domingo, 3 de junio de 2018

LA FOTO, ESA MALDITA FOTO...


Ahora dice que no le gusta la foto. Después de estar esperando a la Vicepresidenta, o por la Vicepresidenta, bastantes segundos, ahora resulta que no le gusta la foto, e incluso ese video en el que se inmortaliza esa despedida de "Me alegro de que os vayáis ..."

Y es que Monedero estuvo desafortunado en las formas y en el fin, por mucho que él ahora muestre un catálogo de excusas. 

Si de algo no se puede acusar a este vecino del mundo, precisamente, no es de ser simpatizante de M. Rajoy precisamente, pero desde el primer momento que este vecino vio ese acercamiento plenamente “montado” por el Señor Monedero, porque esperó lo que hiciera falta para componer la imagen deseada, lo primero que pensó es que es mal momento para usar malas formas, agarrando de los hombros, a una mujer, y además conocida a rabiar y con mucho status; y que si le salen esas maneras, es que es muy probable que normalmente las practique en la vida diaria.   

Siempre se ha dicho que es muy importante saber perder, pero también saber ganar. Y lo de Monedero fue más un arrebato por haber conseguido lo pedido a los Reyes Magos, sin haber escrito la carta. Con una salvedad además, que ellos, Podemos, ganar no han ganado nada, por mucho que entonaran el "Sí, se puede". Porque este viernes el que se la jugaba más que el PSOE incluso, era Don Pedro Sánchez. Y quizás, como en el dicho, sonó la flauta, más que por casualidad porque todos, el resto de los partidos, con la excepción de CIUDADANOS estaban hartos del eterno "esperador" profesional.

Desde que en teoría dejó su lugar en Podemos, más que un “Outsider”, lo de Monedero parece más un remedo de “Mocito feliz”.


No siento la menor simpatía por los representantes del Partido Popular, ni por supuesto tampoco lo tendrían ellos por mí en el supuesto de que conocieran de mi existencia. Pero en el argot un poco a lo “Amanece que no es poco” una mujer es una mujer, y merece todo el respeto. Y el acercamiento de Monedero este viernes pasado fue más “aquí te presento mis poderes” que un “te jodes y bailas” por haber perdido no una votación, sino el poder. 


Ahora está diciendo Don Juan Carlos Monedero Fernández, ​politólogo, profesor y ensayista, conectando con el comienzo de este post, que no le gusta la foto con Doña Soraya Sáenz de Santamaría, pero por el mero hecho de que existe, de que es una prueba de algo que ha sido superior a su lógica. Que ha salido de sus entrañas antes de ser analizada por el político que lleva dentro. Y eso, no saldría nunca bien en ninguna foto, por mucho "photoshop" que se utilice. 

Juan Carlos, te deberías de reunir muy humildemente, si todavía recuerdas cómo se hace, contigo mismo, y darte unas cuantas collejas  por esa imperfección que has mostrado y que una imagen como la tuya nunca debiera admitir. Y si permites un comentario, porque nunca osaría a darte un consejo, alejate un poco de la primera fila, más que nada para que entre un poco de aire fresco.       

*FOTO: DE LA RED

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

sábado, 2 de junio de 2018

24 HORAS AL LÍMITE


Lo ocurrido entre ayer y hoy en la política española ha sido como montarse en una montaña rusa sabiendo que en tu unidad ni estabais cerrados con la cadenita de la barra que sirve de cinturón, ni la puerta encajaba.

Ha sido como vivir peligrosamente pero con un final, por ahora, bastante feliz, sobre todo con los que temíamos que ya con abrir incluso la puerta del frigorífico nos íbamos a encontrar con Don Mariano Rajoy dentro diciendo eso de: Es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”.

La verdad es que esa frase, bien pensado, tiene mucho de la política de Rajoy, parece una cosa, aunque ni entre nosotros mismos, el pueblo llano, nos pongamos de acuerdo qué parece, y seguro que es otra cosa. 
Especialmente en lo que respecta a ayudar a los de siempre, aprovechándose de los de siempre.

Ya sé que si me  estuviera leyendo Rafael Hernando, primero diría que es mero populismo, su palabra-insulto comodín, y luego seguiría con un tren de improperios mientras hace ademán de estar perdiendo el tiempo, porque los que le llevan la contraria parece que siempre le hacen perder el tiempo, por aquello de que además les tiene que enseñar lo que vale un peine. Y en política, de eso, de lo que vale un peine, se debe de venir aprendido.

Bien pensado, lo de hoy, la marcha de Rajoy, y consiguientemente, de un PP todavía más desorientado que la cabeza de la niña del exorcista, ha tenido mucho de orgasmo, para los que ya estábamos hartos de un partido, el popular, haciendo aguas por todas partes, pero que estaban dispuestos, eso parece, a que nosotros fuéramos los primeros en ahogarnos.

Y ahora, tras el orgasmo y unos cuantos pitillos después recordando el momento de la caída de una manera de mandar con guantes para intentar no dejar huellas, convendrá ponernos el mismo chip de siempre para que si van mal las cosas con Pedro Sánchez, al menos no nos duela, como siempre también.

Siempre se ha dicho eso de que “las obras de Palacio van despacio”, pero este vecino al menos, por ahora, se conforma con poco, con sentir que el barco donde vamos todos parece coger un rumbo determinado y firme, y se nos vaya informando de cada escala, para saber, más que nada, de lo que nos depara el camino. Y eso sí, menos políticas del miedo, de presentar a los demás como hombres, y mujeres, del saco.

