Ayer fue, al menos este vecino del mundo se lo planteó desde el primer momento, una gala, “LA GALA FINAL DE OPERACIÓN TRIUNFO 2017", para
disfrutar, ganara quien ganara. Por eso, ni tomé apuntes, sino que metafóricamente,
estaba delante del televisor con un babero, y con el pasaporte preparado,
porque mi intención era dejarme llevar, y podía acabar en cualquier sitio que
tras la gala me costara volver a la realidad.
Y así ha sido. Me he tomado unas cuantas horas para
regresar tranquilamente, y ahora voy a exponer mis sentimientos, opiniones y
razones de manera relajada. Vaya por delante que puedo entender todo tipo de
filias y fobias, porque seguro que este vecino tiene las suyas.
En primer lugar espero, si es que el programa va a tener
más ediciones, que me imagino que las habrá, que tanto la cadena como la productora
del programa, habrán aprendido de errores anteriores, y no disuelvan el tándem.
Porque este programa debe de ser un programa blanco, libre de cizaña metida
desde el exterior, y que se viva por y para la música. Creo que he
sido, al menos era mi intención, lo suficientemente elegante como para no
mencionar a terceros, que convirtieron el O.T. anterior, en más de lo mismo de
su factoría.
Como la final transcurrió sin sorpresas, lo hizo como la
lógica dictaba.
Amaia (Amaia Romero en su carnet de identidad) arrasó. No voy a hablar de porcentajes, porque como
ya he dicho anteriormente, quise dejar atrás los datos al ver la gala final,
para que los sentimientos fluyeran en su plenitud . Y la cantante de Pamplona es sentimiento puro.
Dada su
juventud, recién cumplidos los 19 años, Amaia tiene todavía mucho de niña, y
que no lo pierda, porque eso le hace única con su ingenuidad e inocencia. Pero
cuando sube al escenario, lo hace suyo, se transforma en cada una de sus
canciones. Es como un lienzo en blanco que cada canción define, pero sin
disfraces ni amaneramientos. Amaia en cada canción está en trance, en contacto
con la pureza. Y al final, notas como va aterrizando a nuestra realidad.
Los otros cuatro concursantes, al menos aparentemente, lo
tenían muy claro y sabían que ya sólo la cultura musical, y no me refiero a
tener la carrera de piano, sino a saber de todo tipo de géneros (y en eso el
hermano de Amaia, unos años mayor que ella, ha tenido mucho que ver, mostrándole
diferentes horizontes musicales) les alejaba de la primera posición.
Porque Amaia, para los verdaderos seguidores del
programa, se ha llevado el primer puesto dentro de la Academia. Concretamente
en esas horas muertas que ella las llenaba al piano, con sus idas de pinza, en
las que viajaba hacia atrás y delante de sus recuerdos musicales.
Respecto al orden final de la clasificación, para mi
gusto, y en este tipo de lides prima mucho precisamente el gusto, sólo hubiera
variado el segundo puesto. Considero que Miriam, a la chita callando, se lo ha
ganado. Porque la gallega, de Puentedeume, ha demostrado ser un todo terreno, y
se lo han dicho los mismos profesores durante sus horas académicas. Además,
ayer, durante la gala y con sus comentarios finales, demostró que Miriam Rodríguez,
tiene la cabeza muy bien amueblada.
En mi opinión, y demostrado dentro de la Academia con los
Javis, sus profesores de interpretación, quizás tras el tirón del programa y
pasado algún año en una carrera en solitario en el circuito comercial, quizás Miriam debería de dirigir
sus pasos al teatro musical, porque la interpretación se le da muy bien.
Por supuesto que tras dar mi opinión, comprendo el
segundo puesto de una Aitana Ocaña, de San Clemente de Llobregat . La benjamina
del programa solo pudo optar, creo recordar, para el último de los casting, que
fue cuando ya había cumplido los dieciocho años.
Aitana, a la vista del
público, puede representar en gran parte lo que se lleva ahora, con una figura
muy a lo Camila Cabello, aunque el gran éxito de la cubana-estadounidense,
Havana, lo cantara en el programa, la que a la postre ha sido la
quinta clasificada (porque hablar de último puesto no sería justo), Ana Guerra,
tinerfeña de 23 años, que también tiene
el mismo perfil, pero más remarcadamente latino, con ese acento canario que
también ayuda.
Aitana, pese a su juventud, en el escenario se crece, y
nunca mejor dicho por su talle menudo (aunque muchos seguro que piensan “¡Menudo
talle!) y a lo largo del programa nos ha dejado grandes números con
tendencia a grandes parrafadas en un
inglés muy rápido y complicado.
El cuarto puesto de Alfred García, en mi opinión, es
justo, y ya anuncia que por el tipo de música que primero degusta y luego
parece seguir en el escenario, más hacia el jazz, tiene todos los boletos para
ser un cantante de minorías. Pero eso nunca ha sido malo, porque las minorías,
así, en general, suelen ser muy fieles, y además, y comprobado dentro de la
Academia, Alfred puede ser un gran compositor para otros. “Londres” compuesta
dentro del programa, y que se puede ver en “Youtube” es excelente, y estoy
seguro de que muy pronto la grabará. Es una canción que merece mucho la pena, con
un toque “diferente” a lo normalmente consumido.
Ya casi para acabar, debo mencionar al maestro de
ceremonias de todas las galas, Roberto Leal, totalmente implicado en el
desarrollo de cada gala, y siempre con la humildad y la empatía a flor de piel;
y en un segundo plano, recalcando que los importantes eran los concursantes.
Y para acabar el comentario, han ocupado un puesto muy
importante, con mucha responsabilidad del éxito cosechado, los profesores,
todos y cada uno de ellos, con un Manu Guix al frente, diseccionando los fallos
de cada uno de los ensayos, y dándoles siempre una solución. Y una Noemí
Galera, como directora de todo, derrochando un gran carácter, y siempre en el
fondo con una gran humanidad y ese toque de humor corrosivo.
Miedo me da una segunda edición, y que se rompa la magia
que ha dejado ésta.
*FOTO: DE LA RED