sábado, 5 de abril de 2014

"KAMIKAZE" UN VEHÍCULO DE ALTA GAMA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

“Kamikaze” es la primera película como director de Alex Pina, un hombre bregado en mil guiones para televisión, como “El barco”, “Los hombres de Paco”, “Los Serrano”, y productor también. Es compañero habitual en trabajos de la factoría de Daniel Écija (Globomedia).
En esta película, haciendo honor al título de la misma, el Señor Pina se la juega con una historia mezcla de mil géneros. En realidad, el secreto para pasárselo bien en ella, es pensar que estás montado en un automóvil de alta gama, sin cambios, y él solo te va llevando por todo tipo de situaciones, acción, amor, suspense, costumbrismo. Película de una factura impecable. Para sí la quisieran muchas películas americanas.
Slatan, el protagonista, nacido en Karadjistan, tiene que hacer explotar una bomba en un avión repleto de pasajeros durante el trayecto Moscú - Madrid. Sin embargo, una tormenta de nieve suspende el vuelo, y los pasajeros, y todos nosotros, seremos alojados en un hotel alejado de la civilización, en plena montaña, hasta que se pueda reanudar el viaje. La convivencia del terrorista durante varios días con sus, en teoría previsibles víctimas, le harán vivir mil situaciones muy alejadas de su vida habitual, y conocer otro tipo de sentimientos alejados del odio.
El reparto es impecable. Aunque casi se podría calificar a esta aventura cinematográfica como “película coral”, destaca un Alex García, que está que se sale, en la piel de un impresionante terrorista, haciéndonos olvidar su origen tinerfeño, con mil frases en ruso. Eduardo Blanco, argentino de pura cepa, como un desternillante y sentimental representante de zapatos de mujer, deja entrever su bregada carrera como actor teatral. Y comparte muchas escenas con Doña Carmen Machi, que una vez más deja huella con la maestría de su actuación. Del largo y variopinto elenco, no hay que olvidar tampoco a un Héctor Alterio en una clase magistral de humanidad. Este vecino deja para el final, para cerrar con un broche de oro, a Verónica Echegui que llena la pantalla con su sola presencia, repleta de candidez y sexualidad a un mismo tiempo. Sus personajes son siempre, opinión muy personal, más creíbles por su falta de dicción. Y el que no esté de acuerdo que vea las películas de Marlon Brando en su muy peculiar inglés, y que le ayudó a hacer más personales sus trabajos. Si el cine americano no la ha descubierto todavía, es que son miopes.
Película que, y este vecino está seguro de ello, como el buen vino, mejorará en el "ranking de películas más vistas" con el tiempo, porque en este momento el público solo se fija en “Ocho apellidos vascos”. Si el boca a boca es justo, que normalmente lo es, en cuestión de unas semanas llenará las salas, porque se lo merece, y mucho.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 4 de abril de 2014

SE ACERCA EL 2016, Y YO CON ESTOS PELOS

Lo ocurrido con la dimisión de Itziar Nogueras, hasta hace dos días Directora General del proyecto San Sebastián 2016, a este vecino no le ha extrañado en absoluto. Y es que intentar organizar algo en Donosti es lo que tiene.
Vaya por delante que hoy no voy a ser políticamente correcto, y que en realidad me he dado veinticuatro horas de barrera de seguridad para bajar la mala leche tras la noticia.
Y es que en Donosti siempre estamos igual, y el problema es sexual, siempre lo ha sido. Sí, es aquello de "yo la tengo más grande", y hay competición entre unos y otros. Y que nadie me diga que no es una cuestión política, porque en Donosti es política todo.
Algunos al leerme dirán, ya está el “listillo” de turno, que visto lo visto, se sube al carro de las críticas. Y no es así, porque ésto se veía venir por nuestra historia, o por nuestra manera de ser, o por nuestro ADN, o por nuestra idiosincrasia....
Para hacer una estación de autobuses han pasado más de treinta años de dimes y diretes, y cuando ya se empieza a hacer, de un plumazo se quita un piso del proyecto, y además aumenta el costo de la obra. A mí que me lo expliquen.
Para hacer un campo de fútbol, nuestro campo de futbol, se tardó más de diez años porque ya para antes del mundial del 82 se quería hacerlo, pero desde la federación solo se daba ayudas para mejorar el campo, si se era elegido sede oficial, y eso nos parecía poco. Total que al final se hace el campo, pero eso sí, para recibir todo tipo de ayudas hay que hacerlo con pistas de atletismo, pistas que tras usarlas en contadas ocasiones, en realidad acortan en mucho, la posible asistencia de público, y el consiguiente dinero, de aficionados. Y en un campo, todavía nuevo, hay que hacer obras, y además costosas.
Conseguimos también hacer una plaza de toros futurista, y todo se queda en futurista porque se organiza mal hasta las concesiones del centro de ocio, y en el futuro ya veremos.
Podríamos seguir con el proyecto de Tabacalera, etc.etc. pero ya tengo la tensión por las nubes y mi galeno de cabecera me recomienda mejor no hacerlo.
Luego, miramos siempre de rabillo al vecino bilbaíno, y en el fondo tenemos envidia de que ellos deciden un proyecto, y al poco tiempo ya lo tienen realizado. Nos quejaremos siempre de que el gobierno vasco les trata a ellos de otra manera. Y el problema reside en realidad en nosotros, que no hacemos bases sólidas, porque siempre nos estamos pegando los unos con los otros, y si mi partido hoy está en la oposición, dice una cosa, y si sube al poder, dice otra.
Seamos sinceros con nosotros mismos, lo único que nos funciona bien es “el marco incomparable” y eso porque ya venía de serie, porque si tenemos que organizar la ubicación de la isla nosotros  todavía andaríamos con estos pelos y con las consiguientes comisiones.
En un país de grandes voces, de grandes corales, de grandes cocineros, con grandes equipos, se necesita ahora más que nunca, que todos nos juntemos, y que alguien  coja la batuta, y que los demás le dejen hacer. Tenemos que cesar de mirarnos a nuestro sexo, por nuestro bien común, y éste ahora no es hacerlo excelentemente bien, sino cuando menos no hacer el ridículo en el 2016, que hay muchos que lo están deseando, y vamos camino de ello.

