sábado, 22 de agosto de 2020

TODO EL BOSQUE ERA...

 

Leo en “El País” que los niños con coronavirus portan mayor carga viral que los adultos. Aquí si que viene a huevo lo de “pequeños pero matones” o “bombas de relojería”.

Ahora, cada vez que vea a alguien con un cochecito con un bebé dentro, como en la típica película en la que sabemos que van a poner una bomba pero no cómo, mi mente automáticamente le pondrá los efectos de sonido de un reloj grande de pared. ¡Acojonante!

Cada vez está más claro que en lugar de ir hacia adelante, retrocedemos más que un cangrejo con prisa. Durante el encierro, en plena pandemia, a las autonomías, así en general, se les llenaba la boca pidiendo total autonomía para dictar sus propias normas. Ahora, quien más quien menos pide otra vez mando único.

Y es que aquí no puede ocurrir, como en la mayoría de las catástrofes, echarle la culpa al conductor muerto, que no se puede defender. Por eso, siempre es preferible señalar al de arriba, o sino se puede, a algo un pelín abstracto, como ahora a los jóvenes. Este vecino del mundo no quiere decir que los jóvenes lo pudieran hacer mejor, mucho mejor incluso.

Pero los políticos son como los magos: siempre te hacen mirar hacia otro lado, para que no les descubras el truco.

Particularmente este vecino cree que los políticos, nuestros políticos, desde que terminó el estado de alarma no han hecho nada para enmendar los errores anteriores, solo paripés públicos, como siempre. Pero, ¡ojo!, todos oímos las palabras del Señor Pedro Sánchez anunciando a bombo y platillo que habíamos vencido a la pandemia. Y como decía un amigo, creímos que todo el bosque era “orgasmo”, y nos está yendo así, de gatillazo en gatillazo, o lo que es lo mismo, un auténtico asquito…

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viernes, 21 de agosto de 2020

LOS NUEVOS DIOSES

 

Como hubiera dicho nuestro gran filósofo “Chiquito de la calzada”: “La cosa está mu mala”.

No se puede decir otra cosa, ya que nuestro antiguo héroe, Fernando Simón (siempre me acordaré, porque me llegó al alma, a aquel joven que se tatuó su rostro en la pierna), como si estuviéramos en un relato clásico, griego por ejemplo, ha tenido que pedir ayuda a los Nuevos Dioses, a los “Influencers” para ver si nos quitan la venda que nos tiene atrapados, y no nos deja ver la cruda realidad de un virus al que ya tenemos a apenas un centímetro de nuestro rostro, como la celebre imagen de una Sargento Ripley literalmente enfrentada a Alien.

Mal, muy mal están las cosas, cuando si entras en Twitter, y ves las preocupaciones de la gente menuda, y esperemos que no menuda gente, en su forma de “Trending Topics”, aparecen nombres como Pocholo, Marta López, Loquillo, Makoke… Éstos seguramente no pueden ser considerados “influencers”, pero como mínimo serán muy “amiguitos” de ellos, que lo mismo da.

Intentando contrastarlo con la realidad de la calle, esta pasada noche, y dando un paseo por una de las muchas avenidas marítimas que tenemos, encontrar una mascarilla entre los sentados en las terrazas, más que difícil se hacía utópico.

Y es que ya sabemos eso de que “el bicho existe pero seguro que no se va a fijar en mí porque yo soy el “prota” de mi propia película, y todo les pasa a los demás”.

Entre anuncio y anuncio, de maquinillas para las piernas, o de qué ropas, o maquillaje se lleva, esperemos que los nuevos dioses tengan un momento para hacer algo benéfico, es decir, sin cobrar, y digan a sus súbditos que se pongan a buen recaudo del Covid-19. Más que nada, porque de otra manera se van a quedar sin sus potenciales clientes.

A la fuerza ahorcan…

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miércoles, 19 de agosto de 2020

ABEL CABALLERO Y... LOS PITUFOS

 



Más de una vez para saber si algo está bien o no, y ya lo he comentado previamente desde esta atalaya, lo mejor es elevarlo a la máxima potencia. Y algo parecido me ha ocurrido hoy al ver a Abel Caballero, alcalde de Vigo, dando el pistoletazo de salida a la colocación de las luces de Navidad, sí, en pleno agosto.

Es un hecho que la economía de Vigo estos últimos años ha debido de sufrir un gran empujón al llegar las fiestas navideñas con el show que se monta el alcalde promocionando “su” decoración, más intergaláctica, que navideña.

La prueba es que en años anteriores, en los días álgidos de la Navidad, por lo que dicen, no podías encontrar plazas hoteleras en la ciudad.

Personalmente, a este vecino del mundo siempre le ha parecido, el Señor Caballero, más personaje que persona, estar más cerca de la histeria que de la historia, porque siempre le he encontrado un pelín, como un tronco de secuoya, pasado de revoluciones. Como esos discos a los que les pones a tanta velocidad que lo que consigues es… encontrar a Los Pitufos.