¿Un miedo de todo lo visto en apenas 24 horas? Que los que se van, y además tan rápido, tienen la sensación y lo dicen abiertamente, que lo que dejan atrás es suyo, y que los que vienen ahora, a hacerse cargo de la trayectoria de nuestro viaje, no son verdaderos patriotas. 
Por cierto, cualquier día de estos, nos ponen un examen de patriotería. ¿Y el precio de la matrícula? Al nivel de los masters de Doña Cristina Cifuentes.

*FOTO: DE LA RED

martes, 29 de mayo de 2018

CUANDO LA MUERTE NO SE HACE NOTAR...


Escrutando los periódicos digitales de hoy buscando una noticia diferente y que sin duda pueda pasar desapercibida por su aparente pequeñez, pero que pueda dar, a un mismo tiempo, para un largo pensamiento, o como se diría en el argot periodístico, diera para un “editorial”, me encuentro en un segundo plano en El País: “Hallado en Valencia el cadáver momificado de una anciana a la que nadie echó en falta en cuatro años”. 

A destacar, antes de nada, que es una noticia que desgraciadamente se está repitiendo cada vez más, en una sociedad más longeva y solitaria.

Ya si al mero hecho de fallecer alguien que siempre tiene mucho de tristeza, le añades el factor soledad, tienes un panorama desolador. 

Nunca quieres la muerte, irónicamente es ley de vida, pero mucho menos separado de todo el mundo, bien porque la vida es así, y no te queda ningún familiar, o porque en algún momento, quizás, tu actitud te fue separando de todo el mundo…

En la noticia se dice que “Una portavoz de la Policía Nacional (es de agradecer que en estos momentos en los que se hace campaña por todo, no nos hayan martirizado con lo de “portavoza”) ha indicado que el aviso lo dio este lunes por la tarde un vecino que salió a limpiar el deslunado —el pequeño patio interior que sirve para iluminar y ventilar las casas en los barrios marítimos valencianos— de su vivienda y vio que en el inmueble contiguo había ropa tendida que parecía llevar años colgada. Cuando se fijó mejor, observó también unas piernas tumbadas en el suelo a través de la ventana de la cocina”.

Parece ser que el cierre, casi hermético de la vivienda, contribuyó a encontrar el cadáver momificado, y consecuentemente, evitándose el hedor que en otro momento pudiera haber alertado a los vecinos.

Me han dado mucho que pensar también dos pequeños detalles que se puede desprender de lo leído siendo un poco malote, y que en un primer lugar me llevaría a ensalzar la aparente falta de cotilleo de un edificio en el que no se eche en falta a alguien por mucho que no se relacione con nadie. Es más, debían de estar convencidos de que se debía de haber mudado de lugar.

Y el otro detalle que le da al ojo a este vecino del mundo, es que en cuatro años sea la primera vez que se limpia ese patio.

Este vecino del mundo es mucho de sensaciones repentinas, y quizás como consecuencia del muy reciente fallecimiento de Don Antonio Mercero, y con él quizás todavía en la piel, lo primero que le ha venido a la mente tras la noticia, es la imagen de un López Vázquez aterrado en “La cabina”. La pequeñez y fragilidad de una simple vida ante el “todo” que te rodea.

Y mientras una cabina es una especie de pecera en la que todavía se puede distinguir si hay vida en su interior, la frialdad de unas casas encaladas, como es el caso del escenario donde ha ocurrido el hallazgo  (y que a este vecino, dicho sea de paso, le parece precioso y digno cuando menos de ser inmortalizado en un cuadro) nunca delatarán la tragedia que puede esconderse en su interior.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 26 de mayo de 2018

YA LO DICE LA EXPRESIÓN



Este fin de semana tengo un gran festejo familiar, y en circunstancias normales ya estaría preparando el terreno, y que se me entienda, comidas suaves y en cantidades para modelos de Pasarela Cibeles en sus momentos, según se decía, más estrictos, porque beber alcohol nunca lo hago. ¿Propósito? Que este  domingo fuera una especie de apocalipsis de delicias comibles y bebibles, y en el que el cinturón sólo estuviera atado las primeras décimas de segundo en el maratón de lujuria culinaria.

Pero, el entorno, no colabora. O en otras palabras, hoy más que nunca se puede decir eso tan español de que “el horno no está para bollos” y si miras metafóricamente hacia arriba, como en aquellas películas del oeste de los setenta, no encuentras esperanzas, sino a buitres, como en “El oro de MacKenna", pero sin canción de José Feliciano que alegre el desaguisado. Tienes la extraña sensación de que tu país está incluso peor de lo que crees.

Entre unos y otros se ha practicado la contradicción permanente, una mezcla de que “viene el lobo, viene el lobo”, y "somos la maravilla de occidente" – cómo nos admiran/envidian todos los demás países europeos.

Pero ahora, de nada valen las excusas, ya es oficial, y dictado bajo sentencia jurídica: gente del partido popular en su momento instaló la mayor fábrica de choriceo a escala nacional, y con ramificaciones internacionales. Y ya los “populares” de ahora, por mucho que se pongan de perfil, o digan que no saben alemán, y que Gürtel les viene lejano, cualquier día de estos tienen el logotipo de su partido en El libro de los récords de Guinness.

Y mientras, el resto de partidos son incapaces de juntarse, olvidándose de las posiciones que tienen en el panorama electoral, para intentar adecentar un poco nuestra casa común. Quizás, en lugar de “vigilar” a los vecinos portugueses solo en cosas eurovisivas, deberían de haber tomado nota de cómo se arregla un país.

A lo mejor nos sobra orgullo de clase, y carecemos de algo que incluso tiene un coche del más ínfimo modelo: freno y marcha atrás.