*ILUSTRACIÓN: CARTEL DEL CITADO EVENTO




jueves, 3 de abril de 2014

LA NOCHE COMO VERDAD

Hace muchos años aprendí que la noche es la verdad.  Es el momento en el que los gigantes de la memoria se despiertan, el reino de lo sabido y ocultado. El rastro que queda de los dioses del  miedo.
La noche es la bruja de los cuentos, el hermano malo del bueno, la cara oculta del Edén, la verdad de la mentira. La noche es el sonido del silencio, la sombra del día, el recuerdo de lo que se quiere olvidar. La noche es el vestido del ladrón, el cobijo del amante, el castigo del engañado. La noche es frío para el soltero, la soledad del viudo, la verdad del amargado.
En el mundo de los conquistadores la noche es terreno inconquistable, las arenas movedizas de la memoria, el planeta cuestionable de lo que no se cuestiona. La noche es un susurro constante de lo que quieres olvidar, la cicatriz de la herida, el telón del teatro de la vida.
Los años pasan, y el miedo a la noche contínúa. No existe una escuela para aprender  a dominar la noche, a domarla, a leerla, porque la noche es el lado salvaje del reprimido, la rotura del acero bien templado, el final del terreno conocido, el lugar donde no sirven los mapas.
Aunque te quiera olvidar la noche es tu aliada, porque susurra tu nombre en deseos interminables, porque me recuerda a aquella vida contigo. Ahora, sin embargo, son noches capadas, sin la luz de tus besos, de tus susurros, sin el salvoconducto a la felicidad.
Si la noche es la verdad, el resto es mentira, mentira para olvidar tu ausencia, para emborrachar mis sentimientos, pero nunca te podré ver, no doble, sino una simple vez más, para decirte los “todavía” que tengo almacenados, porque todavía te tengo presente, como a la noche en que decidiste dejarme, y las sombras que todavía me cubren. 

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 2 de abril de 2014

MÁS CABREADO QUE UNA MONA

El idioma castellano es muy rico en expresiones para resaltar el estado de ánimo, y este vecino se encuentra actualmente bajo la denominación popular de “más cabreado que una mona”.
Me explico. Esta mañana sobre las nueve he llegado al gimnasio. En el argot taurino diríamos que aquello estaba hasta la bandera y que no quedaba papel en la taquilla. Y es que entre jubilados y parados, encontrar un aparato, bici estática o máquina para subir y bajar escaleras, era más difícil que encontrar trabajo. Al cabo de unos minutos, este vecino ha conseguido una bici, y aunque se podía dar pedales, en la pequeña pantalla no se podía leer ninguna función.
En las paredes del recinto hay cada cinco metros más o menos unos carteles impresos que te recuerdan no superar los treinta minutos en cada aparato. Instintivamente he mirado a la bici de la chica de mi izquierda, su teclado marcaba 37 minutos, y al jubilado de mi derecha, su teclado marcaba 53. En ese momento y con cara de despistado le he comentado al señor de mi derecha: -Por lo que veo, sólo se puede usar 30 minutos cada aparato- Y él con cara de robot jubilado me ha contestado: -Ya, pero luego todo el mundo hace lo que quiere.- En ese momento y apuntándole a su teclado, con total aire de tranquilidad le he dicho –Ya veo, ya.-  
Y continuando con la conversación le he dicho: -Lo mismo pasa en los autobuses, que te dan en el billete el número de autobús y el asiento correspondiente. Y si ya hay alguien ocupando tu asiento, éste siempre te dice que él va todos los días y que nadie respeta el sitio. Y yo siempre les pregunto por qué en cambio respetan el número de autobús, porque cogiendo otro número diferente, a mí me hubieran dejado en paz.
Nada más terminar mi perorata, el señor, con cara de acordarse de algo o de alguien, muy probablemente de mi familia, se ha bajado de la bici, y tras secar el sudor en ella, y con aire de ofendido, ha asaltado otro aparato que se encontraba bastante alejado de mí.
Media hora después y rumiando todavía mis penas, le he comentado a un amigo lo sucedido, y pensando que se iba a adherir a mi sentir, me ha sorprendido diciendo que es probable que los del gimnasio  no puedan poner ese cartel, y que la culpa en realidad es del sistema, pues si antes era un gimnasio para unas mil personas, ahora van unas tres mil.
Le he contestado, ya con aire ausente y con tono de predicar en el desierto, que quizás, en este país, tenemos lo que nos merecemos en cuanto a chorizos que nos mandan, porque estoy comprobando que todos, o la mayoría, llevamos dentro un pequeño dictador, generalmente dormido, pero que cuando se despierta pasa lo que pasa, y hacemos de las leyes un sayo, nuestro sayo, naturalmente.
Lo dicho, más cabreado que una mona.

*FOTO: DE LA RED

martes, 1 de abril de 2014

Y PARECE QUE FUE AYER...

Y parece que fue ayer cuando jugaba a ser mayor, cuando los días eran interminables, cada momento una aventura. No entendía la seriedad de los mayores, ni sus códigos, ni que detrás de un adulto se escondiera un niño jubilado.
Y parece que fue ayer, y ya he olvidado el no querer ser como mis padres, mayores y serios, el  anteponer el juicio por encima del corazón.
En un armario han quedado colgados aquellos sueños que fueron mi piel. Y es que la vida te va pelando como a una cebolla, quitando la inocencia que era tu ley. Los años te han enseñado a preguntar el por qué, el  interesarte por el destino antes de comenzar el viaje, el intentar ver lo que viene detrás de la curva antes de tomarla, la respuesta antes del problema.
El futuro era ser mayor, venir de la mili, y mientras, aprendías a escribir con pluma sobre renglones marcados, a dejar tu marca en el pupitre de madera. Y todas las tardes eran merienda de pan con nata y radionovela al fondo.
No importaba el ayer, porque estabas convencido de que habría muchos, y el mañana quedaba muy lejano, casi tanto como el final del curso. 
En el mundo de los niños solo había dos estaciones, el colegio y el verano. La primera estación, llena de preguntas sin respuesta y regla en la mano, duraba mucho más que aquellos días en la playa o jugando a fútbol. Días de niños, o de niñas, pero siempre separados.
Domingos de misa mayor, de pelo con agua y raya, con ropa de día de fiesta, y de colección de cromos pegados con harina. Domingos de sesión infantil en el cine para los niños, y de bailables en la plaza para los mayores.
Recuerdos de ayer vistos desde la acera del hoy. El mañana nunca llega, porque siempre es hoy o el recuerdo del presente caducado.
Y parece que fue ayer, y en el fondo sigo siendo un niño jugando a ser mi padre, mayor y serio. 

