malayas que  chocan machaconamente contra nuestro cerebro y convertirlas en motivos de histerismo, e incluso de cierta persecución psicológica.

En cualquier momento vas a abrir el frigorífico, y te va a aparecer Ferreras, metiéndote el dedo en el ojo mientras te da una colleja porque se ha enterado de que puedes tener un hijo que practica el botellón, y por supuesto tú eres el último en enterarte, lo mismo que pasa con los cuernos.

Desde que la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos ha dejado claro que eso de saludarse con el codo nada de nada tampoco, hemos perdido el norte, y estamos más desorientados que un sordo en un congreso de espías, porque era lo único seguro que habíamos sacado de esta pandemía. 

Y lo de saludarse ahora con la mano derecha en el corazón, durante breves segundos al menos, te puede dejar con la mosca en la oreja, por sí a la otra persona le puede estar dando un amago de infarto, o puestos ya, de romanticismo, que incluso hasta pudiera ser peor, rayando con el terror, en una época en la que regalar flores, solo puede ser síntoma de que alguien desgraciadamente se ha ido al hoyo, ¿o no?.

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domingo, 13 de septiembre de 2020

EL MONUMENTO DE LA SEMANA

 


Si habría que hacer el monumento de la semana a algo arrebatador, similar a salvar el ninot de todas las fallas, a algo que nos hubiera adelantado por la izquierda, por la derecha, e incluso por el centro, con una especie de editorial sencilla pero rotunda, es el de esa niña con la inocencia de su pequeñez, que en su vuelta al cole, hemos podido ver y oír en todas las televisiones, aunque ella proviene de la Comunidad Valenciana, cómo nos aleccionaba con ese “la vuelta al cole con mascarilla es un poquito peor porque no puedes respirar del todo bien, pero no pasa nada: es mejor eso que morirse".

Este vecino del mundo está convencido de que nuestra sociedad actual no podría hacer nada sin los famosos Polvos de Talco: nos escuece todo. Tenemos la piel expuesta siempre, especialmente desde que las noticias aparecen y desaparecen en cuestión de segundos, y esta semana en lugar de la famosa vuelta al cole pareciera que se hubiera organizado el también famoso “desembarco de Normandía” con padres atribulados no queriendo que sus hijos se convirtieran en héroes en un desembarco que fuera más allá de sus hijos entrando al patio de su colegio de toda la vida, pero con la amenaza del Covid-19, eso sí, que pudiera ser lanzado a modo de bombas por el peor de sus enemigos.

Mi madre, cualquiera de nuestras madres, nos hubiera recordado ese “ni tanto ni tan calvo”, difícil de explicar a cualquier guiri pero que para nosotros es tan rotundo como aplicar el freno de mano, plantarse, y decir eso, también rotundo de “hasta aquí hemos llegado”.

Y ha tenido que ser una niña, anónima por la misma mascarilla, para más inri, que nos ha recordado la inutilidad de quejarse cuando lo que te estás jugando no son ni galgos ni podencos, sino la vida misma.


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sábado, 12 de septiembre de 2020

PERDONARÁN SUS MERCEDES...

 


Esta noche estaba viendo “La Voz”, en Antena 3. Primer programa de esta temporada. 

Comienza a cantar alguien, por la voz parece una mujer. Son audiciones a ciegas, y algunas veces la realización nos hace sentir la sensación de los coaches negándonos que veamos quién canta hasta bien pasado un rato de la canción. En este caso concreto, toda la actuación. Comentarios de los coaches: la voz de la chica es igual, igual, que la versión original. Normalmente suelen preferir que tengan carácter propio y hagan versiones. Nadie se da la vuelta.

Termina su audición, y ... Era Mercedes Ferrer, que en realidad era el original de una canción, “Vivimos siempre juntos”,  que grabó con Nacho Cano, su autor, y que en tan solo la primera semana, en su momento, vendió trescientas mil copias. Ella, Mercedes, se va a casa, y ellos aunque no lo han reconocido, cura de humildad y a otra cosa, mariposa. Eso sí, Alejandro Sanz, con mucho oficio, agradeciéndole lo mucho que ha hecho por la música en España, y por estar ("ya no" le tenía que haber respondido Mercedes) en el programa…

Normalmente en estos concursos, el proceder de este vecino del mundo suele ser, ver las primeras semanas, las conocidas como “audiciones a ciegas”, unas siete semanas más o menos, y luego si me encariño con algún cantante le doy al programa alguna otra oportunidad. Y es que la música, y su arte asociado, es de las pocas cosas que están fuera de toda duda en este mundo.

