miércoles, 29 de abril de 2015

CLARIFICANDO, O TODO LO CONTRARIO


Hoy es uno de esos días en los que este vecino del mundo tiene la sensación de que acaba de protagonizar una cámara oculta para cualquiera de los canales de televisión con los que nos castigan en este país.

Este vecino ha acudido a  los bancos con los que opera, suena pretencioso, porque en realidad son ellos los que operan, y sin anestesia, con este vecino. Quería comprobar que tenían mis datos del Documento nacional de identidad, ya que mañana es el último día para hacerlo, y si no los tienen, te cierran las cuentas hasta que lo hagas. Y como se ha advertido en los medios de comunicación, ha debido de cundir el pánico, porque en el último banco he tenido que esperar más de una hora.

De todas maneras, ha sido como cuando planchas un pantalón, que las arrugas desaparecen. Mis arrugas del alma, mezcla de aburrimiento y mala leche por la espera, han desaparecido inmediatamente al llegar al mostrador, porque ventanilla, al menos en esa sucursal, no hay.


Tras ingresar un poco de dinero, le he dicho a la mujer encargada de atenderme, que quería aprovechar  para comprobar que tenían la fotocopia de mi documento nacional de identidad. Me ha  dicho que sí, pero que ya que estaba allí, iba a completar algún dato que faltaba. 

Por favor, me imagino que todo el mundo que me está leyendo estará sentado, pero si no es así, siéntense porque me ha hecho la pregunta del millón, la madre de todas las preguntas: -¿Ostenta usted algún cargo público?

No sé si habrá pasado mucho o poco, porque para este vecino del mundo se ha parado el tiempo, y le ha parecido sentir hasta el ruido de la sangre pasando por sus venas, y acto seguido ha mirado para comprobar que no hubiera cámaras grabando por si era una broma.
-¡Qué raro! En ningún sitio me han hecho esa pregunta.- le he contestado. ¿Por qué es necesario contestar a eso? ¿En qué cambiaría mi relación con su entidad bancaria de serlo? ¿Me pondrían alfombra roja, una línea especial de crédito, un contacto especial en Suiza?

Nunca me han salido tantas preguntas seguidas, pero me he sentido indignado aunque he intentado ser educado, y ella se ha dado cuenta, porque se le notaba azorada, y solo me ha respondido: - La verdad es que no se por qué está esa pregunta, pero como está la tengo que hacer.

Tras responder que “no ostento ningún cargo público, que yo sepa”, con lo cual se ha sentido aún más confundida, me he marchado con la certeza rotunda de que no todos somos iguales. Y todos sabemos que no es lo mismo sospechar de algo, que tener la certeza. Y me he sentido todavía un poco más pequeño, y más indignado.

Intentando ser optimista, por aquello de que siempre es mejor buscar el lado positivo, acabaré diciendo que ha sido, al menos, una mañana muy clarificadora.


*FOTO: DE LA RED

martes, 28 de abril de 2015

CUANDO LOS GATOS SE PINTAN DE PARDO


Entre dos luces, cuando los gatos se pintan de pardo, cuando la vida presenta otra cara. Entre dos luces, entre el agua y la tierra, la verdad y lo imaginado. Cuando el no rotundo huele a posibilidad y  se está más cerca de atravesar el cristal del espejo.

Dos ambientes,  el mundo huele a sueños y el sol cede su turno a una luna nacida en cualquier parte, pero adaptada y adoptada. Es la frontera entre las dos caras, del día y la noche. El momento en que se puede abrir una puerta a un algo diferente, la otra cara de la moneda, de la luna de los lunáticos. 

Estar con uno mismo ahora es más fácil, es regular la luz de tu salita, de tu entorno, y ahorrar en espectáculo cuando el espectador parece que va a ser uno solo, y no quiere molestar. Nunca ha querido molestar, por eso sus pasos apenas esbozados, más un eco que una realidad.

Pasear por tus sitios queridos, por una playa, la de La Concha, puede adquirir matices diferentes. Las luces del día que se va, se resisten y juegan a quedarse en la orilla. Huellas de pasos masajean la arena empapada de cielo. En la lejanía, unos perros jugando mientras sus humanos hablan y hablan; contigo la soledad buscada. Una soledad dulce y cariñosa, una soledad entre dos luces, como la playa, que acaricia el alma y aviva el fuego del recuerdo.

La Isla de Santa Clara, frontón de miradas,  tapa las últimas luces, y sirve de ancla a un horizonte que no quiere marcharse.  Fuera de la playa, en el paseo, los flashes denotan al espectador de postal en movimiento, al coleccionista de marcos incomparables.  El voyeur de momentos inolvidables, se esconde tras una barandilla con tintes ahora blanco-violetas. La vendedora de golosinas guarda los últimos barquillos antes de cerrar por hoy.


Quizás esa es la frase, "cerrar por hoy”, un instante de presente, y toda la vida para recordarlo. En momentos así no sabes si decir “atrás queda la playa” o “atrás quedamos nosotros”, una décima de segundo, apenas un ahora, de luz, de vida, de que alguna vez estuvimos. 

*FOTO: F.E.PEREZ RUIZ-POVEDA

domingo, 26 de abril de 2015

INTENTANDO OCULTAR EL SOL CON LA YEMA DE UN DEDO


Eso de que estemos ya metidos en plena campaña electoral, hace que al cortijo que es España le hayan colocado una carpa de circo en el centro, y eso que este vecino del mundo no tiene nada, vaya por delante, sino muy al contrario, con ese manera tan bonita de vivir y de sentir un arte tan antiguo. Y un día sí y el otro también, tengamos que asistir obligados por los medios de comunicación, especialmente por la televisión, al más difícil todavía de un político desatado en plena campaña.

Si el otro día teníamos que sufrir a una Esperanza Aguirre tarareando canciones en inglés y francés, y bailando el “No estamos locos” de Ketama, ayer, sábado, y en el mismo programa, QUÉ TIEMPO TAN FELIZ, de María Teresa Campos, tuvimos, a pesar de nuestro estupor, que “sufrir” el descubrimiento de un nuevo showman, Antonio Miguel Carmona, que canta y baila, y todo sea, también, por la alcaldía madrileña. En este caso además, con el agravante de que no puede disimular con la excusa de que fue algo “improvisado”, sino que ya hasta la canción, Everybody loves somebody sometimes, estaba preparada. Por cierto, y quizás sin pretenderlo, con el título de la canción elegida ya ha dado carnaza a los que quieran meterse con él. Ese “Todo el mundo ama a alguien algunas veces” es muy fácil de malearlo y ponerlo en su contra, al tiempo.