*FOTOGRAMA: DE LA PELÍCULA "LOS CUATROCIENTOS                                       GOLPES",  DE  FRANÇOIS TRUFFAUT

domingo, 30 de marzo de 2014

NUESTRAS VIDAS Y EL CROMA

Me imagino que ya para ahora, la mayoría sabe lo que es “la técnica del croma”, esa pared verde que en España comenzamos a ver con “los hombres del tiempo”, y a la que luego se puede añadir la imagen que queramos.
Y, últimamente, este vecino tiene la sensación de que vivimos en un país lleno de croma, que no corresponde lo que el españolito de a pie ve cada vez que le toca salir a la calle, con lo que luego le quieren vender por la televisión. O peor, cada partido político decora el croma a su libre albedrío, de tal manera que de un paisaje español, obtenemos múltiples y variados.
Separándonos de toda opinión política, ahora, en realidad no somos tan modernos como pensamos, porque somos puñeteros, retrógrados y sobre todo sibilinos.
Estamos hablando, en la tele por ejemplo, de que tal persona famosa ha sido padre, o madre, de un niño. Pero luego a la hora de referirse a la otra mitad de la pareja, distinguen entre novio o esposo, para recordarnos sibil de que todavía les falta algún papel, o póliza. No sería mejor hablar, en general, de parejas, y no crear listados de hijos cuyos padres no han pasado los debidos controles de calidad.
Nosotros mismos hacemos distingos entre unos y otros. En los medios de comunicación siempre se protege  al famoso en contraposición al famosillo.
No importa la gravedad o no de lo que haga el hijo de un famoso de los de toda la vida, para la prensa siempre será “el niño, o niña, de tal”, pero el hijo/a de un famosillo o el de un desconocido, con la misma edad, siempre será tratado como un adulto, y sin piedad.
Hablamos del choriceo político, pero quien más quien menos, si se puede aprovechar de algo, lo hace.
En cualquier conversación siempre se nos escapa, ”Oye, tengo que hacer tal gestión, en tal sitio. Por casualidad, no conocerás a alguien que me pueda ayudar…”. Si eso lo vemos en un político, le fusilamos al amanecer.
Este vecino, por razones que no vienen al caso, está bastante informado con el proceder del españolito de a pie en los hospitales, y ha llegado a la conclusión, por poner una excusa, de que las series televisivas de médicos han hecho mucho daño al espectador, y futuro “cliente” de un hospital. Y como siempre se han visto, en la ficción, problemas de todo tipo, pequeños y grandes dramas, una gran parte, especialmente de familiares que acompañan al enfermo en cuestión, van con el gatillo preparado, y la pistola de la indolencia presta a ser usada. 
Una cosa es ir escamado por los famosos recortes en todo, y otra confundir la sanidad con hoteles todo incluido, y como no hay que pagar, si necesitas una esponja, coges cinco, porque conozco mis derechos, porque si se muere mi padre que no sea porque no se le dé abundante comida en el hospital, porque no me creo que tiene que estar a dieta. Y mi familiar es antes que todos los demás, porque ya conozco como va esto, y a mí ya no me toma el pelo nadie.
Quizás puede ser por el ejemplo que hemos sufrido durante cuarenta años, pero la mayoría somos pequeños dictadores en potencia, y como para algo está el timbre de la habitación, primero que atiendan a mi enfermo, y luego a todos los demás.
Lo dicho, lo del croma no solo se utiliza en las producciones de cine o televisión, sino en la vida diaria, porque todos vemos lo que queremos ver, y los malos siempre son los demás.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 29 de marzo de 2014

YO NO HE PEDIDO ESCRIBIR



Yo no he pedido escribir, nunca lo he hecho. A nadie he pedido reventar la mañana con pensamientos escritos, el saltarme el guion previsto. Nunca quise hacer del desamor una historia, porque el desamor era el fin de la historia.

Pronto aprendí que escribir es fotografiar el pensamiento, gritar a los cuatro vientos los más profundos secretos. Escribir es dejar un testamento  al descubierto, hacer una autopsia de la vida.

Yo no he elegido escribir. Nunca quise sacar la cabeza del furgón de cola. Siempre quise vivir mi vida y dejar vivir a los demás. Pero existen las noches extrañas, los días de lluvia, los momentos tristes. Esos instantes, en que tu cuerpo es una isla, y necesitas una botella en la que mandar tu mensaje al exterior. Necesitas proclamar que estás vivo, o quizás simplemente indicar en un mapa, dónde se encuentran las cenizas de tus sueños, de esos sueños que eran tu norte pero que el viento de la vida más que desplazarlos los extinguió. 

Necesitas confesar que existe alguien con las mismas preocupaciones que los demás, que la historia se repite, que quizás somos originales, pero no únicos.

Yo no he elegido la mañana para escribir en su primera luz del día, pero sí tengo la necesidad de lanzar señales de humo para indicar mi pensamiento, para sugerir que existen mundos secretos, mundos que no hablan pero que se crearon al ser sentidos.

Yo no he elegido la última luz del día para escrutar en el polvo del recuerdo, y abrillantar sentimientos pasados, dejándolos como los chorros del oro, vivitos y coleando. Aprendí a ver en la oscuridad del desdén, en el más allá de una carretera cortada, en lo que ocurre tras “el fin” de una historia, qué se oculta detrás de una puerta cerrada.

El lenguaje de los ojos de mi primer amor, el deseo oculto de sus labios, la sombra de su sonrisa, me enseñaron que todo aquello no se podía ocultar en el olvido. Yo no he pedido escribir, pero lo necesito para sentir que la vida es algo más que un corazón latiendo, que una sucesión de días que te llevan al final. Necesito dar respuestas sin preguntas, explicaciones que no tengan  un origen. Escribir, quizás, sea darte las gracias por no haberte conocido, porque ya solo la espera mereció la pena.