Hoy en el informativo de las tres de la tarde, el Señor Abel Caballero con su promoción de sus luces navideñas, ha conseguido que tuviera la sensación de estar viendo unas imágenes pornográficas. Y no era ni el momento ni el lugar…

Y es que tal como está el panorama actual no es de recibo malgastar, no el dinero, que por supuesto también, sino tiempo, esfuerzo y calorías, en algo que no sea ayudar a sus vecinos a pasar estos malos momentos. Sin embargo, estamos en una época en que lo que triunfa sobre la lógica es la ilógica rozando la astracanada: Fiestas para infectarse con el coronavirus. “Videntes” cantantes que convocan a sus simpatizantes con discursos negacionistas, que cuando les pones el micrófono para que expresen sus ideas, convierten su manifestación en “el club de la comedia”, por supuesto, sin la más minima intención de hacerlo.

No me extrañaría, a este vecino ya no le extraña nada, que estas navidades estuviéramos todos confinados otra vez, y que en Vigo, a las ocho de la noche, las luces navideñas aplaudan a la gente en sus balcones...

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viernes, 14 de agosto de 2020

UN VERANO SIN SERPIENTES NI PARPADEOS

 

Este verano, como ya prácticamente todo en este año, es atípico.

Otros años era acercarse el verano y parecía que todo se ralentizara, incluidas las noticias de calado para los periodistas que, por decirlo de alguna manera, quedaban de guardia. De ahí el nacimiento y consolidación de la serpiente de verano

Este año no hace falta ese recurso, el de inventarse la noticia, o maquillar convenientemente un rumor, porque en lugar de ralentizarse los acontecimientos, se podría decir esa célebre frase, “si parpadea, se lo pierde”.

Que en Galicia han creído conveniente prohibir el fumar dónde no pueda haber la ya famosa distancia social, y que conste que este vecino del mundo nunca ha fumado, pues a muchas autonomías les está faltando tiempo, para apuntarse al carro.

Llámenme malpensado, pero es que ese tipo de ideas, en las que tiene que ponerlo todo el sufridor de a pie, siempre cuestan menos que, por ejemplo, contratar “rastreadores”. Y sino que se lo pregunten a Díaz Ayuso, que se le ha puesto el cuarto y mitad de rastreador por un buen pico, eso sí, yendo a lo privado, ya que el “pueblo”, así en general, no les quiso ayudar “by the face”, o traducido al castellano, “por la patilla”. Y de los seiscientos-ochocientos rastreadores más que necesitaban para el porcentaje que se supone sería el indicado en Madrid, han fichado a 22. A lo mejor, o a lo peor, alguien de su equipo se ha confundido y pensaba que tenían que formar un equipo, sí, pero de fútbol.

Por cierto, los últimos, por ahora, en quejarse es el gremio de “las cerveceras”. Y es que, claro, la falta de millones de turistas que no están acudiendo ni a nuestras costas, ni a nuestros bares, se tiene que notar, especialmente esos británicos de tripa en forma de barrica.

Esperemos que ahora no nos publiciten (como lo de viajar por dentro de España, que machaconamente nos lo dictan en los anuncios de la tele) que tenemos que beber por nosotros y por los que no han venido, porque entonces no acabaremos con la mascarilla colgando de una de las orejas, a modo de media asta, sino que nosotros colgaremos de la mascarilla enganchada al grifo de la cerveza,  y no metafórica sino realmente.

No nos va a dar nuestra vida en cumplir con nuestros múltiples, y cada vez más, deberes cívicos...

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lunes, 10 de agosto de 2020

HAN PASADO DIEZ AÑOS...

...Y ya han pasado diez años del comienzo de este blog, A TROCHE  Y MOCHE, cuando este vecino del mundo se liara la manta a la cabeza, o bien porque la manta no fuera muy grande, o este vecino fuera un cabezón, que quizás haya más de la segunda opción, como buen tauro que es. No voy a decir que parece que fue ayer, porque al menos votar, lo que se dice votar de ir a las urnas, hemos ido una "jartá".

Siempre se ha dicho eso de que el que no llora no mama, y la verdad es que en A TROCHE Y MOCHE no somos de llorar, pero sí de edulcorar con ironía todo aquello que nos resulta, por ejemplo, chocante, aunque nos lo quieran vender como de normalidad muy normal.

Incluso mucho antes de que nos imagináramos esta nueva normalidad, que podrán pasar otros veinte años, pero este vecino del mundo ni se hace ni se hará con estos nuevos hábitos, y no estamos hablando ahora de la mascarilla, que como la hemorroide, si hay que llevarla, pues eso, se lleva. Y más, si nuestra vida depende de ello.

Parece que diez años no son nada pero a algunos, y no quiero señalar, les ha costado casi la mitad, fundar un partido político,  y a los que sobreviven en el candelabro de su día a día, parece que les va muy bien,  y aunque no quieran dejar a nadie atrás, digamos que ellos van delante.

Mucho se habla ahora de la segunda ola, esa que se supone nos va a arrasar con el mismo virus que ya nos ha atropellado previamente, y que nos va a volver a vapulear por muy listos que siempre nos creemos. Pero para ola que nos ha mareado hasta la extenuación, es la de lo políticamente correcto.

Ya no se puede decir nada porque alguien se va a dar por aludido, y lo menos que te van a llamar es facha. Este sábado, sabadete, le ha tocado el turno de ser apedreado a José Sacristán, que lo único que ha hecho ha sido ejercer el poder de responder a una entrevista en televisión.

