El poder de ser inmortal hace
años que ya se ha encontrado, al menos en el universo literario.
¿Que un autor tiene la
desagradable idea de morirse en pleno triunfo, o incluso en momentos antes de
saborearlo? Pues si el mundo editorial quiere y hay unos familiares que parecen
practicar ese famoso dicho de “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”,
ya tenemos el lío armado, y un cuarto libro de Lisbeth Salander, la chica con el
tatuaje de un dragón más famosa del mundo, llamando a nuestras puertas desde
hoy en España.
Lo más injusto de esta
historia es que en una sociedad en teoría tan moderna y libre, se dé tanta importancia a la ausencia de un papel que certifique un
matrimonio que nunca existió porque la pareja en cuestión no lo estimó
necesario, y eso haga, que unos familiares, padre y hermano, que presuntamente,
al menos así se contó en su momento, no se hablaban con el aún desconocido
autor, ahora rijan el destino de una herencia, al menos cultural, que ni
presuntamente les había interesado, ni habían vivido de una manera cercana en
su gestación.
Se presupone que la novia de
Stieg
Larsson, y su compañera hasta que falleció, mejor que nadie debía de
saber las intenciones del autor con respecto al futuro de los personajes del universo
de Millennium, y
siempre se ha dicho que ella se negaba rotundamente a que los personajes
sobrevivieran a su autor.
Este vecino del mundo, y
tras haber leído la trilogía sueca, nunca ha podido olvidar a ese personaje delicado y duro al mismo tiempo, en un ambiente tan negro como su manera de vestir, que
como el Ave Fenix renace, no de sus cenizas sino del estercolero familiar que le
rodeaba, y siempre ha estado seguro que si Lisbeth hubiera sido de carne y
hueso, sin duda hubiera estado detrás de lo de WikiLeaks y ese tipo de filtraciones.
Los malos de su
universo, que de alguna u otra manera
seguirán siendo familiares de ella, seguro que hubieran querido manchar, más si
es posible, su imagen intentando hacernos creer, que ella era sin duda la cabeza
culpable de casos como el robo de fotos, en la célebre nube, de famosas
desnudas, que tuvieron lugar hace un año o dos, y últimamente, de ese robo de
nombres de gente que ha sido infiel a sus parejas, y que además, al parecer, se
pavoneaba de ello de una manera organizada.
Lo importante en todo, es
saber dónde abrir una brecha y tener la suerte de encontrar un filón. Lo de la
cuarta novela, “Lo que no te mata te hace más fuerte” es solo cavar en una
dirección ya apuntada, como dirían en películas con doblaje “latino”, por un finado
que desde el más allá quiere, sino contradecir al título, al menos variar ese
dicho, y nos hace patente que “Lo que mata puede hacer a otros más ricos”.
*FOTO: DE LA RED