Luego el programa se convierte en una verdadera escabechina. En las audiciones a ciegas, todos los coaches practican la seducción, y cada uno quiere llevarse al artista, o artista en ciernes, al huerto, o al catre, pero en la siguiente fase, cada coach tiene que hacer limpia de sus pupilos. Y ahí ya de lo prometido hasta metido, no me acuerdo, no me acuerdo. En casos como con Alejandro Sanz, en que gran parte de los participantes eligen estar con él, la calidad desperdiciada suele ser más que evidente.

Otro de los asuntos que no me gustan es que, normalmente, cada jurado no sale de su zona de confort. Opina de lo que entiende, se moja de lo que practica, que es comprensible… El problema es cuando aparecen voces “especiales”, la mayoría relacionadas con la lírica, y que objetivamente sabes que al que estás oyendo tiene buena voz, y lo está haciendo muy bien. Existen muchas posibilidades de que nadie lo elija, y que se tenga que volver por donde ha venido. Porque ellos, los coaches, son incapaces de ayudarles preparando sus futuras actuaciones. Ponerse como un pavo para seducir al concursante y que se vaya con él, es más fácil que luego darlo todo para que ese concursante salga adelante.

Y ahí estamos. Viendo un programa que, al menos las primeras semanas, está claramente rodado antes de la pandemia, y acabamos de cumplir seis meses.. Aunque no han aclarado nada en los días de su lanzamiento, es más que evidente.

Lo que viene siendo un programa de la máxima actualidad, y en el que sus mercedes (escrito y leido con recochineo), los coaches, han recibido una cura sino de humildad, sí de realismo puro y duro. 

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viernes, 11 de septiembre de 2020

LA JUERGA ES LA JUERGA




Antes de nada, decir a todos aquellos que se han mostrado muy preocupados por no saber nada de mí durante varias semanas, que afortunadamente, esperemos que para la mayoría, sigo vivito y coleando, por supuesto menos de lo que uno quisiera, pero ya a ciertas edades lo que no se hace con frecuencia se ha de tomar como un reto para volver por la senda de la normalidad. 

Y no, me niego a decir lo de “nueva normalidad”, porque eso significa reconocer que nos han estafado  y además tragamos con ruedas de molino, mientras sonreímos abiertamente al futuro.

Y este vecino del mundo siempre tendrá la esperanza de volver por los terrenos del ayer, cuando sabíamos que no éramos felices, pero no nos conformábamos.

Ahora lo de la nueva normalidad parece asemejarse a aquel famoso “jodidos pero contentos”. Y personalmente, al menos, puedo estar de todo, menos contento, y además que intenten que trague la hiel con una sonrisa por lo de "la nueva normalidad".

Si un día estuviste profundamente enamorado y en la gloria, luego cualquier sucedáneo ya no vale en nombre del amor. Pues eso es lo mismo que lo que te piden en aras de  la nueva normalidad.

Ni tienen el mismo sabor las galletas que ahora se hacen utilizando el nombre de marcas de hace muchos años, ni la nueva normalidad nos va a hacer olvidar lo que la pandemia y la gestión de los políticos se llevaron.

Si siempre me ha parecido que los políticos tocan de oído y de cara bien dura, lo de estos meses no diría que es una mezcla de guion de Berlanga y Azcona, porque desgraciadamente los políticos de ahora no tienen ni talla intelectual ni la categoría. Los guiones serían de un nivel, y lo siento por los ejemplos que voy a poner porque en realidad no se merecen verse mezclados en ésto, pero serían algo así como , un “collage” de “Loca academia de policía” y Manolo y Benito en “Manos a la obra”especialmente cuando hablamos de los chanchullos de blanqueo de dinero.

A ese nivel, el del suelo, hace tiempo que nos dejaron a todos, y ahí estamos intentando levantarnos mientras nos pueden atropellar cincuenta vecinos que salen de un piso donde han estado celebrando el cumpleaños de alguien que seguro que más de uno de los que ha esto en el convite ni conoce, ni se ha planteado conocer. Porque nosotros también, como ciudadanos tenemos lo nuestro.

Pero ya se sabe: la juerga es la juerga, y lo peor que te puede pasar es que te llamen “negacionista”, y eso, como coartada al menos, o incluso como pasaporte, es original.

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sábado, 22 de agosto de 2020

TODO EL BOSQUE ERA...

 

Leo en “El País” que los niños con coronavirus portan mayor carga viral que los adultos. Aquí si que viene a huevo lo de “pequeños pero matones” o “bombas de relojería”.

Ahora, cada vez que vea a alguien con un cochecito con un bebé dentro, como en la típica película en la que sabemos que van a poner una bomba pero no cómo, mi mente automáticamente le pondrá los efectos de sonido de un reloj grande de pared. ¡Acojonante!