Y si te preguntan qué opinas del emérito pues respondes, y si luego hacen lo mismo con la figura de Pablo Iglesias, pues respondes también, por muy simpatizante, y aún diría más, comprometido con el Partido Comunista en años complicados. Un señor que solo cuando ha sido preguntado, siempre ha respondido con verdades como puños. Y hoy hay gente que le está llamando payaso, como si ser payaso, fuera algo malo. Y es curioso, no se quejan de su opinión sobre el emérito…

Muchos se lo deberían hacer mirar, porque ser de izquierdas, o de derechas, no debería implicar quedarte ciego de lo que no quieres ver en tu lado.

En A TROCHE Y MOCHE después del pedacito de tarta, que somos muchos para comer y el de siempre a pagar, seguiremos ejerciendo nuesto poder de no callar, que tal como está el patio, no es poco.

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domingo, 9 de agosto de 2020

¿REALIDAD O PARODIA?

 


Tal como está el panorama de reiterativo en tantas cosas, y me levanto con unas imágenes, en las redes sociales, grabadas con teléfono móvil durante un concierto, en el que el grupo Taburete, concretamente Willy Bárcenas, sí, el mismísimo hijo de su padre, anima al personal a quitarse la mascarilla.

Ahora me imagino que todo terminará como lo del disc-jockey escupiendo alcohol o lo del emérito en su momento: Lo siento mucho, no volverá a ocurrir.

Por cierto, siempre se ha dicho eso de que “la policía no es tonta”, y realmente no lo es, pero digamos que desde que existe el teléfono móvil, prácticamente no se escapa nadie de ser grabado, por decirlo de alguna manera suave, en su momento de insensatez al margen de que luego pueda ser punible o no.

En otro orden de cosas, en un agosto que no lo conoce ni la madre que pare veranos, se están dando y se seguirán dando las no-fiestas. A este vecino del mundo hay algo que se le escapa. Al parecer, no queremos que la gente se altere, pero tampoco queremos que se esté quieta.

Ahora le toca a la no-fiesta de la Semana grande donostiarra. No se hace un programa de fiestas por aquello de la pandemia, pero se crea un programa alternativo. Al más puro estilo de: sexo no, bueno, solo la puntita.

Lo más triste es llegar a ser parodia de uno mismo (gigante o cabezudo que lo mismo da), y muchas veces lo conseguimos. Y para más inri, sin ningún esfuerzo, ni pudor.

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lunes, 3 de agosto de 2020

¿QUÉ HAY DE LO MÍO?

Siempre que llegamos a estas fechas, comienzos de agosto, tengo la sensación de que lo que queda del año, y son cinco meses, casi la mitad, ya es pan comido, y nos plantamos en Navidad sin apenas despeinarnos. Y es que en mi mente siempre se dibuja una bajada con una pendiente, en realidad no se por qué, de infarto.

Creo que en el fondo tiene mucho que ver que ya anuncian la venta de la lotería de navidad y te hace pensar en el tema, pero es que este año por estar como estamos, entre la Corinna y el Corona se me ha pasado el año con la intención, así en general, de querer escribir algo, y solo me ha dado tiempo a calentar el bolígrafo.

En un año en el que prácticamente se ha suspendido todo, y hemos suspendido, visto lo visto con el comportamiento de muchos, la mayoría, al llegar al final de año, cuando se haga resúmenes de todo, solo va a ver, iba a decir un tema, pero no, habrá dos: el coronavirus y el emérito. En una especie de reedición de La bella y la bestia, en el que cada uno se puede montar el cuento según simpatías o fobias, que lo mismo da.

Está siendo un año para olvidarlo pronto, pero precisamente por eso creo que debería ser un año para enmarcarlo, y ver el comportamiento de todos, especialmente el de la clase política, que una vez más, y en momentos angustiosos para muchos, con negocios que están en un tris de echar el cierre, sólo se preocupan, la clase política digo, de qué hay de lo suyo. Y en eso izquierdas y derechas es igual.

Me viene a la mente una palabra que ya por ser poco usada, diría que me remite a mi niñez, comienzo de los sesenta, a la de los tebeos a estrenar los domingos y fiestas de guardar con la paga.  Y esa palabra es “pedigüeño”.

Nunca había pensado en el tema, pero tenemos una clase política repleta de pedigüeños, en la que no saben dar soluciones, pero eso sí, lo de pedir se les da muy bien. Y como he dicho antes, eso no es cuestión ni de izquierdas, ni de derechas. En eso todos son iguales. El famoso “qué hay de lo mío”, o como diría la juventud que en eso es siempre más clara, y con perdón, con mucho perdón, “mi culo primero”. 

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lunes, 27 de julio de 2020

SOLA ANTE LA POLÉMICA


No sé cómo he podio vivir hasta ahora  sin saber la noticia: Pilar Rubio  y Sergio Ramos han sido padres de su cuarto hijo, Máximo Adriano. Orillando el chiste fácil de que ya les queda menos para formar un equipo de fútbol, las redes sociales, una vez más, han entrado al trapo hasta el fondo.

Y es que la pareja, o sus asesores si los tienen, que en ese caso deberían de ser despedidos fulminantemente, lo han puesto muy fácil. En las fotos que han distribuido, se supone que a los pocos minutos del parto, la madre, Pilar Rubio, luce un rostro que para sí lo quisieran muchas, y si me apuran hasta muchos: un maquillaje perfecto.

