Este blog, y con él "el vecino del mundo", el mes que viene van a cumplir cinco años. Y durante ese tiempo, ha habido momentos mejores y peores; días en los que las musas se negaban a aparecer, y días en los que no paraban de aportar ideas.
Hoy es uno de esos días en los que este vecino ha
cambiado a última hora el tema a tratar, porque como siempre los “asuntos” al
llegar se sitúan en dos zonas del vecino: en su cerebro, o en sus tripas, siendo
las tripas un lugar de máxima prioridad, porque si el asunto al llegar, no es
tratado con suma urgencia, puede, incluso, explotar destruyendo al mismo vecino.
Sobre las dos y media este vecino estaba haciendo ganas
de comer, paladeando dulces, en demasía, noticias del corazón, en un programa
que no engaña con su nombre, “Corazón”, cuando unas imágenes, aunque en realidad
era el “audio” de las mismas, le han dejado totalmente noqueado.
Aparece el Señor Vargas Llosa en un aparcamiento,
sonriente y sorprendido por la prensa a partes iguales, y ahora viene la
periodista en cuestión, que en realidad no pertenece al programa que estaba
viendo, ya que ella es de Telecinco, y le hace la pregunta madre de todas las
preguntas: ¿Qué tal estás?
Sí, es una pregunta simple y nada rebuscada, que además
es polivalente ,porque se puede hacer en cualquier época del año y tanto de día
como de noche…
El problema es que esa joven, se supone que profesional,
se la estaba haciendo, por de pronto a una persona de setenta y nueve años, que
ya merece respeto por dicha edad, y que es además todo un premio Nobel, con lo
cual el hablarle de “usted” era más que obligatorio, un deber o incluso una
manera de homenajearle.
Ocurre que esa periodista, joven pero curtida en mil
batallas del corazón, trabaja en un mundo en el que el respeto, especialmente
en su cadena, tanto por el lado de los
periodistas como del famoso en cuestión, es “rara avis”. Y, además,
el corazón, como dice la canción, de tanto usarlo por muchos como manera de
ingresar euros o dólares, ha quedado tan devaluado que en lugar de ser un asunto
de ese músculo tan importante del cuerpo, ha quedado relegado, la mayoría de las
veces, a ser un asunto de “bragueta”.
Ni que decir tiene que a Don Mario Vargas Llosa se le
vincula, y confirmado por ambas partes,
con Isabel Presley, la siempre llamada “Reina
de Corazones”. En cambio, el trato de la gente de los medios con Doña Isabel
suele ser siempre exquisito, cuando en realidad es ella la que ha demostrado
una gran capacidad en rentabilizar momentos del corazón, y la mayoría de los
periodistas le hablan de usted, en esas entrevistas, siempre con una marca que
le respalda.
Digo todo ésto porque soy de la opinión de que el respeto
hay que ganarlo y creo que Don Mario Vargas Llosa lo ha ganado con creces, al
menos para que le hablen por siempre de usted. Otra cosa, y bien triste, es que
mucha gente, ante la nueva pareja, no
sepa quién es él, y le presupongan un mindundi, pero eso ya no es problema del escritor, sino del
indocumentado.
Al ver que la periodista tuteaba al Señor Vargas Llosa, me
he acordado de un profesor que tuve con catorce años, el Señor Curiel,
sevillano y señorito (confirmado por él). Cuando te apoyabas en su mesa o si
alguien osaba tutearle, se encaraba con el susodicho y le preguntaba: ¿Usted
y yo hemos comido alguna vez juntos?
En el caso del Señor Vargas Llosa, esté enamorado de la
reina de corazones o no, soy de la opinión de que no debemos tutearle ni aunque
nos convirtamos en su dietista y vigilemos todas sus comidas. El respeto se
gana durante toda la vida, y él tiene respeto para regalar hasta para esa
periodista, cuando menos, “imprudente”.
*FOTO: DE LA RED