*FOTO: DE LA RED
 IDEA: PATXIPE


jueves, 24 de mayo de 2018

EL DEMONIO Y EL SELFIE



En estos tiempos en que nos levantamos creyéndonos ya con poderes de futurólogos porque sabemos que hoy también nos vamos a enterar de algún que otro corrupto de campanillas, y que por eso nos sentimos curtidos en todo tipo de infortunadas sorpresas, una simple foto puede actuar, nos decían en nuestra infancia allá a principios de los sesenta, como un "soplamocos" que puede hasta remover tus fantasmas del pasado. Y es que ya está comprobado que a los selfies también los carga el diablo.

Hoy en Twitter he visto primero un fotograma de un selfie cuyo original era un corto video, y luego tras indagar un poco, he verificado la estupidez al completo, y comprobado, una vez más, cómo te puede cambiar la vida de un segundo a otro, especialmente si tienes uno de esos días, y voy a ser irónico, en que tu ángel de la guarda está un poco despistado. Lo ocurrido en el video, al parecer, no ha llegado a mayores pero el protagonista ya debería tener la sensación de que está viviendo una prolongación de su vida.

La gesta estúpida debió de ocurrir a finales de enero de este año, en el que un joven de la India siente la imperiosa necesidad de hacerse un selfie mientras se acerca un tren, me atrevería decir de esos de corta distancia. Aunque tratándose de la India, cortas distancias a lo mejor se consideran también los mil kilómetros.
Como mínimo el joven debe de tener incrustada a modo de tatuaje en su mejilla derecha parte de chapa y pintura de la máquina del tren, y esperemos que se le haya “pegado” al mismo tiempo un poco de juicio para el resto de su vida.

Y a este vecino le ha dado por pensar la cantidad de gente que ya ha visto irse quedando en el camino desde la más tierna juventud, por cosas, o por causas, que se veían venir, como malos hábitos por mucho que se disfrazaran de modernez muy moderna.

Los setenta/ochenta fueron muy crueles. Pertenezco a un pueblo guipuzcoano en el que durante mucho tiempo tuvo reflejado en cifras a nivel mundial un alto porcentaje de caídos por la droga, ya que fue una cuadrilla entera en un pueblo más bien pequeño que compartían algo más que sustancias, y las estadísticas siempre tienen mucho de frialdad.

Y lo más triste es que tú te ves envejeciendo cada vez que te observas en el espejo, y compruebas tu trayectoria cambiante, pero los recuerdos de aquellos que ya no están siempre vienen vestidos de caras jóvenes y sonrientes, cada día un poco más ajadas y claras, eso sí, por el paso del tiempo. Y en momentos que como hoy, parece que me ha pillado un poco flojo, hay recuerdos que te golpean con la frialdad de aquella situación, y aunque tú, protagonista de tu historia, sigues vivo, quizás por eso mismo, te sientes un poco culpable por vivir, aunque sólo les conocieras de vista.

Ser inmortal, siempre que solo lo fueras tú, si lo piensas un poco, tiene que ser el peor de los castigos: una continua sensación de déjà vu,  y los demás preguntándose al verte “¿Éste de dónde viene?”. Y lo peor de todo, ya que se puede entender de todas las maneras: ¿Quién le ha dado vela en este entierro?


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED



miércoles, 23 de mayo de 2018

UN MILAGRO EN DOS IDIOMAS



¡Hay algo que me he perdido!

Leo con profusión de detalles, y en varios periódicos digitales, que se descubre el gran misterio de Michael Jackson en su número de baile del "Smooth Criminal", ese en el que se inclinaba unos 45 grados. Y que al parecer muchos se pensaban, al final no dejamos de ser bastante inocentes, que lo hacía por lo buen bailarín que era. 

El truco, se dice ahora, que estaba en el tacón de sus zapatos que tenían un hueco en forma de “V” que se enganchaba con un tornillo que estaba anclado al suelo.

Y leo también que el logro fue de su grupo de colaboradores que a comienzos de los noventa consiguió el efecto.

Ni entro ni salgo, pero vuelvo a repetir: Hay algo que me he perdido, y voy a hacer un poco de historia, que no es lo  mismo que contar una batallita, porque este vecino del mundo aunque ya tiene una cierta edad, tiene sentido de la mesura y, especialmente, del ridículo.

A mediados de los sesenta, en la única televisión que había entonces, los jueves, creo recordar, por la tarde, se daba un programa dedicado a los niños que se llamaba “Antena Infantil” y que con el tiempo derivó en “Los Chiripitifláuticos”. Los personajes fundadores eran: Valentina, El Capitán Tan y Locomotoro.  Después vinieron otros como el Tío Aquiles, y Los hermanos Malasombra.

De los tres personajes originarios, Locomotoro era el más querido y admirado, quizás porque incluso a nuestros ojos de niño era el más infantil y un poco revoltoso. Y entre las cosas que hacía, se inclinaba exactamente igual que muchos años después lo hizo Mr. Michael Jackson.

Ahora lo que voy a comentar son elucubraciones de este vecino que está totalmente seguro que es así, aunque carece de pruebas.

El personaje de Locomotoro estaba encarnado por un actor (aunque dejó las tablas a comienzos de los setenta para dedicarse al negocio inmobiliario), Paquito Cano, que todavía vive, y que acaba de cumplir el mes pasado noventa años. Sus comienzos fueron la zarzuela y la revista. Y creo, ésta es mi opinión, que en algún momento de sus comienzos aprendió ese truco, que ya lo hizo, por ejemplo, y adjunto imágenes al final de este post, en una escena de la película "Esa pareja feliz" de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, de 1951, que no deja de ser un número de revista de lo que él era experto. Por supuesto no hace falta decir que Paquito Cano en la escena adjunta es el novio bailarín.