La gente siempre más partidaria de que todo vaya mal a los demás, especialmente si se trata de algún famoso y, se supone, con dinero, ha aprovechado la ocasión para hacer chistecitos de todo tipo recalcando en tono jocoso un perfecto maquillaje hasta después de parir…

Sinceramente, esta vez me tengo que posicionar a favor de la feliz pareja. Han sido consecuentes con su manera de vivir, que siempre, al menos eso han transmitido siempre, tiene un mucho de apariencia. Incluso el común de los mortales normalmente hubiera parido un Adriano, pero ellos, rizando el rizo, una vez más, han engendrado un Máximo Adriano, lo que en matemáticas hubiera equivalido a un Adriano a la máxima potencia.

Todo lo que se vende a estos niveles, o ayudará en el futuro a vender, tiene que ser profesional, como el maquillaje motivo de la polémica.

Al final, si alguien no ha estado a la altura, por decirlo de alguna manera, ha sido el padre de la criatura, que le ha dejado a ella sola ante la polémica. Y es que Sergio Ramos debería haber redondeado la escena luciendo, como no podía ser de otra manera, la indumentaria de la próxima temporada del equipo que él representa. 

Si somos, lo somos hasta el final.


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viernes, 17 de julio de 2020

TIEMPOS DE DISTANCIAS CORTAS...



A mí, a este vecino del mundo, la nueva normalidad le está matando. 

No puedes hacer planes ni a cinco días vista, porque puede que dentro de cinco días ya estemos todos calvos. Es muy probable que no te dé ni tiempo de llegar al autobús, al avión, o lo que tuvieras previsto utilizar para desplegar tus alas veraniegas.

Como decía el muy recordado “Chiquito de la calzada”, filósofo entre los filósofos de a pie: “La cosa está muy malamente”. Cualquier día comparece Fernando Simón dando pasitos y saltitos, porque lo del “no puedo, no puedo” ya se le está quedando corto.

En Donosti, el comportamiento de la gente, en apenas veinticuatro horas, ha dado un cambio radical. Al final sólo respondemos al castigo, y es que cien euros significa suspender una salida con la cuchipandi o lo que se esconda tras esas mascarillas, que por mucho de diseño que sean, no dejan de ser una especie de pasaporte para intentar escabullirte del bicho malo.

Este año, tiene toda la pinta de que va a primar la distancia corta, los planes pincelados con  dos días vista, porque el resto se puede escapar al intelecto pospandemia. Hacer un viaje en autobús de doce horas puede ser el equivalente de lo que antes sería ir de gira por el famoso Triángulo de las Bermudas.

Personalmente, y tras tanto brote y rebrote, ya he comprobado qué tal ando de previsiones de papel higiénico y sigo preparado para distancias largas. Lo de comer, bien pensado, me vendrá bien ajustarme el cinturón, por cuestión de gastos, sí, pero de los de calorías.

Llamadme malpensado, pero tiene toda la pinta que este año se nos junta la salida  de las vacaciones de verano con el regreso de Navidad. Y es que  si algo nos ha enseñado el confinamiento es que en una casa entran todo tipo de distancias: las cortas y las largas. Solo nos hace falta un mando a distancia y, especialmente, mucha paciencia para la convivencia incluida con nosotros mismos.

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jueves, 16 de julio de 2020

LA VIDA ES SUEÑO...



Me acabo de despertar, es la una y media de la madrugada, frente al televisor. Todo el tiempo escenas, una tras otra, de olas rompiendo al acercarse a la orilla, mientras surfistas rubios quemados por el sol intentan no salir damnificados. Todo ello aderezado con rock especialmente duro sobre un fondo naranja, y en algún lugar, en ese mismo fondo, montones de palmeras.

Tengo la sensación de estar soñando. Me acerco al ordenador en otra habitación. No sé por qué pero tengo la certeza ahora de que estoy soñando. Conecto con un periódico digital de  Donosti. En portada prácticamente sólo noticias del Covid. Hay un gran brote, un auténtico brotón, de 250 personas en un camping, lo conozco, de Zarautz.

Es como abrir una ventana, y ésta se ha convertido en una pantalla de televisión con un gran plano repleto de diferentes televisiones, todas ellas con noticias del Covid, y de gente comiendo en terrazas. El mundo vomita enfermedad e intento cerrar la ventana antes de que me agreda.

Huyo hacia la puerta de salida de mi casa y la abro. Me doy de bruces con el interior de mi frigorífico. Reconozco la compra, porque hace apenas cinco horas estaba en mi carrito del super.

Ahora unas cuantas vecinas están hablando con una periodista de La Sexta. Están diciendo que llevo muchos años viviendo en el inmueble y que nunca he dado ningún problema, y que siempre he sido muy atento al saludar.

Mi último recuerdo, a modo de una gran isla paradisiaca, un paracetamol también rodeado de surfistas. Espero haberlo tomado, y que todo sea un gran pequeño sueño. ¡Socorro! No me veo y no sé si llevo puesta la mascarilla. Para colmo de males, no sea que además me caiga una multa de cien euros, y ésta sea lo más real de todo. Lo último que siento, y lo siento de verdad, es mi esfínter cerrarse.

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martes, 7 de julio de 2020

...POR NO LLORAR



Hace un rato estaba, a l lado mismo de mi casa, en el bar de cabecera (si hay farmacias con esa denominación también debe de haber bares o tabernas con esa función, se lo merecen). Y mientras este vecino del mundo tomaba un cafelito, ha entrado un señor de mediana edad, que en su día se aburrió y todavía le dura. Y esperando por un chupito de whisky, sin prisas, y sin mucha menos ilusión, ha comenzado a hablar sólo, mientras miraba más allá del espejo que tenía en frente.