Cuando entenderán nuestros políticos que lo de sorprendernos lo tienen ya muy difícil, con todos los casos de corrupción y choriceo general que saltan a los periódicos, para ser buenos, “casi” todos los días. Porque a más de uno, entre los que este vecino se incluye, seguro que cuando hacen estas cosas, cuando menos, "tan peculiares", nos hacen acordarnos de ese célebre "ande yo caliente, y ríase la gente".

Con eso de que dos nuevos partidos han aparecido en nuestro panorama electoral, muchos están comparando este tiempo con el final de los setenta y comienzo de los ochenta. Pero aquella España que aprendía a ser democrática, tras muchos años de opresión, solo era sorprendida por algunos políticos del PSOE que en plena campaña electoral iban sin corbata, e incluso los más osados fueron Felipe González y Alfonso Guerra, con algún pantalón y chaqueta de pana. Pero lo de ahora no es una cuestión de pana, sino de pena.

No sé si dan pena los candidatos forzados a hacer, según ellos mismos o sus diseñadores de campaña, el más difícil todavía, o damos pena nosotros, por tener que sufrir a unos candidatos operados y extirpados de autoestima.

Este vecino nunca ha osado hablar por boca de los demás, porque bastante tiene con intentar representarse así mismo, pero cree pensar que al decir lo que va a decir puede resumir el sentir de una gran mayoría de españoles:

Si quieren sorprendernos a partir de ahora, y no solo en campaña electoral, sino siempre, sería de agradecer que se limitaran a presentarnos su programa electoral limpio, claro y sin mentiras, y cumplirlo sin cambios de última hora, una vez que han ganado las elecciones, aduciendo que las circunstancias les obligan a ello. Y por supuesto, como un punto central y especialmente importante, evitar el choriceo, el amiguismo, y el “a dedo” dentro de su partido, y su futuro gobierno. Lo demás, es intentar ocultar el sol con la yema de un dedo.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 25 de abril de 2015

¿QUÉ HACE UN LEÓN COMIENDO GAMBAS?



Hacerse mediático en una época mediática es una labor, que más que difícil, pertenece al mundo de la casualidad o al azar. Y quizás pronto olvidaremos a Alberto, un joven que intentó su aventura en “MasterChef”, y que por casualidades de la vida inventó tres palabras mágicas: León, come, gamba, que puestas en ese orden, y ya juntas para siempre, y bajo la apariencia de un plato hecho con gazpacho de tomate y fresa, con pimiento asado y una patata imitando la cabeza de un león, le han dado el pasaporte, primero para ser expulsado del programa, y segundo para verse ya inmortalizado por las redes sociales tanto a favor como en contra.

Este vecino del mundo no ha querido sumarse al aluvión de comentarios ni graciosos ni agrios que tanto el plato en cuestión, como la fuerte reacción del jurado se han originado durante días.

Cuando parece que todo se ha calmado, entre otras cosas porque ya se ha visto otro programa, y es como si se hubiera pasado otra página del mismo libro, este vecino del mundo quiere dar otra visión del tema…

Quizás en el fondo de todo, tanto del plato presentado como de la fuerte crítica, subyace el hecho de que desde ya hace años a la cocina se le ha subido, este vecino nunca dirá si merecidamente o no, al Olimpo del arte. Y como en todo arte, siempre habrá artistas  y “listos”.  Aquellos que logran con su pericia y sentimiento, un algo más, y otros que nos quieren tomar el pelo.

En el caso del joven Alberto, la cosa quedó muy clara porque la patata estaba cruda, y el presunto plato era incomible, pero la fuerte reacción de los chefs, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz, quizás en el fondo iba más encaminada a todos aquellos que intentan dar, y nunca mejor dicho, gato por liebre. Porque, en realidad, ¿qué hubiéramos opinado si el que nos presenta este plato, con la patata en su punto exacto, naturalmente, es un chef pata negra, con más estrellas que el infinito? 

No se puede demostrar, pero  mucho me temo que la opinión hubiera sido algo parecida a: “Jugando con condimentos de lo más simple, y que tenemos en todos los hogares, el Chef Tal y Cual, ha logrado una sinfonía de sabores que brillan tanto por la sencillez, como por la rotundidad de unos colores que entran no solo por el iris de nuestra vista, sino por el corazón de nuestro disfrute”.

Por eso este vecino del mundo a la hora de comer se deja llevar más que por la vista, por los olores, sabor, buen juicio, y las cantidades. Porque tampoco se trata de sacarse una foto con un gran chef, dejar el bolsillo altamente perjudicado, y acto seguido tener que ir a casa para quitarse el hambre que todavía quedaba.

Lo de quedarse con hambre, habiendo pagado un potosí, le pasó una vez a este vecino, de muy joven, y el chef sigue en el Olimpo de su triunfo, pero al vecino del mundo no le vuelve a ver. Es más, alguna vez al ir a cruzarse con él en la calle, este vecino se ha cambiado de acera, más que nada para evitar las ganas de decirle lo que opina de su arte en miniatura; más concretamente, de su arte, y de su miniatura.


Si algunos artistas de la cocina no jugaran con nosotros, quizás tampoco el León hubiera comido gambas. Pero, ojo, ahora más de uno hará el agosto, cualquier día del año, con ese plato, o platillo. Y eso nunca será de artistas, sino de aprovechados.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 24 de abril de 2015

LA CULPA NO FUE DEL CHACHACHÁ


Este vecino del mundo siempre ha pensado que escribir una novela, o película, de suspense, un thriller, como desgraciadamente decimos ahora, prefiriendo los anglicismos, no es difícil. Lo difícil es que el final cuadre con todo lo ocurrido, y deje contentos a todos, es decir que habiendo sorpresas durante toda la historia, el final también nos sorprenda pero tenga su lógica que hasta entonces ni habías olido, ni imaginado.

