Antes de nada, decir a todos aquellos que se han mostrado muy preocupados por no saber nada de mí durante varias semanas, que afortunadamente, esperemos que para la mayoría, sigo vivito y coleando, por supuesto menos de lo que uno quisiera, pero ya a ciertas edades lo que no se hace con frecuencia se ha de tomar como un reto para volver por la senda de la normalidad.
Y no, me niego a decir lo de “nueva normalidad”, porque
eso significa reconocer que nos han estafado
y además tragamos con ruedas de molino, mientras sonreímos
abiertamente al futuro.
Y este vecino del mundo
siempre tendrá la esperanza de volver por los terrenos del ayer, cuando sabíamos
que no éramos felices, pero no nos conformábamos.
Ahora lo de la nueva normalidad
parece asemejarse a aquel famoso “jodidos pero contentos”. Y personalmente, al
menos, puedo estar de todo, menos contento, y además que intenten que trague la
hiel con una sonrisa por lo de "la nueva normalidad".
Si un día estuviste profundamente enamorado y en la gloria, luego cualquier sucedáneo ya no vale en nombre del amor. Pues eso es lo mismo que lo que te piden en aras de la nueva normalidad.
Ni tienen el mismo sabor las
galletas que ahora se hacen utilizando el nombre de marcas de hace muchos años,
ni la nueva normalidad nos va a hacer olvidar lo que la pandemia y la gestión
de los políticos se llevaron.
Si siempre me ha parecido que los políticos tocan de oído y de cara bien dura, lo de estos meses no diría que es una mezcla de guion de Berlanga y Azcona, porque desgraciadamente los políticos de ahora no tienen ni talla intelectual ni la categoría. Los guiones serían de un nivel, y lo siento por los ejemplos que voy a poner porque en realidad no se merecen verse mezclados en ésto, pero serían algo así como , un “collage” de “Loca academia de policía” y Manolo y Benito en “Manos a la obra”, especialmente cuando hablamos de los chanchullos de blanqueo de dinero.
A ese nivel, el del suelo,
hace tiempo que nos dejaron a todos, y ahí estamos intentando levantarnos mientras
nos pueden atropellar cincuenta vecinos que salen de un piso donde han estado
celebrando el cumpleaños de alguien que seguro que más de uno de los que ha
esto en el convite ni conoce, ni se ha planteado conocer. Porque nosotros también, como ciudadanos tenemos lo nuestro.
Pero ya se sabe: la juerga es
la juerga, y lo peor que te puede pasar es que te llamen “negacionista”, y eso,
como coartada al menos, o incluso como pasaporte, es original.
*FOTO: DE LA RED