No sé cómo va el asunto de las patentes, ni si el grupo de colaboradores de Jackson lo llegó a patentar. Es más, también estoy convencido de que el efecto tampoco era de Don Paquito Cano, sino de trucos que aprendían los comediantes de la época. 

Antes de terminar y para los todavía incrédulos, aunque en la escena de la película ya se vé al actor en plena inclinación, en las muchas veces que lo hizo como Locomotoro, el efecto era el mismo que hacía el cantante americano, pasaba de andar a inclinarse sin apenas margen de tiempo; eso sí,  con menos ínfulas y envoltorio mediático.

Siempre pasa lo mismo, cuando algo se traduce del inglés al castellano parece que queda en nada. Solo que esta vez, el "truco" en castellano, pasa a "milagro" en inglés. Y es que ya se sabe, los americanos siempre han sido como niños.


*FOTO Y ESCENA: DE LA RED

martes, 22 de mayo de 2018

REVISITANDO TOLEDO


Lo de Willy Toledo y su citación para hoy, pero por la huelga judicial se ha trasladado al 28 de Junio, por defecar en lo más sagrado, puede taladrar el buen gusto y las formas, pero no debería de ir más allá, a no ser que digamos eso de “con la Iglesia hemos topado”. 

Sin embargo, una institución que tampoco está pasando por sus mejores momentos con los “presuntos abusos a menores” tampoco debería ser quien pusiera el límite de lo decoroso. Porque si el horno estuviera para bollos, y el tema para chistes, es curioso que teniendo en cuenta que siempre se ha dicho que Dios, el jefe de esa institución, está en todas partes y lo ve todo, de los presuntos abusos nadie ni viera ni sepa nada.

Hoy me he enterado que el Señor Guillermo Toledo, Willy más que para sus seguidores para sus críticos, que así poco a poco van limando la poca reputación que le queda, tiene 48 años. Por lo que es más que posible que todo el que piense que el actor disfruta con ser siempre la nota discordante en el concierto de las buenas maneras, esté más que confundido, porque está, y ya me lo perdonará él que se lo digo con cariño, más que "cascadete", y lo dice este vecino del mundo que además de ser más viejo que él, tampoco se caracteriza por parecer un “yogurín”. Porque la incomprensión, al menos desde su punto de vista, y el estar vetado en la mayoría, por no decir todos los canales de televisión, no le debe de facilitar el comenzar un nuevo día con aspiraciones renovadas.

Trabaja, y no es el fin de este post defenderle, porque en su día varios jóvenes actores, crearon el grupo de teatro “Animalario”, porque lo demás prácticamente estaría lo que se dice “viéndolas venir”.

Me ha parecido un gran detalle que Javier Bardem, y por supuesto todos los demás actores y amigos, se haya personado en la rueda de prensa, porque no hacía falta ni que hablara, ya que como en muchas de sus escenas cinematográficas, con su sola presencia da verdaderos parlamentos. A destacar el lugar de la comentada rueda de prensa, teniendo además en cuenta  la razón por la que le intentan procesar: una iglesia de Vallecas, con el correspondiente permiso, por supuesto. Los artistas, y Guillermo lo es con creces, siempre cuidan mucho los detalles y la ambientación...

Que el Señor Toledo es una china en el zapato del poder está más que claro; que con su actitud muchos pueden meditar todo lo que actualmente está pasando en nuestra España más de chirigota que de ser admirada, también, y eso seguro que no le gusta al poder, esté donde esté. 

Bien pensado, y sin abandonar el mundo del teatro en el que Guillermo Toledo es un maestro aventajado, lo que está pasando con su caso tiene mucho de “Las brujas de Salem”. Y se le quiere meter en la hoguera de la cárcel porque muchos dicen ver el demonio de los rojos en él.
Lo de Willy, Guillermo o Señor Toledo, huele mucho a caza de brujas de los cincuenta en Estados Unidos. Y al final solo le quedaría escribir guiones u obras de teatro bajo seudónimo.

Lo más vergonzante es que tampoco ha sido la Iglesia la  que ha denunciado al Señor Toledo sino la Asociación de Abogados Cristianos, que seguro que estarán en su derecho, lo mismo que estaban en su derecho cuatro ministros del gobierno de Rajoy (la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, y el de Justicia, Rafaél Catalá) a cantar “El novio de la muerte” ante el Cristo de la Legión durante esta pasada Semana Santa en Málaga, pero tampoco se puede negar todo derecho al pataleo, más cuando en teoría estamos en un estado a confesional.

"El caso Willy Toledo” te caiga bien o no la persona o el personaje, es de los que te hacen pensar en ese celebre dicho de “cuando veas las barbas de tu vecino pelar…”. Y nosotros, por ahora, y que se me entienda la ironía del texto, nos podemos pegar un juramento porque estamos en el terreno de los “no conocidos”, porque ya por “Twitter” sería prácticamente imposible hacerlo, por esos aires de lo políticamente correcto que nos inunda por todas partes.

Al final, y es en el fondo de lo que habla un señor como Guillermo Toledo, de nuestra democracia solo está quedando la acepción que hace muchos años daba en su Diccionario, que se hizo muy famoso, Don José Luis Coll, y es el de “demos gracias”. Y quizás sea eso, que todavía debemos de dar gracias por poder hacer unas cuantas cosas sin salirnos de lo permitido.