“…Y Bolsonaro ha dado positivo –decía para sí mismo, y para todos.- Pues debe de ser lo único positivo, que ya es algo, que ha aportado a su país. Y además, seguro que sin querer. Le ha pasado como al británico, al Boris Johnson ese, que no creían en la potencia de ese bichito, el corona. ¿No querían café? Pues toma dos tazas. Ya solo falta que el Donald americano ese, el ricitos de oro, el naranjito de La Casa Blanca,  lo coja también, y ya tendremos otro tipo de “Santísima Trinidad” porque también éstos están en sus altares además…”

Ya le he dicho al camarero, mientras le guiñaba un ojo, que no sabía que habían reconvertido el negocio en un club de stand up comedy. Y me ha contestado  que esperaba que me gustara la primera actuación, que es un nuevo valor.

Algunas veces, la mayoría, una mezcla de aburrimiento y desidia, puede lograr lo que en otros momentos lo conseguiría un buen pelotazo. Ese comentarista de barra estaba en el límite entre el aburrimiento y la desgana de ver, quizás sin ser muy consciente de ello, el presente que estamos afrontando.  Y en el que puedes encontrar de todo, especialmente nada bueno, y mucho menos un reducto de esperanza.

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lunes, 6 de julio de 2020

TIEMPOS DE HOUDINI



Este año me da la intuición, por no decir el pálpito, que suena pelín trasnochado y cursi (además que ya los que antes éramos clase media y que ahora no tenemos ni clase ni nada, ya nacemos sin ello), que lo de ir de vacaciones de verano va a ser como el desenlace de una película de Hitchcock, que hasta el último segundo no se sabrá si vamos o no.

Y es que tal como está el patio  de brotes del coronavirus, subiendo más que un termómetro en un baño turco, no puedes saber, con varias semanas de antelación, si sólo tienes que llevar ropa de verano, o de invierno también, por aquello de que te puedan forzar a estar confinado  y ver a la Pedroche comiendo las uvas  en la Puerta del Sol, y tu con cara de sueco, o haciéndote el mismo, con pantalones cortos y chancletas, mientras desde el cielo caen todo tipo de plagas.

Por cierto, hoy es la víspera de San Fermín, pero en esta nueva realidad, al que se arremoline en la Plaza del Ayuntamiento en Pamplona, en las horas previas al chupinazo, habiendo tenido que pasar todo tipo de control policial, no se sabe si le van a llamar despistado, irresponsable que sería lo propio, o Houdini por ser el rey del escapismo.

Lo mismo que antes del coronavirus, y visto con los ojos del ahora, se puede decir que éramos felices aunque fuera de marca blanca, y no lo sabíamos, ahora estamos viviendo una especie de apocalipsis pero sin efectos especiales, en lo que lo  primero que ha sufrido ha sido precisamente nuestros afectos especiales. Los más allegados han sido separados a golpe de alarma, y nos hemos ido anestesiando con internet y plataformas televisivas.

Sin embargo, sales a la calle a darte un paseo, que es de lo poco que todavía es gratis, y además no viene envasado en plástico, por lo que es totalmente ecológico, y no notas a la gente en las terrazas repletas, o haciendo un chiste, de “b(r)ote en b(r)ote”,  ni crispada, ni mucho menos con la mascarilla puesta.

Si fuéramos el mar, estaríamos en calma chicha total, momentos antes de la tormenta perfecta...

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miércoles, 1 de julio de 2020

CON AGUJETAS EN EL ALMA


Y ya estamos a 1 de Julio del 2020. Hemos quemado medio año sin parpadear, o mejor dicho en este caso, el medio año ya pasado nos ha incinerado a nosotros.

Hemos vivido la trama de una película de ciencia ficción y un thriller al mismo tiempo, iba a decir que gratis, pero de eso nada. Ha habido un alto costo sobre todo en vidas, y esa sensación de que estas varias generaciones que habían vivido, por decirlo de alguna manera, “tranquilas”, ya han sufrido su “guerra” particular, que en el mejor de los casos nos ha dejado con el panorama de nuestras vidas cambiado.

Algunos pensarán que exagero, pero ya nunca más seremos los mismos, aunque hagamos las mismas cosas y vistamos las mismas ropas. Teniendo el bagaje que ya tenemos, no podemos mirar hacia adelante, al menos sin agujetas en el alma, por el vapuleo del destino sufrido.

Quizás, y tal como nos encontramos, las verdaderas Navidades se debieran celebrar ahora. Para vivirlas en familia, y recogidos en nuestras casas. Y no ir todos como locos a la búsqueda del virus a la misma playa, o a la misma cola de la terraza, aunque ésta se encuentre en la ciudad.

Ya sé que estoy hablando como un pesimista, que normalmente no lo soy, o al menos no me considero como tal, pero siempre se ha dicho también que un pesimista es un optimista bien informado.

Por cierto, me consta que más de un empresario este año tiene a huevo practicar el chantaje emocional con sus empleados a la hora de que quieran disfrutar sus vacaciones. Además, si otros años sin pandemia ya lo hacen o intentar hacer, lo del chantaje emocional me refiero, ahora solo tienen que hacer una pregunta, "¿No has tenido suficientes vacaciones este año?", mientras te miran a los ojos, esos que en muchas circunstancias, como ésta precisamente, están directamente relacionados con las ganas de defecar.