Cada vez está más claro que en lugar de ir hacia adelante, retrocedemos más que un cangrejo con prisa. Durante el encierro, en plena pandemia, a las autonomías, así en general, se les llenaba la boca pidiendo total autonomía para dictar sus propias normas. Ahora, quien más quien menos pide otra vez mando único.

Y es que aquí no puede ocurrir, como en la mayoría de las catástrofes, echarle la culpa al conductor muerto, que no se puede defender. Por eso, siempre es preferible señalar al de arriba, o sino se puede, a algo un pelín abstracto, como ahora a los jóvenes. Este vecino del mundo no quiere decir que los jóvenes lo pudieran hacer mejor, mucho mejor incluso.

Pero los políticos son como los magos: siempre te hacen mirar hacia otro lado, para que no les descubras el truco.

Particularmente este vecino cree que los políticos, nuestros políticos, desde que terminó el estado de alarma no han hecho nada para enmendar los errores anteriores, solo paripés públicos, como siempre. Pero, ¡ojo!, todos oímos las palabras del Señor Pedro Sánchez anunciando a bombo y platillo que habíamos vencido a la pandemia. Y como decía un amigo, creímos que todo el bosque era “orgasmo”, y nos está yendo así, de gatillazo en gatillazo, o lo que es lo mismo, un auténtico asquito…

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viernes, 21 de agosto de 2020

LOS NUEVOS DIOSES

 

Como hubiera dicho nuestro gran filósofo “Chiquito de la calzada”: “La cosa está mu mala”.

No se puede decir otra cosa, ya que nuestro antiguo héroe, Fernando Simón (siempre me acordaré, porque me llegó al alma, a aquel joven que se tatuó su rostro en la pierna), como si estuviéramos en un relato clásico, griego por ejemplo, ha tenido que pedir ayuda a los Nuevos Dioses, a los “Influencers” para ver si nos quitan la venda que nos tiene atrapados, y no nos deja ver la cruda realidad de un virus al que ya tenemos a apenas un centímetro de nuestro rostro, como la celebre imagen de una Sargento Ripley literalmente enfrentada a Alien.

Mal, muy mal están las cosas, cuando si entras en Twitter, y ves las preocupaciones de la gente menuda, y esperemos que no menuda gente, en su forma de “Trending Topics”, aparecen nombres como Pocholo, Marta López, Loquillo, Makoke… Éstos seguramente no pueden ser considerados “influencers”, pero como mínimo serán muy “amiguitos” de ellos, que lo mismo da.

Intentando contrastarlo con la realidad de la calle, esta pasada noche, y dando un paseo por una de las muchas avenidas marítimas que tenemos, encontrar una mascarilla entre los sentados en las terrazas, más que difícil se hacía utópico.

Y es que ya sabemos eso de que “el bicho existe pero seguro que no se va a fijar en mí porque yo soy el “prota” de mi propia película, y todo les pasa a los demás”.

Entre anuncio y anuncio, de maquinillas para las piernas, o de qué ropas, o maquillaje se lleva, esperemos que los nuevos dioses tengan un momento para hacer algo benéfico, es decir, sin cobrar, y digan a sus súbditos que se pongan a buen recaudo del Covid-19. Más que nada, porque de otra manera se van a quedar sin sus potenciales clientes.

A la fuerza ahorcan…

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miércoles, 19 de agosto de 2020

ABEL CABALLERO Y... LOS PITUFOS

 



Más de una vez para saber si algo está bien o no, y ya lo he comentado previamente desde esta atalaya, lo mejor es elevarlo a la máxima potencia. Y algo parecido me ha ocurrido hoy al ver a Abel Caballero, alcalde de Vigo, dando el pistoletazo de salida a la colocación de las luces de Navidad, sí, en pleno agosto.

Es un hecho que la economía de Vigo estos últimos años ha debido de sufrir un gran empujón al llegar las fiestas navideñas con el show que se monta el alcalde promocionando “su” decoración, más intergaláctica, que navideña.

La prueba es que en años anteriores, en los días álgidos de la Navidad, por lo que dicen, no podías encontrar plazas hoteleras en la ciudad.

Personalmente, a este vecino del mundo siempre le ha parecido, el Señor Caballero, más personaje que persona, estar más cerca de la histeria que de la historia, porque siempre le he encontrado un pelín, como un tronco de secuoya, pasado de revoluciones. Como esos discos a los que les pones a tanta velocidad que lo que consigues es… encontrar a Los Pitufos.