Recuerdo que en los años setenta se pusieron de moda, como consecuencia del triunfo del cine de Dario Argento (El gato de nueve colas, Cuatro moscas sobre terciopelo gris…), películas europeas de suspense, en las que te lo pasabas francamente bien durante toda la película, siendo sorprendido por un crimen tras otro, sospechando de todos y de nadie. Y al final…resulta que uno de los coprotagonistas tenia doble personalidad, y ni él mismo sabía lo que hacía. Concretamente recuerdo una película en la que siendo David Hemmings el protagonista/sufridor, él mismo era el asesino sin ni siquiera haberse enterado . No recuerdo  el título de esta cinta pero aunque fuera así no lo diría, por aquello de no destripar el final, porque aunque hayan pasado muchos años, siempre puede haber un nuevo espectador. 

Por cosas del destino, en 1981, viviendo en Londres, me crucé, y es verídico, en una de las salidas de Holland Park con el mismísimo Señor Hemmings, nos miramos unos instantes y él se dio cuenta de que le había reconocido. En ese momento me dio muchas ganas de echarle en cara, más que recordarle, el final de esa película. Pero ni yo me sentía tan suelto en su idioma, ni él tenía la culpa del guión.

Cada vez que como ahora se presentan unas elecciones, me acuerdo de toda esa teoría del cine con finales que desmerecen, cuando los políticos de turno nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Toda una legislatura, por ejemplo, pasándose el PP los deseos del pueblo por el arco de su triunfo, y ahora la culpa la tienen los demás y sobre todo la crisis. Y sangrante no es eso, sino que los ciudadanos, lectores y sufridores de un guion escrito por unos políticos egoístas, no protesten por una “representación” que les perjudica, nos perjudica, un día sí y el otro también.

Nunca he comprendido, como en una tierra como la levantina, se deje una y otra vez a unos políticos como los que tienen, no solo campar a sus anchas, sino tomarles el pelo; y como premio, votarles una vez más, con el riesgo de que sea verdad eso de que "tenemos los políticos que nos merecemos".

Lo de los gastos de representación de Rita Barberá es una gota más en una inundación que ha dejado a un país anegado de deudas y recortes.
Gastarse presuntamente 278.00 euros en hoteles, viajes, comilonas y amiguetes desde septiembre del 2014 ronda lo pornográfico, se presente como se presente.

Ocurre como lo que contaba de algunas películas de suspense que el final no hay quien se lo trague.  Y si hay algún político/política que se pega la vida padre, después que no venga explicando que la culpa fue del chachachá porque para apreciar una buena historia, no es necesario leer el final. Y el final de algunos políticos es lo mejor que nos puede pasar a la mayoría.

Desde hace unos años desgraciadamente se ha puesto de moda en España, no meterse en problemas el protagonista de unos presuntos actos delictivos, sino quien los cuenta, y así vamos como vamos...

Además, mientras sigamos pensando eso de que “si yo tuviera la posibilidad haría lo mismo” no vamos a ninguna parte. Porque desengañemos, nunca vamos a tener la posibilidad ya que los que están delante ni nos van a dejar llegar, ni vamos a hacer lo necesario para ese viaje, ni estar en esa tesitura.


Por cierto, y ya para terminar, la culpa nunca fue del chachachá, sino de quien se escudaba detrás de esa música para que no se le oyera venir.

*FOTO: DE LA RED

martes, 21 de abril de 2015

LA SOMBRA DE UN HUECO



Aunque la madre de un tal Forrest Gump se supone que decía que la vida es como una caja de bombones, la vida, para este vecino del mundo, es como una bicicleta, una vez que aprendes a pedalear y a llevarla por donde quieres, y no ella a ti, todo es cuestión de ir aprendiendo diferentes trucos para sobrellevarla o acercarnos a la felicidad.

Esos días que tienes sensación de que no existes, que nadie repara en ti, que no te hablan, una variante del personaje de Bruce Willis en  “El sexto sentido” pero en tiempo real. A este vecino del mundo le ha ocurrido hoy. Te da ganas de  ponerte un cartel al cuello que diga “Hombre, en obras, pero no cerrado”.

¿Manera de solucionarlo? Me ha costado 20 euros pero he conseguido que me sonrían y me han llamado "caballero". ¿El método? Cerca de casa, en Donosti, hay una tienda en la que venden todo tipo de productos para el arte en general y la pintura en particular. He comprado cinco tablas con lienzo, y eso es lo que he pagado, esos veinte euros. El trato ha sido gratis, una bendición del cielo teniendo en cuenta cómo me encontraba. El dependiente me ha reconocido a la primera, con una gran sonrisa, mientras me decía, lo dicho, "caballero". Reconocimiento total de que sigo vivo, aunque la mayoría de la gente solo me vea cuando me pide algo (la hora, mi voto, dinero).

Quizás, a medida que vamos viviendo, tenemos menos cosas por delante, y más tiempo para saborear el viaje. Porque lo importante de la vida es el viaje que conlleva y las personas con quien lo compartes.

Cuando eres niño o joven, parece que la bici de la vida apenas se mueve y que apenas avanzas. Más tarde te va ocurriendo todo lo contrario, y llega un momento, y no sabes cómo lo has hecho, pero esa bici se embala y casi no te da tiempo a saber ni dónde estás, porque solo quieres llegar a tus objetivos. El problema, o la realidad, es que nunca hay un mapa que recoja el lugar en el que se encuentran tus metas,  y llegará un momento, si llega, que disfrutarás del viaje en sí mismo, y que de los objetivos de entonces solo quedará la sombra de un hueco que te hizo pedalear.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 20 de abril de 2015

CLASIFICANDO LA TORPEZA



No damos abasto. Esta es la única expresión que se me ocurre ante todo lo que se nos acumula alrededor. Las malas noticias no cesan.

En política, corrupción que apesta. El Señor Rato ya nos está asombrando más que lo que dice su apellido, y lo último ha sido el descubrir que tenía más de setenta cuentas en diferentes bancos. Cualquier día de éstos se demostrará, presuntamente, que el nombre del Señor Rato es más fácil que aparezca en el Libro Guinness de los récords,  que como imputado.

En el ámbito exterior, la aparente  apatía de la mayoría de los gobiernos europeos, ante cientos de seres humanos muertos que se nos acumulan en aguas de mares que nos acarician tarde o temprano.