Una ayuda para intentar contestar adecuadamente a la pregunta comprometida y con mala leche de su “querido” jefe:
"Sí, ya lo sé, pero como buen español y mucho español, nos tenemos que sacrificar yendo de vacaciones, aunque no tengamos ni ganas ni dinero, para que sus compañeros empresarios de la industria turística, puedan salir del paso y respirar con menos dificultad. El deber nos llama."

Y si a eso acompañas con unas lagrimitas saliendo de tus ojos, y el mismo tono que el discurso de Escarlata O´Hara en “A Dios pongo por testigo…”,  llegarás como trabajador en tu mismo curro hasta finales de año. Eso espero.

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sábado, 27 de junio de 2020

UN ABRAZO EN TIEMPOS DE PANDEMIA



Estamos viviendo en un mundo de continuas poses sacralizadas y llevadas a los altares del “políticamente correcto” con el que ya se bautiza al buen ciudadano de libro oficial pasado por la notaría.

Todo lo programado conlleva un mucho de frialdad y de ser procesado pasando por el cerebro y no directamente besado por el corazón.
Ahora se nos dice, se nos ruega, que de saludar lo hagamos chocando codos. 

No encontraría nada más forzado y antiestético formalmente, salvo el consabido “No eres tú, soy yo” que acompaña muchas veces al previo “Tenemos que hablar” que servirá de prólogo a una ruptura preparada y cocinada por tu ya “virtual” expareja.

No hay nada mejor, ni más intimo en público, que un abrazo. Eso sí que ahorra mil palabras, y no una fotografía que el tiempo, como mínimo, amarillará.
Los abrazos siempre cuelgan del corazón y del con-sentimiento. Sin olvidar que nunca se dice tanto sin hablar, aunque sea detrás de un frío plástico.

Al final, después de todo, y como epílogo a esta pandemia, en el mejor de los casos, que nunca se nos olviden los abrazos que vimos e incluso vestimos con nuestra piel.

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viernes, 26 de junio de 2020

JASON, MENUDO SUSTO QUE NOS HAN DADO...



Ayer, pasadas las seis de la tarde, Carles Francino, en La Ventana de la Ser, interrumpió la emisión para decir que Las Redes se estaban haciendo eco de la noticia de que el actor Jason Statham había sido asesinado por unos individuos que habían asaltado su casa en New York, y a los que intentó hacer frente para defender a su familia.

Afortunadamente todo acabó en que solamente era una fake news, o jugando con el inglés, mejor una fuck news, por lo jodidamente que le hizo pasar durante unos minutos a este vecino del mundo. Antiguamente, al tratarse de las fechas en que ya nos encontramos, lo ocurrido simplemente hubiera quedado en una serpiente de verano.

Este vecino del mundo tiene sus debilidades, e incluso sus puntos negros, en los que Jason Statham pudiera estar incluido. No es un gran actor, ni especialmente dotado para la expresión, la interpretación o para lo que viene a ser pasar la batería a alguien, pero pese a todo, en él hay algo que a este vecino del mundo le atrae, y que pueda estar relacionado con el olor a verdad. y que seguro tampoco es los largos diálogos que tienen sus personajes. Porque quizás en parquedad pueden ser de los pocos que ganen a los vaqueros interpretados por Clint Eastwood.

Quizás, pueda ser esa falta de “lo políticamente correcto” que representa, y que uno ya está un poco harto de tener que dar al corrector o al Photoshop de la vida para borrar aquellos episodios nuestros, que vistos con ojos del ahora nos harían, cuando menos, sonrojar. O también una versión, esta vez con más “sexapil”, de “si no me entiendes lo que te digo, chúpate ésta”.

También Jason, para los amigos, puede ser la versión 3.0 del Charles Bronson de los setenta. De hecho, The Mechanic, y su secuela, The Mechanic 2, son un remake, anteriormente rodado por Mr. Bronson.

Como este vecino ya ve venir a más de uno, adelanta que en la polémica surgida ahora, si se tiene que cambiar el nombre a ese producto chocolateado, por siempre conocido como “Conguitos”, este vecino, y tras mucho pensárselo no puede por menos que estar de acuerdo en el cambio de nombre. Quizás, por aquello tan simple de que “el movimiento se demuestra andando”.

Ayer, y esperemos que la siguiente tarde en llegar, fue una de las pocas veces en que la radio no tenía razón. Y la culpa esta vez no fue del chachachá, sino de las redes sociales, como casi siempre, y esas ganas de ser el primero en decir algo y no tomarse el tiempo necesario para confirmar las fuentes, y al final, ahogarse en ellas.

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viernes, 19 de junio de 2020

A PROPÓSITO DE PABLO ALBORÁN



A propósito de Pablo Alborán, o mejor dicho, de sus declaraciones manifestándose homosexual, todo es cuestión de opiniones, pero para este vecino del mundo, parar las rotativas, o acercarse a los medios de comunicación para hablar solo de ello, de tu opción sexual, aunque sea, siempre se dice, para ayudar a otros muchos, especialmente fans, este vecino no cree que sea ayudar a normalizar el tema. 