*FOTO: DE LA RED



viernes, 28 de marzo de 2014

ESTOY EN CRISIS

Nunca conviene hacer astillas del árbol caído, porque entre otras cosas son fuerzas que malgastas de manera gratuita, y no está el momento actual como para “gastar” nada.
Quizás utilizando el viejo dicho “el que no se consuela es porque no quiere”, lo bueno que tiene el atravesar un momento malo, por terrible que sea, es que siempre se aprende, y lo mismo ocurre con la crisis.
No quería apuntarme en la Universidad de la Vida y doctorarme en Crisis, pero las cosas han ido así, y haciendo de tripas corazón, y de la cochina crisis una experiencia, hay varias cosas que he aprendido, que en mayor o menor medida ya se desprendían de las vivencias de nuestros mayores cuando inauguraban monólogos “porque tú no has pasado hambre después de la guerra”.
Hay que vigilar el dinero cuando se tiene, como bien perecedero, porque luego te acuerdas de él con cara de amante despechado y cornudo sin remisión.
Cualquier tiempo pasado, con dinero, siempre fue mejor.
El valor de las cosas sencillas.
El dinero, precisamente, con su supuesto pasaporte de libertades compradas,  te puede separar de los tuyos, y hacerte más egoísta.
El valor de la quietud, de vivir los días, y no los minutos. El escribir en los renglones de tu vida con miedo a hacer borrones, porque el borrar significa más gasto.
Volver a recordar ciertas vivencias es vivir otra vez, y además, ahora, te salen gratis.
Llevar una vida sana y saludable, siempre es más barato y rentable, porque con lo que te gastas en una noche de juerga, te puedes pagar cuatro meses de gimnasio municipal.
Una crisis es igual que pasar una enfermedad, si tienes la suerte de salir de ella, te vas a plantear la vida de otra manera.
Y ya para terminar, el comprobar que el éxito te crea nuevas amistades, y el frío de la crisis las congela.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 26 de marzo de 2014

VESTIDO DE LLUVIA



Un día más vestido de lluvia, de paseos mojados por el puerto. Días de recopilar verdes y azules grisáceos. De cuidar tus pasos para estar al cobijo, para no parecer extraño, o quizás loco, por una playa que se siente triste, abandonada por aquellos que la idolatran en otras épocas del año. Una playa que no se siente profeta en su tierra, que de los agasajos muy pronto pasa al olvido.


Un día más vestido de invierno, aunque sea primavera, en el que no hace falta mirar al armario para vestirte de extraño, porque tienes la necesidad de sentir las gotas de lluvia sobre tu cara. Un bautizo de realidad sobre un rostro maquillado de mil conversaciones impostadas. Una vuelta a tus raíces, a tu soledad de las horas bajas.


La lluvia espanta a muchos, y convoca al club de los poetas sin poema, al francotirador de ideas imposibles, al habitante de mundos paralelos, al arquitecto de besos sobre papel de epidermis.


Hoy quiero jugar a ser cazador de arcoíris, a domador de instintos primarios, a compositor de bandas sonoras para historias triviales. Quiero habilitar mi bañera como parque acuático. Hacer lo que no he hecho nunca. Mirar a la gente de siempre para inaugurar frases nuevas, para crear situaciones nunca pensadas. Encontrar las otras caras del prisma del que miramos.


Un día más del almacén de los días contados, de la oficina de reclamaciones para causas perdidas de sueños no encontrados. Día gris para pintarlo de ilusión, porque sigues aquí aunque más de uno no se haya dado ni cuenta, ocupado en acumular reconocimientos sobre hechos que caducan, como lo hace la vida misma.


Un día más vestido de lluvia, para regar comportamientos secos y relaciones en barbecho. Para mojarte la melena de los comportamientos engominados como manda la ley, y despeinarte de una vez por todas.
Siempre has tenido la llave en tu mano, pero nunca has encontrado la puerta de tu libertad. Y hoy, vestido de lluvia, es un buen día para abrir puertas de mundos interiores, sueños de soles nacientes que nunca morirán. Hoy es un buen día malo para encontrarte.

*FOTO: DE LA RED

martes, 25 de marzo de 2014

SELFIE, FOTÓGRAFO DE MODA

Ayer tenía frio por la noche y encendí la estufa en la sala. Poco a poco me fui templando. Esta mañana me he dado cuenta de que en realidad la citada estufa continuó apagada. ¡Lo que hace la autosugestión! Con las ganas que tengo de visitar las cataratas del Niágara, y el poco dinero que hay, espero poder autosugestionarme y ahorrarme el viaje, pero con la sensación, eso sí, de haber estado allí.
Por otro lado, tengo una vecina, de mediana edad, Laura, que no se autosugestiona, aunque seguro que sería fácil para ella, porque destaca por su inocencia, y quizás ésto sea una buena base para autosugestionarse. 
El otro día hablando con ella, está convencida de que Selfie es un fotógrafo que está de moda. Me comentaba que además, a pesar de los tiempos de crisis que estamos pasando, él, sin embargo, debe de estar pluriempleado, porque lo mismo estaba en la Gala de los Oscar, que muchas estrellas al final posaron con él, que en cualquier campo de fútbol, donde los jugadores posan en su vestuario para él. Lo curioso además es que, debe de estar en una situación estresante, porque en la misma jornada deportiva puede estar en varios vestuarios a la vez.
Eso es una consecuencia de utilizar siempre palabras en inglés, que muchas veces lleva al despiste, y cualquiera le dice que “selfie” significa sacarse una foto uno mismo, porque sería algo así como hablarle de los Reyes Magos, que quitado el misterio, queda en nada.
Ya antes, su inocencia le había causado algún que otro problema, y para cuando se enteró de que en el equipo ciclista de la “ONCE”, los corredores no eran ciegos, la entidad ya se había disuelto, porque de lo contrario podían haber tenido más que palabras con ella, al menos los directivos del equipo, porque decía, y no le faltaba parte de razón, que en sí mismo el equipo era una contradicción con los fines de esa organización.
De todas maneras, sea mediante autosugestión o grandes dosis de inocencia, algunas veces el mundo así, o revestido de cierto misterio, es más divertido. Y es que la realidad, en su crudeza, deja las vergüenzas al descubierto. Y sino, por ejemplo, hay que recordar lo felices que éramos todos cuando Urdangarín era el hijo que muchas madres hubieran querido tener, o el prototipo de yerno modelo. Ahora, sin embargo, si se descuida puede acabar en La Modelo. ¡Qué inocentes fuimos! Casi tanto como pensar que con ser un país democrático se conseguía la felicidad plena. ¡Y así nos va! 
Me parece que me está entrando frío otra vez, y ahora es en el alma.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 24 de marzo de 2014

EL QUE TENGA TIENDA QUE LA ATIENDA (CÓDIGOS MATRIMONIALES 3/3)