Y por si fuera poco, esa juventud que hoy, en Barcelona, representada por un niño de trece años, porque llamarle “chaval” queda grande, ha jugado a cazador de vidas, y ha terminado con la de un profesor mediante un machete, llevaba también una ballesta casera y un cóctel molotov, causando heridas graves a otras cuatro personas.

Este vecino del mundo siempre ha tenido claro, que si nos mantenemos con vida cada uno de nosotros, es por una serie de circunstancias, y principalmente por la conmiseración de los otros seres humanos. Y hoy uno, todavía un niño, no la ha tenido. Ahora, vendrán los entendidos, y tras arduos estudios nos dirán mil y un datos sobre lo que posiblemente le ha podido inducir a este final.

Se dice que le gustaba vestirse con ropas militares, y le encantaba tal o cual serie de televisión. Pero si algo tiene el ser humano es la libertad para poder elegir, y lo que miles de personas tienen por costumbre, ahora no se va a convertir en señal de una posible maldad.

Como la sabiduría popular diría: después de visto todo el mundo es listo. Y ahora, habrá quienes se quieran apuntar al carro de un linchamiento general al primero que se ponga en medio, o por acción o por omisión, a padres, profesores, a amigos, a las leyes establecidas…Porque lo que no nos gusta es todo aquello que no podemos explicar. Lo hecho hoy por ese niño en Barcelona, no tiene explicación, porque solo se da en la peor de las pesadillas.

Sin embargo, lo que está ocurriendo con esas personas que intentando conseguir un futuro mejor, se quedan sin futuro ante una muerte anticipada, tiene mucho que ver con la ambición desmedida de los que ponen unas barcas en mal estado a personas que pagan primero con el poco dinero que tienen, y luego en muchos casos incluso con su vida. Y mientras, los países europeos nos la cogemos con papel de fumar, se supone que para no dejar nuestras huellas, y parecemos demostrar con nuestro comportamiento, que lo que no ocurre dentro de nuestro propio país, no existe.

Hay días en que preferiría que me llamaran “perro” como excusa  para poder decir que yo no tengo nada que ver con semejante vergüenza que nos rodea, pero, entre otras cosas, mi perro tampoco tiene la culpa, y no sería justo, que un animal que está más abajo en la escala de la evolución cargue con algo que no le corresponde.

Y ante todo tipo de problemas, como los hoy expuestos, nos seguimos comportando como en la fábula, dudando entre si son galgos o podencos, o intentando explicar, explicarnos, si son "inmigrantes", "emigrantes" o simplemente "migrantes"; clasificando, antes de pasar a la acción por unos seres humanos, que en realidad, es lo que menos nos interesa.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 19 de abril de 2015

EL DÍA MUNDIAL DE "ALGO"



Aunque hoy es día festivo, domingo concretamente, al bajar al portal había un guirigay montado que parecía el Congreso de los Diputados en el momento de hacer una votación para subirse el sueldo. Cuatro mesitas preparadas en las que se recogían firmas, y al frente de cada una el respectivo encargado de llevar el tema. Tras preguntar, me he enterado de que eran para conseguir que fuera el día mundial de algo.

Tras el consiguiente recibimiento/despertar, este vecino del mundo se ha enterado de que hoy debe de ser “el día mundial de la bicicleta”, y la Señora Lourdes, la del tercero, recogía firmas, para que se establezca el día de la viuda gallega, porque cree, no está segura, que si el día de la viuda existe, seguro que el de la viuda gallega, como es su caso, no, y quiere conseguirlo.

Por otro lado, estaba Ramón, el portero de la finca, recogiendo firmas para conseguir el día mundial del portero de fincas. A su lado estaba Doña Flor, cotilla oficial del edificio, que naturalmente abogaba por el día mundial de los cotillas. Pedía que todos nos quitemos la máscara, porque según ella, y este vecino del mundo está bastante de acuerdo, todos llevamos un cotilla dentro.

Al frente de la cuarta, y última, mesa estaba Don Abelardo, el vecino del sexto, que en todas las reuniones siempre se opone a todo, y naturalmente pedía firmas para conseguir el día mundial de la oposición. A poco que se le preguntaba a Don Abelardo, que ya setenta años no cumple, se le hinchaban las venas del cuello, y comenzaba una arenga que de tan tenso que se ponía, este vecino juraría, que incluso levitaba. Nos ha dicho, que si la oposición no existiera, el hombre no hubiera evolucionado. Quizás no le falte razón, aunque para este vecino “oposición” no está alejado de la expresión “crear una comisión que estudie…” y la experiencia nos dice que cuando una comisión se crea, si el proyecto llega a concretarse, lo verán, con suerte, nuestros nietos.

La verdad es que con todo ésto del día mundial de algo, sería preferible que todos los calendarios, esos que compramos o nos regalan en época navideña, en lugar de incluir el famoso santoral, deberían de  “advertirnos” de cada día mundial. Más que nada por si decidimos ese día no salir a la calle. 

¿No os parece que eso del "día mundial" es una especie de carnaza para darnos un tema en el que pensar, y no reflexionar sobre otros asuntos?

Ya tengo preparada la mesita plegable de la playa para bajarla al portal en cuanto termine este post. Pediré firmas para el día mundial del día mundial, que será otra manera de rizar el rizo de la utopía, que a este vecino le parece que cada vez se está haciendo más pequeña. Y si la utopía desaparece, las musas se quedarán sin patria.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 18 de abril de 2015

ESPAÑA COMO UN BALCÓN INTERIOR



Si tuviéramos que hacer un símil de España, una comparación, no me cabe ninguna duda: España es un patio interior, o incluso, una corrala.
Este vecino del mundo no vive en Andalucía, sino en el País Vasco. Galopa por razones personales entre Guipúzcoa y Vizcaya, y ya se sabe que tenemos fama de ser más discretos, más secos en el Norte que en el Sur. Pero, incluso así, España es un patio interior.

Aún antes de tener televisión con muchas cadenas, nosotros ya teníamos multi-programas. Más de una vez nos hemos sentado en nuestro balcón interior  (suena a algo filosófico, incluso transcendental, pero es literal), y nos hemos pasado horas muertas muy vivos.

Pasan los años y los espectáculos interiores, como el patio, van cambiando.