Hoy en el informativo de las tres de la tarde, el Señor Abel Caballero con su promoción de sus luces navideñas, ha conseguido que tuviera la sensación de estar viendo unas imágenes pornográficas. Y no era ni el momento ni el lugar…

Y es que tal como está el panorama actual no es de recibo malgastar, no el dinero, que por supuesto también, sino tiempo, esfuerzo y calorías, en algo que no sea ayudar a sus vecinos a pasar estos malos momentos. Sin embargo, estamos en una época en que lo que triunfa sobre la lógica es la ilógica rozando la astracanada: Fiestas para infectarse con el coronavirus. “Videntes” cantantes que convocan a sus simpatizantes con discursos negacionistas, que cuando les pones el micrófono para que expresen sus ideas, convierten su manifestación en “el club de la comedia”, por supuesto, sin la más minima intención de hacerlo.

No me extrañaría, a este vecino ya no le extraña nada, que estas navidades estuviéramos todos confinados otra vez, y que en Vigo, a las ocho de la noche, las luces navideñas aplaudan a la gente en sus balcones...

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viernes, 14 de agosto de 2020

UN VERANO SIN SERPIENTES NI PARPADEOS

 

Este verano, como ya prácticamente todo en este año, es atípico.

Otros años era acercarse el verano y parecía que todo se ralentizara, incluidas las noticias de calado para los periodistas que, por decirlo de alguna manera, quedaban de guardia. De ahí el nacimiento y consolidación de la serpiente de verano

Este año no hace falta ese recurso, el de inventarse la noticia, o maquillar convenientemente un rumor, porque en lugar de ralentizarse los acontecimientos, se podría decir esa célebre frase, “si parpadea, se lo pierde”.

Que en Galicia han creído conveniente prohibir el fumar dónde no pueda haber la ya famosa distancia social, y que conste que este vecino del mundo nunca ha fumado, pues a muchas autonomías les está faltando tiempo, para apuntarse al carro.

Llámenme malpensado, pero es que ese tipo de ideas, en las que tiene que ponerlo todo el sufridor de a pie, siempre cuestan menos que, por ejemplo, contratar “rastreadores”. Y sino que se lo pregunten a Díaz Ayuso, que se le ha puesto el cuarto y mitad de rastreador por un buen pico, eso sí, yendo a lo privado, ya que el “pueblo”, así en general, no les quiso ayudar “by the face”, o traducido al castellano, “por la patilla”. Y de los seiscientos-ochocientos rastreadores más que necesitaban para el porcentaje que se supone sería el indicado en Madrid, han fichado a 22. A lo mejor, o a lo peor, alguien de su equipo se ha confundido y pensaba que tenían que formar un equipo, sí, pero de fútbol.

Por cierto, los últimos, por ahora, en quejarse es el gremio de “las cerveceras”. Y es que, claro, la falta de millones de turistas que no están acudiendo ni a nuestras costas, ni a nuestros bares, se tiene que notar, especialmente esos británicos de tripa en forma de barrica.

Esperemos que ahora no nos publiciten (como lo de viajar por dentro de España, que machaconamente nos lo dictan en los anuncios de la tele) que tenemos que beber por nosotros y por los que no han venido, porque entonces no acabaremos con la mascarilla colgando de una de las orejas, a modo de media asta, sino que nosotros colgaremos de la mascarilla enganchada al grifo de la cerveza,  y no metafórica sino realmente.

No nos va a dar nuestra vida en cumplir con nuestros múltiples, y cada vez más, deberes cívicos...

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lunes, 10 de agosto de 2020

HAN PASADO DIEZ AÑOS...

...Y ya han pasado diez años del comienzo de este blog, A TROCHE  Y MOCHE, cuando este vecino del mundo se liara la manta a la cabeza, o bien porque la manta no fuera muy grande, o este vecino fuera un cabezón, que quizás haya más de la segunda opción, como buen tauro que es. No voy a decir que parece que fue ayer, porque al menos votar, lo que se dice votar de ir a las urnas, hemos ido una "jartá".

Siempre se ha dicho eso de que el que no llora no mama, y la verdad es que en A TROCHE Y MOCHE no somos de llorar, pero sí de edulcorar con ironía todo aquello que nos resulta, por ejemplo, chocante, aunque nos lo quieran vender como de normalidad muy normal.

Incluso mucho antes de que nos imagináramos esta nueva normalidad, que podrán pasar otros veinte años, pero este vecino del mundo ni se hace ni se hará con estos nuevos hábitos, y no estamos hablando ahora de la mascarilla, que como la hemorroide, si hay que llevarla, pues eso, se lleva. Y más, si nuestra vida depende de ello.

Parece que diez años no son nada pero a algunos, y no quiero señalar, les ha costado casi la mitad, fundar un partido político,  y a los que sobreviven en el candelabro de su día a día, parece que les va muy bien,  y aunque no quieran dejar a nadie atrás, digamos que ellos van delante.

Mucho se habla ahora de la segunda ola, esa que se supone nos va a arrasar con el mismo virus que ya nos ha atropellado previamente, y que nos va a volver a vapulear por muy listos que siempre nos creemos. Pero para ola que nos ha mareado hasta la extenuación, es la de lo políticamente correcto.

