jueves, 19 de febrero de 2015

ALBERT RIVERA, UN POLÍTICO AL DESNUDO


Estos días con eso de las nuevas encuestas que se han hecho públicas sobre las previsibles subidas y bajadas de los diferentes partidos políticos, y que “Ciudadanos” se está haciendo un hueco en la atención de los españoles, una foto ha acompañado a alguno de los comentarios a modo ilustrativo, y es la de un Albert Rivera (presidente del partido Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía) “como Dios le trajo al mundo”. En un primer momento pensé que era una foto actual, pero tras documentarme esa foto va a cumplir nueve años, pues es para promocionar a su partido “Ciudadans” en las elecciones catalanas del 2006.
Lo mismo que  dice la canción “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”, este vecino del mundo es mal pensado porque la vida le ha enseñado a serlo, y el primer pensamiento al ver la foto fue: “Curioso, la primera vez que veo a un político desnudo. Normalmente son ellos los que nos dejan en pelota picada a los demás”. 
Ya desde el principio, y no me ha hecho nada, pero cada vez que le veo me tiento el reloj por si me ha desaparecido. Uno no está acostumbrado a tan buenas palabras y promesas, y menos en boca de un político, por eso el pensamiento “Algo querrá” florece en mí, un día sí y el otro también.  Le veo tan empalagoso como una Rosa de Benito, solo que ésta es tan mala actriz que ya por norma no le creo nada. Algunas veces, y ya por dudar, dudo hasta que se llame Rosa de Benito, porque cada vez se parece más a su excuñada, la ya fallecida Rocío Jurado.
El Señor Albert Rivera aunque supone una de las alternativas del nuevo mercadeo político, en realidad es la antítesis de un Pablo Iglesias, aunque los dos tienen algo en común: no se quieren calificar ni de izquierdas, ni de derechas, porque ambos posicionamientos a la larga queman mucho. Al final, y tras otro análisis, esta vez de un malpensado, o de gato escaldado, quizás el Señor Rivera se quede tan solo en una marca blanca de la derecha, eso sí con un embalaje muy, muy, atractivo.
Pablo Iglesias por su parte, el eterno cabreado, se define como transversal, por lo que en mi interior le veo todo el día en paralelo con el suelo, y pienso: “Pobre, tiene que acabar el día baldado, quizás por eso lo del cabreo. Y además, esa posición tiene que ser mala para tener buenos pensamientos…”. Hasta ahora ha dicho sus verdades sin anestesia, lo que gusta a muchos, y pone nerviosos a otros. Es probable que a medida que se vaya acercando al poder, cambie la música, no la letra, de su discurso, para hacer más pegadiza su canción.
El otro, Albert Rivera, se define como “del centro”. Este vecino del mundo, sacando su lado puntilloso, siempre se pregunta “¿Del centro con respecto a qué? Porque con respecto a Rajoy, será de izquierdas y con respecto a Pedro Sánchez a lo mejor comparten algunas coordenadas, solapándose, en el mapa electoral. Como en realidad “Ciudadanos” antes se llamaba “Ciudadans” en su versión primigenia, catalana, uno, cinéfilo empedernido, siempre tiene la sensación de que está viendo un partido político en versión subtitulada, por lo que está convencido de que en el proceso de subtitular, algo se pierde en el camino.
De todas las maneras, para lo que sí están sirviendo estos dos nuevos partidos es para poner nerviosos tanto al Partido Popular como al Partido Socialista, y encontrarse por una vez en la situación de no saber cuál va a ser su futuro en apenas un año.  A lo mejor entonces, son los líderes de estos dos últimos partidos los que se tienen que sacar la foto, desnudos, para que comprobemos que no se llevan nada de sus respectivos puestos tras su  previsible fracaso.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de febrero de 2015

REFLEXIONES A UN MIÉRCOLES DE CENIZA


Aunque ayer este vecino del mundo no hizo ningún exceso especial, esta mañana se ha despertado como si hubiera crecido tres o cuatro tallas más dentro del mismo envoltorio corporal, y se encontraba hecho polvo, lo que en un edulcorante lenguaje médico se explica con un aséptico "malestar general". Más tarde, he conseguido darle una explicación a mi estado, como si así molestara menos al saber el posible por qué: Hoy es miércoles de ceniza, y qué otra explicación mejor que la ceniza al polvo.

En una sociedad acostumbrada al pelotazo y al mangoneo, al hacerse famoso por ser compañero de intercambio de flujos de algún personaje conocido, por ser un friki, o por cualquier otra variante del famoseo, ayer se nos colaron, casi de tapadillo, unas imágenes, con retraso eso sí, como lo hacen gestas que importan a pocos, de una atleta keniata arrastrándose a gatas, como lo haría un niño, a la llegada del maratón de Austin, en Texas (Estados Unidos) este domingo pasado.
La atleta keniata Hyvon Ngetich, de 29 años, cayó al suelo, víctima de un colapso, cuando faltaban cincuenta metros para terminar la maratón, que fue liderando durante más de treinta kilómetros. No fue la ganadora, ya que en esos últimos cincuenta metros le adelantaron dos compañeras, pero exhausta, vigilada muy de cerca por las asistencias, que le ofrecieron su ayuda, con el riesgo de ser descalificada si hubiera aceptado la ayuda ofrecida, no se rindió y a gatas como los bebés, tuvo el coraje necesario para terminar la carrera, y por supuesto ganar la medalla de bronce.
En una sociedad española en el que se ha hecho un reality de una persona, de una joven concretamente, cuyo único mérito ha sido el nacer de unos padres famosos, y ser pija en sus maneras y hasta en el ADN, y de cada tres palabras dichas una es “super”,  la buena de Hyvon Ngetich al menos se ha ganado el derecho de estar en nuestro corazoncito un miércoles de ceniza.
En un mundo viviendo sin duda su momento más materialista, el gesto de la kenieta nos tiene que hacer cuando menos plantearnos la superación hasta límites insospechados, del esfuerzo por el esfuerzo, del honor por el honor, porque esa medalla de bronce ganada es una especie de diploma al trabajo bien hecho, a una superación que en el caso de esta  atleta la ha llevado a tambalear los límites de su propia vida, sin dudarlo. Ya que tras reponerse, la Señorita Hyvib Ngetich declaró que los últimos dos kilómetros y la llegada a la meta, son una incógnita para ella. Por lo que se puede deducir que la decisión de llegar arrastrándose es una decisión, más que irreflexiva, refleja, como lo es un buen corazón, sin un por qué y sin preguntas al respecto.
Por momentos así, sea o no sea hoy miércoles de ceniza, a uno le entran más ganas de vivir y de confiar en la gente.


