Mientras Rajoy hablaba ayer de los mundos de Yupi en su
peculiar visión sobre el estado de su nación, este vecino,
como muchos de vosotros, siente la vida
como uno de los personajes de Ken Loach, que prácticamente ve la vida, si la
ve, en historias en blanco y negro, pero pasado por el tamiz del sentimiento ardiente
de Alejandro Sanz.
Y es que mientras los
brotes verdes ya han dado sus primeros
frutos, según palabras del todavía Presidente del Gobierno, a este
vecino, como a otros muchos, por aquello de mal de muchos…, las cuentas no es
que no le casen, sino que le divorcian de lo que era su realidad.
Hemos tenido que ir dejando tantas costumbres por el camino, por no poder
sufragarlas, que de hace unos pocos años a aquí, ya pareces otra persona,
porque tu vida no tiene nada que ver con la de antaño.
Vista la vida así, con esa pátina de pesimismo, a este
vecino le da ganas de convertirse en actor, más que nada para poder vivir otras
vidas, ya que la suya es incapaz de mantener.
Si por lo menos este vecino del mundo fuera famoso podría
ir vestido por la calle con un chándal lleno de publicidad con las marcas que
confían en él, al estilo de un Fernando Alonso cualquiera. Ahora sin embargo la
única publicidad que pudiera apostar por el vecino es la de cualquier O.N.G.,
pero a ellos no les vas a cobrar, porque a ti todavía te queda vergüenza
torera. Por cierto, y aunque no venga al tema, a este vecino le viene una
pregunta a la mente. En una autonomía, como la catalana, en la que está
prohibida las corridas de toro, por decreto, ¿se podrá seguir diciendo eso de “vergüenza
torera” o será políticamente incorrecto? Y otras frases como “ver los toros desde la barrera” o “ponerse
el mundo por montera”.
Y es que una cosa es lo que nosotros nos empeñemos en ver,
como Rajoy, y otra cosa es lo que realmente “es”, del “ser” filosóficamente hablando. O como
muchas personas, que aunque no le gusten las corridas de toro, cada día se pone
su traje de faena en el coso de la vida, y da capotes al sol y a la sombra para
que el toro del día a día, no se lo lleve por delante.
*FOTO: DE LA RED