Ya no se puede decir nada porque alguien se va a dar por aludido, y lo menos que te van a llamar es facha. Este sábado, sabadete, le ha tocado el turno de ser apedreado a José Sacristán, que lo único que ha hecho ha sido ejercer el poder de responder a una entrevista en televisión.

Y si te preguntan qué opinas del emérito pues respondes, y si luego hacen lo mismo con la figura de Pablo Iglesias, pues respondes también, por muy simpatizante, y aún diría más, comprometido con el Partido Comunista en años complicados. Un señor que solo cuando ha sido preguntado, siempre ha respondido con verdades como puños. Y hoy hay gente que le está llamando payaso, como si ser payaso, fuera algo malo. Y es curioso, no se quejan de su opinión sobre el emérito…

Muchos se lo deberían hacer mirar, porque ser de izquierdas, o de derechas, no debería implicar quedarte ciego de lo que no quieres ver en tu lado.

En A TROCHE Y MOCHE después del pedacito de tarta, que somos muchos para comer y el de siempre a pagar, seguiremos ejerciendo nuesto poder de no callar, que tal como está el patio, no es poco.

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domingo, 9 de agosto de 2020

¿REALIDAD O PARODIA?

 


Tal como está el panorama de reiterativo en tantas cosas, y me levanto con unas imágenes, en las redes sociales, grabadas con teléfono móvil durante un concierto, en el que el grupo Taburete, concretamente Willy Bárcenas, sí, el mismísimo hijo de su padre, anima al personal a quitarse la mascarilla.

Ahora me imagino que todo terminará como lo del disc-jockey escupiendo alcohol o lo del emérito en su momento: Lo siento mucho, no volverá a ocurrir.

Por cierto, siempre se ha dicho eso de que “la policía no es tonta”, y realmente no lo es, pero digamos que desde que existe el teléfono móvil, prácticamente no se escapa nadie de ser grabado, por decirlo de alguna manera suave, en su momento de insensatez al margen de que luego pueda ser punible o no.

En otro orden de cosas, en un agosto que no lo conoce ni la madre que pare veranos, se están dando y se seguirán dando las no-fiestas. A este vecino del mundo hay algo que se le escapa. Al parecer, no queremos que la gente se altere, pero tampoco queremos que se esté quieta.

Ahora le toca a la no-fiesta de la Semana grande donostiarra. No se hace un programa de fiestas por aquello de la pandemia, pero se crea un programa alternativo. Al más puro estilo de: sexo no, bueno, solo la puntita.

Lo más triste es llegar a ser parodia de uno mismo (gigante o cabezudo que lo mismo da), y muchas veces lo conseguimos. Y para más inri, sin ningún esfuerzo, ni pudor.

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lunes, 3 de agosto de 2020

¿QUÉ HAY DE LO MÍO?

Siempre que llegamos a estas fechas, comienzos de agosto, tengo la sensación de que lo que queda del año, y son cinco meses, casi la mitad, ya es pan comido, y nos plantamos en Navidad sin apenas despeinarnos. Y es que en mi mente siempre se dibuja una bajada con una pendiente, en realidad no se por qué, de infarto.

Creo que en el fondo tiene mucho que ver que ya anuncian la venta de la lotería de navidad y te hace pensar en el tema, pero es que este año por estar como estamos, entre la Corinna y el Corona se me ha pasado el año con la intención, así en general, de querer escribir algo, y solo me ha dado tiempo a calentar el bolígrafo.

En un año en el que prácticamente se ha suspendido todo, y hemos suspendido, visto lo visto con el comportamiento de muchos, la mayoría, al llegar al final de año, cuando se haga resúmenes de todo, solo va a ver, iba a decir un tema, pero no, habrá dos: el coronavirus y el emérito. En una especie de reedición de La bella y la bestia, en el que cada uno se puede montar el cuento según simpatías o fobias, que lo mismo da.

Está siendo un año para olvidarlo pronto, pero precisamente por eso creo que debería ser un año para enmarcarlo, y ver el comportamiento de todos, especialmente el de la clase política, que una vez más, y en momentos angustiosos para muchos, con negocios que están en un tris de echar el cierre, sólo se preocupan, la clase política digo, de qué hay de lo suyo. Y en eso izquierdas y derechas es igual.

Me viene a la mente una palabra que ya por ser poco usada, diría que me remite a mi niñez, comienzo de los sesenta, a la de los tebeos a estrenar los domingos y fiestas de guardar con la paga.  Y esa palabra es “pedigüeño”.