*FOTO: DE LA RED

martes, 17 de febrero de 2015

SERGIO BLANCO, MÁS QUE UNA VOZ



El tiempo ese juez tan impasible, este mismo domingo ha dado, una vez más, muestra de ello llevándose por delante a Sergio Blanco, la mitad masculina y compañero, y después marido, de Estibaliz Uranga. Y para aquellos nacidos a finales de los cincuenta, banda sonora de nuestra juventud.
Si nos imaginamos recuerdos en forma de fotos, son imágenes llenas de sol, quizás demasiado iluminadas de ilusión y deseos, pero eso es la juventud. Una pareja ligada desde el principio a un grupo musical de jóvenes bilbaínos, Mocedades, una especie de alianza entre dos familias, no los  Montesco y los Capuleto, sino los Uranga y los Blanco ( no hay que olvidar a Rafael, hermano de Sergio, y  su tremenda voz de bajo), con también  una historia de amor de fondo, pero con mejor fortuna. Este grupo es fiel reflejo de esa famosa creencia de que los vascos cada vez que se juntan a cantar, siempre juegan a hacer voces, cada uno por su lado pero logrando un todo coral.
Pensar en Sergio y Estibaliz esquemáticamente, es hacerlo de unas trenzas y un pantalón de esos que llamábamos “de campana”, y de amor, mucho amor, el que daban en cada una de sus actuaciones, y el que clarísimamente se veía entre ellos, sin rozar nunca la ñoñería.
En el caso de este vecino del mundo, su acné juvenil fue mecido por canciones, casi siempre bajo la tutela de un Juan Carlos Calderón siempre en estado de gracia, como “La piel”, “La llamada”, y el eurovisivo “Tu volverás”, cuando España en Eurovisión pintaba más que algo.
Como la mayoría de los artistas de largo recorrido han tenido sus épocas buenas, malas y regulares. Épocas de emular la fábula de la cigarra y la hormiga, que aunque cantaban como la cigarra fueron unos auténticos hormiguitas, que han sabido sobrevivir a los malos tiempos.
Sergio y Estibaliz desde el principio se supieron metamorfosear, primero de Mocedades a Sergio y Estibaliz, aunque en algún momento disfrazados de un delirio llamado  “Beans”, y al final, desgraciadamente siempre hay un final, volviendo a sus raíces, pero como ya no eran mozos crearon “El Consorcio”, con parte de otros ex-componentes de Mocedades.
Sergio, Don Sergio Blanco, al margen, si es que se puede, de Estibaliz, en realidad ha sido más un hombre, y sin ser pretenciosos en la descripción, del Renacimiento, con idilios con la Arquitectura (siendo además Ingeniero técnico industrial), Pintura, y sobre todo, siempre, la Escultura, siendo durante más de dos décadas uno de los mejores escultores figurativos, en bronce.
Se nos ha ido, como siempre, de una manera discreta, pero esta vez para siempre aunque para los que tuvimos la suerte de saborear esa manera de cantar le tendremos en nuestro recuerdo con el “Pange Lingua” como banda sonora, un toque sacro para una juventud, la suya, que apostó por todo, pero siempre desde el respeto. El mismo respeto que le tenemos hoy al despedirle, pero nunca olvidarle.
Descanse en paz Sergio Blanco, todo un artista bajo la piel de un buen hombre.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 14 de febrero de 2015

"TOTAL RECALL" A LA ESPAÑOLA, O CÓMO MONTARSE UNA PELÍCULA


Prácticamente a todos nos habrá pasado más de una vez, que tras excedernos en la cena, luego hemos pasado una noche con sueños raros con tendencia a la pesadilla,  o lo que se viene a denominar una noche toledana.
Ayer me pasó lo mismo pero tras un atracón, por darle una explicación, de imágenes. Por la tarde volví a ver Total Recall (Desafío Total), la primera versión, la de Arnold Schwarzenegger, y por la noche a modo de cena tuve una ración quizás excesivamente picante-amarga de Sálvame Deluxe, con una escena más bien dantesca en la que tanto el presentador como los colaboradores presentes en ese momento, se reían y hacían gracias de la presunta parquedad del miembro viril de uno de los concursantes de su producto estrella de la temporada, Gran Hermano Vip. Además, para que saliéramos de dudas, la fuente de la citada información tuvo la gentileza de mandar un mensaje para aclarar lo de la “brevedad del miembro”, expresándolo como “micróspico”, con lo cual los índices de cachondeo de los integrantes del programa subieron más todavía, dejando la imagen del concursante, no al ras del suelo, sino directamente en las antípodas.
Sea por ésto, o por una serie de circunstancias, o simplemente por el destino, que es así de puñetero, he soñado con un reino de fantasía nocturno en el que, para salir de dudas, unos grandes haces de luz formaban en el cielo azul oscuro la palabra inglesa PRINCESSTOWN, con lo cual he asumido que era el nombre del lugar. El protagonista, es decir este vecino del mundo, consigue escaparse de una especie de consulta de dentista futurista, pero intentando aplicarle a su cerebro un torrente mezcla de imágenes y pensamientos a conveniencia del sistema allí reinante.
Se da cuenta/me doy cuenta de que la única manera de viajar son una especie de taxi, negro con rayas amarillas, con taxista robot. Enseguida comprendo que estos conductores-máquinas que llevan a los diferentes barrios de la ciudad, llamados "programas",  tienen dos tipos de apariencia, curiosamente adoptan las identidades de Jorge Javier Vázquez y Sandra Barneda.
Los Vázquez son los encargados de viajar a los lugares más alejados y conflictivos de la ciudad. Tienen una conversación plagada de palabras gruesas, y risitas tontas, hasta que te dejan en el lugar convenido. Eso, si no te pasa como en el viaje de mi "sueñopesadilla", en el que se ha averiado; parece que en el futuro también existirán las averías. El resultado es que el conductor se ha vuelto loco, moviéndose para todas partes mientras un chisporreteo dejaba en evidencia un presunto cortocircuito, que lo ha dejado en llamas, mientras el robot disfrazado de taxista con su uniforme y su gorra de plato a juego, en azul azafata,  no paraba de reírse como un loco  mientras decía:- La tiene pequeña, la tiene pequeña.
En ese momento, y mientras seguía intentando escapar, pasaba un taxi modelo Sandra Barneda, con mejor tapicería y maneras exquisitas para un robot. Tras hablarme de usted y advertirme de que "ella" solo llevaba a los barrios-programas más clasistas e intelectuales de la ciudad, ha cerrado las puertas automáticamente, y se ha pasado todo el tiempo diciendo: -Tenemos muchos temas para hablar  y muy poco tiempo.