Todavía estamos a tiempo para hacérnoslo mirar, y revisitar la figura de un Señor Toledo que puede estar menos confundido de lo que muchos se empeñan en proclamar.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 17 de mayo de 2018

UN POST HÚMEDO




Todos hablando del casoplón de Pablo e Irene, o del Señor Iglesias y la Señora Montero para los más despistados, y mientras la casa de todos hecha unos zorros.

Los que conocen las tendencias de este vecino del mundo, y que nunca se ha encargado de tunear o disimular, estarían esperando este post húmedo, porque es de los que mojan hasta calar los huesos, o en otras palabras, provocan hacerse un selfie de ideas y alma.

El problema no es que Iglesias y Montero, rojos hasta decir basta, han hecho lo que criticaban a otros de derechas del centro; sino que éstos, esos que no sabían ni qué coches tenían en su garaje, y mucho menos su procedencia, nunca han presentado sus cuentas claras porque siempre han mirado a los demás desde arriba (con auto-videos caseros con “que no me voy, que no me voy a ir”). En cambio, Pablo e Irene, sabedores de la que se iba a montar, ya han explicado de antemano lo de la hipoteca a treinta años, y  enseñarán sus huchas cualquier día de estos.

Desde el punto de vista de este vecino, la verdad es que es bastante arriesgado, entre otras cosas confiar que una relación dure más de treinta años, y que sigas siendo diputado. Pero, bien pensado, en el caso de que las cosas fueran mal para ellos, para la pareja, siempre habrá alguno de derechas de los de toda la vida, por ejemplo, al que le ponga cachondo comprar el ex-nidito de amor de unos bolivarianos (venidos a más o a menos, según puntos de vista) , porque seguro que además encontrarán habitaciones llenas de pizarras con esquemas e ideas para conquistar el mundo.

Sin embargo, y hablo desde los años, pasados los sesenta, que uno ya tiene, nadie habla de lo juiciosa que ha sido la elección del chalecito para unos, del casoplón para otros.

Y es que la casa en cuestión, y nadie parece haber reparado en ese pequeño detalle, SOLO tiene planta baja. Ignoro, y creo que nunca lo sabré ya que es difícil que me lleguen a invitar (porque luego, además, les tendría que invitar yo, y no es plan, porque en mis sesenta metros de hábitat no puedo meter una piscina), si tiene algún peldaño dentro, pero con los años te das cuenta de que a las escaleras las carga el diablo.  Y si al principio parece molar una casa con escalinatas al estilo “Lo que el viento se llevó”, con el tiempo te das cuenta de que una “Escarlata Ojara” entrada en años y con artrosis hubiera dimitido de ser una heroína y se hubiera mudado incluso a un hotel de dos estrellas, pero con ascensor.

Por si la experiencia no nos lo hubiera dejado claro, y ya para terminar,  todos vemos lo que queremos ver, y los años acumulados todavía nos lo irán recalcando más.

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martes, 15 de mayo de 2018

MATANDO MOSCAS...



Los más viejos del lugar  conocen esa expresión de que “cuando el diablo no sabe qué hacer mata moscas con el rabo” y este vecino mientras vagaba /divagaba por periódicos digitales esta mañana, ha llegado a la conclusión de que es, siempre se ha dicho además, obligación de los jóvenes ser de izquierdas, y que la vida ya te va poniendo en tu lugar, y a medida de que ya tienes algo que proteger, te vas volviendo de derechas, de los de toda la vida.

Y con el diablillo todavía dentro he seguido matando moscas, y he llegado a la conclusión de que en nuestros días, Jesús, el hijo del carpintero, ahora, en una boda, para quedar bien ya no multiplicaría ni los vinos ni los peces, sino que empezaría a regalar el milagro de moda, los masters de universidades varias  que se ciñen a tu cintura laboral para cuando vengan mal dadas. De tal manera que para cuando se termina el ágape, quien más, quien menos, ya tiene conocimientos de economía y derecho, al menos es lo que constara en el papel de marras que les sería entregado al final de la comilona.

Me imagino que los tres de Oriente para estas próximas Navidades ya estarán preparando también, a modo de Kit de supervivencia para viejos políticos, los tres mejores masters que les servirán para volver a su vida laboral junto con otra colección, esta vez, de tarjetas black para regalar desde un liguero negro a sus colaborador@s más cercan@s a una colección de viejos vinos incunables.

Por cierto, como regalos estrella para independentistas de nuevo cuño, he oído que Los tres de Oriente (suena a nombre de grupo rumbero oriental) ofrecerán todo tipo de viajes a Alemania, con audiencia concedida por El Gran Sabio, siempre en Hoteles de Super-Lujo, y garantizadas habitaciones en amarillo orgasmo.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 13 de mayo de 2018

SOBREVIVIENDO A UN FESTIVAL



He tardado en escribir este post por tener que volver de donde me ha enviado el shock sufrido tras la gala del Festival de Eurovisión.
Lo tenía que haber previsto pero, al parecer, a pesar de las muestras de todo que tenemos un día sí  y el otro también, este vecino del mundo no escarmienta.

Así de primeras, y mientras me limpio las últimas heridas con agua oxigenada, he de confesar que sigo creyendo en los Reyes Magos, por aquel punto de inocencia que siempre es bueno mantener, pero ya no creo nunca más en el Festival de Eurovisión.

Con muestras en todas partes de que nuestro mundo está corrupto, incluso en el mundillo de los Premios Nobel, me piden que me crea, después del thriller-pa-ná montado para recibir las votaciones del jurado de cada delegación que participa en el festival, que ese montón de votos que se añade a muchos de los países, y que tenemos que creer, con buena disposición por nuestra parte, que está legalmente contrastado que son de su padre y de su madre.