Actualmente tenemos en cartel, entre las dos alturas que alcanzamos a ver, a la del segundo izquierda que convive con su cuñada, y todos los días tenemos una especie de sitcom, comedia de situación, mezcla de ricas y famosas y criadas y señoras.  Reivindicaciones y reproches están a la orden del día. Alguna vez aparece como estrella invitada el señor de la casa, a la par marido y hermano, intentando hacer de una especie de negociador entre ambas. Es cuando la comedia ácida adquiere tintes de thriller porque sabes que en cualquier momento va a pasar algo, y nunca adivinas qué.

En el segundo derecha tenemos aires juveniles. Es un piso de estudiantes, y además el único balcón que tiene programación nocturna, con concursos de bailes y realities de supervivencia a los excesos. Está muy entretenido aunque los decibelios, especialmente en horario nocturno, suelen exceder el buen gusto.

Por el contrario, en el tercero izquierda tenemos una especie de cine de barrio con tres generaciones de una misma familia. Los abuelos y padres nacidos en el Sur. Entre su corta pero nada homogénea programación, tenemos a Lola Flores, Manolo Caracol por un lado, y un Arturo Pareja Obregón, actuando como bisagra de un cancionero, que bascula entre el Sur de las primeras generaciones, y un Benito Lertxundi y Ken Zazpi a cargo de la generación ya nacida en Euskadi. El espíritu de esa vivienda se puede resumir en ese abanico con flecos blancos y azules cosido a la pared, y esa pancarta descolorida pidiendo la independencia que hace ya años que lleva puesta.

Y ya para terminar, tenemos el tercero derecha, que puede ser todo un símbolo de nuestros días. Aunque recordemos que es un patio interior, luce desde  hace más de dos años un gran cartel de “Me venden” con el consiguiente número de teléfono. La familia lleva el mismo tiempo que el cartel, malviviendo en Alemania a la que se trasladaron, primero con ganas de decir cuatro cosas a la Merkel, y a la que finalmente solo dijeron “Socorro”, eso sí, mediante un traductor al que, por supuesto, tuvieron que pagar.


Muchas veces, esos balcones interiores dicen más que el mejor de los editoriales en cualquier medio de comunicación.


*FOTO: DE LA RED

viernes, 17 de abril de 2015

CONFUNDIDOS POR UN MAL RATO



Más de uno de vosotros, a los que les gusta aparecer por esta atalaya para ver las opiniones vertidas por este vecino del mundo, ha preguntado insistentemente sobre lo ocurrido con el Señor Rodrigo Rato (otrora mejor ministro de la democracia, y a un minuto de ser elegido futurible presidente), esa detención policial para comprobarle todo lo comprobable. Pero quizás, y dependiendo de la opinión, un acto un poco tardío, y bastante desorientado, pero con claro tufillo electoral. Ésto último el tiempo lo dirá... Y como este vecino se conoce, ha decidido tomarse unas cuantas horas de seguridad para que se le enfriara la boca, o cuando menos estuviera, solo, templada. Y ya con la tensión arterial  en los límites normales para él, pero que no hubieran desentonado con algún personaje de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, pero tras evidente cambio de sexo, este vecino va a comentar algunas de las cosas que le rondan por la cabeza con respecto a esta persona y sobre todo personaje.

Hubo un tiempo en que  para decir “Rodrigo Rato” solo lo podías hacer de rodillas en un reclinatorio, por lo sagrado que era. Las mamás de derechas siempre hubieran querido tener un hijo modelo “rodrigo-rato”, lo mismo que tan solo unos años antes hubieran querido que ese hijo hubiera sido Mario Conde. Quizás algo tenga que ver que estamos acostumbrados, por el cine, a que los malos, o mejor dicho para no meternos en un jardín jurídico, o presuntos malos, sean feos, desalmados y mal vestidos.

Salvando las distancias físicas, que no tienen nada que ver, la figura de Rodrigo Rato ha este vecino siempre le ha recordado lo que significó, en cuanto a personajes, el gran actor, ya fallecido, Fernando Rey. Siempre bien vestido, impecable en sus maneras, y confundido y confundiendo entre caballero y tirano. Sin nunca saber, si las personas que están a su lado son colegas de profesión, o simplemente peones de su partida contra el mundo.

Lo que a este vecino le extraña es la poca referencia que se hace en estas últimas horas, en el caso del Señor Rato, a esa salida, claramente por la puerta de atrás, del cargo de Director gerente del Fondo Monetario, y que se saldó con su dimisión el 19 de junio de 2007 “debido a motivos personales”. Y es que decir eso, es como cuando  se dice de una persona que ha muerto  porque ha dejado de respirar. Nunca se sabe si es el resultado o la causa.


Todo son motivos personales, lo que ocurre es que nunca se sabe si por motivos personales de él, o de personas que trabajaban con él, que presuntamente pudieran ver que el trigo no era tan limpio como se presuponía.

Lo que está más que claro, nítido, es que el Señor Rodrigo Rato con su apellido, todo ello presuntamente, ya va avisando lo que va a ocurrir, y no hace falta hacérselas de futurólogo; Don Rodrigo va a estar en la cárcel "por un espacio de tiempo, especialmente corto", lo que viene siendo, precisamente, “un rato”, el resto preparaciones de juicios, sentencias y apelaciones.

Es un personaje incómodo, porque sabe dónde está esa alfombra debajo de la cual se guarda, sino toda, gran parte de la porquería creada y acumulada en estos últimos años, y es más, sabe quién es, si lo hay, el propietario de la alfombra…


Y mientras, Don Rodrigo, nos seguirá mirando con un aire mitad de perdonarnos la vida, y la otra mitad como que nos está observando desde Canarias, por aquello de la hora de diferencia. Que quizás, simplemente, es la distancia que hay entre su estatus y el nuestro, o al menos eso es lo que pueda considerar él.

                                                              Dedicado a Miguela

*FOTO: DE LA RED


jueves, 16 de abril de 2015

NADA PERSONAL



¿No te ha dado por pensar alguna vez que lo que hay entre tú y el cartero es pura atracción? No importa que vivas en un segundo, o en un tercero, no importa que el botón de tu casa esté a trasmano, que siempre te aprieta tu ojo a primera hora de la mañana. Porque no nos engañemos, llamar sobre las nueve de la mañana al timbre de tu casasolo al tuyo, varias veces, para que se pare el mundo, es eso, meterte el dedo en el ojo más que llamar al timbre.