En uno de los recodos del camino, he comenzado a oír una especie de sirena persistente, y me he despertado lleno de sudor mientras paraba la función despertador de mi móvil.
Hay  momentos en que uno se alegra de estar en su casa, y éste ha sido uno de ellos, y como si fuera una nochevieja en la que me hago propósitos para el año nuevo, me he jurado cuidar mucho más mi dieta, especialmente la mental.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 13 de febrero de 2015

EL PEQUEÑO NICOLÁS, Y LA VIDA DESDE EL CARNAVAL


Lo que son las cosas. Ayer, Jueves  de Carnaval, o Jueves Gordo, me cruzo en el portal, ella salía, con Marta, la señora del cuarto, de unos cuarenta años y de muy buen ver, morena, de pelo corto. Iba con un traje azul de hombre, corbata roja, y pañuelo del mismo color. La verdad es que  a pesar de los rasgos masculinos que puede dar un traje, a ella le sentaba muy bien, haciéndole muy sugerente, entendiéndose por “sugerente” todo tipo de pensamientos.
Tras los buenos días, aunque en realidad ya era la una del mediodía,  y antes de que le preguntara si tenía boda o algún otro tipo de acto formal, me dice que llegaba tarde, que había quedado con el Presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernandez, y luego tenía cena con La Pechotes. Tras reírme un poco, al darme cuenta de que “en realidad” me había dado de bruces con El pequeño Nicolás, versión carnavalera, me fui para casa, pensando lo fácil que es hoy en día hacerse un buen disfraz.
Y esta mañana, en una especie de déjà vu, me despierto con que Francisco Nicolás, El pequeño Nicolás, había sido detenido esta noche por irse (él y 17 amigos, entre ellos Isabel Mateos, La pechotes) sin pagar de una cena de unos quinientos euros. Posteriormente, me he enterado de que él ha alegado de que la cena estaba pagada por una empresa, y que de hecho nadie le ha denunciado.
Como todo español lleva incrustado en su ADN su picaresca y su “malpensado” particular, lo primero que ha venido a la mente de este vecino del mundo, es que la policía debe de estar en plan Almodóvar, al borde de un ataque de nervios, si se le avisa, y toma acciones, cada vez que alguien se va de algún sitio sin pagar.
Ahora, habrá algún lector que pensará que me estoy quejando porque la policía está haciendo bien su trabajo. Y en realidad me parece perfecto, pero debería de ser así siempre, una especie de Supermán, y que cada vez que alguien delinque, esté allí, como la conciencia de la ley, para darle su merecido. Y sin embargo sabemos que no es así, y que si pasa algo, siempre hay un motivo..
Lo positivo del caso, y desde mi lugar, es que en realidad no es Marta, mi vecina del cuarto, la detenida. Lo que ocurre es que este vecino del mundo también tiene su corazoncito, y Francisco Nicolás ha terminado por caerle bien, y le vé como ese hijo díscolo que siempre te promete no meterse más en problemas, momentos antes de engarzar con otro follón. 
Y también sé que la justicia no es que sea lenta en España, sino más bien reumática, pero que al final cumple con su cometido, sobre todo si estás en el lugar equivocado de posición social. Y mucho me temo que Francisco Nicolás hace mucho tiempo que está en el lugar equivocado en el momento equivocado.
De todas maneras, ésto de que alguien salga en las noticias apenas unas horas después de irse sin pagar, o hacer el famoso “sinpa”, tiene un cierto tufillo a lo que hace a su vez el Ministro Montoro,  actual ministro de Hacienda y Administraciones públicas, que mientras a los que llevan “Podemos” en el ADN les amenaza un día sí y el otro también con inspecciones de todo tipo, otros, y en la sombra, presuntamente son advertidos de que pongan sus finanzas al día, para así, evitar tener que ponerles multas multimillonarias.
Añadir algo más, sobre Montoro, una cosa es que sea Ministro de Hacienda y otra cosa es que pueda entrar en todo tipo de cuentas e información,  como un/a ama/o de casa en un súper hasta conseguir el “chollo” que quiere. Existen los inspectores de Hacienda, y precisamente más de uno se ha quejado por no poder hacer bien su trabajo. Todo lleva su proceso, y aparentemente unos casos son más rápidos y certeros que otros, al menos para el Señor Montoro.
Espero poder encontrarme con Marta en cualquier momento. Le voy a aconsejar que aunque se ponga el mismo traje, se compre una calva postiza, y finja ser Montoro, siempre le va a dar menos problemas. Y así, además, en lugar de ser la vecina del cuarto será la vecina de los “cuartos”. ¡Curioso!