Como decíamos en el primer post de esta serie, el matrimonio, desligado de todo sentimiento, es un contrato puro y duro, e incluso se puede relacionar con un negocio, aunque te puedas llevar más disgustos que dinero, por eso habría que decir aquí también, eso de que “el que tenga tienda que la atienda”.
Y es que hay gente que sigue relacionando la casa directamente con el sexo femenino. Y el colmo de los colmos muchas veces suele ocurrir como consecuencia de una fiesta en la que se hacen regalos.Tú, como hombre de la casa, como marido, como padre, como lo que sea, esperas algo, y ni se te pasa por la cabeza que te puedan regalar algo para el hogar. Sin embargo, más de uno de los que me estará leyendo, seguro que ha aprovechado una fiesta señalada para regalarle a su mujer, por ejemplo, una lavadora. Si este vecino le hace eso a La Nuri, su sufrida, puede que los dos, la lavadora y el vecino, acaben junto al contenedor de la basura. Aunque lo más normal es que se quede junto a la basura solo el vecino, porque seguro que en voz de una Nuri cabreada, “un electrodoméstico siempre se puede aprovechar”.
Y es que nunca debes hacer lo que no quieres que te hagan a ti, y menos en el matrimonio, porque aunque creas que muchas mujeres están siempre en su mundo, ten cuidado porque se acuerdan de todo.
Llevan en el cerebro una parte equipada con un archivo especial para todo lo que les hace, o lo que no les hace, su pareja.  Y lo van archivando, aunque no den muestras de ello, hasta que un día, como si fuera Hacienda, te llaman, y te dicen esa frase, que todo hombre, aunque nunca la haya oído dirigida a él, está incrustada en su ADN, y si se la mencionas, se queda paralizado, mientras sus pulsaciones aumentan un cien por cien: Tenemos que hablar.
Esta frase es muy curiosa, porque en realidad solo va a hablar ella, y te va a sacar de su famoso archivo todas las facturas que tienes pendientes, y se las va a cobrar sí o sí.
Por cierto, y antes de terminar, entre los regalos que no debes hacer, también se incluyen esos que en realidad son para ti, como esas entradas para ir al fútbol, cuando sabes, desde que os conocisteis, que ella odia el fútbol, pero sin embargo ama la ópera y ese mismo día también había entradas disponibles, y lo sabías. 

*FOTO: DE LA RED

sábado, 22 de marzo de 2014

CUESTIÓN DE PELOTAS (CÓDIGOS MATRIMONIALES 2/3)

El matrimonio, especialmente por parte de ella, está lleno de frases crípticas.
Hoy vamos a hablar de una de ellas, que si fuera una caja, al abrirla, la de Pandora se quedaría corta.
Vamos a ponernos en situación. A ti, me refiero al hombre, te apetece hacer algo que ya te imaginas que a ella no le va a hacer mucha gracia, pero, no vamos a negarlo, a ti te apetece, y mucho. Durante varios días sopesas el instante adecuado, y por fin crees encontrar EL MOMENTO, así, con mayúsculas. Ella cuando sugiere algo, se pone muy cariñosa,  y te puede dejar la oreja, tras acariciarla, tan roja como el pomo de la puerta después de que han pasado cien personas. Tú, sin embargo, estás más nervioso que Ernesto de Hannover delante de una copa, y ella lo sabe, porque lo sabe todo. Y se lo planteas.
No te esperabas su respuesta, pero debías haberlo previsto: Haz lo que quieras. Pero no es un “haz-lo-que-quieras” cualquiera. Por de pronto arrastra mucho la “z” como pasándote su lengua por tu cara, y además para decírtelo de buen humor, falta la palabra clave, “cariño”. Porque “haz lo que quieras, cariño” es una invitación, pero “haz lo que quieras”, simple y llanamente, es una advertencia.
Además, las mujeres son muy sabias. Nos dan veinte vueltas, e igual este vecino se queda corto, en cuestión de pelotas, aunque a más de una no le guste ni  el fútbol ni el rugby. Me explico. 
Tú, con la pregunta, le habías dejado la pelota en su tejado, pero ella, con la respuesta, la vuelve a dejar en el tuyo, y además te deja claro su talante en este caso, porque es muy probable que después de haber hecho lo que querías, te sientas como el protagonista de la canción de Sabina “19 días y 500 noches” pero versión sofá. Por lo que decides al fin, y visto la que se avecina, no hacerlo. 
Ese esfuerzo, tampoco sirve para nada, porque si le vuelves a mencionar el tema, y que no lo vas a hacer, no tiene ningún mérito, porque ella, en realidad, no te ha dicho nada, y tú solito, lo has decidido todo.
Por todo lo dicho, y si fuéramos Sherlock Holmes, extrapolando el tema, demostraríamos que existe el crimen perfecto, y la premisa es: que no se encuentre el cadáver.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 21 de marzo de 2014

¿AMIGOS, O AMIGOTES? (CÓDIGOS MATRIMONIALES 1/3)

El matrimonio, se mire como se mire, no deja de ser un contrato entre dos personas, y como en todos los contratos, tristemente, existe la letra pequeña, que normalmente suele ser “la madre del cordero”, con la variante de que en éste, en el matrimonio, te vas enterando de la letra pequeña muy poco a poco, más de una vez, a toro pasado.
Como en un tsunami, muchas veces tras la aparente calma se está fraguando la tragedia. Imagínate, vais a salir porque habéis quedado con unos amigos. Normalmente en este caso, si son “amigos”, vienen de la parte de ella, porque los tuyos siempre serán “amigotes” y la relación para ella, entre “amigote” e “impresentable” es muy estrecha.
Tú ya estás preparado desde hace más de media hora, y ella te ha mirado varias veces, y si no te ha dicho nada es que te ha dado la aprobación, porque de lo contrario, no te diría que no le gustas, sino te haría una pregunta: “¿Vas a ir así?” Esta frase llevaría implícito el concepto “Pues-yo-entonces-no-salgo
Continuamos con la suposición en cuestión. Cuando ya solo quedan cinco minutos para la hora de la cita, ella te pregunte, mirándose al espejo: -¿Cariño, qué tal estoy?
Es como la máquina de la verdad, o el célebre polígrafo. Digas lo que digas estás perdido. En primer lugar conviene mantener la calma, y por nada del mundo, por nada, se te ocurra contestar “Muy bien, cariño”, sin estar al lado y mirando a otro sitio, porque entonces la situación no se puede reconducir, y es muy probable que os quedéis sin la cita. En este momento es más que importante, vital, la comunicación visual, al menos la tuya, porque ella siempre parecerá que no se fija, pero la mujer en realidad tiene visión multifocal, y aunque parezca que no te está viendo, en teoría estaba mirando al espejo, lo está haciendo, y además tiene en cuenta hasta la relajación o no de tus esfínteres.
Si no le da por probarse otros veinte modelos, la cosa va bien, pero todavía estará unos diez minutos dándose retoques. Para ti estará igual que antes, pero ahora ella ya se siente más segura.
Y, requisito indispensable, siempre, siempre, cuando ella toma la determinación de que ya os tenéis que ir, tú, después de más de media hora esperando, estás en el váter, por aquello de la última…, bueno, ya me entendéis, para limpiaros las manos. Y ella dice eso de “siempre te tengo que estar esperando”, que es lo que dirá a “vuestros amigos”.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 20 de marzo de 2014

