Tratando de recomponer, tras una larga serie de notas, la decimocuarta gala, ¿qué decir de ella? ¿Que se fueron Carlos y
Marta? ¿Que este vecino del mundo no se lo esperaba? ¿Que tras visitar webs que
normalmente no se equivocan, estaba convencido de que se iban Han, sí Han, y Niedziela? Al final, nada de eso
ocurrió.
Mencionar, por comentar algo
de la gala, que el reparto del tiempo para entrevistar tanto a Carlos como a
Marta fue directamente proporcional al interés del programa por los
concursantes, es decir, mucho tiempo para Marta, lo imprescindible para quedar
bien con Carlos. Y que no le digan a este vecino que Carlos no tenía chicha como
personaje para una entrevista. Y el tiempo dedicado a Marta, ésta se lo gastó
en darnos otra edición de su show particular, puro histrionismo y reparto de
mierda en forma de bombones-sonrisa a todo aquel que se moviera de sus todavía
compañeros por contrato.
Bajo la excusa de que Marta
es también periodista, La Milá, Doña Mercedes, practicó sonrisas y algún que
otro capote a favor y en contra, para que le quedara una faena que no
pasó, ni tampoco era la intención, de aseada.
Lo de ayer fue un programa
de preparación del truco final, y ojalá que este vecino se confunda. Visto ya desde la lejanía que te puedan dar unas diez horas, fue una gala de
ausencias, o mejor dicho, de ausencia.
Pero para explicarme mejor
hay que ir un poco a la historia o esencia de Gran Hermano.
Lo importante, y dejo claro
desde el comienzo que todo es cuestión de opiniones, que lo importante en un
reality de largo recorrido como es éste, es nunca estar situado en un primer
plano, durante las primeras semanas, aunque tampoco muy perdido entre el decorado,
porque ahora enseguida te catalogan como mueble, y por los intereses de
familiares y fans de los rivales, te intentan echar a las primeras de cambio.
No es bueno situarse en un
primer plano por aquello de no quemar tu imagen, porque aunque caigas bien, en
algún momento del concurso te van a ver que haces pis y cacas, sí, pis y cacas,
“los pecados”, defectos, o llámese como cada uno quiera, que todos tenemos.
Pero cogidos y ampliados por los defensores de los otros concursantes o por
ellos mismos, te los arrojan a la cara y, claro, nunca se referirán a los
suyos.
En esta edición, de los
cuatro finalistas, por uno u otro motivo, tres de ellos, Sofía, Han y Aritz
tienen ya su cara más que vista, quemada, y luego está Niedziela, a la que este
vecino quiere mucho, porque se hace querer por su inocencia, y porque sabe
hacérselo, años de espectáculo en un circo también tienen que servir para
algo. Pero ésta, la catalana, sería el equivalente en el cine al amigo del
protagonista, buenísima persona, pero que hacia el final de la trama muere y eso hace que
la ira del “prota” acabe con los malos malísimos.
Y ahora viene lo de la “ausencia”.
¿Alguien vio ayer a Sofía? Tras las imágenes forzadas para dar un poco de
intriga sobre quién de los seis se iba, la imagen de la navarra
desapareció del concurso.
¿Conclusión que se puede
sacar? No es difícil. La casa, la banca, los productores, “los amos del
concurso”, la están protegiendo hasta el momento final. ¿Que por qué? Pensándolo
bien, porque se ciñe mejor a la imagen de marca en sus programas, y la
gente que se supone los ve. Gente joven, despreocupada, porque claramente se
cree la mejor, y no tiene claras miras al futuro, sino al presente, y a la
juerga. Ella, Sofía, y en especial su madre, Maite, estamos seguros que colaborarán dócilmente en todo show que se les proponga. Pero, ¿os imagináis a un Aritz colaborando con la cadena? Yo, tampoco.
Ayer, el programa jugó mucho
con las imágenes, se le vio a un Aritz desquiciado y a un Han horrorizado, y
sobreprotegido por una Marta que en momentos hacía recorder, salvo por su tez y
pelo, a la Irene Papas de su mejor época dramática. Pero en todas las imágenes
que dieron de los cabreos de Aritz, en ninguna se vió el comienzo. Y eso es lo
importante en este caso.
Seamos serios: Si el Santo
Job hubiera estado con Han, seguro que como Aritz hubiera perdido los papeles.
El granadino es insoportable, y sobre todo un manipulador, porque lo importante
siempre se ha visto en el Canal 24 horas, y este vecino le ha pillado en muchas
ocasiones desvelando intimidades cuando no, varias, faltando a la verdad.
Carlos, hasta que le
cortaron, para que luego digan que no habla, ya dijo que el comportamiento de
Han era muy difícil de soportar, y que no petó él, palabras textuales del
concursante, porque antes petó el vasco.
Las tres bellas se han
pasado el concurso "mirando"/despotricando a los demás, y pensando en la final. Eso
no es participar en Gran Hermano.
Carlos no creo que se
merecía irse el primero. Y Aritz, ahora, y aunque no lo sepa, se queda solo ante
el peligro.
Considero que de los cuatro finalistas que
quedan, a Sofía le han dado el programa hecho, primero Suso y luego Ricky, por aquello de que quien a buen árbol se arrima, se puede llevar el maletín.
Quiero mucho a Niedziela, la hubiera deseado desde el principio como pareja de Aritz, pero
el resumen de su paso por la casa puede ser unas imágenes al término de esta
última gala. Todavía en directo, por primera vez se acerca a la cocina a
freírse un filete, y luego pregunta: ¿Cómo se sabe cuándo un filete está hecho?
Si se conocen bien las
mareas uno puede adentrarse en las aguas prácticamente sin nadar, el problema
es cuando se quiere volver a la orilla, y Niedziela, ni ha estado, ni está
preparada para estar sola en el concurso, en un trío disimulaba, pero ya en los
dúos desafina, y todo eso si no canta. Si canta, quizás aparezca Noé como invitado especial.
La final va a estar entre
Sofía y Aritz, por supuesto que según la humilde opinión de este vecino del
mundo. Sofía lo sabe, y desde hace más de una semana está hablando
mal de Aritz a sus "compis" para que nosotros, los espectadores, lo oigamos. Y se hace
preguntas en alto, claro, de: ¿Por qué sigue en el programa si trata tan mal a Han? Preguntas
que hace a sus compañeros, pero que en realidad son para que las pensemos
nosotros, y votemos por ella.
Sofía, sin embargo, nunca se ha preguntado
sobre su conducta con los hombres, en especial si tenían pareja y, dicho por ella
misma, eran más apetecibles. También hay que tener en cuenta que
entró, aunque no lo pudiera decir en su momento, con su madre en el programa, y
eso siempre es un salvavidas. Aunque en el caso de Maite su comportamiento no
fuera el de una madre clásica, siempre
ha servido como pararrayos para que todas las críticas cayeran sobre ella y nos
olvidáramos del otro cincuenta por ciento de su apuesta. Porque ya lo ha dejado
claro Sofía en alguna ocasión, si gana el maletín, y por supuesto el dinero,
será para dárselo a su madre, que seguro lo sabrá administrar bien.
Este vecino desde hace unas
semanas lo ha tenido clarísimo y además no ha disimulado, ni hoy tampoco.
*FOTO: DE LA RED