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 11 de febrero de 2015

LOS DOS DAVID, Y LAS CHURRAS Y LAS MERINAS


Esta mañana leyendo una noticia en un periódico digital, me ha venido a la mente esa frase que creo que es de un cuento: ¿Qué le pasa a la Princesa que está triste? La única variante  es que en realidad el protagonista de la noticia era un hombre, un Príncipe, en este caso David Bisbal, que según noticias provenientes de la misma Argentina parece que lo suyo con La China, la actriz Eugenia Suarez, parece que ha finiquitado. Y esa noticia me ha retrotraído al año 2001,  exactamente a la primera edición de aquel fenómeno televisivo que fue Operación Triunfo, y aquello jovencitos, a los que se les dio por denominar de manera despectiva como Los triunfitos. Ya se sabe que en España si al triunfo se le considera pecado, entonces los triunfadores en ello llevan también su penitencia.
Y en aquella “ola” de nuevos valores,  había dos jóvenes talentos, y que por casualidades de la vida, los dos se llamaban, y se llaman, David, uno Bisbal y el otro, el más joven del grupo, con 18 años recién cumplidos, Bustamante.
Ante todo tipo de teorías, no hay nada como el tiempo para poner a cada uno en su lugar. Mucha gente se preguntaba quién de los dos era mejor. En realidad, aunque les unía la juventud, los dos eran muy diferentes, y siguen siéndolo. Bustamante todo electricidad, no piensa con el cerebro, piensa con el corazón, y eso le hace decir siempre lo que piensa.
Para ser políticamente correcto está el de Almería, David Bisbal, sabe que en su momento era el prototipo que toda madre hubiera querido tener como hijo, el hijo perfecto, y lo sigue cultivando. El problema del paso de los años es que salen las arrugas. Y este vecino del mundo no se refiere a las físicas, que también, sino a sacar la patita de lo políticamente correcto.
El Busta, Don David Bustamante, sacó la patita muy jovencito, con aquellas malas compañías que tuvo y que le afectaron hasta físicamente. Pero supo, no renacer de sus cenizas porque no fue para tanto, pero sí cambiar de rumbo, y ese nuevo camino le ha hecho un hombre como persona, incluso padre, y mejorar como artista, aprendiendo a tocar instrumentos y aventurándose en labores de compositor. Nunca le ha importado hablar, y lo hace, quizás se pueda contradecir, pero como lo hacemos todos. Porque hoy puedes pensar una cosa, y mañana la contraria, en la práctica del libre albedrío.
El problema de querer dar la misma imagen, como le puede pasar a Don David Bisbal, es que corre el riesgo de quedarse en un eterno Peter  Pan. Ha cambiado en lo básico, ahora para muchas actuaciones se viste de smoking, y domina el negro sobre el blanco de antaño, y ha cambiado en muchos casos el estruendo de lo eléctrico, por el famoso unplugged. Por lo demás, en cuanto sube las notas de una canción, no canta alto, sino que chilla, al intentar mostrar la potencia de voz.
El Señor Bustamente da imágenes de su vida privada, y el  Señor Bisbal identifica su vida privada con el backstage, haciendo publicidad encubierta de cada uno de sus conciertos a lo largo y ancho del mundo. Nadie pide nada, o todos piden todo, pero en cada uno está el saber ofrecer, si quiere, lo que quiere que se sepa de él, pero no haciéndonos pasar churras por merinas. Si no quieres que se sepa nada de tu vida privada, cosa muy loable por cierto, no lo hagas, pero no mandes como noticias de tu “otra vida” los momentos previos a un concierto, porque eso es PROPAGANDA.
Por todo lo dicho, todos pensarán que me cae peor Bisbal que Bustamante, cuando en realidad todos los concursantes de la primera edición, fueron mis niños, como de la mayoría de los españoles, y siempre se ha dicho que quien bien te quiere, te hará sufrir. Y últimamente el Señor Bisbal se está descarriando, porque no hay que cuidar la imagen, sino que hay que ser como se quiere ser, pero a su vez siendo consecuente con todo. No dedicarse, como ya dicho, a la venta de ovejas, y deshonestamente vender churras por merinas.
En su momento, Bustamente y Bisbal, cantaron juntos “Dimelo”, y uno, el primero, ha cumplido y nos lo ha dicho, el otro juega a decirlo, y nos engaña. Pero los padres perdonamos todo; eso sí que no nos tomen por tontos.

*FOTO: DE LA RED

martes, 10 de febrero de 2015

EL JONAS Y LA CARA B DEL VINILO


Tengo un amigo, El Jonas, que ve sexo en todo, y por lo que parece debe de ser algo pegadizo, porque el Señor Faciani (ex-informático y con una lista de personas con dinero en Suiza), que se ha puesto estos días otra vez de moda, a este vecino del mundo sinceramente su apellido le suena a postura o costumbre sexual. ¿Te hago un Faciani? ¡No te mueras sin practicar el Faciani! Y en el fondo debe de ser así, porque más de uno, y por el Faciani, debe de estar a estas horas bastante jodido.
El Jonas (pronunciado como “y” y con acento en la “o”) es el último vestigio de esa generación posthippie, que llegó tarde a todo, y demasiado pronto a las drogas. Esa generación, "degeneración" como él se autodenomina, que se iba a comer todo, incluido el antiguo régimen, y la vida se lo comió a él. Está eternamente despegando de los sesenta, una época que no es la suya, aunque  en realidad siempre ha estado así, como se suele decir, entre Pinto y Valdemoro, con su bolso con flecos siempre preparado para un festival que nunca llegó, y ahí se ha quedado, alejado de todo y de todos.
La mayoría de los suyos se quedaron por el camino, entre las drogas, el alcohol y el “haz el amor y no la guerra”. Los que sobrevivieron a eso, por no entrar en ello, la mayoría se hicieron políticos de trayectoria frustrada, y los menos, están en esa puerta giratoria que lleva a alguna directiva bancaria.
Es  un buen tipo, El Jonas, demasiado bueno para imponer sus tesis con mano dura, eterno soñador, consumidor compulsivo de discos de vinilo. Ese ruidillo característico para El Jonas, le recuerda el humo de la hierba, y la poca luz en las "boites" de la época; le pone y mucho.
Jimy Hendrix y Janis Joplin fueron, y son, sus dioses, pero él, nuestro Jonas, sobrevivió a la maldición de los 27 años, y por eso  se debió de hacer inmortal. Demasiado joven para ser un hippy de pedigrí, demasiado viejo para seguir siendo un soñador sin drogas.
Su película de cabecera, no podía ser otra, “More”, pura esencia hippie pasada por un tamiz de Pink Floyd y sol, sexo y drogas, en una Ibiza todavía por descubrir desde España.
Y mientras el Faciani ese quitando la máscara a muchos, incluidos  a jóvenes estrellas del deporte, y yuppies en general. Y a los que no quisieron ser hippies de la época, porque el mismo sistema era su droga, de primera calidad, enganchaba en forma de poder y gomina, pero no mataba, a ellos al menos no, aunque a muchos ha podido dejar sin casa, y sin pasado ni futuro. Fueron y son la cara B de un vinilo en el que la mayoría de los de la A murieron, y algunos como, el bueno de El Jonas, vive en un mundo al que nunca ni ha querido ni podido adaptarse.


*FOTO: DE LA RED



domingo, 8 de febrero de 2015

GALA DE LOS GOYA 2015: LLUVIA DE IMÁGENES Y UN BESO


Antes de nada, este vecino del mundo tiene que decir que el que pretenda encontrar una crítica, sobre si las películas premiadas o no premiadas merecían tal honor, o ha sido una gran equivocación, es mejor que buscan en otros medios, porque aquí se van a encontrar unas cuantas anotaciones, pensamientos, sensaciones, tomadas a vuela pluma, durante la Gala de los Goya 2015, que tuvo lugar ayer por la noche.

No entraré a valorar los modelitos tanto de ellas como de ellos, solo diré que en la mayoría de los casos siempre sirven para definir más a la persona/personaje. Y ante el desfile de famosos, odio decir “celebrities", este vecino siempre se hace la misma pregunta ¿En muchos casos las ropas/joyas/zapatos serán prestados por las mismas casas? Y es que ante el oropel del cine, ser famoso no significa estar forrado, y dudo que muchos/as se puedan permitir el lujo de estrenar un traje nuevo para tantas galas como muchos van. Sino a más de una o de uno deberíamos de cantarle ese famoso cuplé, “La chica del diecisiete”, que dice “de dónde saca pa tanto como destaca”.