Nunca había pensado en el tema, pero tenemos una clase política repleta de pedigüeños, en la que no saben dar soluciones, pero eso sí, lo de pedir se les da muy bien. Y como he dicho antes, eso no es cuestión ni de izquierdas, ni de derechas. En eso todos son iguales. El famoso “qué hay de lo mío”, o como diría la juventud que en eso es siempre más clara, y con perdón, con mucho perdón, “mi culo primero”. 

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lunes, 27 de julio de 2020

SOLA ANTE LA POLÉMICA


No sé cómo he podio vivir hasta ahora  sin saber la noticia: Pilar Rubio  y Sergio Ramos han sido padres de su cuarto hijo, Máximo Adriano. Orillando el chiste fácil de que ya les queda menos para formar un equipo de fútbol, las redes sociales, una vez más, han entrado al trapo hasta el fondo.

Y es que la pareja, o sus asesores si los tienen, que en ese caso deberían de ser despedidos fulminantemente, lo han puesto muy fácil. En las fotos que han distribuido, se supone que a los pocos minutos del parto, la madre, Pilar Rubio, luce un rostro que para sí lo quisieran muchas, y si me apuran hasta muchos: un maquillaje perfecto.

La gente siempre más partidaria de que todo vaya mal a los demás, especialmente si se trata de algún famoso y, se supone, con dinero, ha aprovechado la ocasión para hacer chistecitos de todo tipo recalcando en tono jocoso un perfecto maquillaje hasta después de parir…

Sinceramente, esta vez me tengo que posicionar a favor de la feliz pareja. Han sido consecuentes con su manera de vivir, que siempre, al menos eso han transmitido siempre, tiene un mucho de apariencia. Incluso el común de los mortales normalmente hubiera parido un Adriano, pero ellos, rizando el rizo, una vez más, han engendrado un Máximo Adriano, lo que en matemáticas hubiera equivalido a un Adriano a la máxima potencia.

Todo lo que se vende a estos niveles, o ayudará en el futuro a vender, tiene que ser profesional, como el maquillaje motivo de la polémica.

Al final, si alguien no ha estado a la altura, por decirlo de alguna manera, ha sido el padre de la criatura, que le ha dejado a ella sola ante la polémica. Y es que Sergio Ramos debería haber redondeado la escena luciendo, como no podía ser de otra manera, la indumentaria de la próxima temporada del equipo que él representa. 

Si somos, lo somos hasta el final.


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viernes, 17 de julio de 2020

TIEMPOS DE DISTANCIAS CORTAS...



A mí, a este vecino del mundo, la nueva normalidad le está matando. 

No puedes hacer planes ni a cinco días vista, porque puede que dentro de cinco días ya estemos todos calvos. Es muy probable que no te dé ni tiempo de llegar al autobús, al avión, o lo que tuvieras previsto utilizar para desplegar tus alas veraniegas.

Como decía el muy recordado “Chiquito de la calzada”, filósofo entre los filósofos de a pie: “La cosa está muy malamente”. Cualquier día comparece Fernando Simón dando pasitos y saltitos, porque lo del “no puedo, no puedo” ya se le está quedando corto.

En Donosti, el comportamiento de la gente, en apenas veinticuatro horas, ha dado un cambio radical. Al final sólo respondemos al castigo, y es que cien euros significa suspender una salida con la cuchipandi o lo que se esconda tras esas mascarillas, que por mucho de diseño que sean, no dejan de ser una especie de pasaporte para intentar escabullirte del bicho malo.

Este año, tiene toda la pinta de que va a primar la distancia corta, los planes pincelados con  dos días vista, porque el resto se puede escapar al intelecto pospandemia. Hacer un viaje en autobús de doce horas puede ser el equivalente de lo que antes sería ir de gira por el famoso Triángulo de las Bermudas.

Personalmente, y tras tanto brote y rebrote, ya he comprobado qué tal ando de previsiones de papel higiénico y sigo preparado para distancias largas. Lo de comer, bien pensado, me vendrá bien ajustarme el cinturón, por cuestión de gastos, sí, pero de los de calorías.

Llamadme malpensado, pero tiene toda la pinta que este año se nos junta la salida  de las vacaciones de verano con el regreso de Navidad. Y es que  si algo nos ha enseñado el confinamiento es que en una casa entran todo tipo de distancias: las cortas y las largas. Solo nos hace falta un mando a distancia y, especialmente, mucha paciencia para la convivencia incluida con nosotros mismos.

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jueves, 16 de julio de 2020

LA VIDA ES SUEÑO...



Me acabo de despertar, es la una y media de la madrugada, frente al televisor. Todo el tiempo escenas, una tras otra, de olas rompiendo al acercarse a la orilla, mientras surfistas rubios quemados por el sol intentan no salir damnificados. Todo ello aderezado con rock especialmente duro sobre un fondo naranja, y en algún lugar, en ese mismo fondo, montones de palmeras.

