Hoy, 21 de Diciembre, día de Santo Tomás, es la fecha
oficial en la que en el País Vasco comienza la Navidad. Ya se sabe, día de
comer y de beber, como no podía ser de otra manera, el vasco ejerciendo de
vasco. Día de txistorra y sidra. Naturalmente, y de sus múltiples variantes,
como el txakolí, por ejemplo, y el talo en lugar de pan.
El caso es que este vecino del mundo lleva unos días en que
está bajo mínimos en su moral, y estas fechas, con sus recuerdos, tampoco ayudan
mucho. A eso hay que añadir que no
encuentra, no son muchos este año, los números de lotería comprados durante el
verano. Y que no le ha apetecido, no sabe por qué, comprar más.
Por eso, esta mañana al enterarse de lo bien que se lleva
Marta Sánchez, cosa que ya era consciente de ello, consigo misma, al compararse
con Rosalía, diciendo que ella fue la Rosalía de su época, pide desde este foro
que por favor necesita una transfusión de su sangre y de su todo.
En el fondo este vecino siempre ha envidiado a esos famosos
que se quieren tanto que no dudarían en besarse su trasero, sabiendo además que
no se romperían, por aquello de que la fe mueve montañas e incluso caderas
hasta lugares inusitados.
Aprovechando, que es gerundio, este post también para
felicitar a todos las Navidades que acabamos de empezar, y que ya saben a días de descuento. Porque vas dejando las felicitaciones,
uno ya se conoce, y al final felicitas
las Navidades del año que viene, y no es plan.
Como en otros años últimamente, a este vecino le han vuelto
a llegar cantos de sirena, para no consumir productos de tal autonomía, o "autonosuya".
Por aquello de que el mundo es más aldea global que nunca, si con esa postura
intentas dañar a alguien, al final quizás también estás perjudicando a algún
vecino tuyo, la pequeña empresa, que por tal o cual motivo trabaja para la que
al final quieres perjudicar, y el primero en ser dañado es el que estaba más
cerca del primer aleteo de la mariposa que originó tiempo después un huracán en
la bolsa de Vaya-usted-a-saber-dónde.
En estas semanas todos necesitamos un poco de paz, porque
no somos, quizás, conscientes pero este año ha sido de mucho ruido a
interferencia, que parece que no molesta, pero al final como mínimo te deja una
sensación de hastío, que te hace mirar al que no conoces, con cara de sospechoso.
Y eso nunca es bueno.
*FOTO Y FELICITACIÓN: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA