Aunque la madre de un tal Forrest
Gump se supone que decía que la vida es como una caja de bombones, la
vida, para este vecino del mundo, es como una bicicleta, una vez que aprendes a
pedalear y a llevarla por donde quieres, y no ella a ti, todo es cuestión de ir
aprendiendo diferentes trucos para sobrellevarla o acercarnos a la felicidad.
Esos días que tienes
sensación de que no existes, que nadie repara en ti, que no te hablan, una variante
del personaje de Bruce Willis en “El sexto
sentido” pero en tiempo real. A este vecino del mundo le ha ocurrido hoy. Te da
ganas de ponerte un cartel al cuello que
diga “Hombre, en obras, pero no cerrado”.
¿Manera de solucionarlo? Me
ha costado 20 euros pero he conseguido que me sonrían y me han llamado "caballero".
¿El método? Cerca de casa, en Donosti, hay una tienda en la que venden todo tipo
de productos para el arte en general y la pintura en particular. He comprado
cinco tablas con lienzo, y eso es lo que he pagado, esos veinte euros. El trato
ha sido gratis, una bendición del cielo teniendo en cuenta cómo me encontraba.
El dependiente me ha reconocido a la primera, con una gran sonrisa, mientras me
decía, lo dicho, "caballero". Reconocimiento total de que sigo vivo, aunque la
mayoría de la gente solo me vea cuando me pide algo (la hora, mi voto, dinero).
Quizás, a medida que vamos
viviendo, tenemos menos cosas por delante, y más tiempo para saborear el viaje.
Porque lo importante de la vida es el viaje que conlleva y las personas con
quien lo compartes.
Cuando eres niño o joven,
parece que la bici de la vida apenas se mueve y que apenas avanzas. Más tarde
te va ocurriendo todo lo contrario, y llega un momento, y no sabes cómo lo has
hecho, pero esa bici se embala y casi no te da tiempo a saber ni dónde estás,
porque solo quieres llegar a tus objetivos. El problema, o la realidad, es que
nunca hay un mapa que recoja el lugar en el que se encuentran tus metas, y llegará un momento, si llega, que
disfrutarás del viaje en sí mismo, y que de los objetivos de entonces solo
quedará la sombra de un hueco que te hizo pedalear.
*FOTO: DE LA RED