Desde que se quitó, hace ya muchos años, la orquesta en directo, el Festival ya tiene mucho de prefabricado, y está a dos décimas de ser un festival de videoclips. 

Viendo ya la puesta en escena del primero de los países en tomar parte, Ucraniacon el cantante-vampiro siendo sacado de una especie de ataúd y con unos escalones que se prenden fuego, no tuve más remedio de acordarme del recientemente fallecido Reyes Abades, al venirme la idea de que iba a presenciar un concurso de efectos especiales.

La cosa, el festival, tuvo sus cosas de hacérselo mirar:
Reino Unido sigue integrado en el Festival de Eurovisión, mientras quiere abandonar la Unión Europea.
Israel, que además, va y gana, cantando un himno contra el “Bulling” (maltrato) mientras tiene más más que sus menos con los palestinos.
La mayoría de los países, eso ya viene de siempre, se vota en vecindad, mientras que a España se le trata siempre como a un mal vecino, y no le dan ni un poco de perejil los que le rodean geográficamente.

Mi sufrida, La Nuri, se preguntaba, y tiene más razón que una santa, al ver el reparto de votaciones, dónde se encuentran todos esos españoles por el mundo que no nos votan. Y este vecino ya previendo lo que se venía encima con la voz más seria posible le contestaba: -Cari, si están desperdigados por ahí, no pueden tener un buen recuerdo de esta España que les obligó a irse.

Este vecino, mucho tienen que cambiar las cosas, para que vuelva a ver otro Festival de Eurovisión donde ya no es que se nos maltrata, sino que siendo uno de los países que más paga por un festival de televisiones, algún comentarista extranjero todavía se permite la boutade de poner en duda el amor de nuestra pareja cantora, y dice que si tenían un calentón, en lugar de subirse al escenario, lo suyo hubiera sido buscar la habitación de un motel y encerrarse en él. Como defensa propia he de confesar que lo primero que pensé  era que en España se deberían de separar más los hoteles de sus piscinas en la zona de Magaluf… Por aquello de “ojo por ojo”.

Y si todo esto fuera poco, aquí también hemos tenido que soportar “el fuego amigo” con periódicos digitales que describen lo de ayer como “Unos cantantes de mierda: Amaia y Alfred quedan los 23º en Eurovisión”. Y eso que Eduardo Inda, el director de ese diario, nacido en Pamplona, como Amaia, algo de simpatía por ella pudiera sentir...

Por cierto, y ya para terminar por hoy, he tomado la determinación que antes de meterme nuevamente en Twitter y leer diarios digitales por internet, me voy a poner un casco blindado y chaleco antibalas. Hay que informarse, pero seguro, más que nada para luego poder contarlo.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 12 de mayo de 2018

DÍA DE DOS TEMPERATURAS



                                                   Ortuella, 12 de Mayo, 2018

Muy buenos días a todos,

(Hoy no sé por qué pero me ha apetecido escribir este blog a modo de carta.)

Aunque desde la ventana en Ortuella, Vizcaya, no da muchas ganas de salir a la calle, a pesar de que son las fiestas patronales, hoy, 12 de Mayo, no parece un día aconsejable para andar, cuando menos, despistado por aquello de que te manguen la cartera.

Día de dos temperaturas: lo que hierve en la política catalana, un trampantojo de crisis humanitaria disfrazado de presidenciable, y la Final del Festival de Eurovisión, aplacando el hartazgo mayoritario de todo.

Personalmente, este vecino del mundo, como en toda película que se precie, prefiere que ganen los “buenos”. Y en este caso serían Alfred y Amaia, que no tienen la culpa de nada, a pesar de que el novio haya regalado a su novia un libro de título, para muchos, desacertado. Pero, viendo el lado positivo, al menos los novios saben leer… La canción, “Tu canción”, una de esas que son tan pegadizas, aunque sabes también, que a partir del quinto pase puedes sufrir un ataque de pánico y mareos varios.

Pero puestos a morir, entre una canción romántica y un estado republicano por cojones, prefiero quedarme con una pareja que sabe de música más de lo que hoy les van a dejar demostrar en el escenario. Y, bien pensado, una oda a la juventud y a la esperanza.

Quizás lo de escribir hoy en formato de carta, venga por ese aroma a ayer que se respira cuando se recuerda al Festival de Eurovisión, y por ese mayo en el que estamos inmerso y que siempre recuerda a aquellas luchas estudiantiles en París de hace, precisamente, cincuenta años. Y que este vecino, desde sus doce años de entonces, recuerda las noticias desde el único Telediario que era posible, o imposible, en la televisión española de una vida en blanco y negro.

No conozco al presidenciable catalán Quim Torra, como casi nadie, pero ya venir precedido de frases del calibre de “Cataluña vive en una crisis humanitaria” es como contemplar un futuro a lo Mary Poppins, temiendo que cada vez que hable El President tengamos que cuidar la porcelana, porque la estructura de nuestros hogares va a temblar.

De todas maneras, una lluvia como la de hoy, en portugués, en catalán, o en castellano, que no agüe, y nunca mejor dicho, nuestras ganas de vivir.

Saludos siempre, y que nunca se nos congele nuestra sonrisa.

viernes, 11 de mayo de 2018

CUANDO LAS APARIENCIAS ENGAÑAN...



¡Nunca me había ocurrido!

Alguna vez, tras varios días de silencio, algún@ de mis lector@s me había contactado para mostrarme su preocupación por mi silencio. Hoy, sin embargo, la situación me ha superado.