Pareciera, llamenle malpensado a este vecino del mundo, que ese cambio de conducta de hasta ahora sólo querer hablar de su trabajo, pudiera estar motivado, seguramente no será el caso, a que alguien  hablara de ese tema, o no hablarlo, previa petición remunerada. 

En primer lugar, no se debería de dar importancia a ese asunto. No se habla de que uno es rubio, o moreno, cada cual es como es, o como quiere ser, por lo cual, la mejor manera de hablar del tema, de normalizarlo, sería darle la importancia que tiene, más bien poca. 

Por ejemplo, este vecino recuerda a Paco León en el programa de Bertín Osborne, hablando de su vida, comentó así de pasada, que hasta que conoció a su mujer, siempre había tenido ligues con hombres. Porque la vida va como va y en cualquier momento puedes conocer a alguien del que o de la que te enamoras, y circunstancialmente tiene un sexo u otro.

Otra persona que es un claro ejemplo de que ella lo tiene totalmente normalizado, y que cuando tiene que hablar se refiere a su novia, sin tapujos, es Anna  Castillo. En este caso, quizás pueda intervenir su juventud y que ella ya proviene de una época en que a los jóvenes, o los tomas o los dejas, porque debes de cambiar tú y tu opinión, en el caso en el que se te haga, como mínimo, muy raro esa opción sexual, porque ellos saben que no están para perder el tiempo dando explicaciones.

Tampoco, en opinión de este vecino, es de ayuda para normalizar la homosexualidad el hacer continuamente alarde de ello. Cosa que pasa,  en algún canal de televisión. Pero diría prácticamente el mismo discurso para aquel que esté diciendo continuamente que es muy macho, o a aquella que es una mujer, muy mujer.

Se comprende que tras muchos años de tener que vivir prácticamente en la clandestinidad haya al comienzo de la “normalización” una especie de eclosión aplastante, pero todo debería de tener, como se dice ahora en otro sentido, una nueva normalidad. Y no preguntar a alguien “¿Qué hora es?" Y te responda, prácticamente a la manera de Rajoy, "Yo soy  homosexual, y mucho homosexual".

Siempre se ha dicho que el movimiento se demuestra andando, …viviendo, …amando.

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jueves, 4 de junio de 2020

LOS MASTINES SON PARA EL VERANO...



No sé vosotros, pero a mi me entran ganas de que después de que termine esta desescalada, si lo hace, que ya hay días en que lo dudo, nos tomemos todos un cierto tiempo sabático
No, no me digáis eso de que con el confinamiento bastante tiempo sabático hemos tenido. Porque donde hay prohibiciones y restricciones, eso de hacer lo que me da la gana que debe estar implícito dentro del tiempo sabático no se cumple.

La verdad es que estos dos meses bien colmados, como dos tazas grandes llenas a rebosar, han sido, dentro de la presunta quietud de muros para adentro, bastante estresantes, porque cada dos por tres tenías que andar buscando en el BOE si ese día te tenías que peinar con raya a la izquierda o a la derecha, o sólo podías respirar en los segundos impares.

Por de pronto, si lo del viajar se normaliza, aunque dentro de lo normal ya tenga que ser que hagas todo el viaje, en autobús en el caso de este vecino, con una especie de bozal todo el rato en el morro, personalmente será difícil que me encuentren este año en la playa, al menos en horario, por decirlo de alguna manera, de oficina. Porque aquello se va a convertir en una especie de laberinto parcelario en el que no me extrañaría que más de uno se llevara su perro, preferiblemente mastín, para proteger lo que en esas horas es suyo.

Lo triste de todo esto es que añoremos un tiempo, no hace falta remontarse mucho, sino con tres meses atrás basta, en el que realmente no estábamos a gusto, pero que visto lo visto, la alternativa, esa nueva normalidad, hace plantearnos desde un punto de vista humorístico que no sabemos si vamos a vivir mucho, pero seguro que se nos va a hacer muy, muy largo.

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sábado, 30 de mayo de 2020

CONFINAMIENTO AL CUADRADO



Sí, los seguidores de este blog saben que llevo más de semana y media sin dar signos de vida… Y es que mi hastío, así en general, de todo y con todo, ha sido total. 

Digamos que he hecho un confinamiento en el confinamiento, o lo que viene siendo “un confinamiento al cuadrado”.

Y eso que los políticos, por ejemplo, lo han dado todo para que vuelva, llegando incluso a imitarse así mismos, tanto los de izquierdas, como los de derechas, porque en el fondo el centro nunca ha existido, hablando solo de lo suyo, e intentando sacar la bandera española todo el día a la calle, y los tanques, para los más nostálgicos, casi que también, con una ultraderecha hasta montada en autobús, pareciera que celebrando una copa del mundo de “noséqué”. Pero, ni por esas, o a pesar de esas, me inspiraba.

Con un panorama desolador, miles de muertos, que se dice fácil, todavía sin tiempo de que sus familiares asimilen su duelo, y pasamos de una dura pandemia a una carrera loca para conseguir el mayor número de fases en un tiempo récord, y al mismo tiempo intentando conseguir la mejor posición en la caza al turista que se supone, por el calendario, que ya está al caer.

¡Es de locos! Ante un panorama sólo descrito en novelas futuristas y de ciencia ficción, no es que todos hayamos perdidos los papeles, sino que nunca los hemos tenido.

