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lunes, 1 de febrero de 2016

BRUCE SPRINGSTEEN, AMOR POR NUESTRO JEFE




En Donosti prácticamente acaba de empezar lo de la “Capitalidad europea de la cultura 2016”,  y ya nos estamos echando los trastos a la cabeza  para ver quién tiene la culpa de esa, por decirlo de alguna manera, confusa ceremonia de apertura. Ya se sabe que el éxito siempre tiene cien padres y la derrota es huérfana, como dijo Napoleón Bonaparte, y aquí todavía se está deshaciendo, el que tuviera el libro de familia de tal ceremonia, para que nada le apunte a él.


Teniendo en cuenta que “la cosa”, la capitalidad, va a durar un año, pronto le parece a este vecino del mundo lo de  repartir mamporros a diestro y siniestro. Y por otro lado, prácticamente está pasando desapercibido la buena nueva de que este próximo mayo (el contrato al parecer ya está hecho) a falta de cerrar el día exacto, habrá otra nueva actuación del “Boss”.


Quizás, se deberían plantear los organizadores,  que detalles de capitalidad cultural son también éstos. Que un americano tan donostiarra como Bruce Springsteen vuelva a tocar aquí, no es fruto de la casualidad. Nos quiere y le queremos. Con las veces que ha venido, unas a tocar, y otras porque actuaba en algún lugar más o menos cercano, y prefería estar alojado aquí, nos ha presentado a toda su familia, incluyendo su madre. Y nosotros todavía preguntándonos eso de si son galgos o podencos.


Remedando hasta cierto punto las palabras de otro norteamericano, John Fitzgerald Kennedy, no nos debemos de preguntar qué puede hacer Bruce Springsteen por nosotros;  sino debemos preguntarnos qué podemos hacer nosotros por Bruce.


Aunque se diga que no le gustan al boss cierto tipo de reconocimientos, darle el Tambor de Oro sería, más que merecido, justo. ¿Que no pueda venir él a recogerlo el día de San Sebastián qué problema supone  para una Donosti de aldea global? 


Se manda una delegación donde él esté en ese momento, y conexión vía satélite se le hace saber todo lo que le queremos. Y para callar a esos que critican todo y por todo, se les puede decir eso de que sería la mejor publicidad a nivel mundial para nuestra ciudad.


Y es que, en el fondo, no sabemos vender nuestras cosas. En eso, y ya lo he dicho en más de una ocasión en este blog, nuestros vecinos, los bilbaínos, nos dan cien vueltas.


Si para darle el tambor de oro, hay que vestir el discurso de bilbainada, pues se viste y punto. Algo así como: Bruce Springsteen se merece el tambor de oro por ser capaz de preparar una gira a nivel mundial, con tal de tener una excusa para visitar nuestra querida Donosti una vez más.


Seguro que entre bromas y veras, tanto nuestro querido Bruce como nosotros, sabremos, en nuestro foro interno, que es la pura e irrefutable verdad.


*FOTO: DE LA RED






miércoles, 20 de enero de 2016

UN "GORA DONOSTI" INDIGNADO


Indignado. Esa es la palabra y mi sentir. No se puede pretender ser el ombligo del mundo con un Donosti, con un San Sebastián, de postal, de marco incomparable ante el mundo, gastándose millones para promocionarse, y en un momento que va a trascender a montones de países al menos durante unos segundos, y gratis, en la Víspera de San Sebastíán, y preámbulo de esa capitalidad europea, no se puede hacer peor que pitar al Himno de Europa (Himno a la alegría), en su versión más donostiarra con tambores y el mismísimo Orfeón Donostiarra.


Que no sabemos medir los tiempos. Que ayer nada tenía que ver ni con la Merkel ni con esas autoridades que viviendo a miles de kilómetros de nosotros, quieren medirnos y guiarnos en nuestro camino a la pobreza. Ayer era una especie de ¡Hola, amigos europeos! Y, en realidad, nos comportamos como los niños que cuando viene una visita y tras adularnos nuestros padres diciendo todo tipo de bondades que poseemos, en lugar de confirmarlo después con nuestro verbo fácil, simpatía irrefrenable y gran talento innato, o comenzamos a llorar a voz en grito, o a arrojar platos a las visitas.


Lo de ayer fue totalmente, y con perdón, mear, mareas vivas enteras, fuera del tiesto, y como siempre, salvo alguna contada excepción, la prensa local, y oficial, no se ha hecho eco.


En una ciudad “acostumbrada”,  porque esa es la palabra, a que las obras, incluso las pequeñas, duren como “El Escorial”, eso cuando comienzan, porque, como diría mi madre, “hasta poner el huevo” pueden pasar tranquilamente diez años, más de treinta en el caso de la nueva estación de autobuses que TODAVÍA no se ha inaugurado, nos cabreamos con “algo”, un ente, un ser misterioso que a lo mejor no existe, porque ha formado parte de nuestro triste folclore el pitar antes de cualquier acto oficial.


Una cosa debe de ser una reivindicación y otra un acto de mero civismo con la Europa que en ese momento nos estaba abriendo una ventana, y contra la que hemos tirado piedras auditivas.


Hay que protestar todos los días por unos comportamientos irreverentes contra el contribuyente donostiarra, pero como se han convertido en costumbre, ya no los vemos.


Ni se puede tolerar, T-O-L-E-R-A-R, unos precios tan abusivos en todo, incluso convertir un “menú del día” de un restaurante, unos 13 euros, a un plato del día, por un módico precio de 7-8 euros, en lugar de bajar los precios del primero, y no parpadeemos.


Las tarifas de las grandes capitales como Barcelona y Madrid, son juegos de niños en Donosti, y ni parpadeamos por la costumbre. Estamos perdiendo las tiendas de toda la vida y convirtiendo Donosti en capital de la franquicia, en una ciudad repetida de otras, ante el reumatismo de la autoridad in-competente, y ni nos inmutamos. Eso sí, somos los más jatorras (majos, puros, verdaderos…) entre mil.


Si queremos pitar y protestar, debemos hacerlo contra nuestras autoridades que nos han acostumbrado a no hacer prácticamente nada, sino de vez en cuando a auténticos brindis al sol, como muy recientemente lo de TABAKALERA, que primero se hace (porque la capital vecina ya tiene el Guggenheim y esa afrenta no se puede quedar así) y luego ya veremos con qué lo rellenamos. La culpa nunca será de las autoridades bilbaínas que hacen lo que pueden y más, sino de las nuestras que miran al vecino y se lamentan, como un niño cuando quiere el juguete de otro.