Tras seis días sin ningún artículo en mi blog, hoy se ha puesto en contacto conmigo, por decirlo de alguna manera, “el robot” que lleva el control en Facebook, diciéndome que se me echa de menos.
Y la verdad, que algo no corpóreo te eche de menos, te puede hacer sentir, cuando menos, una especie de “yuyu” más cercano al más allá, que al más acá. E inmediatamente me ha hecho recordar la noticia que se ha dado estos días en los medios, de ese robot de Google, robot de voz por decirlo de alguna manera, que ha pasado la prueba, con su inteligencia artificial, llamando a una peluquería y cogiendo vez para un día y hora determinado. En ningún momento se notaba que era “sólo” una voz; por lo que hay momentos en los que se demuestra que las apariencias sí engañan.

El problema verdaderamente vendrá, al menos para mí, el día que se descubra, como bloguero o blogger que me considero, que ya hay bloggers que son robots. Aunque bien pensado, algo de eso debe de haber ya, en esa clase de blogger que se ofrece a todo tipo de empresas, y bajo la condición de “disfrutar gratis de sus productos” ya tiene su buena opinión comprometida.

El gorroneo, como se dice en mi pueblo, ha existido siempre, y existirá. Solo cambia la capa de maquillaje externo, o en otras palabras, el cómo se venda una opinión.

Y si no, lo tenemos más que fácil en el ejemplo ahora mismo. Mañana es la Final del Festival de Eurovisión, y estos días se está comprobando que para ser algo en esto del mundillo de la opinión, profesional u amateur,  el que no corre vuela, y el que ya no está en Lisboa, o Portugal como mínimo, con cara de entendido en Eurovisión, no venderá nada de nada. Y al que le ha pagado de alguna manera RTVE, su estancia u entrada al Festival, no va a tener los santos pelendengues, ya se me entiende, de poner a parir a la mano que le da de comer, o de sestear.

En A TROCHE Y MOCHE no tenemos ese problema. En su momento, con la crisis, tocamos fondo, y aprendimos a vivir con lo mínimo. Y todo lo que no sea totalmente necesario ya nos pone nerviosos, más que nada, con la cara del Señor Montoro al fondo.

Además, y ya para terminar, el poder dar tu opinión libremente, pero procurando no faltar a nadie, que para eso existe la ironía, te da una felicidad/tranquilidad, que es mejor no comentar. Más que nada, para que el gobierno de turno no se ponga las pilas e intente sacar tajada de ello.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 5 de mayo de 2018

...Y LA TELEVISIÓN SE PUSO BIGOTE



Hoy es uno de esos días que dices “No sé por qué me he levantado”.
Porque nada más despertarme, 8:35 horas, y poner el programa de Pepa Fernández, Hoy no es un día cualquiera, en Radio Nacional, nos ha golpeado con la noticia de que Don José María Iñigo acababa de fallecerMe he quedado sin habla, pero lleno de recuerdos. 

Iñigo de 75 años, ha sido, y se dice fácil, todo en nuestra televisión cuando era una y grande. Su bigote, casi bigotón, trajo aires de modernidad a una televisión que con él comenzó a vigilar lo que se llevaba en el extranjero.

Si tenemos que dar tres nombres que han significado mucho, modernización incluida de nuestra tele, sin duda uno de ellos sería Iñigo, fichando lo mejor para sus programas. Los otros dos, y no precisamente en orden de importancia, y para este vecino del mundo serían, Don Valerio Lazarov y Don Chicho Ibañez Serrador.

Aunque Don José María, Iñigo para siempre, es de todos nosotros, él, y especialmente en las distancias cortas, siempre ha ejercido, y lo era, de bilbano.

En un programa de Euskal telebista supimos por su boca, que él nació y vivió hasta su juventud en el bilbainísimo Teatro Arriaga. Creo recordar que su padre era, por decirlo de alguna manera: “eléctrico-técnico de luces”. Y que su  interés por el inglés, lenguaje, le hizo ir abriéndose miras, para primero hacer sus pinitos en alguna emisora bilbaína, hablando de música, y así poco a poco tras un tiempo en Londres, se afincó en Madrid, convirtiéndose en uno de los críticos más serios de la música de los sesenta, antes de dar el paso a la televisión como presentador de programas inolvidables como Directísimo, Esta noche … fiesta, Fantástico.

Sus programas de aquella época eran de corte similar a los americanos, y que atrapaban al televidente, actuaciones musicales con lo último de lo último, entrevistas a personajes famosos alternando con ciudadanos desconocidos pero llenos de anécdotas o cosas curiosas que contar.

Si nos piden un recuerdo de la televisión en blanco y negro, para la mayoría, siempre nos acordaremos de aquel Uri Geller, el mentalista, y siempre alguien cercano nos dirá que vio alguna cucharía doblarse o reloj averiado que empezaba a funcionar.

Iñigo es un ejemplo claro del renovarse o morir. Ha hecho de todo: crítico de música, presentador de televisión, crítico gastronómico, revistas de viajes. Colaboró en alguna película musical como “Un, dos, tres, al escondite inglés”, en 1969, y treinta años después en “Muertos de risa”, de Álex de la Iglesia. Y como nunca le importó arriesgarse, en 1975 encabezó el reparto de la película, de las que se llevaban entonces, “Terapia al desnudo”, de Pedro Lazaga, junto a Carmen Sevilla y la por entonces conocida María Salerno.

Ha estado hasta, muchos años después evidentemente, en la isla de los Supervivientes presentando in situ el programa. Por cierto, y muy pocos sabrán: Trabajó en el circo, en un número con elefantes, y de ahí que tuvo que sacar el carnet de domador, cosa que comentaba de vez en cuando en los programas en los que colaboraba, que todavía lo conservaba.