No sé vosotros, pero este vecino del mundo, tras tantas semanas prácticamente enclaustrado, precisamente no ansía andar como loco a la caza de una terracita, o del mejor vermut en la mejor vista posible.

Sin embargo, se ven, e incluso se sufren imágenes, que tras lo que hemos pasado, viendo a la gente tan desinhibida en cualquier terraza, jardín, o playa, temes que ese Yahvé descrito en la Biblia, monte de nuevo en cólera, y nos mande como castigo otras diez pandemias, una detrás de otra, para que vayamos aprendiendo…y sufriendo.

Ya sabía yo que todavía no estaba recuperado, pero como hubiera dicho cualquier concursante del antiguo, y verdadero, Gran Hermano: -Hay lo que hay y yo digo las verdades a la cara. Eso sí, aunque no sea ni el momento, ni el lugar, ni nadie me lo haya pedido. Pero, como hubiera dicho, aquel presentador del Telediario, así están las cosas y así os las hemos contado…

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lunes, 18 de mayo de 2020

NOS DARÁN LAS UVAS...



Cada vez que nos toca cambiar de fase en el mundo "coronavirus", y hoy toca, al menos en Euskadi, parece un día de campo y tengo la mesa llena de sugerencias y contraindicaciones. Pasamos del “no poder hacer”, al “hacer aunque no te apetezca porque ahora toca”.

Al final, por aquello de la seguridad, creo que será mejor que en lugar de salir yo a pasear, o a lo que toque en ese momento que se supone tengo que hacer, quizás será mejor mandar al abogado de la familia, si tenemos abogado, o familia, o lo que quede de ella.

Entre estado de alarma y estado de alarma, nos van a dar las uvas otra vez, y nunca mejor dicho, con el agravante de que para mantener la distancia social o lo que sea que se llame entonces, uno de los dos presentadores de la Nochevieja del año que apenas se usó, prefiero pensar que ella, estará en la Puerta del Sol, y él con su capa, capando lo que se tercie, o se tenga, y nunca mejor dicho, a mano en algún recondito lugar de nuestra España vaciada.

Quizás, y a modo de resumen como se hace a final de cada año, y nosotros, recordad, ya estamos en nuestra nueva, como la normalidad, Puerta del Sol, este año la mayoría nos hemos sentido como Calimero, pequeños, húmedos e incomprendidos, y especialmente negros de tanto quejarnos y de no ver de dónde nos viene la película, o lo que sea que en ese momento nos están proyectando. 

Porque no sé vosotros, pero este vecino del mundo tiene la sensación de que no está viviendo la vida, sino que se la están contando, y como diría Rosalía: -malamente.

*FOTO: DE LA RED.




domingo, 17 de mayo de 2020

NO TE VAS A MOVER ("SERIE-GRAFIADA")



Quien más quien menos está realizando sus tareas de confinado, por muy VIP que se pueda considerar a sí mismo, de la mejor manera posible.

Mi "auto-tarea" ha sido el meterme entre pecho y espalda, y realmente no ha sido dificultoso, en menos de veinticuatro horas,  los seis capítulos de  la serie de “La unidad”, un thriller policiaco, de la gallega Vaca Films,  que aparecieron liberados en su conjunto ayer mismo. Creo que ya hablo, como consecuencia de la inmersión lingüística, en castellano con acento magrebí.

Desde el primer fotograma notas que si de algo han andado mal rodando esta serie, precisamente no habrá sido de dinero, y es muy posible que en ésto haya tenido algo que ver Movistar, la plataforma desde la que se presenta.

No nos vamos a andar con tapujos. Ya por definición toda historia con temática yihadista por de pronto se hace de difícil digestión. Pero quizás la dirección de Dani de la Torre ("El desconocido" y “La sombra de la ley”), como el guionista italiano Alberto Marini hayan sabido dotarle a cada capitulo de suficiente dosis de realismo y entretenimiento al mismo tiempo. Un consejo: no se te ocurra dejar a hacer algo vital en cada uno de los cincuenta minutos de cada capítulo, porque no te vas a mover.

Si alguien dudaba del elenco de actores españoles, Nathalie Poza, como jefa del grupo, y sufridora de su viacrucis particular, está de matrícula y cum laude, con un desconocido para este vecino del mundo hasta ahora al menos, Michel Noher, dándole a todo el batiburrillo de razas y acentos, su toque argentino. Marian Álvarez que desde su época de “Hospital Central” ya tiene al menos acumulado una Concha de plata por su papel en “La herida” y una reputación como gran actriz que sólo ha podido ir hacia arriba.

Junto con unos ajustados  y eficaces Raúl Fernández de Pablo, y Carlos Blanco, y un Fele Martínez gustándose a sí mismo y a sus fans, no queremos dejar de mencionar a Luis Zahera, más que notable siempre en lo que haga, y que aquí se permite el lujo, y porque se lo habrán concedido, naturalmente, de desgranar en su actuación un toque de humor gallego, como no pudiera ser de otra manera.

A destacar un ataque yihadista, del que no diremos en qué capítulo ocurre, y que ha sido solventado con un original y más que notable recurso y que al menos a este vecino dejó con la boca abierta y la sangre de orchata.

¿Algo reprochable? Quizás se echa de menos un poco más de los problemas familiares de los integrantes de "La unidad", aunque me imagino que eso será para gustos.

*FOTO: DE LA RED