En una ciudad con un subsuelo totalmente arenoso, queremos levantar un metro, porque el vecino, otra vez, ya tiene uno, y en realidad el nuestro no va a llegar ni a “centímetro” porque el mapa no ayuda. Y luego, nos parece normal, que en cualquier cosa los diversos partidos que conforman el ayuntamiento nunca se pongan de acuerdo en nada, y eso sí, lo primero que hacen es nombrar una “comisión” a favor y otra en contra que lo estudie, y cada vez que se oye esa palabra, COMISIÓN, significa: tres o cuatro años más tranquilamente. Y partidos que cuando estaban mandando opinaban una cosa, y cuando están en la oposición, otra.


A ellos, a los políticos, y a la prensa que con su silencio les ayuda es a la que hay que pitar. Por cierto, ¿alguien ha leído muchas veces (con dos me conformo) comentarios afeando la conducta de nuestra Real Sociedad en partidos y comportamientos calamitosos la mayoría de las veces? Este vecino tampoco.


El que me siga sabrá que el vecino del mundo puede decir muchas cosas, verdades desde su punto de vista, que incluso puede estar equivocado, pero que las dice desde su corazón, y sin embargo, lleva prohibido en EL DIARIO VASCO por más de dos años, por no estar de acuerdo con un comentario que hicieron, y sin faltar a nadie, y mucho menos a ellos, se lo hice notar y dando razones. Lo único que obtuve es su callada por respuesta, y como el juguete, el periódico, es suyo, en la práctica mi prohibición a publicar más textos (textos que se recogen en sus páginas pero que a los cinco minutos desaparecerán para siempre).


Y nosotros, seguimos pitando a donde alguien nos enseñó a pitar, mientras nos robaba la cartera y los sueños, y todavía no nos hemos dado cuenta de ello.



Aún desde la indignación… Gora Donosti!


*FOTO: DE LA RED



domingo, 22 de noviembre de 2015

CABREO A LA DONOSTIARRA



Si de algo este vecino no es dudoso, es de su cariño, e incluso amor, por Donosti. Uno no es donostiarra de nacimiento, eso no se puede elegir, pero sí de adopción, eso se busca, y algunas veces el destino te lo otorga. Pero lo de hoy, un frío y lluvioso domingo, no es de recibo.

No es de recibo que en un Donosti, puro referente turístico, no haya un sitio donde cobijarse, a la una menos cuarto del mediodía, mientras se espera, cuarenta y cinco minutos, al autobús en la provisional estación de autobuses, que solo lleva abierta treinta y cinco años. Los dos bares cercanos cerrados, y en el hotel de al lado, sólo sitio al lado de la barra y de pie. Da la sensación de que se cuida el "todo", pero se han descuidado los detalles.

Por un momento hemos creído que Dios se apiadaba de nosotros, y aunque sea, para calentarnos,  podíamos comprar unos churros en la churrería que se suele instalar temporalmente muy cerca de la estación. Se acerca La Nuri, mi sufrida, con ansias, con nerviosismo, seguramente muy similar al sentir que alguien puede tener al encontrarse un chiringuito en la mitad de un desierto, y que se teme que de un momento a otro descubra que solo era un espejismo. Dispuesta a pedir, si hiciera falta, cincuenta docenas de churros, en caso de que solo prepararan para grandes grupos, y la mujer encargada le dice, que a esa hora no es posible, que está limpiando.

Uno nunca ha tenido una churrería, pero como en cualquier bar, o restaurante, este vecino del mundo juraría que eso, la limpieza del local, y naturalmente de los utensilios, se debería de hacer al final de la jornada laboral, con todo aún caliente, y más fácil de quitar. Pero, Donosti, es diferente.

Gracias a Dios, y teniendo en cuenta que en esta ciudad no te cobran, sino que te clavan, la dependienta ha tenido un detalle con La Nuri, y no le ha pedido nada por tener a bien contestar a las preguntas. Todo un detalle por parte de la churrera.

Pero nosotros nos hemos quedado como las ovejas ante la vía del tren, viendo la vida pasar, sintiendo frío y una total incomprensión.

Qué queréis que os diga, este vecino del mundo, solo ha podido deducir que para qué van a tener los negocios más tiempo abiertos, si con el tiempo que tienen a bien abrir, y con lo que cobran, ya hacen realidad sus sueños.

Y que nadie me venga recordando que ya por fin en muy poco tiempo estará inaugurada la eternamente, y ésto es literal, esperada nueva estación de autobuses. Porque seguro, seguro, que alguien se ha olvidado diseñar algo, visto lo del despiste con las dársenas para minusválidos. Parece, al menos, y no es poco, que ya hay túnel de entrada y de salida para los autobuses que eso no es poco.

¿Que parezco cabreado? No, lo estoy y mucho. Cada vez estoy más convencido, y esto va a doler, que Donosti hace muchos años se durmió en los laureles, y ahí sigue. De vez en cuando, cuando los concejales tienen a bien ponerse de acuerdo, y no queda la cosa en un eterno estudio, hacen algo nuevo, y lo publicitan hasta la extenuación. Pero el currito que está tieso, a pasear por el “marco incomparable”. Y eso, hasta que a algún genio se le ocurra hacerle alguna modificación en lo que la naturaleza nos dejó, y tengamos que pagar por verlo y disfrutarlo. ¡Al tiempo!

Y mientras, ahora, en casa, con los pies dentro de un barreño con agua caliente, intentando quitarme el frío que un simple bar abierto, un café con leche y un pincho de tortilla, lo hubieran evitado. Ya sé que uno es muy raro, y que es su culpa, y no de La Bella Easo, que por cierto, es marca registrada … en Zaragoza. Esa es otra, y no espabilaremos nunca.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 13 de septiembre de 2015

UN DOMINGO, DOS DUDAS...


Tengo una duda. No sé si ayer Don Cristiano Ronaldo metió cinco goles al Espanyol, o fueron cinco millones, debido a que algunos periodistas, de un blanco inmaculado y vena al cuello a punto de estallar, se han encargado de repetirlo a modo de un eco eterno.

Creo, sinceramente, que eso tampoco ayuda al personaje, aunque seguro que a la persona, con el tiempo, le aumentan los beneficios de su cuenta corriente. 