EUZKADI TIENE UN COLOR ESPECIAL (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Para no andarnos con rodeos, “Ocho apellidos vascos” va a ser, sin ninguna duda, la película española más vista de la temporada, y la de más recaudación en su primer fin de semana de la historia.
Se nos cuenta la odisea en Euzkadi, de un sevillano que lucha por conquistar a una joven a la que acaba de conocer por unas pocas horas en Sevilla
No es una gran película, y su guion no es redondo, pero todo eso, en realidad, a quién le importa. Sus guionistas, Borja Cobeaga y Diego San José siguen la estela de aquel programa en el que intervinieron muy activamente, “Vaya semanita”, y se ríen con nosotros (los vascos), de nosotros (los vascos).
Al comienzo de la película, los primeros acontecimientos, al menos en el caso de este vecino, le hacen acordarse de aquella vieja canción infantil, “Vamos a contar mentiras”, y entre mentira y mentira se sugieren, pues no se cuentan, grandes verdades.
Los bellos paisajes de Argoitia, el pueblo ficticio en el que se desarrolla la trama, en realidad equivaldrían a un parque temático del pueblo perfecto vasco, y servirían además de tarjeta de presentación de Euzkadi en cualquier feria turística. Argoitia, en el argot informático sería un copiar y pegar de varios paisajes de Zumaia, Getaria y Leitza.
Dani Rovira, en su debut cinematográfico, nos encandila con su inocencia y su amor arrebatador  por una joven vasca, lo que le hace dejar su hábitat sevillano para intentar su particular conquista en “las Vascongadas”.
Clara Lago, por momentos muy parca en expresiones,  interpreta a una joven vasca abertzale de manual, que quiere ocultar a toda costa sus sentimientos.
Y aunque los próximos “Goyas” todavía están muy lejanos, tanto Karra Elejalde como Carmen Machi, inconmensurables en sus respectivas interpretaciones, ya se presentan como serios candidatos al actor/actriz secundario. A destacar, por cierto, ese amor que se le escapa a borbotones, al personaje de Karra Elejalde, por su hija, tras esa caricatura de hombre duro y lejano. También es de destacar la breve intervención, pero muy diferente a todo lo que nos tiene acostumbrado, de Aitor Mazo, en el papel de cura vasco, de esos de los de toda la vida.
Emilio Martínez-Lázaro dirige con mano segura una película que no quiere que nos la tomemos en serio, por eso tanto los dos territorios, el Norte y el Sur, son tratados a modo de caricatura, pero con mucho cariño. A  destacar la apoteosis final a modo de “Cine de barrio”.
Con esta película se cumplirá también, lo que pasa con los grandes acontecimientos de la Historia, que siempre recordarás lo que estabas haciendo cuando ocurrió, y en este caso es reír y reír, sin ningún tipo de complejos.

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miércoles, 19 de marzo de 2014

EL OLIMPO DE LOS DESEADOS, O QUÉ HAGO YO EN ESTA ISLA

Este vecino cree en la reencarnación, y por aquello de los por-si-acaso, ya ha pedido que en la próxima vida él quiere ser famoso, y si ésto no fuera posible, porque ya hay muchas peticiones, y este vecino, incluso en la próxima vida, sigue sin tener ninguna recomendación que altere la lista de “por estricto orden de prelación”, como mínimo que sea pariente directo de un famoso.
Todo tiene una explicación, y remedando a Pepe Isbert en “Bienvenido Mr. Marshall” “como bloguero vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a dar”.
Este vecino siempre ha querido ir a un reality. Durante muchos años ha querido ser vigilado por el “Gran Hermano”, aunque él en realidad solo tenga una hermana. Pero, bien pensado, lo mejor es ir a “Supervivientes”, que por cierto, este domingo pasado ha vuelto a la pantalla de la “cadena alegre”, tras dos años de ausencia televisiva. Y es que su logística aparte de complicada, debe de ser muy cara.
¿Por qué “Supervivientes”? Es muy sencillo.  Por lo oído, o más bien leído por internet, a algunos, y me imagino que a todos, les pagan unos veinte mil euros por semana. Viajas, antes y después del programa, conoces gente aunque algunos sean insoportables, y además adelgazas, mientras estás vigilado por un estricto plantel médico.
Además, tu señora no tiene por qué preocuparse, o sí, de lo que haces, o de lo que te hacen, porque antes de que recapacites de la que has montado, o te han montado, tu sufrida, La Nuri en este caso, ya se ha enterado. Y si está muy mosqueada, puede que pasee tus miserias por diferentes platós, ganándose ella también un dinerito extra, que visto lo visto, no viene mal a nadie.
De todas maneras, más de uno de mis lectores todavía se estará preguntando el por qué de lo dicho al principio sobre “reencarnarse como pariente directo de un famoso”. Y es muy sencillo.
Durante muchos años uno se hacía famoso por su esfuerzo personal, bien trabajando, estudiando, como actor, como deportista…
Desde hace ya bastantes años hay famosos vía “braguetazo”, noviazgo, donación de cuernos… Y al ser conocidos del público se les abren las puertas de ciertos programas televisivos, incluso hay alguno/a que llega hasta a coquetear con la pseudonobleza, con títulos extra oficiales como “princesa del pueblo”. Si éstos trabajos, en un principio, estaban mal vistos por algún sector de la crítica y público, al final ocurre como con el “trabajo mileurista”, que visto lo visto, y a toro pasado, dices eso de “quién lo hubiera pillado”. Y es que  en la realidad, como los últimos personajes nombrados también se encuentran en el “Olimpo de los Deseados”, se  ha dado un nuevo giro de tuerca, y ahora son contratados para los concursos, como el que acaba de empezar, familiares de los famosos, que a alguno de ellos, y en el sentido estricto de la frase “sólo les conoce su padre”.
Ya para terminar por hoy, incluso habrá más de uno que le parecerá poco, porque seguro que los hay, los comentados veinte mil euros semanales. Sin embargo, y la realidad coloca a cada uno en su sitio, este vecino, y otras veintinueve personas lograron muchísimo menos en proporción, por un ERE en la empresa en la que trabajaban. Y visto lo visto, entre los años trabajados en esa empresa, veintiséis, los meses de huelga, algunos incluyendo a toda la plantilla, comparándolo con lo que pagan en el citado reality, éste último es una verdadera bicoca, y si hay que estar en pelota picada durante todo el reality, se está también. Porque ya la vida misma se encarga de mostrar tus vergüenzas, y además sin cobrar.