Y si le dices algo por el telefonillo cuando te pide por favor que le abras la puerta, él te contesta: -Mire, señora, me pagan para esto, y estoy en mi horario laboral. Si no me quiere abrir, no lo haga, y vendré mañana. Yo lo que me digan, pero a lo mejor era algo urgente…

Tú tienes una vez de bajo impresionante, especialmente si es la primera palabra que dices a alguien para “inaugurar” el día, pero el cartero tras meterte el dedo en el ojo en forma de llamar al timbre no repara en el profundo matiz de tu voz y te llama “señora”. No es nada personal, solo cumple con su trabajo, pero te llama “señora”. Y si tú te cabreas, eres un maleducado, y tienes un humor del “carallo”, como diría tu amigo que ha vivido quince años en A Coruña.

La vida  está llena de momentos que no son personales pero que van amoldando tu alma, y la quieren hacer cada vez más pequeña, pero la culpa siempre es tuya por tomártelo como no debes. El gobierno tiene que tomar unas medidas que no son bienvenidas pero no le queda más remedio, debido a la crisis que hay. Y no vamos a recordar de quién es la culpa por haber vivido por encima de sus posibilidades…

A lo mejor tu mujer te acaba de dejar, pero no es tampoco nada personal, la culpa en realidad no era tuya, es de ella. Ha cambiado a lo largo de estos años no en la misma dirección que lo has hecho tú, ya perdonarás, pero son cosas que pasan. No ha habido un tercero,  pero por casualidades de la vida, mañana te vas a enterar, que ya está con otro. Pero no es nada personal…

Y tú en cambio tienes la mala suerte de que te afectan esa cantidad de cosas no personales  que como flechas se te van clavando a lo largo de tu existencia. Y sabes que aunque vives, o sobrevives en Donosti, tú, precisamente tú, no tienes nada de San Sebastián, el mártir.

Y te acuerdas de la mala suerte de estar en el paro por un E.R.E. que tampoco era nada personal pero que dejó a parte del “personal” en el paro. Y tienes que seguir viviendo, aunque de vez en cuando te sigan metiendo el dedo en el ojo con cosas no personales, y  sólo eres tu quien se lo toma de mala manera. Y además, tienes el mal gusto de recordar cosas injustas que no atañen a los demás, y que ya incluso hace años que pasaron.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 15 de abril de 2015

PEDRO SÁNCHEZ Y SU CRISIS DE LOS BOTONES



Como se suele decir ahora, la profesión de político “goza”, en los últimos tiempos de un perfil bajo, entre otras cosas por la cantidad de mangantes que han sido retratados entre sus filas, naturalmente, muy a su pesar.

Como muy a su pesar quedó retratado ayer el líder, eso dicen, del PSOE, Pedro Sánchez que a la hora de darle a algo tan sencillo como a un botón que en este caso dijera “no” en la votación a la reforma del aborto, va el señor diputado, y se nos confunde.

En los últimos meses el Señor Pedro Sánchez se ha pasado más tiempo intentando reforzar su imagen que, al parecer centrándose en lo que tenía que hacer.  Y en una reforma, que como Juan Palomo se saca el PP a modo de “que quede claro que cumplimos nuestras promesas electorales” para su derecha más recalcitrante, el líder de la otrora izquierda más pujante, va y se confunde. Estaría pensando en ofrecer su mejor perfil a todas esas cámaras para las que últimamente no hace más que sonreír, y así ha quedado: “retratado”.

Se suele decir que “el mejor escribano hace un borrón”, lo que ocurre también es que el Señor Pedro Sánchez tampoco tiene tanta labor que hacer, y además desde hace muchos años existen los ordenadores, y los “ordenados” (secretarios de no sé qué, ayudantes, adláteres), con lo cual el “borrón” es más difícil.

Los mal pensados, o los realistas entre los que este vecino del mundo se considera, pagaría lo que no tiene, por ver por un agujerito a una Susana Díaz, partiéndose de risa, mientras piensa que a su “presi” no hace falta que nadie le haga la cama en su partido, él solito se la hace.

Y mientras, el españolito de a pie se pregunta que si al altamente preparado Pedro Sánchez le tocara lidiar con una crisis de los misiles, que por otra parte no tenemos, a modo de un John Fitzgerald Kennedy contra unos cubanos cabreados, o al revés, unos americanos cabreados…vaya usted a saber cómo hubiera acabado nuestra historia. 
A este vecino del mundo lo primero que le viene a la cabeza es esa famosa escena del film de Kubrick, del mono cabreado rompiendo unos huesos, solo que en este caso no iba a dar tiempo a que ningún hueso se convirtiera en nave espacial, sino que podrían ser nuestros huesos descansando en paz.

También vienen a la mente otras escenas, que visto lo visto con el lío que se ha hecho con una simple votación y con apretar un botón, pueden cambiar ahora de significado. Y es que hace unos meses el mismo Señor Sánchez, protagonizó un capítulo de un programa de televisión con el mismísimo aventurero Jesús Calleja, y todavía recordamos la cara de preocupación de la esposa del líder socialista al ver a su marido a setenta metros de altura encima de un aerogenerador. Entonces este vecino sólo veía el amor de una esposa, ahora al volver a ver ese rostro nervioso nos podemos imaginar que ella está pensando “si supierais como yo sé, lo patoso que es mi marido, no le subiríais tan alto”.

Y es lo que tiene el exponerse a tantos medios de comunicación, que todas las imágenes existentes se pueden prestar a posteriori a muy diversas interpretaciones, dependiendo de la información que en un momento dado se tenga. Por eso el Señor Rajoy no aparece casi nunca, y si lo hace, detrás de un plasma, y como en las buenas películas, tras el montaje del director.


Al final, se demuestra una vez más que es verdad eso de que más sabe el diablo por viejo, que por diablo…

domingo, 12 de abril de 2015

¿LOS TIEMPOS DE YUL BRYNNER, O CUANDO MORTADELO Y FILEMÓN SON DE IZQUIERDAS?



Últimamente, y serán los años que ya acumulo, me preocupa mucho el hecho de la vida en sí. Siempre la he comparado, debido a mi afición al cine, como una película en la que cada uno de nosotros somos los protagonistas.