Viendo desde la ventana, en Donosti, ese gris tan de sirimiri y de nos quedamos en casa absorbiendo calorías a modo de todo tipo de golosinas, quizás lo de multiplicar por un millón la importancia de cinco goles se entienda como otra manera de intentar enderezar un día que solo tiene de interesante el que sea domingo, si es que eso debe de ser interesante.

Desde el punto de vista de este vecino del mundo, otro día tan interesante como leer la biografía de “Dinio, el follador” o “El Dioni, el último Robin Hood español”. Eso, si ambas biografías hubieran sido publicadas…

Para uno que es simpatizante de la Real Sociedad, no me atrevería a incluirme en la modalidad de hincha, y mucho menos de “forofo”, lo del equipo txuri-urdin y el Betis, ayer, es una muesca más de impotencia sentimental. Debería de tratarlos, y estoy convencido de ello, un sexólogo, porque se supone, es lo mínimo a pedir, que a todo buen futbolista le tiene que “poner”, y “como una moto” además, el jugar a fútbol, pero éstos, los de la Real, parecen aquellos antiguos presos que se les dibujaba atados a una bola de hierro, pesada, muy pesada. El caballo del malo, e incluso el de un fotógrafo, es más rápido y nervioso, que un txuri-urdin buscando la portería contraria.

Quizás, la respuesta la tenga la misma idiosincrasia de la ciudad. Una ciudad, que mientras los vecinos, porque en el fondo es “eso”,  tienen todo un Museo Guggenheim, aunque para los gustos de más de uno, la fachada esté en eternas obras, y en un “sin terminar”, aunque sea muy molón, aquí nos hemos quedado con una “Tabakalera”, Centro Internacional de Cultura Contemporánea ( ¡ahí queda eso!), para los vecinos del Botxo, abierta al público estos días, que este vecino tiene que conseguir alguno de sus impresos para comprobar, si siendo consecuentes con el espíritu original del edificio, advierten que “fumar es malo para la salud”. 

Se ha hablado mucho y durante años de esta super-obra, pero, o me lo he perdido personalmente, o echo en falta publicidad de lo que uno se va a encontrar dentro, que sirva de reclamo a las posibles visitas, y no para hacer “patria chica”, que es lo que realmente parece que está ocurriendo.

Hay días que son todavía más de calendario que de vivirlos cuando encuentras, en todo lo que te rodea, más arquitectura y planificación, que alma y ganas…

Tengo otra duda. No sé si pasear por la ciudad, Donosti, o perderme por ella, que no es lo mismo.

Como se suele decir, y ya por terminar, si mañana estoy, es que he venido…¡Madre mía!…, creo que tengo la tensión por las nubes con tanto olor a impotencia… Ya perdonarán…

*FOTO: DE LA RED

martes, 11 de agosto de 2015

TORREVIEJA, UNA CIUDAD PARA TODAS LAS ESTACIONES


Ya saben los que me siguen que este vecino del mundo cada vez que se cabrea y que va a apuntar una queja, no lo hace en caliente, sino que tiene una barrera de seguridad, dejar pasar unas cuantas horas para que la mala leche no nuble el raciocinio, y así ha sido hoy también. Han pasado más de doce horas del cabreo, y este vecino del mundo cree que ya es tiempo suficiente.

Vaya por delante, todos aquellos que me siguen ya saben que soy un enamorado de Donosti, ciudad en la que vivo gran parte del año, pero también hay otra ciudad que desde hace unos quince años se ha ido ganando mi corazoncito: TorreviejaAyer, en esta última, sobre las seis de la tarde, cayó un buen chaparrón durante una media hora aproximadamente. Pues bien, el resultado parecía, y salvando las distancias, naturalmente, la ciudad de Nueva Orleans tras el Katrina, si éste solo hubiera durado media hora. 

Estamos muy cerca de la Playa de los Locos por la zona de la Calle Estocolmo, y tras el chubasco intentamos ir, porque somos así de raros, porque queremos el oro y el moro, al Consum que está en la Calle Diego Ramirez, y prácticamente todas las calles estaban intentando deglutir el agua caída por un alcantarillado del estilo “Señorita Pepis”.

Conviene recordar la gran cantidad de personas, entre los que este vecino del mundo se encuentra, que pagamos los impuestos en esta ciudad también,  a pesar de estar gran parte del año ausentes, y aparentemente, por no ser injustos, siempre se ven cambios en las cuatro calles de siempre, el Torrevieja antiguo, por decirlo de alguna manera donde se encuentra el Ayuntamiento con su plaza e iglesia correspondiente.

La zona adyacente a la Playa de los Locos, salvo edificios nuevos que se han hecho, y que en contra de la armonía de la zona, han crecido más para arriba que a lo ancho, está prácticamente igual que hace quince años, con la salvedad de la citada playa, cuya zona de arena ha menguado, sin solución aparente, mientras ha aumentado la cantidad de basura a ser recogida cada noche. Ya sé que me van a decir que Torrevieja, la de la habanera preciosa, la de olor a salitre y que siempre mira allende los mares, crece enormemente en Julio y Agosto, pero eso es previsible, y para eso existen los célebres contratos eventuales.

Torrevieja debiera ser no como las bicicletas para el verano, sino una ciudad para todas las estaciones, pero estamos permitiendo, incluso en edificios nuevos,  tuberías que mueren al ras de la calle. Permitiendo instalaciones de aire acondicionado que vierten el agua creada como mínimo a botellas instaladas en la propia acera, eso si no va directamente a ella. Aceras, las célebres aceras rojizas,  con zonas de pendientes afiladas que siempre he pensado que, presuntamente, están hechas con miras a crear clientes para “Urgencias” con algún tipo de rotura.

Quiero mucho a Torrevieja, y en los “agostos” de quince años nos ha llovido tres veces quedando en evidencia unas carencias que no son de recibo. Y es en ellas donde se deberían sacar las fotos los políticos de turno. Está clarísimo que al menos los que han ocupado sillón en la Casa Consistorial no han debido de vivir en la zona que he mencionado anteriormente, porque se les hubiera caído la cara de vergüenza.

Y ya para terminar, y metidos en harina, nunca he comprendido que en una ciudad veraniega mil por cien, para asistir como espectador al “Concurso de Habaneras” se exija a los hombres ir con pantalones largos, las mujeres pueden ir con falda cuanto más corta mejor. Eso tampoco es igualdad de derechos, y sí un vestigio de antiguas prebendas. El respeto al concurso se lleva dentro. Una cosa es que se vaya en chanclas y hecho un “Adán”, pero se debería permitir acudir en unos pantalones cortos bien dignos, y si me apuran de “marca”, especialmente si luego, a la vuelta del evento, te puedes encontrar unos suelos deplorables tras un chubasco como el de ayer.