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martes, 18 de marzo de 2014

EL ÚLTIMO TUNEL

Siempre había pensado que lo del túnel y la luz al final del mismo, era un tópico tanto cinematográfico como coloquial. Sin embargo, ahora me encuentro inmerso en él.
Ha sido hace unos momentos, creo recordar, que he tenido un accidente. No ha sido mi culpa, de hecho estaba cruzando un paso cebra y el semáforo estaba en verde… Pero, ya se sabe… En Donosti ser peatón y despistado se puede penar con la muerte. Y aquí me encuentro ahora, en un túnel, frío y con muchas filtraciones de agua. Aunque el agua sea celestial, está fría de c... ¡Bueno! Mejor no voy a hacer comparaciones para no decir ningún taco, porque, en mi caso, y se supone que con el juicio final cercano, conviene no tentar al diablo. Y nunca mejor dicho.
Tenía que haber traído las gafas de sol, porque estaré en espíritu pero por lo que compruebo ahora, los espíritus también tienen ojos y les molesta esta luz. Que bien pensado, a final de mes se tienen que gastar una verdadera fortuna en la factura de la luz. Aunque me imagino que la compañía eléctrica de turno también será de Dios. Y es que, como Dios lo sabe todo, también debe de saber invertir en negocios que nunca fallan.
Comienza a oírse el eco de unos pasos. Es alguien que se acerca, y como marca la tradición cristiana debe de ser San Pedro con las llaves.
La hiriente luz frontal no me deja ver bien la figura que se está acercando, pero por las formas, cada vez más definidas, juraría que para ser “el apóstol”, tiene unas curvas bien sugerentes, y su manera de andar recuerda a la de una modelo de pasarela.
Si es un espíritu, es, y ahora lo puedo confirmar, el de una mujer, rubia, y todavía joven…
¡No puede ser! Como dirían en la tierra, si no quieres taza, toma taza y media.
Uno ya estaba harto de encender el televisor, y que en cualquier anuncio apareciera ella…
Estaré en un mundo de espíritus ahora, pero parece que para tomar contacto, un espíritu con otro, eligen la fisonomía de personas de carne y hueso. Y la persona que me esperaba al final del túnel, o al menos su apariencia,  no sé si para bien o para mal, no es otra que…Martina Klein.
No es una buena manera de comenzar mi último viaje, si en la vida eterna se usan las maneras terrenales…Y no se puede decir eso de que Dios me asista, porque ya lo está haciendo, y la cosa no va nada bien…

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domingo, 16 de marzo de 2014

CARTA A UNA DESCONOCIDA

Querida desconocida:
Habíamos quedado esta mañana, o al menos eso creía. Te he esperado, varias horas, primero con nerviosismo, luego con esperanza, y por último con pesimismo.
Muchas veces has aparecido cuando me encontraba triste, o simplemente no me encontraba. Otras veces recordando mi niñez o juventud, te has encargado de que ahondara en escenas casi olvidadas, en días desenfocados por el paso del tiempo. Hoy, sin embargo, te has negado a venir.
Siempre me has dicho que para que aparezcas tengo que trabajar intensamente, y como gran conocedora del ser humano, quizás  has llegado a la conclusión de que hoy hacía que trabajaba, en lugar de trabajar, y por eso no me has creído merecedor de tu presencia.
Algunas veces, cuando era joven, te taché de cruel y de gustarte poner el dedo en la llaga en momentos en los que la herida del amor no dejaba de supurar. Encendías mi luz cuando solo quería estar a oscuras y que las luces del alba trajeran un mundo nuevo o al menos diferente.
Aunque siempre has intentado llenar de belleza, o al menos de curiosidad, los momentos de caos, hay situaciones en que me desorientas o me sorprendes.
Habíamos quedado esta mañana, o al menos eso creía, y ahora sí me siento realmente solo, tanto como un día sin mañana, una novia sin velo, o una pérdida sin por qué.
Con sólo sentirte haces que ordene el álbum de mis recuerdos, que mire sin miedo el recorrido de mis sentimientos, el sentido de mi vida, las promesas cumplidas e incluso las que murieron antes de ser prometidas.
Espero que tu ausencia no sea definitiva, que sea un malentendido en un mundo sin sentido. Por eso te escribo, querida musa, para que sepas que seguiré visitando los mismos lugares y vistiéndome de sentimientos y recuerdos, nuevos y viejos, mientras  espero a que vuelvas, para que solo seas tú quien me desnude.
No te conozco, pero no puedo olvidarte.
Tuyo siempre, pero eso, ya lo sabías.

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sábado, 15 de marzo de 2014

AL MOZO MÁS ARRIESGADO (CUENTO)

Los mozos acaban de terminar el tercer canto al santo. Juan comienza a sentir una aceleración en sus pulsaciones mientras termina sus últimos ejercicios de calentamiento.
Como la mayoría de los que le rodean, ya ha puesto su camisa y pantalón en modo “Blanco San Fermin”, y en su caso  ha pasado de una vestimenta azul tejano “casual” a un blanco inmaculado. Mientras, su cinturón-pantalla que normalmente  emite publicidad contratada muestra ahora un explicativo rojo sangre.
La calle está abarrotada de gente, mozos, en gran numero atletas profesionales, venidos de muchos países, se agolpan a lo largo de ella. Las fachadas digitales de las casas que normalmente están en “modo casa de pueblo” ahora emiten anuncios de productos de la tierra. En este momento, el blanco de los espárragos en pantalla, le traen a Juan el recuerdo de astas como las que en unos momentos puede que destrocen su cintura. Precisamente por ellas no se ha puesto un pañuelo al cuello, intentando evitar un posible estrangulamiento de las bestias. Su carrera tiene que ser la mejor, y además, no debe de olvidarse de mirar hacia arriba de vez en cuando, donde se encuentran más de doce cámaras sobrevolando en pequeños drones.
Juan saca de su bolsillo su tableta digital mientras la despliega y dobla. Su pantalla ya está en modo “Periódico Siglo XX”. Mientras, el chupinazo indicando el comienzo del encierro golpea sus tímpanos.
Tiene que ser reconocido, querido y votado por los espectadores de la primera retransmisión global de la historia
Juan sabe que antiguamente existió en su país un estamento al que se recurría para cuidar la salud. Ya nadie podía contarlo de primera mano pero eso fue así. Sin embargo desde hace muchos años, la sanidad, como incluso el gobierno, están en manos de compañías privadas. Por eso, el premio de un millón de euros al mozo más arriesgado de estos encierros tiene que ser suyo, aunque sea a título póstumo. La posible curación de Olivia, su hija, depende de ello.