Este vecino es un gran aficionado al mundo del espectáculo, y uno de los fundamentos de toda gala que se precie es que debe de ir “in crescendo”, y sin embargo, ayer, en la gala de los Goya, ocurrió lo contrario.

Tras el popurrí inicial de canciones, se acabó con esa especie de himno que ya es “Resistiré”, con todos los que iban de alguna manera a intervenir en el acto. Una especie de carta de intenciones ante ellos mismos, y al representante del gobierno, el Señor Wert, que dejó a los mismos académicos totalmente impresionados y callados. Todo lo que viniera detrás, solo iba a hacer bajar la intensidad del acto.
Este vecino del mundo cree, y quedó patente ayer, que esa canción, ese himno, tiene que ser adoptado para todas las Galas de los Goya, y se debería de cantar de pie y a capela al final del acto.  No hay un broche de oro mejor.

Por lo demás, en la gala ocurrió lo de siempre, demasiadas dedicatorias y tiempos muertos por parte de los agasajados, que dieron al traste con las buenas intenciones del maestro de ceremonias, Dani Rovira, que estuvo muy bien, demostrando con cada gesto lo buena persona que debe de ser, mimando en cada segundo a cada uno de los nominados.

Aunque el Señor Rovira, en un alarde de humor interpretativo, demostró que un minuto da para mucho, y que muchos nos lo llegamos a creer, la cabra tira al monte, y los premiados siempre se miran y se mirarán al ombligo. También quedó patente que al Señor Rovira no le importa arriesgar  en todo lo que sea espectáculo, y quedó más que claro en ese trio de claqué, junto a un auténtico profesional y cuyo nombre se me escapa, y a Adrián Lastra, otro joven talento curtido en más de un musical.

Dos momentos muy importantes de la ceremonia, y ambos plasmados en una “lluvia de imágenes” fueron el resumen de películas del Señor Antonio Banderas, Goya de honor a toda una carrera, y las imágenes de la gente relacionada con el séptimo arte que ha fallecido en este último año. Salvo los más conocidos, y que en su momento la noticia de su fallecimiento nos pudo impresionar, el mismo hecho luctuoso es una metáfora de lo que es el cine, un remedo de la vida en la que el actor solo es una herramienta al servicio de una trama, y que una vez terminada ésta, el actor/maquillador/técnico desaparece en el mejor de los casos tras el telón de cualquier cine de barrio.

Todo el mundo se estará quejando hoy, de lo largo que fue el discurso del Señor Antonio Banderas, y estoy de acuerdo, pero hay que añadir que quedó patente la seriedad con la que el actor de Málaga se lo había tomado. Hizo una especie de testamento cultural propio, más digno de un premio Príncipe de Asturias, que de un Goya,  pero es un signo de la seriedad con la que el Señor Banderas se toma cada paso que da.
En la Gala de ayer me ocurrió lo mismo que en la final del mundial de fútbol de Sudáfrica, que estaba más atento a un posible beso, que a la mayoría de lo premios. En Sudáfrica fue entre Casillas y su novia Sara Carbonero,  a los que se les había dado todo tipo de palos, y que parecía que si no se ganaba el mundial era por su culpa. Ese beso fue una especie de varapalo a todos los agoreros que intentaban curar una herida que todavía no se había producido.

El beso esperado de ayer, y que también se dio, fue entre Clara Lago  y el presentador del acto, Dani Rovira, cuando esté fue premiado como “Mejor actor revelación”. Y me gustó, y mucho. Porque siempre se les ha tachado de, digamos, que “estrechos” con la prensa, intentando no expresar sus sentimientos, y muchas veces tildándoles como auténticos bordes. Y, ayer, en ese beso quedó patente que son dos personas que se quieren, pero que no quieren vender sus  vidas con algo que es ajeno a su “negocio”, que es el de ser dos cómicos, y muy buenos, por cierto.
Por lo demás en cuanto al reparto de premios, quedó claro que este vecino estuvo muy acertado en el momento de hacer el comentario a la película “Ocho apellidos vascos  (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/03/euzkadi-tiene-un-color-especial-estas.html), hablando de que tanto Carmen Machi, como Karra Elejalde, pudieran tener muchas posibilidades ante unos Goya que entonces todavía estaban muy, muy, lejanos.

El Goya a Nerea Barros es totalmente merecido, por su actuación contenida y más que mostrada sugerida, de una madre ante un drama familiar en “La isla mínima”.

Aunque este vecino del mundo no ha podido ver todas las películas nominadas a la mejor película, he de decir que en mi opinión, “La isla mínima” es un peliculón,  y tiene el poder de dejar un regusto amargo, un poso inquietante que no deja que la olvides. Mientras, “El niño” es un buen ejemplo de película taquillera, bien hecha, resultona, y técnicamente perfecta. Dos muy buenas películas y dos maneras diferentes de ver el cine.

Resumiendo, una Gala muy, muy larga, pese a los esfuerzos de un maestro de ceremonias, Dani Rovira, que estuvo excelso, para comérselo, como presentador y como persona ¿Para cuándo un late show en televisión, para una persona, Dani Rovira, que tiene una gran credibilidad? Por lo demás, los premiados bastante acertados, y que servirán de publicidad para que más de uno vea películas que no vio en su momento.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 7 de febrero de 2015

BOB DYLAN, UN GRADO Y UNA MEDALLA (...CON LA MÚSICA A OTRA PARTE)