Hay que construir una ciudad no de foto, que también, sino que se pueda vivir cómodamente en ella, bien sea toda la vida o un solo día. Y reiterándome en lo ya dicho, recordar que Torrevieja debe ser una ciudad para todas las estaciones; sino, nos deberíamos preguntar qué se hace con todo el dinero que se recauda de esos vecinos temporales que pagan los mismos impuestos.

*FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

lunes, 8 de junio de 2015

EL CAMPO DE LA VIDA


Como todos los seguidores de este blog ya deben de saber:  terminaba mi estancia, en Torrevieja, y ya os escribo desde Donosti, a donde acabo de llegar.

Y llegar y tener el post del día ya perfilado, todo uno. Y es que muchas veces el destino, o mejor, los que te rodean, te lo dan hecho.

Este vecino del mundo es un manojo de nervios cada vez que tiene que realizar un viaje, sea del tipo que sea, y por eso precisamente, ayer optó por estar en la estación de autobuses lo más pronto posible, por lo que faltando cuarenta y cinco minutos para la salida, el menda, o lo que formalmente denominaríamos como el vecino del mundo, ya estaba allí. Y por supuesto, a la hora de poner las maletas en el maletero también fue el primero, no sea que dieran un premio y se lo hubiera perdido, con lo cual esta mañana, ya que las maletas se colocan en diferentes huecos del maletero, según la población a la que llegas, mi maleta estaba la última para ser sacada.

Este vecino como sabía que la cosa iba ir para rato, se ha alejado un poco del hueco en el que se encontraba el equipaje para que la gente, toda, fuera pasando y cogiendo el suyo. Por un momento, y viendo el percal, me he imaginado que estaba delante de un plato de angulas, y que la gente quería coger la que le correspondía, con lo caras que cuando hay, siguen estando, sin tocar las demás. Cada uno iba a lo suyo, pero ignorando lo de los demás. Viendo lo que veía, e intentando poner un poco de orden, y todavía desde unos metros de distancia, les he dicho que todas esas maletas iban para Donosti, con lo que se podían sacar todas a la vez, y una vez fuera, sería más fácil coger cada uno la suya.


Ha sido otro de esos días, en los que este vecino, duda muy seriamente de que exista. Nadie le ha hecho ni puñeterísimo caso. El único, que al cabo de un rato, cuando tras varios minutos se han ido todos, y gracias a Dios, quedaba mi maleta, con una sonrisa me ha dicho: -Siempre ocurre lo mismo, y nadie hace caso. Por cierto, es la primera vez que, alguien sabiendo que su maleta está la última, se aparta para que los demás cojan la suya.

Luego nos quejamos de que en la Final de la Copa del Rey, por ejemplo, la gente pitara al himno nacional, cuando cada uno, en realidad, va a  lo suyo, y lo demás, utilizando una expresión que ya se oye poco pero  que es muy expresiva, les importa un bledo.

Este sábado, por ejemplo, antes de la Final de la Champions, la Cadena Ser hizo una especie de encuesta entre sus oyentes sobre cuánta gente quería que ganara el Barça, y cuánta la Juventus. Pues la mayoría de la gente, abrumadoramente, durante mucho tiempo al menos, estaba a favor de la Juventus.

¿No es una contradicción que una semana antes, gente que mayoritariamente no era ni del Athletic ni del Barça, se rasgara las vestiduras por pitar al himno nacional, y ahora quieren que gane un equipo extranjero?

Esta mañana y delante de mi maleta, solitaria y triste, lo he comprendido todo.


A cada uno de nosotros solo le importa su maleta, su bagaje, y su partido, para aquel que salió en el campo de la vida,  y lo demás les importa, nos importa, un pito, ese mismo que algunas veces lanzamos delante de un himno.

Y eso es malo, muy malo, porque el que manda en este país, hoy el Señor Rajoy, y mañana el que sea, ya sabe que los españoles venimos divididos de serie, y mientras no nos pongamos de acuerdo, mover algo en este país, desde un Gobierno a una simple maleta, es un trabajo imposible.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 16 de abril de 2015

NADA PERSONAL



¿No te ha dado por pensar alguna vez que lo que hay entre tú y el cartero es pura atracción? No importa que vivas en un segundo, o en un tercero, no importa que el botón de tu casa esté a trasmano, que siempre te aprieta tu ojo a primera hora de la mañana. Porque no nos engañemos, llamar sobre las nueve de la mañana al timbre de tu casasolo al tuyo, varias veces, para que se pare el mundo, es eso, meterte el dedo en el ojo más que llamar al timbre.

Y si le dices algo por el telefonillo cuando te pide por favor que le abras la puerta, él te contesta: -Mire, señora, me pagan para esto, y estoy en mi horario laboral. Si no me quiere abrir, no lo haga, y vendré mañana. Yo lo que me digan, pero a lo mejor era algo urgente…

Tú tienes una vez de bajo impresionante, especialmente si es la primera palabra que dices a alguien para “inaugurar” el día, pero el cartero tras meterte el dedo en el ojo en forma de llamar al timbre no repara en el profundo matiz de tu voz y te llama “señora”. No es nada personal, solo cumple con su trabajo, pero te llama “señora”. Y si tú te cabreas, eres un maleducado, y tienes un humor del “carallo”, como diría tu amigo que ha vivido quince años en A Coruña.

La vida  está llena de momentos que no son personales pero que van amoldando tu alma, y la quieren hacer cada vez más pequeña, pero la culpa siempre es tuya por tomártelo como no debes. El gobierno tiene que tomar unas medidas que no son bienvenidas pero no le queda más remedio, debido a la crisis que hay. Y no vamos a recordar de quién es la culpa por haber vivido por encima de sus posibilidades…

A lo mejor tu mujer te acaba de dejar, pero no es tampoco nada personal, la culpa en realidad no era tuya, es de ella. Ha cambiado a lo largo de estos años no en la misma dirección que lo has hecho tú, ya perdonarás, pero son cosas que pasan. No ha habido un tercero,  pero por casualidades de la vida, mañana te vas a enterar, que ya está con otro. Pero no es nada personal…

Y tú en cambio tienes la mala suerte de que te afectan esa cantidad de cosas no personales  que como flechas se te van clavando a lo largo de tu existencia. Y sabes que aunque vives, o sobrevives en Donosti, tú, precisamente tú, no tienes nada de San Sebastián, el mártir.