El problema es que cuando uno tiene más dinero, muchísimo, las escenas de riesgo no hace que las ruede un doble, sino que si sale algo mal, el que la paga siempre es otro. Y últimamente hemos tenido muchas pruebas de ello. Gente perseguida por la justicia, y que ya no tiene, en teoría, ningún dinero disponible, su mujer en algún momento se ha quejado ante el juez de que no tiene ni para comprar pollo, y que entre cárcel y cárcel, o mejor dicho, sospecha y sospecha, le pide al juez que le deje ir con su familia de vacaciones a la nieve, por cierto, a un chalecito de superlujo, of course, que es de su propiedad, aunque esté intervenido. Y mientras, muchos de nosotros no nos cortamos las venas porque no tenemos ni para un cuchillo.

De todas maneras lo que nunca nos podrán quitar, y eso les tiene que joder (no sé a quién, en general a ese gran hermano), el sentido del humor. Y es que esta España (iba a decir nuestra, pero al final resulta que no es de nadie, o si lo es, de los banqueros) es como para sentarse a mirarla, y no parar de reír, mejor con ella que de ella.

Ya para empezar, no es que la televisión del estado, la que se supone que es nuestra, porque la pagamos directamente, esté bajo sospecha, sino que en cuanto pueden le ponen rumbo al pasado. No para hablar del último libro de F. Ibáñez, y de sus héroes, Mortadelo y Filemón, porque esta vez trata del Señor Bárcenas, y eso no se puede tocar, sino con ese programa que se supone que es de entretenimiento (y que se puede decir separándolo entre sílabas, como entretén y miento), que hay los sábados por la noche, una especie de túnel del tiempo, en el que si lo ves, regresas a los ochenta, como muy moderno. Hay momentos en los que estoy seguro que si en ese instante me levanto del sofá y me miro al espejo, tengo una melena impresionante y he dejado de parecerme a un Yul Brynner pero de líneas más relajadas.

Y es que al gobierno, a nuestro todavía gobierno, le interesa mantenernos entretenidos, por aquello de que la música amansa a las fieras. Además, aunque el gobierno es de derechas, las imágenes que el Señor Moreno, Don José Luis, (director y productor) propone de los cuerpos femeninos, e incluso de los masculinos, que él para eso es muy demócrata, e incluso liberal, entran dentro de los cánones que la derecha tolera para sus súbditos. Porque en realidad eso es lo que somos, y no porque haya un rey, que lo hay, sino porque todos los del gobierno nos miran como lo haría un rey de la antigüedad, desde muy alto. O dicho de otra manera, nos ven como muy, muy pequeñitos.

Y mientras nosotros, hartándonos de reír, porque en realidad alguien dijo que los vivos, nosotros, somos los muertos de vacaciones. Y además, no dejamos de imitar a los peces, nos pasamos la vida comiendo o siendo comidos.  Y aquel que triunfa, y se lleva un buen botín, y no va con segundas, no se lo puede llevar al cementerio, porque sus herederos seguro que no se lo dejan, o lo incineran directamente, por si acaso. Y es que si hay otra vida, todavía no se sabe la moneda que utilizan para hacer la consiguiente equivalencia, ni el tipo de tarjetas.

Lo dicho, ¿qué se puede hacer con un gobierno que convierte a Mortadelo y Filemón en gente de izquierdas? Reírse directamente.


*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de abril de 2015

AQUELLOS TIEMPOS DEL BELACHAO



Dicen que la vida es una carrera de fondo, o un continuo aprendizaje, pero este vecino del mundo está convencido que nacemos con una especie de andamio mental, y lo único que hacemos durante toda la vida es ponerle aderezos a ese andamio, pero la estructura, nunca cambiará.

En el cine, por ejemplo, hay todo tipo de argumentos, de ambientaciones; como el pasado, el presente, el futuro, pero normalmente la estructura que prevalece es, la famosa “chico busca chica”, aunque ahora pueda haber diversas variantes como “chico busca chico”, “chica busca chica”, “replicante busca humano”, o “replicante busca a replicante”. Ese sería el andamio, y ya, todo lo demás, aderezo.

Nos pasamos toda la vida buscando, nunca se sabe el qué, ahí está la búsqueda, El Dorado, El unicornio azul, la perfección, incluso unos ojos que una vez creíste ver, pero al final si nos da tiempo, solo si nos da tiempo, volvemos a nuestras raíces.

Siempre me acordaré de esa escena en la película “Tiburón”, la noche anterior al gran día de pesca, el trío protagonista, completamente borrachos, hacen balance de sus vidas a través de sus cicatrices. Y uno de ellos, aunque no dice nada, se mira la cicatriz del apendicitis, su única cicatriz, con aire de haber echado a perder su vida.

Siempre recordaremos, el que ha tenido la suerte de vivírlo, aquellos años de la más tierna infancia jugando en el campo a orillas del río. El juego, muy sencillo: quién lanza la orina más lejos. Los tiempos del “belachao”, aquella canción de orígenes tan guerrilleros, y que nosotros ignorábamos. Nos gustaba por su cadencia ascendente, y ese sabor a victoria absoluta.

¿El futuro? El mejor de los futuros visto desde la orilla del ahora: 
Con el amigo de aquellas competiciones en el río, mostrándonos el pastillero, para ver quién lo tiene más grande y con mayor número de pastillas. Y al fondo, eso sí en un discretísimo segundo plano, una cajita de música abierta y una pequeña bailarina rodeada de espejos, contoneándose al ritmo de una lenta canción tocada con campanillas, un belachao pasado por el tamiz de los años y el cariño, menos victorioso y con más alma. 


Lo dicho, hay cosas que nunca cambiarán, y además, para qué, si nos sentimos realizados de una manera tan simple. 

*FOTO: DE LA RED

viernes, 10 de abril de 2015

CUANDO EL DESTINO TE PONE MIRANDO AL SUR



Cuantos más detalles vamos recibiendo del intento/simulacro/cachondeo de salvamento de los tres espeleólogos españoles que tuvieron un grave accidente en una cueva en Marruecos, más ganas da de llorar, ante semejante cúmulo de presunta, por no meternos en problemas, ineptitud por parte de las autoridades marroquíes, y lo que pueda tocar, que toca, a las nuestras.