Por aquello de las casualidades, ha caído en mis manos un disco, concretamente un compact disc, que muy bien pudiera servir de banda sonora para estos días de nevadas y mal tiempo. Iba a decir “estupenda” banda sonora, pero esa palabra parece prometer alegría, y eso precisamente no ofrece este disco.
Este vecino se refiere al último trabajo, por ahora, de Bob Dylan, que ha creído conveniente hacer una especie de homenaje a Frank Sinatra, en su último trabajo “Shadows in the night”.
Ya sabemos de antemano que no se puede pedir peras a Luis del Olmo, ni que la voz del Señor Dylan se parezca al Señor Ojos azules, pero quizás lo que se puede echar de menos en cuestión de calidad de voz se restituya en sentimiento.
Si nadie te advierte a quién vas a escuchar, creerás estar ante una mezcla entre un Leonard Cohen y un Tom Waits honrando a Sinatra, o a un Sinatra con un mal despertar.
Para los que tenían dudas, ésta es la prueba de que Bob Dylan siempre ha cantado en inglés, diferente al que se estudia en las academias, pero inglés al fin. Es de alabar el esfuerzo, pues le ha tenido que costar, por terminar las frases pronunciando todo lo pronunciable. En realidad, con el Señor Dylan y Mr. Marlon Brandon siempre he tenido serias dudas de que hablaran en un inglés real y no fueran una especie de Chiquito de la Calzada, con idioma propio, con acento pasado a lo Donald Duck (el Pato Donald, en el original).
No nos vamos a engañar, este trabajo nunca será la alegría de la huerta, pero tiene su punto, su aquel. El Señor Dylan lo ha hecho suyo, y eso es de alabar. Un disco ideal para oírlo entre amigos, no para cantarlo a modo de himnos, sino para jugar con él, y ya desde el comienzo se van admitiendo apuestas para ver quién es el primero en adivinar qué tema es, cambiando los arreglos a los que estábamos acostumbrados.
Un trabajo especialmente dedicado a los que se creen los reyes del mambo, o están en la cresta de la ola. Deprime bastante, y por eso en ese caso es bueno para poner los pies en el suelo, y no emprender un vuelo que todos sabemos que terminará con un buen castañazo de realidad.
Este vecino del mundo está seguro de que este disco gustará también a esos seguidores de Dylan recalcitrantes, es como si fuera su cara oculta, como la de la luna, de ahí quizás “las sombras” a los que alude el título del disco. Un buen motivo para revisitar a un Sinatra más tranquilo, menos comercial, en el que los amores no le vienen triunfantes por ser una estrella, sino en el que las frustraciones son la constante.
Como en España siempre vamos en lo que en el ambiente ciclista se denominaría “rebufo”, dentro de un tiempo, seguro, hay alguna obra similar. Desde aquí este vecino del mundo quiere brindar una idea del mismo pelaje, apuntando dos nombres que si a priori parecen antagónicos, si la idea se volviera de carne y hueso, este vecino desde luego no se lo perdería:
¿Para cuándo un disco de Joaquín Sabina con éxitos de Raphael? Pero del Raphael con el “PH” juvenil, y único, y no ese que ahora canta cualquier tipo de canciones, “homenajeando” a diestro y siniestro, y colaborando con otros cantantes; que no me parece mal, pero que no es el Raphael con la PH mayúsculas.

Resumiendo: “Shadows in the night” un disco diferente de un Dylan diferente, y uno de esos discos que si lo has escuchado, decirlo te da un grado y una medalla. Seguro que alguna de las canciones harás tuya. Este vecino se queda con "That lucky old sun" y "Autumn leaves", ¿ y tú?


*FOTO: DE LA RED

viernes, 6 de febrero de 2015

EL ELEMENTO BLANCO COMO GRAN ZANAHORIA


Quizás estos días llenos de estampas blancas y frías, hemos podido disfrutar, el que haya podido, de bellos paisajes, estampas navideñas sacadas de época, en las que lo único que fallaba, para que todo fuera perfecto, éramos nosotros.
¿No estamos acostumbrados a la nieve?
Eso me he estado preguntando estos días, y en realidad no estamos acostumbrados a nada, y a todo. La vida es como un gran ascensor, en el que al montarnos hablamos del tiempo para evitar hablar de nosotros a ese vecino que nunca nos ha hecho nada, pero que diríamos que tiene cara de imbécil, si en realidad supiéramos qué cara tiene un imbécil, y si los imbéciles tienen una cara logotipo, marca de agua o lo que fuera.
Este vecino del mundo nunca ha visto a un animal, a un perro por ejemplo, que al salir a la calle, ya sabemos que no hablan, pero por gestos, o actitud, se queje  de que hay nieve, de que hay agua, de que hay sol, o de que no hay nada.
En esta época del año, invierno, es NORMAL, que haga mal tiempo, si mal tiempo es que nieve. Gran parte de los medios de comunicación pasan mucho tiempo hablando de ese elemento blanco, parece que se ha instaurado una especie de primera división de campeonato nacional de nieve, y competimos entre provincias haber dónde ha nevado más.
En cualquier momento algún presidente autonómico va a pedir al Señor Mariano Rajoy, Presidente de este garito llamado España, igualdad o paridad con respeto a la nieve, alegando que es un bien, o un problema, o lo que sea, común, y que hay que repartir ENTRE TODOS, que ellos se sienten maltratados con este reparto, porque así salen menos en los medios de comunicación, y así vende menos su autonomía, que no olvidemos, al final es de lo que él vive, y muy bien por cierto.
Y es que, mientras nos quejamos de una cosa no podemos quejarnos de otra, y a alguno le vendrá bien.
¿No os parece que la nieve puede ser una especie de gran zanahoria para que todos vayamos mirando para adelante, y no miremos para los lados, que es donde quizás se corte el bacalao, o las grandes ideas, o la chispa de la vida, o vaya a saber usted qué?
¿Qué hoy estoy un poquito bastante susceptible? Es posible, pero últimamente se establecen protocolos de grandes catástrofes para cualquier cosa. No hay un día normal. Estamos, o en alerta amarilla, o en alerta roja, pero siempre hay algo. ¿Nieva? Y ya te están recordando llevar una manta en el coche, con batería de repuesto para el teléfono móvil. 
Echo de menos, siempre he echado de menos, que no recuerden al montarse en el coche llevar el testamento actualizado en la chaqueta de uno, junto con el carnet de identidad. Así la policía perderá poco tiempo en contactar con la familia del finado.
¡Veamos! Si hace cinco años, en la nevada de hace cinco años, un conductor, el Señor X, metió, avisado por los medios de comunicación, una manta en el coche, normalmente la manta seguirá allí, en el coche, junto con la rueda de repuesto que seguro que no sabe cambiar, y que para eso no hay campaña de concienciación.
Mi vecina Mari Pili, la del segundo B, cada vez que salimos a la calle estos días, debe de creer que estamos en Siberia, y nos despide hasta con lágrimas en los ojos y nos hace recordar si llevamos de todo. Ayer le dije, eso sí, de buenas maneras, que llevaba comida hasta para los seis perros del trineo, y le pareció normal mi contestación, tan metida en su papel de salvadora de cuerpos.
Lo dicho, que mientras hablamos de la nieve, no hablamos de la Nieves, o de Pablo, o de Luis, o de Yolanda, a la que le gustan los hombres una barbaridad, pero a la que desgraciadamente no le gustamos nosotros.
Y, recordad, dentro de poco hablaremos del polen y de las enfermedades asociadas, y alguna otra alerta caerá, para recordarnos que siempre hay alguien que vela por nosotros, ya que nosotros vamos como locos, y si vivimos un solo día más, seguro que es por ellos, por esos estamentos que siempre están ahí, en la sombra, en este caso de la nieve, porque nosotros nunca, nunca, hemos sabido cuidarnos solos, y ellos actúan de hermano mayor.
Además, y ya para terminar, lo voy a confesar, la última vez que se preocuparon por mí...me robaron la cartera. Solo llevaba facturas, pero me la robaron. Y eso, lo juro, no va a volver a pasar.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 4 de febrero de 2015