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viernes, 14 de marzo de 2014

PLATOS ROTOS


Esta mañana le he llamado al notario para que me acompañara al gimnasio y levantara acta para la ocasión. A las ocho y media en punto entraba en las instalaciones, con lágrimas en los ojos por la importancia del momento, de mi momento. Era uno de los propósitos, ir al gimnasio, de fin de año. Solo he tardado tres meses para armarme de valor. Si por lo menos hubiera sido chino, por aquello del nuevo año, parecería que hubiera tardado menos. 
¡En fin! La verdad es que nos conformamos con poco, porque parece ahora que el orden vence a la pereza. Y sin embargo deberíamos verlo desde el prisma de que he tardado mucho tiempo en volver al redil del gimnasio. Sin embargo, de esta manera, relatando el triunfo de volver, parece que duele menos.
Es más o menos lo que parece que suele hacer la justicia en España, que en realidad hace lo que puede, porque más de un juez ya ha sufrido las consecuencias  de intentar juzgar a, por decirlo asépticamente, un hombre con influencias. Y mientras el hombre, podría seguir manteniendo su, cuando menos sospechoso, ritmo de vida, libre de polvo y paja, y de sombra de culpa de preferentes, el juez se enfrenta incluso a ser retirado de su trabajo, quizás, en realidad, por exceso de celo a vista de algunas personas muy influyentes.
Por eso quizás a veces se encienden las luces de la justicia para algún famoso o famosillo, y en opinión de este vecino parece que podría pagar los gastos de los platos rotos en otros momentos.
Este vecino se refiere claramente al hijo de José Ortega Cano, José Fernando Ortega Mohedano. Antes de nada, conviene aclarar que lo que ha hecho este chico y sus compinches, si se prueba, que según parece se probará, está muy mal, y sea lo que sea, que paguen las consecuencias que sus actos acarreen. Eso es una cosa, y otra es que hay circunstancias en el que ser famoso es muy dañino. Y ésta es una de ellas.
Este vecino está totalmente convencido de que si este chico fuera uno más, para ahora ya estaba en la calle. Y sino fijémonos lo que es la vida diaria. Todos conocemos a gente, al menos de oídas que entra por un lado, si es que entra en comisaria, y sale por el otro. Sin embargo a José Fernando, y a sus compañeros, les puede caer unos cuantos años. Por supuesto, la sentencia tiene que ser justa, pero no solo en este caso, sino siempre y en todos y en cada uno de los casos, porque da la impresión de que normalmente no se pasa tanto tiempo a la sombra esperando un juicio, sino que estás a disposición judicial en tu propio domicilio.
La verdad es que, y será como consecuencia de los años, este vecino estos días se está acordando del Lute, ahora más conocido por Eleuterio Sanchez, que en plena época franquista, fue encarcelado por robar tres gallinas.
Este vecino no quiere, ni se le ocurre, comparar la figura del Lute, que ya tiene hasta concomitancias románticas, por aquella lucha del pobre contra el poder, con la figura de José Fernando, pero tampoco debería de pagar él más de lo que, presuntamente todavía, ha hecho, porque es un joven que viene de buena familia, porque tampoco debe de ser así, teniendo en cuenta además que prácticamente todas las familias son buenas. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad, y más en este caso que como se suele decir, puede que no sea oro todo lo que reluce, especialmente cuando quizás el oro se lo han podido llevar otros…

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miércoles, 12 de marzo de 2014

¿MUSA O MUSARAÑA?

Lo que son las cosas. Ahora este vecino se acaba de enterar de que lo mismo ayer, y caminando por Donosti, se pudo cruzar con Yoko Ono, que estuvo cenando en nuestra ciudad, y que en la citada reseña del periódico digital, es calificada como “artista conceptual” y protagonista de la exposición retrospectiva que le dedica el Museo Guggenheim de Bilbao desde pasado mañana.
A este vecino aunque hay conceptos que le suenan, éste último le caía un poquito grande, y por eso mismo se ha estado informando:
ARTISTA CONCEPTUAL, también conocido como idea art, information art o software art, movimiento artístico en el que las ideas son un elemento más importante que el objeto o su representación física, por lo que la idea de la obra prevalece sobre sus aspectos formales, quedando la resolución final de la obra como mero soporte.
Este vecino siempre disfruta siendo un poco malo, por lo que más de un presunto vago, al que vemos que está todo el día, presuntamente también, sin hacer nada, en realidad se podría calificar así mismo como artista conceptual, ya que puede llevar su taller de artista en su cabeza, y solo necesita el brazo ejecutor de todos sus conceptos.
Al enterarse de todo esto, a este vecino le ha venido a la mente una escena que presenció hace unos años por televisión y que le dio mucho que pensar.
Era un documental sobre John Lennon. Ya se había separado de sus compañeros, y tenía un grupo propio. En el momento recogido por las imágenes en cuestión, el Señor Lennon estaba ensayando e improvisando una nueva canción. Cada cierto tiempo, y después de cada parte improvisada, dejaba todo el grupo de tocar, y él se acercaba a su mujer que observaba todo el tiempo, y le preguntaba lo que le había parecido. Y todo el tiempo recogido en el citado documental, Lennon hacía lo que le decía su esposa, sin ponerle ningún pero.
Aquello me impactó profundamente, y me dio mucho que pensar sobre la figura del entonces ya desaparecido artista, y sobre esa frase de que “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”.
Hasta aquí puede quedar todo claro, o no, depende del entender de cada cual. El problema es, si os puede venir a la mente, la siguiente variante que en ese momento le vino a este vecino.
Imaginaros que la artista era mujer, y al que consultaba era un hombre, su pareja, ambos anónimos. ¿No podríamos pensar, en esa misma escena, que la mujer podía estar siendo coaccionada psicológicamente por su pareja?
Hace tiempo aprendí  que a una persona sin ningún recurso y con un comportamiento extraño, se le cataloga como “un pobre raro”. Sin embargo si  la persona que tiene el comportamiento extraño, está forrado, es decir, multimillonario, será definido cuando menos como “extravagante”.
Ahora comprendo que hace muchos años, en mi época de estudiante, cuando más de un profesor me echaba la bronca por estar mirando a las musarañas, en realidad era yo quien les tenía que haber abroncado a ellos, y advertirles de que estaban asistiendo al nacimiento de un artista conceptual y no se enteraban de nada, y de que las musarañas en realidad eran, simplemente, musas.

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