Y te acuerdas de la mala suerte de estar en el paro por un E.R.E. que tampoco era nada personal pero que dejó a parte del “personal” en el paro. Y tienes que seguir viviendo, aunque de vez en cuando te sigan metiendo el dedo en el ojo con cosas no personales, y  sólo eres tu quien se lo toma de mala manera. Y además, tienes el mal gusto de recordar cosas injustas que no atañen a los demás, y que ya incluso hace años que pasaron.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 23 de marzo de 2015

AHORRANDO SUEÑOS



Desde pequeño me enseñaron a tener cuidado con mi comportamiento, para que nunca me tuviera que arrepentir de las cosas que hubiera hecho, pero se les olvidó explicarme que pudiera llegar también un día en el que me arrepintiera de cosas que nunca hice.

Si digo que nunca he roto un cristal, queriendo, naturalmente, muchos se preguntarán, si en realidad quisiera haber sido un cafre, pero los niños nacidos a mediados/finales de los cincuenta tampoco teníamos muchos medios con los que jugar, y sí mucha imaginación. En una época, mi cuadrilla de amigos, de unos doce o trece años de edad, tuvo la oportunidad de jugar en una casa abandonada, que iba a ser derruida, y ante nosotros, durante mucho tiempo, hubo miradores compuestos de ventanas, cada una de ellas con unos diez cristales pequeños, y mientras mis amigos se hinchaban a romper cristales, haciendo verdaderos campeonatos, yo me ganaba el cielo, portándome bien. Ya de mayor me di cuenta que lo del cielo venía a ser como el Fórum Filatélico, pero para cristianos. Te pasas la vida ahorrando rezos y buenas acciones para algo que nunca verás.

Aquellos sueños que siempre he ido posponiendo, o ahorrando, para mejor ocasión, primero por los estudios, luego por la novia, la esposa, los hijos, y porque al final descubres que ese paraíso al que aspirabas en realidad no debe de existir. Has ido sufriendo tantas pequeñas decepciones, incluso de ti mismo, que aquellos valores te resultan como mínimo un tanto naíf, una especie de parque de atracciones de vidas simuladas, en un lugar de una vida en serio.

La vida hay que vivirla al cien por cien, o como se dice ahora “a tope”, pero siempre intentando ver el lado positivo de todo, porque con el tiempo nos damos cuenta de que eso de que solo se vive una vez, tristemente es verdad. El teatro se ensaya, pero la vida no. En el argot cinematográfico diríamos que la vida, nuestra  vida,  se rueda en una toma única, y al contrario de lo que ocurre en el cine, en nuestra película el héroe, o protagonista principal, siempre muere. E incluso desde un punto de vista egoísta, el único consuelo que nos puede quedar es que mientras alguien nos siga recordando, realmente no habremos muerto del todo.

Si alguien esperaba hoy “algo” más alegre, para su información comento que con el malísimo  tiempo que ha hecho todo el día (en Donosti), bastante que este vecino del mundo no ha contado una historia en la que todos se suicidaban, y no podían comer perdices  por razones obvias.

De todas maneras, si queréis algo más alegre, siempre podemos practicar el famoso “crowdfunding”, o microdonaciones, para enviar a este vecino del mundo, una temporada a la República Dominicana, por ejemplo, y os garantizo unos relatos y comentarios totalmente optimistas. ¿Cuela?...Al menos lo he intentado.


Lo dicho, uno ya está un poco cansado de cuidar su comportamiento a modo de dieta ligera en pecados.


*FOTO: FOTOGRAMA DE "MARCELINO  PAN Y VINO".

domingo, 22 de febrero de 2015

CONSECUENCIAS DE UN TRIUNFO: DONOSTI TIENE UN COLOR ESPECIAL


En realidad, lo pronto que nos conformamos los seres humanos. Eres forofo, o seguidor, de un equipo de fútbol, gana, y ya eres feliz ese día. Da lo mismo que suba o baje el Euribor; que la prima, la de riesgo, se corte las venas, que a ti la sonrisa tonta no te la quita nadie en todo el día. Hasta tu mujer, que es guapa, realmente guapa a pesar de los años que ya han pasado, es más guapa ese día. Y no le compras un abrigo de visón, porque ni tienes dinero, ni quiere ella, ni quieres matar a unos animales que no tienen la culpa de nada.

El mundo hoy es más feliz, al menos el mío, la Real Sociedad ha ganado contra el Sevilla,  4-3. Nos ha costado mucho, eso sí, y he tenido que cambiar las pilas al marcapasos… Que el fútbol es el opio del pueblo, será, pero hoy soy más feliz, qué le voy a hacer. Today I am happy, y es que la alegría es un lenguaje universal.

Y es que quizás, al menos en este caso, el equipo es una prolongación de nuestra manera de ser. No me refiero en esos casos que eres hincha de un equipo grande, aunque no sea de tu zona, ni vivas a mil kilómetros de ese campo de fútbol. Pero si el equipo, como lo es la Real Sociedad, es de tu provincia, o si el mismo campo de fútbol, Anoeta, está a apenas cincuenta metros, es posible que seas de la misma manera de ser que el equipo, tus vicios y tus virtudes son los suyos, y viceversa. Te pasas más tiempo hablando, que jugando en el campo.

La Real Sociedad se pasa más tiempo poniéndose  vendas en los resultados pasados e incluso futuros, que jugando. Y solo se ponen las pilas ante los equipos grandes. Y es que lo nuestro es intentar los imposibles.  Quién dijo que no se puede. Es famosa en nuestra idiosincrasia, esa famosa pregunta, más bien retórica de ¿A que no hay huevos? Y ya sales como loco. Es una especie de haraquiri  de un vasco.


Dicen que Sevilla tiene un color especial, y lo tendrá, pero hoy a Donosti se le ha pegado un poco.  Mañana seguiremos siendo los mismos, con nuestros problemas de todos los días. Poniéndonos nosotros mismos trabas para no conseguir nuestros proyectos. En el ayuntamiento, creando comisiones a diestro y siniestro para dividir, y que venza alguien, nunca nosotros. En la ciudad en general, preciosa, y muy limpia, con la etiqueta de “nueva” puesta siempre, pero siempre también muy cara. Va a llegar un momento que hasta que los pobres donostiarras vistamos de Dior, para no desentonar,  porque como dice el dicho, “antes muertos que sencillos”. Y en Donosti, sencillos nunca. Somos buenos, pero a la mayoría nos falta malicia, y el que la tiene domina al grupo. ¿Como en todos los sitios? Es posible. Pero vivo en Donosti, y hoy nuestro equipo ha ganado. Hoy el mundo es txuriurdin, blanquiazul,  y mañana, Dios, o el destino lo dirá. ¡Qué importa!