CARTA ABIERTA A LA SEÑORA BOTELLA, Y A SU PEINETA

  
                             San Sebastián,  3 de Febrero, 2015

Att.: Señora Ana Botella

Muy Señora mía,

Hace unos pocos días me he hecho eco de una noticia que casi pasa de puntillas, pero de la que me congratulo haberme enterado, porque ella, la noticia, da una imagen detallada de lo que usted realmente es, y de su sentir por los problemas de la Villa y Corte.
Parece que desde hace un tiempo se están cambiando las marquesinas de esa, su ciudad, con un supuesto desembolso económico que en otras partidas se vigila y mucho. En realidad, el cambio estriba en que los asientos, en ellas habilitados, tengan reposabrazos. No, no se está velando por el bienestar y el descanso de los usuarios de los autobuses, sino por la imagen del partido en el gobierno, tanto del país como de su autonomía.
Es sumamente inteligente su postura como primer edil de esa su ciudad, porque hasta nuevos comicios, la ciudad es suya y de su partido. Y con ella, con la Villa y Corte, hacen lo que a usted se le pone en su peineta, que con ese donaire que le caracteriza, tan bien lleva en importantes ocasiones.
Como no se puede cambiar la realidad, esa pobreza  que ha forzado a mucha gente a dormir al raso, por lo menos que no se vean, y menos que destaquen. Porque,  siempre es más fácil falsear la realidad, que mejorarla. Y ya que los pobres existen, por lo menos que no duerman al resguardo de esas marquesinas. Por eso se están poniendo esos reposabrazos que en realidad son artilugios anti-pobres.
Le escribía la presente, no solo para felicitarla por su gran idea para “disimular la pobreza” que junto con “the relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” ayudan a dar una exacta idea de su perfil profesional, y de su sentir diario por los que tienen la suerte de cohabitar con usted.
Estoy seguro de que, como además debe de seguir muy ocupada en hablar catalán con su marido en la intimidad de su hogar,  y en estos momentos que además no serían muy bien vistos, si saliera a la luz pública, por parte de su partido, en tiempos en los que precisamente se está poniendo en cuestión la unidad de España, por eso este vecino del mundo se atreve a molestarla para traer a colación una idea, que muy bien le pudiera parecer de utilidad.
Quizás, y como los pobres no pueden desaparecer con este sistema social que ustedes están promoviendo, y visto lo visto cada vez habrá más, se les pudiera ataviar con ropa a modo de los pobres pintados por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez en sus famosos lienzos, y de esa manera, calentitos con pesadas ropas de época, y bien alimentados con el dinero ganado como “figurantes”, pudieran ambientar los rincones típicos del Madrid de los Austrias, dando además una imagen más realista de la época. Con ello se conseguiría una idea exacta del Madrid que una vez fue, y una especie de gran plató del denominado Siglo de Oro español, y que ustedes al parecer tanto añoran, y que a fe de pensar en él lo están consiguiendo. Un país en el que los pobres son muy pobres, y los ricos hacen como usted, lo que se les pone en la peineta.
Ya sabemos que ahora los bandoleros se visten de traje, e incluso abren cuentas en Suiza, pero siempre daría gusto ver a unos cuantos bandoleros ataviados a lo Luis Candelas, y que por un plato caliente seguro que se romperían hasta el alma. Lo que además, en realidad, está ocurriendo en cualquier parte de esta España, que los políticos de su raza nos han puesto, más encaminados al pasado, que a un futuro en el que si se cuidan las marquesinas para el pudiente, de las marquesas y del resto de la nobleza ni hablamos.

Atentamente,

Un vecino del mundo

*FOTO: DE LA RED

martes, 3 de febrero de 2015

¿DIEGO, O RODRIGO?


Me acaba de pasar una cosa muy curiosa. Se han puesto en contacto conmigo para pedirme la dirección de la “agencia”, así la han definido, encargada de hacerme la publicidad en twitter. Intentando teñir de inocencia mi voz, les he comentado que lo que realmente debe de ser importante es el blog en sí, que la publicidad es solo abrir una puerta al blog para que la gente entre.
Tras unos momentos de silencio, me han dicho que todo es cuestión de opiniones, pero que para ellos “soy muy de izquierdas”, que en lo que realmente están interesados es en las frases para publicitar el blog. Intentando dar una sensación de frescura y simpatía les he preguntado:  -¿De izquierdas, o como se dice ahora “transversal”?-
Parece que tanto la pregunta como la entonación en sí les ha hecho bajarse de lo estrictamente correcto, y me han contestado, ya con una entonación de conversación de bar, que todas las ideologías son respetables, y que aunque no conocen la mía, creen que no comulgaría con la suya. A lo que he contestado sin parpadear telefónicamente:
- Efectivamente, comulgar, comulgar, hace mucho tiempo. Y visto que los del Gobierno del P.P. parece que siguen comulgando, y no les va muy bien, ni con la presunta ayuda del altísimo, y eso que siempre se ha dicho que desde arriba se ven mejor las cosas, mejor seguiré sin cambiar mi dieta moral.
Aparentemente confundidos por la rotundidad de mis palabras, y tras unos segundos de gélido silencio me han preguntado: -¿Entonces, no quiere darnos la dirección de la agencia?- 
En ese momento he sentido una especie de “click” que ha denotado la rotura del freno de contención, y ya a tumba abierta les he dicho: -Lo triste del caso, es que están dando a entender que una persona de izquierdas, o transversal, o que posiblemente, según ustedes, de pensamientos insidiosos, no puede expresarse en apenas dos líneas y venderlas, aunque sea gratis, a modo de publicidad, o simplemente para animar a un posible lector a entrar en mi mundo, lo que en realidad es mi blog.
Tras unos segundos intentando recomponerme,  y ahora en plan moviola, ralentizando las palabras, y como haría un torero al final de su faena, gustándose así mismo, he rematado diciendo: - En realidad, ustedes no necesitan una agencia, porque en sí mismos, y solo con su voz, ya representan sus ideales y sus objetivos. Su voz es su mejor tarjeta de presentación.
Cuando parecía que la comunicación, en todos los sentidos, se había cortado para siempre, y con un tono que recordaba a la de un premiado en la lotería de Navidad, me ha dicho: -¿Le importaría que me quedara con esa última frase para mi negocio? Represento a una compañía de telefonía móvil que quiere abrirse mercado, y creo que su frase “Su voz es su mejor tarjeta de presentación” nos puede valer para nuestra campaña. Si no le importa nos volveremos a poner en contacto con usted. Ya sabe, en el trabajo no hay ideologías, hay objetivos.
Aunque han pasado varias horas, acabo de colgar el teléfono. Algunas veces, como ésta, sobran las palabras, e incluso el teléfono. Y solo me acuerdo de esa frase tan española “Donde dije digo, digo Diego”, o “Rodrigo”, como dice el bueno de Chiquito de la Calzada.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 2 de febrero de 2015

