Siempre me ha gustado
pasear, pero últimamente estoy llegando a pensar que hacerlo tiene un punto de egoísmo, de coartada, de pretexto, e incluso de disculpa.
Pasear puede ser huir de los
problemas, o ver la gente pasar pero no comprometerse con nadie. Mi madre, que
siempre ha sido una pragmática, diría que es no depositar el huevo en ninguna
parte. Para ella el huevo siempre ha sido, aunque quizás conscientemente no lo
ha sabido, “la verdad”. Porque la verdad, como el huevo, tiene un mucho
de frágil, y de incómodo, el huevo se supone que al ponerlo, y la verdad al
defenderla.
Pasear es jugar con todos y
con nadie. Tiene, y quizás visto precisamente en estos días, un tufillo a campaña
electoral, de promoción, y como dice el dicho, mucho de abarcar y poco
apretar.
Pasear en un atardecer,
puede ser jugar con las luces del teatro del mundo, diciendo que en los
atardeceres ves lo mismo pero de otra manera. Lo que en el cine sería un “remake”
pero lleno de efectos especiales.
Como en todo lo dudoso,
ahora al paseo se le promociona con buena prensa. "Es bueno para la salud porque
andar significa masajear la planta de los pies, y con ello, todo el cuerpo".
Pero yo no paseo por bondades medicinales, que nunca vienen mal por otra parte,
sino como decía mi tía Tina desde que era pequeño: -Este niño no puede parar ni
aunque se le ate.
Y quizás mi tía, sin
saberlo, tenía un mucho de psicóloga. En la acepción de la palabra “atar” va
implícito el “para siempre”. Por eso nunca he entendido, por ejemplo, el
tatuaje. Esa manía de ponerse en el cuerpo, pero de otra manera, “yo estuve allí”. O “en aquel tiempo
mi cuerpo estaba invadido por un sentimiento de…”.
Lo importante es sentir, conocer,
andar, y nunca explicar, porque en el
peor de los casos van a pensar que es para dar envidia, y en el mejor, no te van
a comprender.
Pasear, desde un punto de
vista cinematográfico, puede ser vivir una road movie, película de carretera,
pero a la española, es decir con un pequeño presupuesto y escenarios cercanos.
Recordando el chiste de
Jaimito, pasear tiene mucho de hacer el amor, en el concepto de “conocer gente”,
pero muy de pasada. Y quizás, en el fondo, muy en el fondo, está el que uno ya
tiene suficientes problemas, y no necesita cargar con los de los demás, pero sí
sacar los propios a airear, primero para que no huelan, y segundo porque quizás,
con los traslados, vuelvas a casa con alguno menos, y nunca con más.
*FOTO: DE LA RED