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 21 de enero de 2015

JOSEMARI Y SU EXPERIENCIA VITAL

Hace apenas un rato he sufrido en mis carnes la famosa expresión española “por si acaso”.
He quedado con un amigo a tomar un café para ponernos al día, pues nos vemos muy de vez en cuando. Y tras desempolvar viejos recuerdos, y poner de vuelta y media, solo a aquellos que realmente se lo merecen, la mayoría, volvía tranquilamente para casa cuando he notado la llamada de la selva, en su versión “ganas de orinar”. Y usando el GPS mental en su aplicación mapa de la zona de váteres municipales he recordado que había uno bien cerca.
La verdad es que en Donosti, la ciudad en la que normalmente tengo la suerte de residir, ese tipo de servicio municipal no tiene ninguna queja, más bien al contrario. Me explico.
Ahora ya se sabe que las técnicas modernas se utilizan para todo. Y lo mismo que muchas cabinas de W.C. tienen lavado automático, una vez que sales, lo mismo ocurre, o al menos debería ocurrir con la parte adjunta (resguardada por una especie de biombos fijos) que está habilitada para que los hombres hagan, digamos, sus "necesidades verticales".
Pero sucede, como en el caso de hoy, que hay sensores más rápidos que el gatillo de Billy El Niño, y cuando he llegado, ese sensor al reconocerme me ha debido de saludar a su manera, que se traduce con un buen chorro de agua. Lo que ocurre es que ese sensor debe de tener vida propia y, por lo que se ve ha debido de estar solo toda la mañana, muy solo, y se ha puesto contento de verme. Esa es la única explicación que le doy, ya que en el medio minuto, como mucho, que ha durado nuestro encuentro, me ha “saludado” con agua un total de tres veces. Con lo cual, si no hubiera entrado, y el “problema” me lo hubiera echado encima, me habría mojado menos, y con menos cara de sorpresa y cabreo.
Por lo que he podido comprobar tristemente en mis carnes, los fabricantes de baños públicos no deben de tener personal encargado de probar  “sus inventos”, porque el citado departamento se hubiera dado cuenta rápidamente, de que a ese sensor habría que "educarle" para que esperara, un minuto más o menos, a hacer aquello que se le requiere, y NO en el momento en el que el “cliente” está allí. Da la impresión de que el único fin es demostrar que “aquello” funciona, y por eso te lo repiten en persona, por el famoso “por si acaso”, tres veces.
Tras este incidente, y por este incidente, me he acordado de un gran amigo “Josemari”. Es arquitecto, y cuando empezó en su profesión, me acuerdo que le pregunté si no tenía miedo a que alguno de sus edificios se cayera. Y me dijo tranquilamente, que eso era prácticamente imposible, porque tras los cálculos, y como ya sabía que más de una vez en el proceso de construcción se podía “extraviar” algo de material, añadía bastante más de lo necesario, por si acaso. Y ese "por si acaso", tan banal, pero tan lleno de experiencia, ha vivido en mi durante toda la vida. Y en momentos como el de hoy, me acuerdo siempre de Josemari y de su experiencia vital.
Que no se me olvide, a partir de ahora, salir de casa siempre con un sobre de jabón en el bolsillo por si acaso, así en momentos como el de hoy me lavo por completo, y mira, eso que me ahorro…


*FOTO: DE LA RED.



miércoles, 10 de diciembre de 2014

¡MENUDO PALO!

Hay cosas que son como son y no se puede aumentar. Por ejemplo, si por desgracia alguien se muere, se ha muerto y ya está. Uno no se puede morir más muerto, ni aunque tenga ojos de gato e intente morirse seis veces más. 
Sin embargo, este fin de semana, con el medio puente que ha habido, y que Donosti se ha llenado de turistas ansiosos, al parecer,  de ver llover, pero a la donostiarra, este vecino del mundo ha descubierto que el narcisismo, por ejemplo, sí se puede incrementar. Se puede ser más narcisista que lo que es habitual.
Ya sabemos que de un tiempo a esta parte la fiebre del "selfie", o de la "autofoto" no ha dejado títere con cabeza, y la fiebre del yo me guiso la foto, y yo me la como, está haciendo mucho daño. 
Antes la típica pareja de enamorados que disfrutaban juntos de unos cuantos días de amor, de vez en cuando te pedía con cara arrobada que, por favor, les inmortalizaras con su cámara. Ahora, sin embargo, es muy difícil encontrar una pareja que te pida sacarles una foto. Parece como si ya en el "pack mental" que la gente se hace antes de comenzar un viaje, ahora se incluye los esfuerzos para conseguir una buena autofoto.
Sin embargo, este fin de semana de turistas entre despiadadas gotas de lluvia, he descubierto que ya hay verdaderos profesionales del selfie que vienen pertrechados con una especie de barra metálica que se sujeta manualmente por un lado, y por el otro se coloca la cámara fotográfica, para ganar distancia en los futuros selfies, y ya no sea solo una cabeza enorme, debido a la cercanía, lo que se vea de una foto, y haya que hacer un acto de fe para entender dónde se estaba cuando se sacó la misma.
Es probable que nos traslademos durante un puente sin nuestro cepillo de dientes o nuestras zapatillas para el salón o la habitación, pero ¡ojo! nunca sin el palo para el selfie. Luego nos reiremos cuando en programas del corazón, en televisión, se hace distinción entre los famosos, del reportaje fotográfico pactado y el denominado “robado” o sin permiso.
Este vecino del mundo puede entender un selfie compartido por una pareja, incluso le parece romántico ver como arriman sus cabezas para sonreír al mundo su amor compartido. Pero, incluso, en ese mismo ámbito, ese palo para selfies parece más un artilugio sexual que algo necesario para tomar una fotografía. Si se quiere una foto en condiciones, se pide la ayuda  a alguien que pasa por allí en ese momento, y además es una manera, como cuando haces o te hacen el amor, de conocer gente.
Ya no solo vamos a ver a cuatro amigos juntos, que cada uno está con su móvil, tablet, u ordenador, sin hacerse ni pajolero caso, sino que uno de ellos, con ese palo que se está haciendo famoso, sacará una imagen desde lejos, para que no haya dudas de lo cretinos y solitarios que podemos llegar a ser con tanta “modernidad”.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 17 de noviembre de 2014