Iñigo, en cierta forma, al ser, a su manera, un fenómeno de la naturaleza, debería de haber sido declarado: Bien de Interés Cultural, aunque quizás en su modalidad de “andante”. Hay que tener en cuenta que ha sido "un muy conocido" durante más de cincuenta años; sin poder pasar desapercibido, ni dar un paso sin que nadie le dijera nada, por lo que se le podía perdonar esa poquita mala leche que de vez en cuando mostraba.

Es una pena que nos abandone, así de improviso, sin tiempo a prepararnos para su pérdida, porque si no tontos, desde ahora vamos a ser un poco menos sabios.

Descanse en paz Don José María Iñigo. Te queremos, y mucho.

*FOTO: DE LA RED


viernes, 4 de mayo de 2018

¿EL HUMOR COMO ANTÍDOTO?



Acabo de sentir una experiencia singular. Me ha llamado por el telefonillo del portal la cartera de Correos para decirme que tenía un paquete para nosotros, y que por favor bajara a recogerlo. 

Llevaba despierto una media hora y la pinta era muy parecida a la de José Sacristán, creo recordar, en “Solos en la madrugada” cuando el personaje de Emma Cohen le dice: “No sé si acostarme contigo o cantarte una saeta".

Al vestirme, en menos de un minuto, he creído sentir lo mismo que una estrella famosa de los musicales cada vez que tiene que hacer un cambio rápido de vestuario. Y aún me ha dado tiempo para pensar mientras bajaba en el ascensor, la suerte que tengo de no vivir en el Empire State un día de esos en que no funcionan los ascensores.

Pensareis que tengo humor, y ahora voy a usar una expresión que se está generalizando, y que odio porque creo que es traída del inglés (y a "esos" ni agua, que ya se encargan ellos de servirse de todo lo que quieren), y además no es cierta, de buena mañana. ¡Y no lo tengas!, porque vas a estar traumatizado todo el día.

La verdad es que mis diez primeros minutos de hoy, "cara al público", por decirlo de alguna manera, hubieran podido estar firmados por un Rafael Azcona en buena forma.

Ya aprovechando que había tenido que bajar a la calle, he comprado el pan, que apenas voy a utilizar por estar en régimen perpetuo. Y hablando con el que lo expide, porque en la mayoría de los sitios ya no son panaderos, panaderos, me ha dado un truco para poder comer poco, el aconsejante perdió en su momento 25 kilos, que no los ha vuelto a recuperar.

Media hora antes de cada comida, bebe un vaso de agua templada”.

Según el casi panadero, se te quita el hambre. Al oír el truco, no me digáis por qué, lo he asociado al chiste del paciente al que le acaban de decir que le queda poco tiempo de vida y le pregunta a su doctor si deja de fumar. Y el galeno tras pensárselo un poco le dice tajante: Sí, porque así se le va a hacer más largo.

Por cierto, y ya para terminar, si mis diez primeros minutos han sido así, hoy el día promete.

Al final tendré que agradecer a los políticos de turno, el ser como soy como estrategia para vivir, no sé si más, pero menos amargado…

*FOTO: DE LA RED


martes, 1 de mayo de 2018

LA VIDA EN MONÓLOGOS (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)



Llevo un tiempo, puede que sea la edad, en que me apetece revisitar películas más que hacer experimentos con gaseosa y celuloide nuevo, aunque también lo haga. Y hoy he tenido una grata sorpresa al ver de nuevo una película que en su momento, al tener muchas ganas de verla, con un Tom Hanks en la cresta de la ola tras su gran éxito “Big”, en gran parte me defraudó.

Bautizada en España como “Lo que cuenta es el final” su título en inglés “Punchline” da más idea del asunto de la película. Ya que bajo esa palabra,  se encuentra la parte final de un chiste, momento  en el que ya estallas de risa. Con un guion y dirección de David Seltzer la historia te engancha de principio a fin, aunque terminarás con un cierto desasosiego e incomodidad.

Todavía no había entrado en España ese furor que ahora muchos tenemos por los monologuistas. Lo más parecido que habíamos tenido era el recordado filósofo pegado a un casco y a un teléfono, llamado Don Miguel Gila. Y la historia del film, con un Tom Hanks y Sally Field, ambos en estado de gracia, es una oda a esos que día a día se baten el cobre del humor en garitos de mala muerte, con la única esperanza de que un día puedan ser descubiertos, y con ello abrir el grifo del dinero a espuertas.

Es uno de los trabajos más arriesgados de un Tom Hanks cuyo personaje en realidad no se dedica a contar chistes, sino que sus monólogos analizan bajo el prisma de un cierto humor todo lo que rodea a su vida, y la posible comicidad siempre está a menos de un centímetro de la locura.

Quizás el cambio de opinión, de mi opinión, tenga mucho que ver con los treinta años que ya han pasado sobre mí desde que la visioné, y mi sensación es que un reloj del tamaño del mayor camión bulldozer construido pasara sobre mí tumbado sobre un suelo de barro húmedo.

Visto desde el ahora considero una de las mejores películas tanto de la filmografía de Hanks, como de una Sally Fields que lucha por sobrevivir en un matrimonio que la oprime hasta intentar asfixiarla y sus ganas de hacer humor.

Me conformaría con que este post pueda servir para que más de uno descubra una película que ante todo explora la cara oculta del show business, y donde el humor y la tragedia son dos caras del mismo todo: la vida.

*FOTO: DE LA RED