Tengo la sensación de estar soñando. Me acerco al ordenador en otra habitación. No sé por qué pero tengo la certeza ahora de que estoy soñando. Conecto con un periódico digital de  Donosti. En portada prácticamente sólo noticias del Covid. Hay un gran brote, un auténtico brotón, de 250 personas en un camping, lo conozco, de Zarautz.

Es como abrir una ventana, y ésta se ha convertido en una pantalla de televisión con un gran plano repleto de diferentes televisiones, todas ellas con noticias del Covid, y de gente comiendo en terrazas. El mundo vomita enfermedad e intento cerrar la ventana antes de que me agreda.

Huyo hacia la puerta de salida de mi casa y la abro. Me doy de bruces con el interior de mi frigorífico. Reconozco la compra, porque hace apenas cinco horas estaba en mi carrito del super.

Ahora unas cuantas vecinas están hablando con una periodista de La Sexta. Están diciendo que llevo muchos años viviendo en el inmueble y que nunca he dado ningún problema, y que siempre he sido muy atento al saludar.

Mi último recuerdo, a modo de una gran isla paradisiaca, un paracetamol también rodeado de surfistas. Espero haberlo tomado, y que todo sea un gran pequeño sueño. ¡Socorro! No me veo y no sé si llevo puesta la mascarilla. Para colmo de males, no sea que además me caiga una multa de cien euros, y ésta sea lo más real de todo. Lo último que siento, y lo siento de verdad, es mi esfínter cerrarse.

*FOTO: DE LA RED

martes, 7 de julio de 2020

...POR NO LLORAR



Hace un rato estaba, a l lado mismo de mi casa, en el bar de cabecera (si hay farmacias con esa denominación también debe de haber bares o tabernas con esa función, se lo merecen). Y mientras este vecino del mundo tomaba un cafelito, ha entrado un señor de mediana edad, que en su día se aburrió y todavía le dura. Y esperando por un chupito de whisky, sin prisas, y sin mucha menos ilusión, ha comenzado a hablar sólo, mientras miraba más allá del espejo que tenía en frente.

“…Y Bolsonaro ha dado positivo –decía para sí mismo, y para todos.- Pues debe de ser lo único positivo, que ya es algo, que ha aportado a su país. Y además, seguro que sin querer. Le ha pasado como al británico, al Boris Johnson ese, que no creían en la potencia de ese bichito, el corona. ¿No querían café? Pues toma dos tazas. Ya solo falta que el Donald americano ese, el ricitos de oro, el naranjito de La Casa Blanca,  lo coja también, y ya tendremos otro tipo de “Santísima Trinidad” porque también éstos están en sus altares además…”

Ya le he dicho al camarero, mientras le guiñaba un ojo, que no sabía que habían reconvertido el negocio en un club de stand up comedy. Y me ha contestado  que esperaba que me gustara la primera actuación, que es un nuevo valor.

Algunas veces, la mayoría, una mezcla de aburrimiento y desidia, puede lograr lo que en otros momentos lo conseguiría un buen pelotazo. Ese comentarista de barra estaba en el límite entre el aburrimiento y la desgana de ver, quizás sin ser muy consciente de ello, el presente que estamos afrontando.  Y en el que puedes encontrar de todo, especialmente nada bueno, y mucho menos un reducto de esperanza.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 6 de julio de 2020

TIEMPOS DE HOUDINI



Este año me da la intuición, por no decir el pálpito, que suena pelín trasnochado y cursi (además que ya los que antes éramos clase media y que ahora no tenemos ni clase ni nada, ya nacemos sin ello), que lo de ir de vacaciones de verano va a ser como el desenlace de una película de Hitchcock, que hasta el último segundo no se sabrá si vamos o no.

Y es que tal como está el patio  de brotes del coronavirus, subiendo más que un termómetro en un baño turco, no puedes saber, con varias semanas de antelación, si sólo tienes que llevar ropa de verano, o de invierno también, por aquello de que te puedan forzar a estar confinado  y ver a la Pedroche comiendo las uvas  en la Puerta del Sol, y tu con cara de sueco, o haciéndote el mismo, con pantalones cortos y chancletas, mientras desde el cielo caen todo tipo de plagas.

Por cierto, hoy es la víspera de San Fermín, pero en esta nueva realidad, al que se arremoline en la Plaza del Ayuntamiento en Pamplona, en las horas previas al chupinazo, habiendo tenido que pasar todo tipo de control policial, no se sabe si le van a llamar despistado, irresponsable que sería lo propio, o Houdini por ser el rey del escapismo.