VA UNA DE COARTADAS MENTALES

Esta mañana no hubiera hecho falta que La Nuri, mi sufrida, planchara mi ropa, porque al cruzar un paso de cebra, camino del “super”, un coche que no ha hecho ni caso, otro más, a la señalización,  me ha pasado tan cerca que me ha planchado hasta con raya. He llegado a la conclusión de que algo debe de tener, entre sus componentes, la pintura del paso cebra que convierte, al menos en Donosti, a los peatones en invisibles. O ésto, o que cada vez  que hay un paso de cebra delante, a los conductores les entra ganas de hacer ejercicios de cuello, y miran para el otro lado. ¡No falla!
Lo que es el ser humano, somos incapaces  de aceptar nuestras decisiones cuando sabemos que son erróneas, y queremos además quedar bien, fingiendo que no se ha visto al peatón.
En otro orden de cosas, y como ya he comentado, he tenido que ir al supermercado, y hace tiempo que llegué a la conclusión de que para hacer la compra allí es estrictamente necesario llevar un diccionario. ¡Bueno! En realidad dos, uno en castellano y otro, castellano-inglés. Por ejemplo, esta mañana, quería comprar un gel de ducha, y el de “siempre” no aparecía por ninguna parte, había otro de la misma marca, de envase igual, pero en lugar de ser “dermo protector” (No, acento en la última sílaba no, porque es en inglés, y se acentúa “tec”. No es una nimiedad porque por ponértelo en otro idioma, que creemos, por eso, que el producto es más importante, te cobran más.) ahora es “dermo sensitive”. Para dejar de buscar el producto de siempre, me he creado una “coartada mental”, y he llegado a la conclusión de que es el mismo protector de siempre, pero menos “arisco” con la piel, y ahora con este nuevo producto, la piel, mi piel, será toda una fiesta. ¡Y asunto finiquitado!
Sé que con lo que he dicho sobre la coartada mental más de uno ha estado en un trance de llamar al "loquero", pero si lo pensamos bien, en estos días todos practicamos coartadas mentales, bien por decisión propia o inducida.
¿No es una coartada mental, ésta totalmente inducida, el pensamiento de que ”la crisis vino por gastar por encima de nuestras posibilidades”? Es curioso, porque ahora, por ejemplo, no podrías hacerlo, y en eso los bancos tendrían algo que decir. En realidad, y bien pensado, los bancos, o mejor dicho, los banqueros, han estado utilizando los mismos métodos que los camellos, te dan un producto hasta que te enganchas, y luego tienes que hipotecar, y esta vez realmente,  tu vida y la de tus próximos, para seguir consumiendo.
En el mundo de la política, las coartadas mentales son múltiples, antes los comunistas tenían rabo y tridente, ahora, prácticamente no se utiliza como acusación el “comunismo” pero sí lo de “grupo radical” o “antisistema”.
Tristemente, estamos en tal regresión, que va a llegar un momento que a los “zurdos” solo se les va a mirar bien, si son futbolistas.
Bien pensado, todo esto ha comenzado hoy porque casi me pilla un coche. Seguro que el conductor era de derechas, por eso, en mi caso, miraba a la izquierda, y no me ha visto. ¡Otra coartada mental!

*FOTO: DE LA RED

sábado, 15 de noviembre de 2014

TRES INSTANTES, UN MOMENTO



El tiempo, esta mañana, ha sido espléndido. El servicio meteorológico del Vaticano, lo definiría, y barriendo claramente para casa,  como “un día de los cielos”, o “un día del Señor”, que cualquier momento siempre es bueno para hacer propaganda del negocio familiar...
Este vecino, y pertrechado con su cámara de fotos, se ha encaminado hacia “el marco incomparable”, que decir eso en Donosti,  es ahorrarse mil palabras: El Paseo de la Concha (esperemos que hoy si nos leen desde Argentina entiendan que en Euskadi las mismas palabras pueden significar otras cosas…, incluso una playa).
Eran alrededor de las diez de la mañana, y mientras otras veces los hados no  son propicios, hoy en pocos minutos he conseguido unas cuantas imágenes que cuando menos te hacen sentir que el paseo ha merecido la pena, aunque sin pecar de chauvinista, se puede decir que en Donosti un paseo siempre merece la pena, aunque precisamente, en San Sebastián, es mejor no decir eso, por si nos suben el precio hasta del paseo.
Teniendo en cuenta que la playa de la Concha no se suele caracterizar por la práctica del surf, ha sido una verdadera sorpresa las tres o cuatro “cuadrillas” de jóvenes deseosos de coger olas ante las miradas de todavía tempranos y valientes turistas.
He elegido tres fotos para el “post” de hoy. Mientras la segunda y la tercera son claramente explícitas, la primera me gusta precisamente por lo que “no” se ve. Por convertir una imagen en algo más, quizás incluso en un lienzo abstracto de tintes azules, porque siempre se ha dicho que al espectador no hay que darle todo hecho, y menos si es primera hora de la mañana y tienes todo el día para reponerte del presunto esfuerzo realizado.
Si para muchos decir “Donosti” es elogiar la naturaleza, esa que no necesita permisos de obra, ni elegir una comisión a favor y otra en contra para decidir algo, hoy este vecino del mundo ha tenido la suerte de poder captar ese momento, ese instante, en el que quizás la belleza se puede convertir claramente en espectáculo, y si no que se lo pregunten a esa persona que no ha dudado en tomarse una “taza de algo”, mientras convierte la famosa barandilla, quizás, en la barra de la cafetería de sus sueños, disfrutando de una bonita vista de surfistas, arena y un azul otoñal, o quizás simplemente sacando sus sueños a pasear.
Y ya para terminar, ese tercer instante en el que una joven, quizás tras el paseo matutino, convierte la célebre barandilla en una parte muy importante de su gimnasio particular, dando a entender que, algunas veces, incluso la belleza puede tener su lado práctico y útil.
Tres instantes, un momento, de una mañana en la que quizás "el secreto" está en descubrirlo.

