Llevo varios días en los que no me asomo a esta ventana,
más que nada, para no mostrar las miserias de este vecino del mundo, que pese a
que se ha disminuido grandemente su dosis de noticias diarias y hace tiempo que
quitó de su vista todo objeto cortante, mejor que no le contéis un chiste
porque seguro que se echa a llorar.
Ya solo me queda de reducto de felicidad la hora que veo
de lunes a viernes “Amar es para siempre”, en Antena 3, y ahora cada vez que veo
un capítulo nuevo, debo de tener la misma sensación que un desactivador de
explosivos, temiendo, siempre temiendo, que pueda ser el último. Porque aunque
suelen grabarlo con bastante antelación está claro que todavía no habrán
terminado la grabación de esta temporada, y en cualquier momento vamos a dejar
a los personajes de la Plaza de los frutos “cerrados hasta nueva orden”.
Más de una vez en esta confinación a este vecino le viene a
la mente el anuncio del palo, y del niño dando voces de admiración al descubrirlo.
Como ahora no hay futbol y no podemos dar rienda suelta al
entrenador que todos llevamos dentro, ahora nos hemos convertido en técnicos de
coronavirus y sabemos la receta para que todo vuelva a la normalidad, y además,
¡qué casualidad!, nuestra familia primero.
Todo esto de la pandemia nos ha venido bien, y que se me
entienda, por favor, para gritar al unísono: ¡Virgencita, que me quede como
estoy!
Porque esta vida, bueno, la anterior, hasta primeros de marzo, era una caca,
pero era nuestra caca, porque podíamos hasta besarnos, abrazarnos. La mayoría
de las veces no lo hacíamos, pero podíamos. Intentábamos que fueran otros los
que sacaran a nuestros hijos, a ser posible los abuelos, porque así todo
quedaba en casa, especialmente nuestro dinero.
Lo dicho, quizás hoy tampoco debería de haber abierto esta
ventana, pero ya está hecho. Por cierto, si hay alguno de esos policías de
balcón, que están tan de moda ahora, y que vigilan la moral de la tropa, pero
siempre a su manera, ya sabe dónde estoy, y especialmente a qué dedico el
tiempo libre…, bueno, libre no sino confinado.
*FOTO: DE LA RED