ACTUALIZANDO A GILA


La vida actual en nuestra España me recuerda a una película de Ingmar Bergman. Gracias a Dios, a los hados, al destino, o a lo que sea, con mucha más gracia, por supuesto.
Lo de Ingmar Berman se refiere a los recuerdos de cuando este vecino del mundo fue a ver “Gritos y susurros”, hace más de cuarenta años, creo que fue mi primera incursión en el firmamento del director sueco. Y antes de ir a ver la película, leí todas las críticas, habidas y por haber, y me pertreché con una brújula para no perderme. 
Pues eso, que ahora cualquier cosa que pasa en España, te puedes, si quieres, asesorar con mil cantos de sirena, y al final es posible que tu barco de opinión se hunda, porque cada cual pinta la vida con el color que quiere. Y, generalmente, con grises, y “marrones”, especialmente los que nos atañen más de cerca.
De todas las maneras, el que no se toma sus pequeñas venganzas es porque no quiere. Esta mañana, sin ir más lejos, estaba dentro, como se dice ahora, de una entidad bancaria, y a la persona que me ha atendido no le he visto muy centrada. Por eso le he dicho, ante sus continuos chascarrillos y risas, a un punto de ser desaforadas, que lo bueno que tienen ellos en su trabajo, es que trabajan con red. En el mismo instante se ha notado perfectamente que ha entendido que, aquello, su postura, le iba a traer factura, y nunca mejor dicho, porque se ha puesto en modo “autodefensa”, y me ha preguntado el por qué de lo de la red.
-¡Hombre! Está muy claro, pase lo que pase en el negocio en que usted trabaja, siempre “pagamos” nosotros…
Me ha dado la impresión de que esa misma conversación ya la había tenido con anterioridad, y que él se habría defendido con eso de que “es un mandado, que el negocio no es suyo, y que cumple órdenes”. Y alguno de sus interlocutores ya le habría dicho, que lo mismo había ocurrido con lo de las preferentes, y que luego nadie sabía nada, y que órdenes eran órdenes; y mientras, sus jefes en lugar de plegar velas, las desplegaban en lugares paradisiácos, y todo pagado gracias a sus tarjetas “black”.
Por eso, ese empleado se ha callado, porque su defensa era una huida hacia adelante, y a mí me ha dado cargo de conciencia, amén de los otros cargos que había ido a pagar.  Porque ni ellos cambiarán, ni nosotros tampoco, y como a lo largo de la historia se nos ha echado todo tipo de culpa, ya nacemos, no con un pan debajo del brazo, sino con un saco de culpa heredada. A favor del empleado, el que ya tiene clarísimo a quién no va a conceder ninguna hipoteca.
Por todo eso, entre el universo de Bergman, y el de Miguel Gila, sin dudar me quedo con este último, es más nuestro. Su juego entre bromas y veras, forma parte de nuestra idiosincrasia, y su famosa frase: “Y si no sabe aguantar una broma que se marche del pueblo”. No es muy democrática, pero sí visceral, y con un punto de inocencia dicha por el auténtico Gila.
Poniendo al día el universo de Miguel Gila, la única variante que se podría dar ahora, para buscar a un culpable mediante indirectas, en su famosa frase “alguien ha matado a alguien” es “alguien ha robado a alguien”. Lo demás sigue igual, nadie se da por aludido.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 31 de enero de 2015

DE MUNDOS PARALELOS


¿Crees en los mundos paralelos? Yo, sí.
Esta mañana de sábado, Afgano, mi bichón frisé me ha sacado a pasear, temprano, a las siete y media, y durante la caminata, al pasar al lado del apeadero del tren, una unidad de Renfe se iba, y ha dejado a una decena de jóvenes. Indudablemente había una desconexión entre ellos y los demás. Estábamos en días diferentes, y  ellos todavía en viernes, y me he planteado si del mismo mes y año al ver lo liviano de su ropa. Afgano y yo nos hemos mirado ante lo absurdo del momento. Él enseguida se ha rehecho y no ha perdido el tiempo ante un árbol de buen ver. Lo dicho, los mundos paralelos existen.
También hay un mundo paralelo entre el actual gobierno del P.P. y la gran mayoría de los españoles. Este vecino del mundo no es ningún analista político, pero está claro que el actual gabinete está convencido de vivir sus últimos momentos, algunos dirán que de mangoneo, o de “mamoneo”. ¿El por qué de esa opinión?
A Don Mariano Rajoy, porque lo cortés no quita lo valiente, le está faltando tiempo para “decorar” su pisito, que es España, a su manera, y al que venga después le costará más ponerlo otra vez como estaba, o de otra manera, y seguiremos gastando. Solo así se puede comprender la rapidez para la aprobación del real decreto que va a reorganizar la duración de las carreras universitarias, reduciendo los grados a tres años.
Una vez más el Señor Wert toma a los españoles por tontos, queriendo destacar "el importante ahorro que provocará en las familias la reducción de algunas carreras universitarias de cuatro a tres años”. Obviando el hecho de que si los grados se acortan en un año, los másteres aumentan en otro. Y ahí es precisamente donde está el truco de más gasto y sangría para las familias, las que puedan. Cada vez España es un coto más cerrado a las familias con recursos y a crear mundos paralelos pero desnivelados.Lo dicho, diferentes mundos, que todos están en éste, y con la terrible certeza de que todos los pagamos nosotros. Como el pisito de la España que no se cansa de redecorar un gobierno, y un partido, en clara huida hacia adelante.
Estamos en mundos paralelos con un gobierno para lelos.  Y le vuelvo a mirar a Afgano, y no sé por qué le veo dentro de un cartel a Presidente del Gobierno, y no creo que lo haría peor. Al menos tendría, como en el famoso libro, más sentido y sensibilidad. Triste pero cierto.

*FOTO: DE LA RED