*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

viernes, 31 de octubre de 2014

UN JET LAG PARA VIAJES CORTOS

Hoy me he despertado sobre las seis de la mañana, y me he ido al balcón a comprobar que la ciudad estaba todavía ahí. Ya uno no sabe con tantos acontecimientos que se suceden un día sí y el otro también, si alguien nos ha “choriceado” la ciudad, no solo metafóricamente, sino realmente. Gracias a Dios la ciudad estaba, y de hecho sigue estando. Y viendo las calles todavía de noche, he pensado: Donosti, todavía en silencio, es más bonita y mía. La noche le sienta bien.
Es curioso, la mayoría de las construcciones, salvo contadas excepciones, son bonitas, y están hechas por el hombre, bueno, ahora sobre todo si vas a pedir votos, conviene especificar que están construidas por el hombre y la mujer.  Y sin embargo, más de una vez el que sobra en ellas, especialmente en las ciudades es el hombre, y la mujer, en sí.
Quizás, lo mismo que ocurre en los largos viajes transoceánícos, el famoso jet lag también ocurre cuando de pronto te despiertas y en menos de un segundo te ves de pie y mirando por el balcón pensando cosas raras. Pero quizás es así, muchas veces en el mundo el único que sobra es el hombre. Sin él quizás sería un sitio, como diría un inglés cursi, pretty perfect (casi perfecto).
Lo más curioso del caso es que este vecino del mundo lo ha pensado el mismo día de Halloween, una fiesta importada con aroma a contradicción, porque se mezclan la fiesta, el jolgorio, con lo más siniestro de nuestro pensamiento. Es una manera todavía aún mayor de refrendar ese pensamiento.
Y no debo de ser el único que lo ha sopesado más de una vez, ya que existen frases famosas del estilo “El hombre es un lobo para el hombre”, como lo dijo en su momento Plauto, aunque me imagino que él no llegaría a esa conclusión fijándose en las calles de Donosti.
Sé que esto último ha sonado a chauvinista, pero si tú mismo no te quieres, olvídate de que los demás te echen flores… En todo caso, las arrancarían en tu nombre para que luego te pasaran la factura y la multa.
Visto lo visto, esa "teoría casera" del jet lag entre la cama y el balcón no es ninguna tontería. Voy a tener que estudiarlo, y por supuesto que otro día levantarme con más calma, y con el cinturón de seguridad de los pensamientos bien apretado.
Antes de terminar, y ya que he mencionado el famoso “jet lag” comentaré que mi vecina Rosi, la del quinto, pensaba que era un actor que hacía películas de kung fu.  Yo por si acaso nunca le he sacado de su error, porque seguro que ella, con sus más de setenta años, no va a hacer ningún largo viaje ni va a sufrirlo. Y siempre es mejor que uno “fabrique” su propio mundo, ya que será más feliz  si no hay ningún lobo en él, aunque estemos en Halloween.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 8 de octubre de 2014

MERCADONA, O LOS DAÑOS COLATERALES

Ojeando las noticias del día, y en un discreto segundo plano, he comprobado que Mercadona, gran cadena de supermercados, por fin entra en Euskadi, la única zona del estado en el que todavía no se había extendido.
Como decía ayer, en el artículo relacionado con el ébola, este vecino es un malpensado, y no puede hacer nada por evitarlo, porque le viene de serie. Por eso al enterarme de la noticia he estado indagando un poco sobre el tema, y en muy poquitos años van a inaugurar unos veinticinco centros. Lo que ocurre con el tema es que como siempre, este vecino no ha encontrado que se vaya a construir uno en Donosti, la zona más cercana es Irún, hacia el 2016/17.
Uno sabe que estos establecimientos tampoco van a ser el rejuvenecimiento para nuestros bolsillos, pero siempre que hay competencia, al menos, es mejor para ellos.
Este vecino tiene no sé si llamarle una teoría, quizás sea demasiado pretencioso, pero sí al menos una opinión al respecto.
En el caso concreto de Mercadona, no nos vamos a engañar, es un rival directo de algo muy nuestro, desde el punto de vista del vasco, como es Eroski, pero lo mismo que Eroski puso su “pica en Flandes” o en este caso en el País Valenciá hace muchos años, me parece que la respuesta de Mercadona se ha hecho esperar, y personalmente no me creo que haya sido por motivos políticos, por ETA concretamente, como se ha dejado entrever hoy en alguna emisora de radio.
No hay más que ver que en las cadenas de tiendas a nivel nacional, aquí no se “deja” abrir los días de fiesta. Nos pueden contar mil milongas sobre el comercio “amigo”, sobre el comercio “del de toda la vida”, pero al final la pela es la pela, y si al vecino de a pie le puede salir un poco más barato, pues mejor digo yo. Porque entre otras cosas no me gusta que decidan por mí, y lo están haciendo desde hace muchos, muchos, años.
No se puede tener de todo, me dirá más de uno, y eso me retrotrae a hace bastantes años en mi vida, unos quince o dieciséis. Un compañero de trabajo al quedarme sin vacaciones de Semana Santa  me dijo (y ni se me ha olvidado, ni se me olvidará nunca)  “no se puede tener de todo en esta vida”, ni que decir tiene que me tuve que quedar trabajando, porque se iba él. En mi opinión, lo mismo ocurre aquí, deciden por nosotros pero no porque sea bueno para nosotros, sino para los de siempre, los poderosos, tengan o no txapela.
En Donosti durante muchos años, no hablo de ahora, sino de hace años, han gobernado personas que tenían intereses fuera del ayuntamiento, alguno en algún hotel y diferentes comercios, que ahora me viene a la memoria, y se gobernaba apoyando lo nuestro, que en realidad era lo de “ellos”.
Este vecino, durante diferentes épocas de su vida, ha trabajado de cara al público, turistas concretamente, en Donosti. Y un día sí y el otro también me preguntaban por la ubicación de “El Corte Inglés”, y al decirles que en esta ciudad no había, no hay todavía, como se suele decir vulgarmente, “se quedaban alucinados”. Y en más de un caso, porque venían varias personas a la vez a preguntar, había alguien que en voz baja, y con cara de haber descubierto America, decía: -Es que “El Corte Inglés” solo hay en ciudades importantes.
A eso se le llama “daños colaterales”, o como hubiera dicho mi recordado compañero de trabajo: -No se puede tener de todo en esta vida-. Pero a mí personalmente, me jode, y esta vez, no pido perdón.
Y como siempre me gusta terminar con una sonrisa, aunque sea amarga, diré que de algo tiene que servir vivir en una de las ciudades más caras de España: El día que vaya, si voy, a Las Vegas, seguro que no me parece tan caro. Algo es algo.

*FOTO: DE LA RED