Y mientras el gobierno español, como siempre, intentando hacer sin hacer, tomando medidas, sin tomarlas, y una vez más el destino nos pone "mirando al sur".

El relato del único superviviente, Juan Bolivar, ayer, primero en una rueda de prensa, después por la noche en la radio, pone la carne de gallina, y recuerda más a las andanzas de un Inspector Clouseau, que de una estrategia de rescate normal y corriente. Con el agravante de que está viendo morir a su compañero tras cinco días de sufrimiento por la falta de pericia de los dos miembros de la Gendarmería marroquí, que visto lo visto, su incapacidad es más que demostrable, y que todo tipo de mando intermedio ahora va a intentar quitarse de en medio. Porque está claro que caerá alguna cabeza, pero ya sabemos que en estos casos siempre es mal y tarde.

Nuestros vecinos desde la época de la célebre y desgraciada Marcha Verde nos tienen tomada la medida, y saben que el león español de fiero no tiene nada. 

Precisamente y empalmando con esta desgraciada noticia, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha propuesto juzgar a once altos cargos y militares del Gobierno de Marruecos a los que imputa, entre otros, un delito de genocidio por los crímenes que se cometieron contra los refugiados del Sahara Occidental entre los años 1975 y 1992, a la vista de las pruebas encontradas y auditadas en una fosa común, con restos de españoles a todos los efectos.

Como se suele decir: - No quieres taza, pues toma taza y media. Y este vecino del mundo se está refiriendo naturalmente al gobierno español, que si quería no poner más nervioso al vecino del sur, se le están acumulando las razones para al menos no llamar a su puerta solo para pedir “perejil”, y hablar del comportamiento de sus "hijos", que por de pronto, y en el caso de lo acontecido durante el intento de salvamento de los tres espeleólogos, decían tener unos conocimientos y material, que al menos en este caso, no han demostrado.

A todo aquel que siga desde hace tiempo a “este vecino del mundo”, ya sabe que si algo es, es demócrata, tranquilo, y entiende y comprende todo lo entendible y comprensible. Pero llega un momento, como se suele decir, o te atas los machos, o te toman por el pito del sereno, y ya los serenos hace tiempo que se perdieron en la curva del tiempo. ¡Ojo! Y que conste que el vecino del mundo no lo dice porque en este caso el problema tiene aires africanos y parece que puede ser más fácil tomar medidas. Cuando ha tenido que  opinar en contra de franceses, alemanes, o cualquiera que fuera su origen, también lo ha hecho.

Porque a este vecino del mundo no le duelen prendas, y no deben doler, no por el orgullo patrio, no, que eso siempre es muy ambiguo, sino porque por burocracia, por aparentar una preparación o por lo que fuera, tres personas, que en este caso, da la casualidad de que son españoles, han tenido un problema muy grave, y dos de ellas ya no están entre nosotros ni para que les pidan perdón, ni para perdonar.

Está claro que no debemos esperar ninguna declaración del Señor Rajoy, a la sazón Presidente del Gobierno, porque en numerosas ocasiones ha declarado que él de muchas “cosas” no habla, y seguro que de ésta tampoco. Es más, seguro que no merece ni la categoría de colocar la televisión de plasma. Porque mientras la gente "normal" tiene un ángel de la guarda, eso dicen,  Rajoy tiene un plasma. No se debe de fiar ni de un espíritu, o el espiritu de él, vaya usted a saber.

En este momento solo me viene una frase a la cabeza: Por vuestros actos os conocerán.

*FOTO: DE LA RED



jueves, 9 de abril de 2015

EL PUENTE, COMO COMIENZO DE UN VIAJE



Nunca me había pasado. Hoy he tenido que dejar de soñar, en la cama, como Dios manda, porque en ese sueño debía dinero. No hace falta ser un lince para pensar, que puede ser, tan solo puede ser, uno de los síntomas de la crisis.

Como ya he dicho aquí alguna vez, “el vecino del mundo”, este blog, y el otro que tengo de pintura, nacieron a modo de daño colateral, o mejor dicho como manera de dar rienda suelta a mis inquietudes, y evitar así que éstas me devoraran, ya que víctima, junto a otras veintinueve personas, de un E.R.E. (como muchas veces, injusto) tuve que irme al paro, de hecho el finiquito lo firmé como “regalo de cumpleaños”, el día de mis 55 años. La vida es así de irónica, y sin sentimientos. Porque aquí los sentimientos los ponemos nosotros, si queremos, o si podemos.

¡Bueno! Pues eso, que en las épocas de vacas gordas, algunas veces tenía pesadillas porque, había días, o mejor dicho, noches, en las que no me cuadraban las cuentas, o porque discrepaba con el jefe. ¡Siempre en el mundo de los sueños! Sin embargo, ahora, cuando el destino te hace que te refugies más en ellos, a modo de Edén, o refugio de paz en un mundo convulso (espero que no sea como prolegómeno al más allá final),  no puedes hacerlo, porque digamos que llevas tus miedos de “despierto” al mundo irreal.

Siempre me han atraído los puentes, de hecho acabo de pintar uno. A ciencia cierta nunca he sabido la razón de esa atracción. Viéndolo a posteriori quizás pueda ser una metáfora sobre separación de mundos, de modos de vida, y esa unión que debe de haber entre ambos. Porque un puente se puede entender como una unión, o una separación. Una especie de frontera o bisagra entre dos mundos.

Alguna vez ya he explicado aquí la unión que tienen para este vecino del mundo, tanto la escritura como la pintura. Los dos se encuentran en un mundo que empieza detrás de una hoja, o lienzo, en blanco, y depende de cómo vayas “quitando” ese blanco, lo que hay detrás de esa cortina va apareciendo, pero siempre dependiendo del arte que tenga el que intenta pasar ese telón blanco.


Hoy, por lo que se ve, he tenido problemas de aterrizaje entre el mundo real e irreal, o hiperrealista vaya usted a saber. Me ha fallado el puente, en este caso el de aterrizaje, pero siempre un puente. Ese que siempre me ha atraído, quizás porque sugiere muchas cosas, incluso puede tener mucho de sexo, por aquello de nexo de unión, y porque nos permite ir a otros lugares, nunca a la vista, y siempre más cerca del corazón.

*CUADRO: "PUENTE EN EL SEÑORÍO DE BERTIZ", obra al óleo de PATXIPE.