Lo mismo que antes del coronavirus, y visto con los ojos del ahora, se puede decir que éramos felices aunque fuera de marca blanca, y no lo sabíamos, ahora estamos viviendo una especie de apocalipsis pero sin efectos especiales, en lo que lo  primero que ha sufrido ha sido precisamente nuestros afectos especiales. Los más allegados han sido separados a golpe de alarma, y nos hemos ido anestesiando con internet y plataformas televisivas.

Sin embargo, sales a la calle a darte un paseo, que es de lo poco que todavía es gratis, y además no viene envasado en plástico, por lo que es totalmente ecológico, y no notas a la gente en las terrazas repletas, o haciendo un chiste, de “b(r)ote en b(r)ote”,  ni crispada, ni mucho menos con la mascarilla puesta.

Si fuéramos el mar, estaríamos en calma chicha total, momentos antes de la tormenta perfecta...

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miércoles, 1 de julio de 2020

CON AGUJETAS EN EL ALMA


Y ya estamos a 1 de Julio del 2020. Hemos quemado medio año sin parpadear, o mejor dicho en este caso, el medio año ya pasado nos ha incinerado a nosotros.

Hemos vivido la trama de una película de ciencia ficción y un thriller al mismo tiempo, iba a decir que gratis, pero de eso nada. Ha habido un alto costo sobre todo en vidas, y esa sensación de que estas varias generaciones que habían vivido, por decirlo de alguna manera, “tranquilas”, ya han sufrido su “guerra” particular, que en el mejor de los casos nos ha dejado con el panorama de nuestras vidas cambiado.

Algunos pensarán que exagero, pero ya nunca más seremos los mismos, aunque hagamos las mismas cosas y vistamos las mismas ropas. Teniendo el bagaje que ya tenemos, no podemos mirar hacia adelante, al menos sin agujetas en el alma, por el vapuleo del destino sufrido.

Quizás, y tal como nos encontramos, las verdaderas Navidades se debieran celebrar ahora. Para vivirlas en familia, y recogidos en nuestras casas. Y no ir todos como locos a la búsqueda del virus a la misma playa, o a la misma cola de la terraza, aunque ésta se encuentre en la ciudad.

Ya sé que estoy hablando como un pesimista, que normalmente no lo soy, o al menos no me considero como tal, pero siempre se ha dicho también que un pesimista es un optimista bien informado.

Por cierto, me consta que más de un empresario este año tiene a huevo practicar el chantaje emocional con sus empleados a la hora de que quieran disfrutar sus vacaciones. Además, si otros años sin pandemia ya lo hacen o intentar hacer, lo del chantaje emocional me refiero, ahora solo tienen que hacer una pregunta, "¿No has tenido suficientes vacaciones este año?", mientras te miran a los ojos, esos que en muchas circunstancias, como ésta precisamente, están directamente relacionados con las ganas de defecar.

Una ayuda para intentar contestar adecuadamente a la pregunta comprometida y con mala leche de su “querido” jefe:
"Sí, ya lo sé, pero como buen español y mucho español, nos tenemos que sacrificar yendo de vacaciones, aunque no tengamos ni ganas ni dinero, para que sus compañeros empresarios de la industria turística, puedan salir del paso y respirar con menos dificultad. El deber nos llama."

Y si a eso acompañas con unas lagrimitas saliendo de tus ojos, y el mismo tono que el discurso de Escarlata O´Hara en “A Dios pongo por testigo…”,  llegarás como trabajador en tu mismo curro hasta finales de año. Eso espero.

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sábado, 27 de junio de 2020

UN ABRAZO EN TIEMPOS DE PANDEMIA



Estamos viviendo en un mundo de continuas poses sacralizadas y llevadas a los altares del “políticamente correcto” con el que ya se bautiza al buen ciudadano de libro oficial pasado por la notaría.

Todo lo programado conlleva un mucho de frialdad y de ser procesado pasando por el cerebro y no directamente besado por el corazón.
Ahora se nos dice, se nos ruega, que de saludar lo hagamos chocando codos. 

No encontraría nada más forzado y antiestético formalmente, salvo el consabido “No eres tú, soy yo” que acompaña muchas veces al previo “Tenemos que hablar” que servirá de prólogo a una ruptura preparada y cocinada por tu ya “virtual” expareja.

No hay nada mejor, ni más intimo en público, que un abrazo. Eso sí que ahorra mil palabras, y no una fotografía que el tiempo, como mínimo, amarillará.
Los abrazos siempre cuelgan del corazón y del con-sentimiento. Sin olvidar que nunca se dice tanto sin hablar, aunque sea detrás de un frío plástico.

Al final, después de todo, y como epílogo a esta pandemia, en el mejor de los casos, que nunca se nos olviden los abrazos que vimos e incluso vestimos con nuestra piel.

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